¡Hola sempais! (^.^U) Eh, ahm... Bueno, siendo sincera, hay varias razones por las que me he propuesto a hacer una versión "corregida" de Luz de mis ojos: La primera sería, que extraño la historia lo suficiente como para arriesgarme a que, en este momento, ustedes me arrojen tomatazos y otras cosas por venir con ésta historia en vez de las nuevas. Pero es aquí donde entra la segunda razón, y esa es, que realmente no encuentro tiempo para la inspiración. Lo siento (u.u), pero así está la cosa. ¿Saben cuanto tiempo, en estás últimas semanas he empleado para escribir fics? Bueno, si me junto tres horas y media ha sido mucho, se los juro. Una tercera razón, es que el maldito estrés me está matando, no me salen las cosas como quiero y de pronto me di cuenta de algo... Luz de mis ojos tiene tantos errores como yo de copias en mi caja de útiles, sino es que más —y me permitire agregar que son, al menos, noventa copias. Y sí, me las han dejado en dos semanas (-.-")—, ¡Y no lo soporto! (xO). Sí, me entro el desorden de perfeccionismo que me asalta casi siempre cuando se trata de historias (7.7U) -porque aunque no lo parezca, lo tengo, solo que me doy cuenta de él ya que termine de escribir el capítulo-.
Les aseguro que esas tres horas y media están repartidas "equitativamente" entre los fics, pero como es de esperar, se le avanza muy poquito y la inspiración está por los suelos, así que, ¿Me permitirán dejarles una versión corregida del fic? (*-*) Necesito escribir un poco, pero con la nula inspiración y tiempo, creo que no me queda de otra más que conformarme con una historia donde ya sabemos qué pasa, y que puedo permitirme corregir de vez en cuando. De verdad nunca pensé hacer una segunda y misma historia (-.-) creo que nunca será lo mismo, pero...
Bueno. Mucho choro de la desgracia (xD).
Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto, el asesino de mis sempais Akatsukianos (¡Hey! ¿Qué hace matando a danna tan jodidamente pronto? Ya he dejado la serie por depresión y miedo a que suceda lo que -tarde o temprano- sé que va a pasar con sempai sama y sempai danna). Si fuera mío, habría SasoDei por todas partes, y el NejiTen sería la tercera pareja, porque la de segundo lugar ya está apartada: ¡ITASASO! x3. Ah, y Sakura moriría (.3.)
Advertencias: Yaoi, OoC. Correción de historia (-.-"). Posiblemente cosas nuevas (owo) ¡ITASASO! jajaja, (xD) es broma, es broma. Creo (7w7) -No ya, hablando en serio, procurare simplemente mejorar la redacción, y quiza haya un par de cosas nuevas, pero lo dejare lo más apegada a la historia original.-
Y sin más, la versión corregida de Luz de mis ojos.
((~*~LUZ DE MIS OJOS -2.0-~*~))
PRÓLOGO.
"Debes confiar. Creer que nosotros seremos como un cuento de hadas, y viviremos felices para siempre…" Tong Hua, Guang Liang.
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Duele. El mundo parece irse de cabeza, pero quizá ahora ya no importa. ¿No es sorprendente lo que puedes pensar cuando te han roto tu corazón? ¿Podría renacer de las cenizas aquello que ha ardido y desaparecido en un abrazo mortal? ¿Por qué de repente deja de existir todo y nos volvemos simplemente un muñeco sin rostro más, que cae al suelo, como una marioneta lo hace cuando el titiritero se ha cansado de jugar contigo?
El viento azotaba su rostro con una brisa fresca, pero que le hacía sucumbir a los estremecimientos mientras sus cabellos, largos y rubios como una cortina de oro, caían muy por debajo de su barbilla, lacios y sin la desacostumbrada media coleta con la que los peinaba. Tenía una chaqueta de cuero sobre la camisa blanca, y uno podría hallar ilógico que tuviera tanto frío, aunque a decir verdad, puede que se le quitara si en vez de sentarse en aquella banca del parque, hubiese continuado caminando, pero él ya no quería continuar moviendo unos pies que le parecían de plomo.
Terminó frotándose los brazos y fruncir el ceño. El chico que iba a su lado, cuya presencia había sido imposible ignorar hasta hace un par de segundos, le sonrió amistosamente y le palmeó el hombro con la mano enguantada.
—Le traeré un café caliente, Deidara sempai —le dijo, con esa voz simpática y suave que solo utilizaba cuando el rubio estaba deprimido (lo que, estaba pasando con demasiada frecuencia últimamente)—. Espere aquí a Tobi, por favor.
Y diciendo eso, el chico de cabellos color ébano se fue corriendo a un puesto que estaba a unos once metros de distancia. Deidara se le quedó mirando y se preguntó por qué había accedido a salir de su casa, donde al menos tenía la calefacción de su parte, y su cama para estar ahí tumbado todo el maldito día. A decir verdad, quizá solamente fuera que cuando su hermana Ino había ido a abrir su puerta —cabe añadirse que sin tocar primero—, teniendo a un lado al Uchiha con su gran chamarra mandarina, se dio cuenta de lo solo que se había sentido durante esos días casi interminables. Por eso, cuando Tobi le preguntó si quería salir a dar una vuelta, fue muy poco lo que logro resistirse antes de aceptar la oferta.
Sin duda, ahora podía irse arrepintiendo, porque no solo seguía sintiéndose triste, sino que, además, tenía un frío espantoso. Pero, ¡en hora buena! Ahora podía identificar la frustración y el coraje, y eso quería decir al menos, que estaba recuperando un poco el sentido.
Y es que, tenía mucho derecho a haberse encerrado en su habitación y solo salir para ir a la escuela y de vez en cuando comer, en esos momentos claro que agradecía tener un baño propio. Pero nadie podría discutirle la razón. ¡Lo había usado! ¡Lo había utilizado para darle de celos a ese grandísimo idiota! Y es entonces cuando el sentimiento de "Eres un estúpido" se encargaba de llenar su mente y lo golpeaba como si cada palabra fuera una piedra.
Se mordió el labio inferior, con tanta fuerza que hizo que un hilillo de sangre saliera de la herida. Notó repentinamente como la gente lo observaba y se limito a dirigirles una mirada llena de ponzoña, deseando que eso fuera suficiente para hacerlos desaparecer de la faz de la Tierra. ¿Por qué lo miraban así? ¿Es que uno no tenía derecho a sentirse desdichado cuando te cortan de esa manera tan jodidamente cruel? ¿Es a caso que no todos ellos maldecirían al imbécil que te dijera "Lo siento, pero yo amo a Kakuzu"? Bueno, en realidad, no creía que el nombre fuera un invariante, pero el punto seguía siendo el mismo.
Bajó la mirada, aún enojado por los murmullos que alcanzaba a escuchar de las personas sobre su mal comportamiento, pero restándole más importancia al recordar aquella escena, mientras intentaba contener las lágrimas y fingir que no le interesaba lo que le estaba diciendo Hidan.
¡Ese idiota! Cómo lo odiaba… Ojalá y pudiera hacerlo volar en una explosión. Es que, siempre supo que Hidan era un malhablado, un testarudo religioso y un perfecto imbécil… Pero todo se había tornado algo tan real para él, que no sabría decir ahora qué sucedió entonces, el por qué comenzó a sentir afecto por una mentira. No se había dado cuenta de sus intenciones hasta que habían terminado. ¡El mil veces idiota era Deidara! Porque, ¿es qué no pudo haber notado lo cariñoso, atento y agradable se ponía Hidan (quien era un perfecto inútil en esas cosas) cada vez que llegaba Kakuzu? ¿Por qué no se dio cuenta de que se seguía manteniendo la misma farsa hasta el momento en que el moreno se iba y todo volvía a la realidad?
Cuando, luego de unos segundos se dio cuenta del dolor en el labio y fue consciente del sabor metálico en la boca se limpió con inusitada fuerza, embarrándose la sangre en la barbilla antes de tallarla y hacer que casi desapareciera, o más bien, de trasladarla a la boca a la manga de la chaqueta.
Nuevamente, lo único que se le ocurría que quería hacer de verdad, era quedarse solo. Sin embargo, no intento siquiera ponerse de pie y alejarse de ahí. Se limito a mirar, con los ojos azules llameantes por la ira, hacia un punto en la nada, que se perdía entre los árboles que bailaban al son del viento.
Al final suspiro, decidido a que no tenía caso seguir molestándose en fingir que podía con todo esto, que podía seguir mirando a las personas en parejas pasear por el parque, tomados de la mano para darse calor, sin que él se sintiera todavía más apocado. Se puso de pie con un impulso bastante fuerte que casi logró sorprenderlo. Pensó que sería bueno esperar a Tobi, que estaba recibiendo los vasos de plástico y buscaba en su chamarra el dinero para pagarlos, pero justo después se dio media vuelta. Si Tobi quería lo alcanzaría —no es como si pudiera echarse a correr, tal como lo deseaba en alguna parte—, y si no, pues daba lo mismo, porque Deidara no quería seguir oyendo frases de ánimo cuando estaba claro que no funcionaban.
Miró hacia el frente, dispuesto a volver por donde había llegado… Y entonces lo vio.
A unos siete metros de distancia, sentado al pie de uno de los tantos árboles del parque, sin sentir aparentemente el frío del día. Deidara se sorprendió al notar que no llevaba nada para abrigarse del frío además de una bufanda de color negra, que contrarrestaba perfectamente con la camisa blanca y que, encima, combinaba con el pantalón y los Converse negros. Los cabellos rojos como la sangre le caían sobre la frente en un ademán despeinado y los ojos de un color café adquirían a esa distancia una tonalidad grisácea. Su piel era extremadamente blanca, a excepción de las mejillas, donde había un pequeño rubor. Los rasgos de su rostro eran finos, elegantes, hermosos. Sonreía levemente, mientras pasaba sus manos sobre un libro, acariciándolo de una manera curiosa.
El pelirrojo miraba muy encima sobre sus piernas encogidas hacia su torso, en un punto en la nada que, Deidara juraría, bien podía ser en su dirección.
Su corazón se detuvo, incluso aunque fuera una estupidez por lo que lo hizo. No logró apartar de su mente las palabras "Ese chico es muy apuesto" antes de que se desencadenara el típico desastre que le seguía a una imagen perfecta que se diseñaba en su cabeza, cuando se le ocurría pensar, que lo que estaba enfrente, era más que digno de volverse una obra de arte. Una pieza de arte eterno —aunque el concepto poco o nada le gustaba al rubio, había que decirlo: de repente tenía que utilizarlo para ciertas cosas—. Deidara se mantuvo estático, con la boca ligeramente abierta y parpadeando rápidamente, como si intentara volverse a sí mismo a la realidad, pero no podía simplemente dejar de contemplar esa figura, aquellos cabellos revueltos que no hacían que el pelirrojo perdiera ningún porte, sino todo lo contrario, agregaban un aire de rebeldía allí donde todo parecía angelical.
Y él seguía mirando hacia donde estaba. ¿Se habría dado cuenta del embelesamiento que le causaba al rubio? ¿Se lo tomaría a mal? Bueno, seguía sonriendo, ¿eso era buena señal? Hey, ¿lo había visto alguna vez? Algo en su rostro le recordaba…
—¡Sempai! —gritó alguien a sus espaldas, y lo despertó de sus cavilaciones. El rubio se giró en aquella dirección, desubicado por un momento en espacio y tiempo.
—¿Qué? —preguntó, déspota. No fue, sino hasta ese momento, que se dio cuenta de que Tobi corría con los dos vasos de café en las manos y que lo observaba con una sonrisa. Inmediatamente, su sentido de alarma se activo—. ¡Tobi, no corras con esas en las…!
—¡Wuaaaa! —gritó repentinamente Tobi y la oración del rubio no llegó a ser finalizada, pues a tan solo un metro de distancia, Tobi tropezó con una piedra y se fue hacia delante, extendiendo los brazos de una manera que casi podríamos llamar parodia en otro instante, dejando que el café caliente se escapara del recipiente de plástico y fuera a caer sobre el rostro y el cuero cabelludo del más bajo. Por supuesto, el ardor por la alta temperatura, no se hizo esperar.
—¡Ah, grandísimo idiota! ¿Cómo se te ha ocurrido tremenda babosada, hum! —gritó Deidara mientras se cubría la cara con las manos (hey, al menos el frío había remitido hasta el punto en que le humeaba la cabeza). Cuando al fin se descubrió el rostro, éste se hallaba enrojecido, y el rubio apenas atino a soltarle un fuerte zape al buen chico, que lo miraba como un cordero degollado—. ¡Toma eso!
—¡Eso duele, sempai! —exclamó Tobi, soltando los (ahora) vacíos envases y sobándose la cabeza con frenesí, y completamente adolorido (de una vez se diga, Deidara realmente golpeaba fuerte).
De repente, y una vez recuperado un poco el raciocinio y la cordura, Deidara se volvió hacia el pelirrojo, temiendo —sin ningún sentido de lógica— que éste hubiese visto aquel pequeño percance. Al mirarlo ponerse de pie con cierta violencia, como si hubiese recordado apenas que tenía algo que hacer aunque no le resultaba agradable, se dio cuenta de que sí lo había visto una vez, y de hecho, hace muy poco tiempo. No logró ubicar muy bien el día, aunque en ese entonces, no le preocupaba mucho más que llegar con Hidan y salir a pasear, así que el vago recuerdo que tenía de ese pelirrojo girando la cabeza en dirección de la oficina escolar, poco o nada le importo. Incluso ahora, juraría que podría equivocarse…
Pero no, lo supo con certeza en ese instante, mientras el pelirrojo se sacudía las ropas con la mano libre, la otra estaba ocupada por el libro de tapa café.
—¡Tierra llamando a sempai! —exclamó Tobi, llamando a su atención, pero apenas por un instante, pues Deidara volvió su atención al chico que caminaba hacia ellos con un paso lento y casi titubeante. Notó que la cara le ardía de nuevo, aunque esta vez no tenía nada que ver con una bebida caliente sobre su rostro. Tobi frunció el ceño y ladeo la cabeza antes de hacer un intento de seguir la mirada del mayor—. ¿Qué es lo que ve, sempai?
Inmediatamente Deidara apartó la mirada y se limpió el resto del café que le escurría. Se mordió el labio y miró al de cabellos azabaches.
—¿Sabes quién es… ese chico? Creo que, ya lo he visto, hum —murmuro, con la voz algo ronca y haciendo un ademán con la cabeza, señalando al pelirrojo.
Tobi pareció no sentirse a gusto al seguir la indicación de su sempai y fijar con la mirada el objeto (o persona, sería propio decir) del aturdimiento de Deidara.
—¿Quién? —preguntó, sin ningún tipo de discreción. Deidara pareció querer darle otro zape.
—El pelirrojo, hum.
Tobi se concentro un poco más, y por fin se dio cuenta de lo que había pasado por alto desde hace rato: Vio, y se sorprendió también al descubrir que, en efecto, sabía de quién se trataba, aunque no es como si él no conociera a nadie de la escuela. Pero eso era otra historia. De momento, Tobi se limito a mirar al rubio, con una sonrisa tímida.
—¡Oh! —exclamó el buen chico, entrecerrando los ojos con la sonrisa—. ¿Habla de Sasori san? Bueno, al menos creo que así se llama.
Deidara giró a verlo con cierta sorpresa en la mirada.
—¿Y lo conoces, hum? —esta vez, hizo un especial énfasis en el verbo, pues de pronto sentía ese extraño impulso de volverse un poco más intrépido, de volver un poco a la realidad. O algo así.
—Etto… —murmuro Tobi, rascándose la cabeza—, no exactamente. Itachi me ha hablado un poco de él…
—¿Y de dónde lo conoce esa comadreja, hum? —interrumpió Deidara, repentinamente enojado. Tobi solo se encogió de hombros, restándole importancia.
—No le digas así a Itachi san, Deidara sempai —fue lo primero que riñó Tobi, aunque no acostumbraba a hacerlo, nunca estaba de más intentar defender a su primo. Luego, al observar la mueca irritada del mayor se limitó a añadir—: Sasori san es el primo de uno de los compañeros de mi primo. Está un curso más avanzado que nosotros, y ha venido a Japón a pasarla con Pein san (el amigo de Itachi san) por unos problemas familiares o algo así.
—¿Pein? —repitió en un murmullo que iba a medio recuperar la voz—. ¿Itachi es amigo de ese loco, hum? —preguntó el rubio con las cejas arqueadas, aunque en el fondo no se extrañaba demasiado. Nunca había entablado conversación con el peli naranja, pero está claro que no pensaba hacerlo. Tenía pinta de matón, y encima, ¿qué clase de nombre era ese? De solo pensarlo le daban escalofríos, y encima, no se podía creer que Sasori (si es que realmente se llamaba así) y Pein fueran parientes. No es como si guardaran muchas semejanzas. Pero daba igual, Sasori era realmente…hermoso—. ¿Y si le vamos a saludar, hum?
Deidara tragó saliva con fuerza exagerada e inmediatamente Tobi frunció el ceño. Es que, ¿eso era un sonrojo?
—Mierda —pensó el Uchiha con una risa mental, que iba encaminada medio a la tristeza y la burla—. Sempai se enamora demasiado rápido, ¿cierto? —esperó unos momentos antes de añadir, con voz simpática—: Sasori san no habla con nadie.
—¿No? —preguntó con una ceja arqueada. Para entonces, Sasori estaba a solo dos metros (caminaba sorprendentemente lento, pensó Deidara un segundo antes)—. Bueno, siempre hay una primera vez, hum.
—¿Ah? —preguntó Tobi, algo alarmado mientras veía como su sempai caminaba en dirección al pelirrojo—. ¡Espera sempai, no lo entiendes!
Pero era tarde para ir corriendo a detener al mayor, puesto que él ya se había acercado al otro y sacudía una mano en un gesto amistoso.
—Hola —dijo el rubio, esbozando una pequeña sonrisa.
El pelirrojo lo ignoro completamente y siguió caminando, un par de pasos luego de cruzar a su lado, acelero su paso y en realidad, el rubio pensó que caminaba repentinamente con más seguridad, como si antes, los desniveles del piso le causaran problemas, y ahora que todo era más uniforme, lograra pisar sin creer que el suelo se iba a quebrar bajo sus pies. Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que lo había ignorado. Deidara alzó las cejas, claramente ofendido. Después de unos segundos, y no dispuesto a que fueran así de groseros con él, corrió hasta quedar frente al pelirrojo, esperando que se detuviera al instante, pero…
—¡Auch! —exclamaron los dos cuando lo único que no hizo Sasori al tenerlo frente fue detenerse, o al menos, cambiar de dirección. Dicho sea de paso, que uno por ir caminando tan rápido y el otro por resistir a moverse pero sin esperar que el otro siguiese andando, al chocar perdieron el equilibrio y cayeron.
—¡Deidara sempai! —gritó Tobi mientras corría hacia ambos.
La gente se había quedado mirando la escena con incredulidad y cierto recelo. ¿Y por qué no sería así? No muchas veces andando por el parque te encuentras con que un chico termina encima del otro en una posición comprometedora; El rubio había quedado de espaldas al suelo, con las piernas abiertas, el pelirrojo había quedado entre sus dos piernas, y apenas se había alcanzado a poner los brazos a los costados del rubio para sostenerse y no acortar la distancia que había entre el rostro de uno y el otro. Deidara sintió como se aceleró repentinamente su corazón, golpeándolo con una fuerza dolorosa en el pecho y haciendo que de pronto pareciera imposible respirar. Por otro lado, el pelirrojo miraba en su dirección, completamente aturdido y con el ceño fruncido.
—¡Eh! —exclamó Deidara al fin, recobrando el sentido de lo que había pasado y haciendo a un lado (no con cien por ciento de éxito) el hecho de que encima de él se encontraba Sasori—. ¿Por… por qué no te has detenido, hum?
—Lo lamento —dijo él y Deidara se sonrojo todavía más. Venga, ¿no sería un crimen que su voz fuera igual de sexy que su rostro? ¡Joder! ¿Por qué no podía pensar con claridad? El pelirrojo se apartó lentamente de él y comenzó a tantear el suelo, como si buscara algo en la oscuridad. Tobi, que se había agachado a recoger el libro se acercó y se lo tendió, tocándole el hombro con el costado de éste mismo, para llamar la atención de Sasori, que inmediatamente ladeo la cabeza.
—Aquí tienes —le dijo Tobi, con una sonrisa. El pelirrojo tomó el libro y se puso de pie (rechazando de manera tosca la ayuda del Uchiha cuando le puso la mano debajo de un brazo, para ayudarlo a parar).
—Gracias —dijo después, con un tono afable. Tobi asintió.
—No hay ningún problema.
Deidara se sentó y miró con el ceño fruncido a Sasori, esperando que al menos se disculpara o le ayudara a ponerse de pie. Al final, Sasori extendió la mano en su dirección y Deidara no rechazó la mano que lo ayudo a erguirse nuevamente. Se había sonrojado todavía más al notar la suavidad del tacto y tardó en soltarla una vez que se hubo puesto en pie. Cuando lo hizo, el pelirrojo dejó caer el brazo al costado. Miraba un punto en la nada, como si no quisiera dirigirle una sola mirada a él. Pero, de cerca, Deidara creía ver lo opaco de su mirar, y la tristeza también. No había rastro del chico que había estado leyendo hace unos momentos al pie de ese árbol.
—Con permiso —dijo Sasori mientras agachaba la cabeza ligeramente y se iba, con el mismo paso presuroso de antes, aunque parecía ahora cauteloso.
Deidara se sobó un poco la cabeza —todavía alcanzo a distinguir el tenue olor a café de sí mismo—.
—¿Pero qué le pasa a ese sujeto, hum? —preguntó en un susurro, como si no esperara una respuesta. Tobi, sin embargo, apenas había mirado a Sasori y ahora dirigía su entera atención al rubio.
—Ay, sempai. Es lo que Tobi trataba de decirte —murmuro, con un suspiro. Deidara lo miró, parpadeando rápidamente—; Sasori san está ciego.
Los ojos del rubio se abrieron de sobremanera.
—¿Cómo dices, hum? —el buen chico se limitó a asentir.
TO BE CONTINUED.
Dicho sea de paso, realmente me entristece no poder publicar el resto de las historias pronto, -en esta simple correción me he tardado en terminar como seis días, y eso, intercalandolas con aquellos fics donde, de plano, nada-. Les pido perdón sempais, pero espero que disfruten de esta nueva redacción en la historia, y la siga convirtiendo en una de sus favoritas, aunque sepan de sobra qué va a pasar en los -dos- finales.
No obstante, me encantaría aclarar que solo ustedes deciden -obviamente en los reviews- si vale la pena que ésta corrección se efectué -ya no hay presiones por seguirla pronto, ¿cierto?-, pero sí quiero decir que espero no abandonar este proyecto de mejorar la historia y que igual lo disfruten. Espero que este tiempecito que le di a ésta cosa valga la pena, ¿verdad que harán que lo valga? (QwQ).
Ahm... Este... sí, como última nota, y ya que parece que sino lo escribo en Internet no me comprometo a nada (eweU), les prometo que la próxima conti será la de "Every Need Someone". Luego me abocaré al de "Akuma ga daisukidesu" -lleva ocho paginitas, para la que le interese saber... ¿Habra alguna? (._.U)-, y... si aquí hay alguna que sigue "Las Hojas de una Vida"... la disculpa viene más larga... Mi -maldita- computadora -de mierda- me borró la continuación casi terminada -de eso ya casi medio mes-, y no había refuerzos -si, soy una idiota, con la suerte que tengo con estas tecnologias ya debería de haber aprendido (u.u)- y las cosas no me vienen como antes, así que, tengo problemas con ese fic, aunque prometo que será el tercero en el que me inclinare hasta volverlo a sacar. ¡Luego ItaDei´s!
Vale, sé quie a nadie le importa lo último, pero solo así parece que me comprometo (xD). Bueno, con mis mayores deseos que acepten esta corrección que se efectúa en el fic, que dejen reviews -si pueden fingir que la otra no existe (xD)- y perdonen a Mary, me retiro.
Matta ne~ sempais. (owo)/
