Advertencias: Owari no seraph no me pertenece y tampoco sus personajes. Este fic es un Guren Ichinose x Shinoa Hiragi por lo que muy probablemente algunas escenas resulten OC en los personajes, este fic tiene SPOILERS de la novela ligera de Guren.
Deseos
"Había una voz que le decía que lo acabara todo, había una voz que le susurraba tentaciones que ni ella misma podía imaginar, había una voz que deseaba tanto y más de lo que ella podía darle y esa misma voz le pedía que se entregase a aquellos labios que la devoraban con pasión, exigiéndole más, un poco, más tan sólo un poco más de lo que él le estaba dando."
Había una voz que le decía que lo acabara todo, había una voz que le susurraba todas las noches lo que quería que hiciera y cómo hacerlo, había una voz que le exigía su vida, una voz que le clamaba su cuerpo sin vida, que tuviera un descanso eterno…
Que ella muchas veces quería.
Shinoa no podía distinguir entre las voces, cuál era la suya, la otra que usaba su misma voz o la de Shi, el demonio con el que ella tenía contrato, Shi pedía por poder o al menos eso era lo que en un principio quería, ¡Poder! ¡Poder! Y más ¡Poder! Pero ella, siendo un simple reemplazo, una marioneta que tenía que fungir a las órdenes de su hermosa hermana, ¿Cómo podría tener más poder?
Shi le decía y le prometía una y otra vez que sería incluso más poderosa que la prodigio Mahiru Hiragi, ella simplemente se reía y le ordenaba que se callase, ¿Ella, más fuerte que su querida hermana Mahiru? ¡Por favor! Ella no era más que nada, jamás podría ser más que eso, una niña la cual llevaba el apellido Hiragi, pero ni siquiera podía ver a su procreador, su hermano Kureto la quiso matar y a su hermana Mahiru poco le importó que su garganta estuviese en el cuello de su hermano mayor.
¿En qué universo ella podría tener más poder?
¿En qué universo ella podría ser algo más?
Muchas veces Shinoa se preguntaba el por qué Shi había decidido regresar con ella, Shi solo se reía malicioso recordándole el gran potencial que ella debería de tener si lo aceptara por completo, Shinoa lo ignoraba hundiéndose más en su miseria y Shi enfurecido por su desinterés alimentaba su deseo de morir, lo nutría en su corazón, ennegreciéndolo cada día un poco más.
El día que supo que su hermana mayor había muerto, ella no lloró. Sabía que se le había ordenado a Guren Ichinose —el eterno amante de su hermosísima hermana—, matarla y desaparecer por siempre su amenazante presencia física, sin embargo, el saber de su muerte, que nunca más la vería, que nunca más la escucharía barbotear sobre su amado Guren, que nunca más ella se quedaría hasta tarde esperando a que su hermana apareciera y la abrazara por unos segundos susurrándole un "lo has hecho muy bien", destrozó una parte de su alma.
Shinoa solo tenía nueve años cuando la luz de Mahiru Hiragi se extinguió de este mundo y junto con ella se extinguió su propia luz, Shinoa había perdido lo poco que tenía y se sintió desconsolada y quizás un poquito destrozada, por dentro algo se había agrietado, la única persona que ella amaba de verdad, la abandonó, convirtiéndose en un demonio y dejándose matar por el amor de su vida.
¿No era eso un poco patético?
El mundo se había destruido el día de su cumpleaños y Shinoa solo deseó haberse muerto con su hermana, ¿Qué sentido tenía seguir en un mundo podrido? ¿Por qué Mahiru no pensó en ella y le arrancó la vida? ¿No hubiese sido más fácil así? Si ella no serviría como reemplazo de Mahiru Hiragi ¿Qué sentido tenía estar en ese mugriento mundo?
Pues ella había nacido para eso, para ser el simple reemplazo de esa hermosa mujer que la abrazaba por unos segundos y reía con ella, de forma genuina, no falsa, nunca falsa…
Y así, con la muerte, no de Mahiru Hiragi, la prodigio, sino de su hermana, la Mahiru que no había sido tan mala, también vino su primer pensamiento, ese, de querer acabar con todo.
—Iremos a dar un paseo, así que, ¿Por qué no te pones uno de esos vestidos tan bonitos que tienes en tu armario?
Shinoa reconoció la voz de su hermano Shinya dentro de la oscura habitación que se le había concedido solo por ser una Hiragi, había pasado un año desde que casi toda la humanidad murió y desde entonces, todo se había convertido en un caos, la familia Hiragi había resurgido victoriosa como siempre solían hacerlo y mantuvieron alianzas con las casas que lograron sobrevivir al "brote del virus del apocalipsis" claro que todo eso había sido planeado desde un principio o al menos, eso le había dicho Mahiru en una de sus pocas platicas que mantuvieron, todo era una jugada de la casa Hiragi para ganar más poder, con el paso de los meses, la familia Hiragi mandaba todo Japón y sin mucho esfuerzo Tenri Hiragi, su padre, creó el Ejercito Demoniaco Imperial Japonés, con el objetivo de vencer y exterminar a los vampiros y monstruos del apocalipsis que vagaban en lo que quedaba de ese mundo.
A ella sin embargo la tuvieron como prisionera por haber traicionado a los Hiragi al mismo tiempo que Mahiru aparentó traicionarles y por haberse aliado con Guren Ichinose el día en que él se reveló contra la casa Hiragi, la tuvieron confinada por tantos días que ella simplemente perdió la noción del tiempo y junto con ello, el habla.
Shinoa ya no tenía más nada que decirle al mundo, en realidad, Shinoa nunca tuvo algo que decirle al mundo y si lo tuviera, nadie la escucharía.
Shinoa no supo el día, mucho menos la hora en el que su hermano Kureto ordenó que la liberaran de su confinamiento, no es que Kureto la hubiese recibido con brazos abiertos, habían ordenes especificas donde decían que ahora en adelante ella sería relegada de la familia Hiragi, y se le cedería un cuarto sólo porque su hermano Shinya había intervenido por ser apenas una niña que no sobreviviría en la calle.
Ella no entendía porque Shinya había hecho eso, Shi le había susurrado que era porque aún tenía un poco de valor su pequeño cuerpo y Shinoa pensó que ya no había forma en que a ella la pudieran utilizar, Shi por supuesto se enojó y los susurros en su corazón eran dolorosos y deprimentes, así era Shi cuando se enojaba con ella, cuando la alejaba del poder.
—Vamos, Shinoa, no has comido nada desde hace tres días, me lo han dicho, ¿Por qué no quieres comer?
Ella no contestó, Shinoa no hablaba desde hacía un año y no tenía sentido hacerlo ahora, Shinya trataba de cuidarla lo más que podía, pero ahora, siendo Mayor General del ejército, era básicamente imposible que estuviera en el cuartel todo el tiempo y ella no lo culpaba, ni mucho menos reprochaba, ella en el fondo de su corazón, agradecía que de todos sus hermanos, él fuera el único que se preocupara por ella pero por mucho agradecimiento que sintiera ella no podía expresarlo, ni con palabras ni con gestos.
—Además debes de ir a la escuela, hace ya seis meses que abrieron y no has querido ir, es tiempo de seguir adelante, Shinoa.
Shinoa envolvió su cabeza con su cobija queriendo dar por terminado el parloteo de su hermano Shinya, no entendía porque él intentaba estar con ella, ya no había motivos para que él o cualquier otra persona se preocupasen por ella, su padre se lo había hecho saber, no servía ni para reemplazar a la prodigio Hiragi, ella no era ni nunca sería digna de merecer tal apellido.
"Así es, Shinoa, por eso, debes hacerte más fuerte, tómame y hazte más fuerte, seremos tan fuertes que Tenri Hiragi se lamentará el haberte despreciado"
Shinoa tapó sus oídos con sus manos cerrando sus ojos con fuerza, no quería escuchar a Shi y sus ideas fantasiosas, ella no quería nada, no quería poder, aborrecía el poder, por culpa de ello, Mahiru había muerto.
Al no obtener respuesta, Shinya suspiró, palmeó su cabeza cubierta y Shinoa alcanzó a escuchar las suaves pisadas de su hermano alejarse y cerrar la puerta, ella respiró tranquila sabiéndose sola, como siempre había sido.
Shi le pedía poder cada momento que ella se lo permitía, Shi le exigía más poder, algo que ella no estaba dispuesta a dar, se negaba a caer en ese sucio juego, se negaba a caer como su hermana había caído, Shinoa prefería morir que sufrir ese mismo destino.
"Entonces muérete, mátate de una vez por todas, si no quieres darme poder, mátate, tu cuerpo corrupto es todo lo que necesito"
Shinoa tenía diez años cuando sus intenciones se materializaron y Shi alimentó con saña dentro de su oscuro corazón ese pensamiento que cultivó desde hacía ya un año , sería fácil, ¿no?, ella no recibía más visitas que las de Shinya y algunas veces las de Guren, ninguno de los dos se había aparecido en lo que restaba de la semana, había comido para no levantar sospechas e incluso se había bañado y peinado su cabello, Mahiru le había dicho que moriría siendo hermosa y joven en los brazos de su amado, ella en cambio, no moriría en los brazos de un ser amado, pero si moriría hermosa, Mahiru le decía que si se peinaba se miraría más bonita de lo que ya era.
Por lo que se hizo un semi recogido de trenzas como su hermana le había enseñado antes de corromperse por completo y se colocó un vestido que Shinya le había regalado dos años antes del fin del mundo, se observó en el espejo y pudo reconocerse bonita, así como su hermana hubiese querido.
Y sin detenerse más a pensar, ejecutó su plan…
Sus parpados pesaron ante la fuerte y molesta luz que daba sobre ella, su garganta dolía y ardía al mismo tiempo, un gruñido escapó de su garganta provocándole más dolor, ¿Así era morir? ¿No se suponía que cuando te morías no sentías nada de dolor? ¿A caso la muerte no era un consuelo para las desdichas del mundo terrenal?
"No estas muerta, Shinoa, no lo hiciste bien, la cuerda no apretó suficiente tu cuello, caíste y golpeaste tu cabeza"
—Está despertando.
Escuchó decir a una voz femenina, Shinoa se decepcionó, lo único que estaba asegurado en esta vida era la muerte y ni siquiera eso podía tener ella, había desafiado la muerte y extrañamente había resultado ser la ganadora.
—Llama a Guren-sama.
—Sí.
Shinoa abrió sus ojos encontrándose con la cegadora luz blanca que le estuvo molestando desde hacía ya varios minutos, escuchó la puerta corrediza moverse y varios pasos acercándose a donde estaba ella, pronto, la luz cegadora se extinguió ante la figura de Guren Ichinose, quien la miraba con reproche.
—Maldita mocosa del demonio—susurró Guren conteniendo su ira o al menos parecía que lo intentaba.
—Guren-sama—susurró la voz que había hablado cuando despertó, su figura, más pequeña y menuda que la de Guren apareció al lado de él, su cabello era castaño y se veía preocupada, como queriendo apaciguar el enojo del Teniente Coronel.
— ¿Entiendes las dimensiones de la estupidez que has hecho?—continuó Guren ignorando la suave voz de la Teniente—. Shinya se ha tomado la molestia de velar por ti y ¿Así es como le pagas? Agradece que no se diera cuenta de tu estupidez, no está para andar lidiando con niñas estúpidas como tú.
—Guren-sama—repitió una vez más la Teniente Sayuri, queriendo calmarlo con su voz.
Shinoa apartó su mirada de los chispeantes ojos de Guren, sus ojos ardían, tenía muchas ganas de llorar, pero no podía, cuando Mahiru murió ella no soltó ninguna lágrima, no tenía sentido alguno llorar por sus frustraciones.
Guren la tomó por sus hombros, enterrando sus dedos en ellos, la alzó con extrema facilidad hasta dejarla sentada sobre la cama en la que estaba recostada, Shinoa pudo reconocer que se encontraba en la habitación del hospital privado del cuartel, sus ojos volvieron a rehuir de los de Guren, él la tomó del mentón obligándola a verlo.
—Mírame cuando te hablo, mocosa—masculló, soltando su mentón sin cuidado alguno—. De ahora en adelante vivirás con Sayuri y con Shigure, ellas te cuidaran, comerás los tres tiempos de comida e iras a la escuela, ¿Entendido?
Shinoa entrecerró sus ojos, ¿Qué pretendía él con eso? ¿Por qué hacía eso? ¿Qué era lo que quería de ella?, Guren la tomó de nuevo del mentón y apretó un poco más fuerte, esta vez Shinoa soltó un gemido de dolor.
—Pregunté si entendiste, Shinoa.
Shinoa afirmó con un suave movimiento de cabeza, lo cual fue suficiente para Guren quien la volvió a soltar y salió de la habitación sin mediar palabra alguna, Shinoa volvió a tirarse sobre la cama, contuvo un suspiro a la vez que apretaba sus puños con fuerza, ella no quería nada de eso, ella solo quería morir.
Sayuri y Shigure habían trasladado todas sus cosas a un apartamento que quedaba mucho más lejos del cuarto que le habían dado a ella, era mucho más grande y tenía dos habitaciones, así como una pequeña sala, cocina y un baño, las paredes eran blancas y los muebles negros, no tenía ningún adorno y parecía que ese lugar nunca antes había sido usado.
—Guren-sama nos trasladó aquí para que podamos compartir contigo—dijo Sayuri una vez las tres se encontraban dentro de su nuevo hogar—. Estamos un piso más abajo que él, así que no estamos tan lejos.
Shinoa asintió sin saber que más hacer, no le interesaba nada de aquello y tal parecía que tampoco a Shigure quien se encargaba de pasar sus cosas a su nuevo cuarto.
—Dormirás conmigo, espero no te moleste, no existen apartamentos más grandes que éste, así que por mientras haremos así—dijo ella, regalándole una sonrisa amable, Shinoa apartó su mirada fijándola en el suelo, ¿Tanta era la fidelidad que le tenían ellas a Guren Ichinose para cuidar a la hermana menor de la mujer que ellas detestaban? Por lo menos Shigure no se preocupaba en demostrar el desagrado, pero Sayuri, hacía tanto esfuerzo, que hasta parecía ayudarla sin ningún interés alguno.
Shinoa trató de acoplarse a su nueva vida, no era tan difícil o al menos eso trataba de decírselo a sí misma, todos los días iba a una escuela en donde todos sus compañeros tenían miedo de que un vampiro se escabullera y los matara a todos, en secreto, Shinoa esperaba eso, Shi le decía que con su hoz podría cortar al vampiro en dos partes, Shinoa jamás había matado a un vampiro, pero no sería mal intentarlo antes de abandonar ese mundo, ¿No?
"Podrás matar miles de vampiros si creyeras un poco más en ti y en mí, tienes tanto potencial, podemos desarrollarlo juntos, solo deja que te posea, déjame poseerte"
Shinoa lo ignoraba todo lo que podía, ella ya había decidido lo que no quería en ese mundo, Shi podría enojarse todo lo que quisiera con ella, ella simplemente no lo escucharía aunque eso significara ser aguijoneada por él por más tiempo.
Ir a la escuela la hizo agotarse más, le daba más hambre por lo que la obligaba a comer más seguido y le daba más sueño por lo que no trasnochaba tanto como solía hacerlo cuando vivía sola, Shinya le sonreía con más alegría cuando la visitaba y parecía que Sayuri se estaba encariñando con ella, puesto que ella se encargaba de peinar su cabello todas las mañanas, cosa que no era su obligación.
—Gracias—había musitado una vez en medio de la noche cuando nadie la podía escuchar, Shinoa tenía un año y meses sin hablar con nadie, escuchar su suave voz en un murmullo en la noche se le había hecho muy extraño y más aún el haber pronunciado esas palabras al aire, ¿A quién le agradecía? Ella no lo sabía.
Pero ese sentimiento le había surgido desde lo más profundo de su ser y fue inevitable para ella que no saliera a luz.
—Está muy feo—logró decir otra vez cuando una maestra de la escuela enseñó un poema que había escrito no sabe quién escritor y había ganado muchísimos premios por ese agrio poema, la maestra le había visto feo y la obligó a hacer un poema como tarea, poema que ella nunca se encargó de hacer.
Y así poco a poco logró decir algunas palabras, agradecía por la comida todas las mañanas, saludaba al niño con el que compartía pupitre, musitaba un seco buenas noches y antes de quedar completamente dormida hablaba con Shi, considerando la idea de hacerse más fuerte.
Sin embargo, la oscuridad de su corazón volvió, sus noches eran invadidas por pesadillas que le quitaban el sueño por lo que ella dejó de dormir, Shi se había vuelto a enojar con ella y susurraba cosas feas en su corazón, dejó de comer y no volvió a hablar, Sayuri intentaba sacarla de la cama para ir a la escuela pero ella simplemente no podía mantenerse en pie, Shigure intentaba ayudarla dejándole la comida en el cuarto la cual ella no podía tocar, su estómago se había cerrado.
Tanto Sayuri como Shigure intentaron ayudarle, Shinoa había vuelto a caer en depresión y de no haber sido por Shi, quizás ella ya hacía muchos días hubiera muerto por inanición.
No fue hasta uno de esos días en que ella se desmayó que las Tenientes acudieron al auxilio de Guren.
Guren estaba furioso, lo menos que quería era escuchar a Sayuri decirle que Shinoa había vuelto a la actitud estúpida que tenía antes, Shigure ya le había mencionado que Shinoa tenía días sin comer y sin salir de la habitación, Guren les había ordenado que la obligarán a hacerlo y que si tenía que castigarla lo hicieran, pero al parecer eso tampoco había funcionado pues en ese momento tenía a una Sayuri desesperada, actualizándole sobre el desmayo de la niña.
Guren contó mentalmente hasta diez, lo cual no le funcionó, quería entender a esa niña y sus insanos deseos de morir, pero no podía hacerlo, se negaba a hacerlo, Mahiru, la verdadera Mahiru había sacrificado todo para que Shinoa no muriera y mucho menos sufriera el fatal destino de ella, por lo que odiaba con todas sus fuerzas ver que a esa niña le importara tan poco la vida que tenía gracias a Mahiru.
—Hoy en la noche hablaremos—dijo él, tranquilizando de esa manera a su subordinada.
Más tarde, una vez finalizada sus labores y con su humor por los suelos se dirigió al apartamento compartido en donde abrió la puerta de golpe y entró a grandes zancadas, sin quitarse los zapatos, Sayuri y Shigure lo esperaban en la sala pero de Shinoa no había rastro alguno.
— ¿Dónde está?—preguntó arrastrando su voz de una forma en la que no se molestaba en esconder su enojo.
—No ha querido salir de la habitación—musitó Sayuri señalando con su dedo la puerta cerrada.
Guren acortó la distancia con unos cuantos pasos y así como había hecho minutos antes abrió la puerta de golpe, identificando el pequeño bulto en una de las camas.
—Te vas a levantar de la cama en este momento, mocosa tonta e irás a comer como una maldita persona normal—ordenó Guren desde el marco de la puerta, sintiendo como la furia le envolvía al ver que la niña no se movía.
Shinoa se acurrucó un poco más en su cama, sabía que Guren o Shinya irían a buscarla después de su desmayo, era inevitable tener que aguantar los regaños de Guren o la decepción en los ojos de Shinya y a pesar de escuchar el tono exasperante de Guren, ella no podía moverse, su cuerpo se sentía cansado para poder moverlo y su mente le ordenaba hundirse un poco más en esa cama.
—Mi paciencia está a nada de explotar contigo, Shinoa—murmulló él a la vez que acariciaba el puente de su nariz como queriendo desaparecer la ira que se acumulaba en su ser con ese gesto—. Levántate de la cama, ¡Ahora!
Shinoa no se movió y esa fue la gota que derramó el vaso de la paciencia de Guren, en dos pasos ya estaba a un lado suyo y así como había hecho cuando ella estuvo en el hospital enterró sus dedos en el hombro de ella obligándola a enderezarse, Shinoa reprimió un gemido de dolor cuando éste la jaló obligándola a salir de su cama, cayendo de rodillas en el suelo.
— ¡Levántate!—gritó Guren jalándola de su hombro obligándola de esa forma a ponerse de pie, no esperó a que ella reaccionara para jalarla y obligarla a caminar fuera de la habitación—. ¡Sayuri! ¡Tráeme una lata de comida!
Shinoa observó como Sayuri y Shigure se levantaban y corrían hacia la cocina, sus rostros denotaban preocupación y un poco de miedo, Guren lograba verse temible cuando estaba enojado.
—Aquí se va a hacer lo que yo digo, ¿Entiendes, niña?
Guren no esperó respuesta de ella, de un solo movimiento la tiró sobre el sofá en dónde minutos antes se encontraba Sayuri, cayendo bruscamente sobre él, Guren hundió sus rodillas sobre el mismo mueble quedando a muy poca distancia de ella, estiró su mano enguantada y sus dedos se incrustaron en sus mejillas, Shinoa soltó un gemido de sorpresa.
— ¡Guren-sama!—gritó Sayuri colocándose al frente de ellos, en sus manos estaba una lata de comida y una cuchara—. ¡No sea tan brusco, por favor!
— ¡Cállate!—ordenó él, arrebatándole la lata y la cuchara con su mano libre, sus dedos que estaban sobre su mejilla apretaron con más fuerza, provocándole un dolor que a medida que él apretaba iba aumentando, una vez más sus ojos ardieron queriendo llorar, los dedos de Guren apretaban con tanta fuerza que Shinoa pensó le rompería la quijada, su boca cedió y se abrió ante la presión, Guren metió una cuchara llena de la comida de la lata a su boca y no esperó a que ella masticara para meter otra cucharada, a la cual le siguió otra, llenando toda su boca de comida.
Shinoa se sintió mal, tenían tantos días sin comer que tanta comida le había provocado nauseas, Guren al percatarse de eso apartó sus dedos y tapó su boca con la palma de su mano.
—Si vomitas, mocosa, juro que te castigaré de una manera que lamentarás no haber comido todos estos días que no lo hiciste.
Shinoa sintió miedo ante los chispeantes ojos de Guren, sintió el odio de Shi recorrerle las venas, pero sabía que rebelarse ante él sería imposible, por lo que empezó a tragar la comida que él le había obligado comer, una vez terminó le sintió relajarse, apartó su mano de su boca y colocó la lata y la cuchara sobre sus temblorosas manos.
—De ahora en adelante vivirás conmigo—dijo él de forma tajante, tanto Sayuri como Shigure soltaron un quejido, quizás indignadas por la orden que había dado el Teniente Coronel—. Yo me encargaré de ti—continuó él, ignorando a sus subordinadas—. Te enderezaré para que no vuelvas a hacer una estupidez como ésta, ¿Entendido?
Shinoa apartó su mirada de la de él como siempre hacía cada vez que él le ordenaba algo, no lograba entender por qué, no sabía por qué él se preocupaba tanto por ella, ¿Tendría alguna clase de culpa por haber matado a lo único que tenía en su vida? Pero ¿Por qué? Mahiru estaba corrupta, debía morir, Guren no debería de sentir culpa ni pena por ella, así era como debía de ser, ¿No?
— ¿Entendido, Shinoa?—replicó él, alzando su voz.
— Sí—susurró ella en voz suave, temiendo otro ataque de él.
El apartamento de Guren era incluso más pequeño que el que había acomodado para sus subordinadas, tenía una sala pequeña, una cocineta, un baño y el cuarto principal, sus paredes también eran blancas y al igual que el apartamento de sus subordinadas éste no contenía ninguna decoración, parecía como nuevo, como que si era muy poco común que alguien pasara ahí.
—Dormirás en el sofá, como verás, en este lugar no hay más habitación para ti.
Shinoa asintió, sentándose en el sofá que ahora sería su cama, vio como Guren desabrochaba los primeros botones del chaleco de su uniforme y se desparramaba en el sofá unipersonal que estaba colocado a una distancia prudente de donde estaba ella.
—Te despertarás todos los días a las cinco y treinta de la mañana, desayunarás, iras la escuela y te incorporarás a las prácticas de los niños de tu edad para entrar al ejército, luego regresarás de inmediato aquí, almorzarás en la escuela por lo que cenaremos todos aquí a las ocho de la noche, ¿Lo entiendes?
Shinoa arrugó la falda de su vestido con frustración, ella no quería entrar al ejército, ella no quería cegarse por poder, tenía miedo, le aterraba consumirse como Mahiru se había consumido.
—No quiero entrar al ejército.
—No te lo pregunté, niña—masculló Guren—. De todos los niños de tu edad eres la única que contiene un demonio negro, tienes que pulirlo y hacerlo más fuerte, tienes que aprender a manejar tu hoz, hay muchas cosas que tienes que mejorar.
—No tengo que recordarte que yo ayude a que ustedes pudieran escapar el día que se revelaron, Guren.
—Sólo fue un golpe de suerte—dijo él, encogiéndose de hombros—. Bueno, no seguiré discutiendo contigo, tengo muchas cosas que hacer, ve a alistarte para dormir, debes madrugar mañana.
—No tengo sueño.
—No te lo pregunté—concluyó, levantándose del sofá y dirigiéndose a su cuarto, el cual cerró con un sonoro portazo.
Shinoa suspiró una vez se supo sola, se sentía tan rara estando en ese lugar que no era suyo y con la compañía del hombre del que su hermana se enamoró perdidamente, Shinoa se dejó caer sobre su nuevo sofá cama colocándose de lado y abrazando sus rodillas, dentro Shi empezaba a persuadirla a querer considerar la idea del ejército.
"Entra al ejército Shinoa, acepta de una buena vez y hazte más fuerte, exterminaremos tantos monstruos del apocalipsis y vampiros que me harás más fuerte, no…nos haremos más fuertes y seremos invencibles, solo dame poder, dame mucho poder"
"No lo sé, Shi, tengo miedo"
"No tengas miedo, Shinoa, tampoco le tengas miedo a Guren Ichinose, el tan sólo fue un peón de Mahiru Hiragi, él jamás podría hacerte daño"
Shinoa lo pensó, Guren Ichinose no podría hacerle daño, eso era lo que afirmaba Shi, pero ella no podía confiar plenamente en él, si la tenía ahí era por algún motivo, ¿No? Ella todavía tenía algo de valor para que él la retuviera a su lado, para que no la dejara morir tranquilamente.
"Tal vez sólo siente culpa, él mató a tu hermana, siente culpa de haberte dejado tan sola, aunque bueno, cuando Mahiru estuvo viva estabas igual de sola"
Shinoa ignoró lo que Shi le decía e intentó dormir, sus ojos se cerraban con fuerza y su cerebro se encargaba de implantarle pensamientos sobre todo lo sucedido en su corta vida, fue inevitable recordar a Mahiru y su voz de enamorada cada vez que mencionaba a Guren Ichinose, Guren, el hombre que tuvo que matar a su eterno amor.
Las horas pasaron y ella no pudo conciliar el sueño, se levantó del incómodo sofá y se dirigió al baño, ahí cambio su vestido por una pijama, hizo sus necesidades, lavó sus dientes, soltó su cabello y salió de ahí, Shinoa observó la puerta cerrada que estaba a un lado del baño, en esa habitación estaba Guren y un extraño sentimiento se apoderó de ella, tenía muchas ganas de saber, ella quería saber.
"¿Qué quieres saber, Shinoa? ¿Qué si él mató a tu hermana? Eso ya lo sabes, ¿Quieres saber cómo la mató, Shinoa? ¿Quieres saber qué pasó con su cuerpo? ¿Tienes ganas de matarlo así como yo? Por supuesto que no, le temes, como que si él fuera capaz de matarte, a ti, precisamente a ti"
"Shi, yo sólo…"
Shinoa negó con su cabeza, queriendo de esa forma alejar la voz de Shi, con cuidado, giró la perilla y empujó la puerta hasta que quedó en un espacio en el que ella pudo pasar, adentro solo estaba iluminado por una lámpara colocada en una mesita al lado de la gigante cama de Guren en donde él estaba recostado de lado a espaldas de ella, no llevaba puesta su camisa y el edredón tapaba hasta su cintura, Shinoa caminó en puntillas hasta llegar al filo de cama, se subió a ella hundiendo sus rodillas en el suave colchón.
— ¿Qué quieres?—masculló él en voz enronquecida sin inmutarse ante su presencia.
—Tengo un cuchillo en mis manos, te voy a matar—musitó Shinoa con voz malintencionada, acercándose un poco más a él.
Guren soltó una sonrisa seca, Shinoa sintió sus mejillas arder ante la poca credibilidad que tenía ante él.
—Inténtalo a ver si puedes—susurró él sin cambiar de posición.
Shinoa alzó su dedo y lo colocó sobre el hombro descubierto de él, su uña se enterró en él, Shinoa la empujó con más fuerza queriendo provocarle un daño así como cuando él enterraba sus dedos en sus hombros.
— ¿Cómo pudiste hacerlo?—preguntó Shinoa en un tono seco, ella quería preguntar él como había podido matarla pero las palabras no salían de su boca, no podía hablar abiertamente de ella con él.
—Duérmete de una buena vez, yo estoy cansado.
Ella no dijo nada y él aparentemente se había vuelto a dormir, Shinoa apartó su dedo y dejó caer su mano sobre su pierna, lo observó en silencio, queriendo descubrir lo que pasaba por la mente de ese hombre, el que se había tomado la delicadeza de preocuparse por ella, fuere cual fuere el motivo, Shinoa quiso analizarlo por todas las horas que le eran posible, pero su cuerpo cansado se relajó en ese lugar que no le pertenecía y sus parpados pesaban, Shinoa no supo especificar en qué momento de la noche su cuerpo sucumbió, cayendo rendido en esa suave cama la misma en la que descansaba el asesino de su hermana.
Guren no pasaba el mayor parte del tiempo en ese pequeño apartamento, su posición en el ejército al igual que a Shinya le hacía estar ausente por mucho tiempo y no eran muchos los días que compartía con ella, por lo que aunque la intención de Guren hubiese sido buena, ella seguía estando sola, claro en un apartamento más grande y con una cama mucho más cómoda que las últimas dos que tuvo, cuando Guren no estaba, Shinoa se tomaba el descaro de acostarse en su cama y a pesar de que dormía solo una hora se sentía un poquito rebelde al desobedecerle en donde dormiría.
Sin embargo siempre había una persona que la levantaba a las cinco de la mañana y le tenía el desayuno puesto en la encimera de la cocineta, iba a la escuela y almorzaba ahí, a veces se saltaba los entrenamientos y se escondía en ese apartamento en donde se sentaba a ver la nada y pensar en todo, a las ocho en punto Sayuri y Shigure—cuando no estaban en una misión—le llevaban la cena, Guren muchas veces se les unía y habían ocasiones especiales en que su hermano Shinya e incluso Jujo y Goshi se les unían al pequeño y extraño banquete.
Estando todos ellos juntos, Shinoa no los vio tan malos, parecían tan agradables que por ratos y en secreto disfrutaba estar rodeada en ese ambiente y desde el fondo de su corazón deseó encontrar amigos así, que la quisieran de verdad y que ella los quisiera de la misma manera, Guren siempre hablaba del compañerismo y el trabajo en equipo, para Shinoa era difícil entenderlo pues a ella no la criaron con esa ideología, a ella la habían criado de una manera ruda, en donde sólo importaba quien era el más fuerte pero viéndolos a todos ellos reunidos se daba una idea de lo que era el compañerismo.
—Si te comprometieras del todo con el ejército estoy seguro que encontrarías buenos camaradas.
Le había dicho una vez Shinya al parecer percatándose de los pensamientos de ella, Shinoa se encogió de hombros y los observó de lejos, preguntándose una vez más cómo sería tener ese tipo de camaradas.
Y el tiempo en el que Guren la pasaba en el apartamento, Shinoa se preocupaba por hostigarlo, primero con pequeñas provocaciones que Guren poco le importaban, luego revolviendo la comida y no comerla a tal punto que él terminaba gritándole cualquier incoherencia de puro enojo, algunas veces se encerraba en el baño por horas impidiéndole su paso—hasta que él se enojara y comenzará a gritar— y muchas veces o quizás todas las ocasiones, por las noches, ella se escabullía a su habitación y se sentaba en la cama a una distancia prudente en donde le hacía la misma pregunta que él se negaba a contestarle.
— ¿Cómo pudiste hacerlo?
Preguntó esa noche como lo hacía una y otra vez, en voz desinteresada y viendo cualquier cosa que no fuera la espalda de él y Guren solo guardó silencio, cómo solía hacerlo, ignoraba esa pregunta siempre, porque no tenía sentido contestar eso, porque Shinoa no debía saber lo que su hermana sufrió y todo lo que sacrificó por ella, guardaba silencio y esperaba a que la niña se durmiera la cual sucedía muy entrada la noche, ya casi amaneciendo, Shinoa no dormía más que una o dos horas al día, Guren sabía lo que era sentirse solo y desconsolado pero a diferencia de ella, él se aferraba a la vida y quería que ella se aferrase también y tuviera la oportunidad que Mahiru no tuvo, sólo que no sabía cómo hacerlo, intentaba ayudarla y ella como digna hermana de Mahiru no se dejaba, lo cual muchas veces lograba frustrarlo.
Escuchó un suave suspiro a su lado y supo que la niña se había dormido, se enderezó y observó el reloj de mesa el cual marcaba las cuatro de la mañana dentro de una hora debían despertar y continuar con su cotidiana vida en ese mundo nuevo y tan desconcertante, miró a la niña a su lado, su cabeza estaba en donde deberían de estar los pies y sus pies descansaban sobre una de las almohadas que estaban en su cama, en su rostro dormido se podía ver preocupación y su ceño estaba fruncido, Guren tocó su frente y con su dedo gordo acarició las finas líneas que se dibujaban en la frente de Shinoa hasta que la sintió relajarse y las líneas desaparecieron.
Guren apartó su mano, era todo lo que podía hacer por ella, intentar ayudarla a adaptarse a ese mundo cruel en donde no tenía más apoyo que el de Shinya- quien tenía prohibido convivir con ella- y el de él, el tipo que se enamoró perdidamente de su hermana mayor y no pudo hacer nada para salvarla, él no deseaba lo mismo para Shinoa, él no podía permitir que esa niña se hundiera en la miseria, por todo lo que había perdido Mahiru, por ella y por la misma Shinoa desde que la había conocido, una extraña necesidad de protegerla y ayudarla se había instalado dentro de su ser y ahora, al saberla sola esa necesidad había crecido y mientras él pudiera la ayudaría por mucho que ella se hastiare de él.
—Te sigues saltando los entrenamientos, ¿No?
Shinoa se encogió de hombros ante el escrute de Guren quien estaba sentado en el sillón pequeño que decoraba el apartamento y ella en el grande a la espera de Shigure y Sayuri quienes—según Guren—se habían esmerado por hacer una apetecible cena, claro, con el virus todo lo apetecible había desaparecido y apenas unos que otros alimentos estaban siendo reelaborados para poderse consumir, Shinoa les sentía un sabor un poco agrio, pero evitaba hacer un mal comentario frente a Sayuri, ella siempre se esforzaba para quedar bien frente a Guren.
— Entrar al ejército, ¿Qué bien me traería?
—Puedes ser más…
—No quiero ser más fuerte, ya soy fuerte, tú mismo lo sabes, además no quiero perderme como Mahiru, mi hermana…ella…—Shinoa mordió su labio inferior, Mahiru…su vida giraba alrededor de su hermana Mahiru, la verdadera, la poseída, la muerta, ella no podía deshacerse de ninguna, su peso estaba sobre su espalda y cada vez la hacía sentirse más pequeña.
—No pasará lo mismo Shinoa, lo acabas de decir, eres una niña muy fuerte pero en estos momentos estas desperdiciando todo tu potencial, lo cual a mí se me hace estúpido.
Shinoa guardó silencio, ella ya sabía todo eso, todas las noches Shi hablaba con ella tocando una y otra vez el mismo tema, ahora Shinoa dormía ocho horas al día si no es que más, lo cual se le hacía extraño puesto que ella siempre tuvo problemas para dormir, Shi le había dicho que Guren era el culpable y Shinoa comenzaba a creerle, Guren la estaba haciendo dormir quizás con el objetivo de que Shi la convenciera de entrar al ejército, algo que ella ya estaba considerando de forma seria.
—Debes tener un motivo por el cual seguir adelante, aferrarte a algo en esta vida, algo que te haga sentir que estar aquí vale la pena.
— ¿De verdad crees que vale la pena estar aquí? Lo perdiste todo tú también, y mi hermana que tanto te amaba y tu amabas murió por tu propia mano, ¿No es así? ¿A qué te aferras tú a esta vida?
Guren soltó un suspiro, muchas veces se le olvidaba que esa niña estaba adelantada para su edad y le hacía preguntas que si bien era cierto no contestaría le hacían pensar mucho, pensar en cosas que a ese punto no tenían sentido pensarlas, Guren había pasado por muchas cosas en los últimos años que le punzaban día tras días, cosas que él hubiese preferido no vivirlas nunca y que ahora estaban ahí, entre sus recuerdos, atormentándole y a su vez empujándole a seguir viviendo más y más.
— ¡Guren-sama!
Escuchó gritar al otro lado del apartamento a la vez que tocaban la puerta con suavidad, Shinoa rodó los ojos quizás enojada porque no escuchó nada de lo que quería saber, a Guren le causó algo de gracia sus muecas, ella muchas veces le resultaba ser muy transparente.
—Está abierto—dijo él y al cabo de unos segundos Sayuri y Shigure entraron al apartamento y dejaron sobre la mesa de centro cuatro bandejas de comida, Sayuri salió del apartamento y a los minutos regresó con una jarra y cuatro vasos, Shinoa las observó con detenimiento tenían varios días sin comer todos juntos por lo que las subordinadas de Guren parecían estarse esmerando demasiado para que todo saliera perfecto.
Tras terminar, Shigure y Sayuri se sentaron en el suelo frente a la mesa donde estaba la comida, Shinoa se deslizó del sillón y cayó a un lado de Shigure, Guren se desperezó antes de sentarse a un lado de Sayuri, los tres agradecieron por la comida y las jóvenes Tenientes empezaron a comer, Shinoa observó sus alimentos en esa bandeja, no se miraban tan malos, quizás esa vez no estaban agrios pero ella dudaba en tomarlos, había algo raro en ellos, no en esa bandeja en específico sino en todos, desde hacía ya varias semanas, justo después de cenar, Shinoa quedaba completamente dormida hasta el día siguiente, no tenía que ser un genio para saber que las tenientes colocaban algo en su comida.
"Guren es tan idiota que cree que tú no te vas a dar cuenta que están poniéndole somníferos a tu comida, idiota mil veces que te subestima porque tú te dejas, Shinoa"
— ¿No piensas comer?
Ella apartó su mirada de la bandeja de comida y enfrentó los ojos lavanda de Guren, mordió la punta de su lengua, queriendo contener todo lo que Shi estaba diciendo en su corazón, sin embargo no había mucho que ella pudiere hacer, pues ella no era de las que le gustaba quedarse callada.
—Shi piensa que eres un idiota.
Ante esa afirmación Sayuri y Shigure gritaron escandalizadas, Shinoa mordió su labio inferior conteniendo esa vez una risa burlona, Guren en cambio no contuvo una sonrisa de medio lado, su ceja se había alzado y parecía que sus ojos la estaban retando a algo.
— ¿No vas a comer, Shinoa?—demandó una vez más, alzando su tono de voz, convirtiéndolo un poco más amenazante.
Sayuri y Shigure se encogieron en sus puestos pensando que otra pelea se avecinaba, Shinoa observó una vez más su comida adulterada, pensando en continuar con el reto que Guren le estaba imponiendo.
—Si—contestó Shinoa—. Pero quiero intercambiar mi comida.
— ¡¿Qué?!—gritó de nuevo Sayuri con ese tono agudo que muchas veces desesperaba a Guren, Shigure en cambio suspiró, sabía que tarde o temprano la niña se iba a dar cuenta de los somníferos en su comida.
—Y a ver dime, ¿Con quién quieres intercambiar tu comida?—continuó Guren siguiéndole el juego.
Shinoa se encogió de hombros—. Con el idiota de Guren por supuesto.
— ¡Deja de hablarle así a Guren-sama!—gritó una vez más Sayuri estando a nada de perder los estribos.
—Ten un poco más de respeto Shinoa-sama, por favor—pidió Shigure, en un tono de voz que aparentaba una calma que ciertamente no poseía.
Tanto Guren como Shinoa ignoraron a las dos chicas, ambas miradas chocando con un brillo que demostraba prepotencia, ambos retándose en silencio, Guren atenuó un poco más su sonrisa, gesto que fue imitado por la pequeña niña.
— ¿Qué pasa Guren-sama?—demandó Shinoa haciendo énfasis en el sama, manchando su voz en ironía, justo como a ella le gustaba hablar—. ¿Por qué no quieres cambiar nuestras comidas?... ¡Oh!—. Shinoa ahogó un suspiro a la vez que llevaba ambas manos a su pecho dramáticamente. — ¿Será acaso que estas esperando a que me quede dormida para que te aproveches de mí? ¡Que pervertido!
— ¡Eh!
Chillaron una vez más Sayuri y Shigure quienes se levantaron automáticamente para agarrar a Shinoa y castigarla, sin embargo Guren las detuvo con un movimiento de mano, ambas totalmente indignadas se volvieron a sentar esperando y a la vez temiendo por lo que Guren podría hacer.
Él, que ya conocía a esa pequeña mocosa y no era la primera vez que le salía con ese tipo de bromas, no se inmutó en absoluto.
—No te creas tanto, mocosa—masculló él, intercambiando su bandeja de comida con la de Shinoa, quizás el efecto de los somníferos no serían tan fuertes y así callaría la molesta voz de esa niña.
O al menos eso esperaba.
Shinoa no podía dormir, había tenido tantas noches de sueños profundos que se le hacía tan extraño estar con sus ojos abiertos tan entrada la noche, se removió en su sillón cama y se cubrió hasta la cabeza con la cobija que se le había dado unos meses atrás, cerró sus ojos con fuerza y pensó en querer dormirse rápido, frustrada y quedando sin aire, tiró la cobija al suelo y se dedicó a observar el techo.
Casi, casi se arrepentía de no haberse comido sus alimentos adulterados.
"No te arrepientas Shinoa, así le demostraste a ese hombre idiota que tú no eres ninguna tonta"
Shinoa suspiró, por lo menos, había cumplido su objetivo a costa de estar despierta escuchando sus pensamientos que a veces solían ser más molestos que Shi o peor aún, alimentados por su demonio e incitándola a hacer cosas que muchas veces ella prefería enterrar en lo más profundo de su ser.
"Entonces, hablemos del ejército"
El ejército ¿no?, el Ejército Demonio Imperial Japonés, por sangre, Shinoa ni siquiera debería de hacer las pruebas para ser apta y poder enlistarse a tan prestigiosa elite, sin embargo, ella era una relegada por los Hiragi, no imaginaba una escena en la que su padre, le abría las puertas del ejército y la colocaba como Mayor General, así como Guren le había dicho en una de sus tantas platicas nocturnas, antes de que la sedara y la obligara a dormir como una persona normal debería de hacerlo.
Asimismo, Guren le había dicho que buscara un motivo por el cual seguir viviendo y que en el ejército lo encontraría, ella no entendía como esas dos cosas podían ir tomadas de la mano, el ejército no era un cuento de hadas en donde ella encontraría ese motivo que la mantendría con ganas de seguir viviendo, por mucho que él se lo asegurara, ella no le encontraba mucho sentido.
Aun así, ella sabía que debía enlistarse, Shi se lo decía una y otra vez y la idea ya había sido implantada en su cabeza, por mucho que no tuviera sentido, ella solo quería retrasar el momento y en el proceso molestar un poco más a Guren.
Shinoa observó la puerta cerrada de la habitación del Teniente Coronel, ¿Se habría quedado completamente dormido por los somníferos? Tenía curiosidad, ella siempre tenía curiosidad sobre él, Guren era un hombre muy misterioso, ella creía conocerlo puesto que no hubo día en que su hermana Mahiru no hablara de él, su boca se llenaba de orgullo y su sonrisa se suavizaba así como su mirada y varios suspiros tontos escapaban de ella, en el pasado, Shinoa tenía muchas ganas de conocer a ese chico que había sido capaz de sacar el lado dulce de su prodigiosa hermana y una vez que lo conoció, su curiosidad aumentó, ¿Qué era lo que tenía Guren Ichinose para que su hermana Mahiru se enamorase al punto haber hecho todo lo que hizo por estar con él?
Su cuerpo se movió solo, obligándola a colocarse de pie y dirigirse a la puerta cerrada en donde Guren Ichinose podría estar durmiendo, Shinoa tenía varias noches sin escabullirse a platicar con él, ¿Se enojaría si volvía a hacerlo? Bueno, realmente eso no le importaba, ver a Guren molesto se había convertido en uno de sus pasatiempos preferidos.
Con cuidado, abrió la puerta y como siempre solía hacer se escabullía en el pequeño hueco de la puerta, esa vez el cuarto estaba a oscuras por lo que solo la tenue luz de la luna que se filtraba por una parte destapada de la ventana era lo único que iluminaba la negra habitación, Guren estaba en medio de la cama—él siempre solía dormir del lado izquierdo de la cama— y vestía el pantalón de su uniforme y su camisa blanca, los somníferos realmente habían hecho efecto en él, tal parecía que Shinoa había ganado esa ronda, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.
Despacio se subió a la cama y se sentó a su lado, Shinoa abrazó sus piernas y lo observó en silencio, Guren lo había perdido todo y aun así seguía con su temple, su extraño humor y fuerza de voluntad, ¿Cuál era su motivo para seguir viviendo? Shinoa quería saberlo.
—Guren—le llamó en un susurro sin recibir respuesta alguna por parte de él—. ¡Hey, Guren!—habló un poco más fuerte obteniendo el mismo resultado—. ¡Guren!—gritó y el apenas movió sus cejas.
Shinoa alzó su dedo índice y lo enterró con mala intención en el cuello de él, comenzando a picotearle y a la vez repetir su nombre al ritmo en que su dedo se movía sobre el cuello del hombre.
—Shinoa—replicó él en voz ronca, aprisionando su pequeña y molesta mano con la suya—. ¿Qué quieres?
—Entraré al ejército.
—Bien por ti—dijo él soltando su mano—. Vete a dormir—ordenó, moviéndose hacia su lado de la cama, dispuesto a seguir durmiendo.
— ¡Guren! ¡Guren!—insistió ella, colocando su molesto dedo en el hombro de él volviendo a picotearle—. ¡Guren! ¡Guren!
— ¿Qué mierda quieres?—apremió dándole una manotada para que dejara de molestarle, ella en cambio volvió a picotearle.
—Entraré al ejército solo si me dices cuál es tu motivo para seguir viviendo.
—Entonces quédate esperando sentada.
Shinoa infló sus mejillas, indignada, cerró sus manos en puños y empezó a darle pequeños golpes en su espalda.
— ¡Guren! ¡Guren! ¿Tienes varios motivos? Dime al menos uno.
Guren masculló por lo bajo, se sentó sobre su cama y le lanzó una mirada llena de furia a la pequeña Shinoa, quien lo miraba seria sin ningún rastro de burla en sus ojos, Guren revolvió su cabello conteniendo un suspiro, Shinoa le hacía pensar cosas que no le gustaba pensar, la tomó por los hombros y sin ejercer mucha fuerza la recostó sobre la cama.
—Eres un dolor en el trasero, lo sabes ¿No?
Shinoa dibujó una pequeña sonrisa—. Solo uno—dijo, refiriéndose a la pregunta que le había hecho anteriormente.
—Tengo una familia que debo proteger.
Sin más, Guren se recostó en su lado de la cama, dándole la espalda, Shinoa no supo cómo reaccionar ante esa respuesta, había pensado en muchas respuestas pero jamás en esa y eso le hacía dudar y mucho, ¿Será acaso ese altruismo el que enamoró perdidamente a su hermana? ¿Será real lo que Guren le había confesado o una simple excusa para salir del paso?
Sus parpados pesaron, aunque quisiera, ya no podía seguir con su escrute, poco a poco sus ojos se fueron cerrando y pronto el sueño la invadió, tendría muchas otras noches para seguir analizando a Guren Ichinose, por mientras, sólo quería descansar.
Aunque fuera un poco.
Okay, Okay, primero que todo, si llegaste hasta aquí Muchas Gracias por haberme leído y realmente espero que hayas disfrutado la historia tanto como yo la disfrute escribiendola.
Originalmente este fic iba a ser un one shot pero me salió muy largo por lo que se convertirá en un two shot (?) el siguiente capitulo lo subiré la semana siguiente ya que este ya está escrito.
Ahora, con respecto a la historia, vi necesario colocar la vida de Shinoa despues del apocalipsis, no sabemos mucho de ella pero para mí, siendo Shinoa una persona con baja autoestima (en la novela ligera Guren se da cuenta de ello) siento que fue muy probable que Shinoa se deprimiera, también quise hacer una relación mas sólida con Shinya ellos en la novela ligera se llevan muy bien y siento yo que Shinya si se preocupó mucho por Shinoa una vez que quedó completamente sola, así que para mi es muy IC que él vele por ella, con respecto a su relación con Mahiru, yo, según las novelas que leí, yo se y puedo afirmar que Mahiru amaba a Shinoa, pero al haberse dejado poseer por el demonio ella enloqueció y muchas cosas cambiaron, tambien para los que leyeron la novela ligera saben que Mahiru hizo lo que hizo no sólo por Guren si no por la misma Shinoa, así que a pesar de que Mahiru la abandonó ella, la real y no la poseída si la amó de verdad.
Ahora con respecto con el gurenoa (?) tengo que decir que ellos son mi pareja crack favorita y los amo con todo mi corazón y donde uds no ven nada (en el manga o en el anime) YO VEO DEMASIADA INTERACCION entre ellos y siento que de una forma ellos pueden funcionar, pero debo de decir que fue gracias a los fics de aqui que leí sobre ellos que mi amor por esta pareja nació, intenté hacer el fic lo mas IC que pude, pero sé que algunas partes salieron romanticas pero hice mi mejor esfuerzo.
Y bueno, sin mas que decir, espero que lo hayan disfrutado y ver sus comentarios acerca de esta pareja y si alguien quiere leer las novelas traducidas al español, escribanme que yo se las mando con todo guste.
¡Que tengan un excelente día!
