Capitulo I

-:-El problema no es lo que parece, el verdadero problema es que no es lo que parece-:-

– ¡Ese estúpido paparazzi lo hizo de nuevo maldita sea! –un joven ingles, rubio de ojos verdes con unas prominentes cejas arrojo irritado una revista al suelo tras ver la portada y el titulo que esta rezaba, no estaba demás notar que él era uno de los protagonistas.

–Oh de ¿que hablas Arthur? De nuevo Mum a hecho de las suyas por lo que veo…–dijo un francés de cabello rubio ondulado, ligera barba y ojos azules, que portaba una sonrisa de burla tras levantar una prestigiosa revista de variedades cuya portada incluía al ingles entrando a un parque de diversiones –pero es que ni siquiera son discretos, realmente no se puede ser mas idiota –agrego blandiendo la revista con delicadeza en el aire– con esta es la tercera vez que los encuentra ya no tienes como decir que son "solo amigos" a los medios después de esto.

– Nadie pidió tu opinión, pero cuando lo atrapare lo hare pagar por todo ¡lo matare!–le respondió el otro que tenia muchas ganas de golpear a alguien y la persona justo frente a él no le parecía mal como victima.

– Ya, ya petit cejudo, él no tiene la culpa después de todo, que un empresario y un chico prometedor de las grandes ligas de beisbol salgan juntos es noticia que vende, tu mismo te entregas a los medios–cualquiera que fuera prudente buscaría formas de calmar a su compañero pero al francés realmente no le preocupaba, lo veía como una forma de mofarse del otro no en vano, había ido a visitarlo con ese propósito.

– ¿Que…Q-qué? ¡Idiota! ¡Estas diciendo que todo esto es por mi culpa!

– Claro ¿De quien más? , ¿Quién seria tan idiota de ir a un parque de diversiones con su amante y dejar que se la metan en la rueda de la fortuna? (noria), si que eres un pervertido y descarado sin duda –dramatizo.

– ¡Mira quien habla! –hablo con ira contenida sonrojado por que sabia que en cierta forma tenia razón el otro, lo cual jamás admitiría, pero que se lo dijera justo el mayor lo sentía como la mayor ofensa del mundo- ¡Maldito bastardo! ¡Tú! dándome lecciones ¡de moralidad! ¿Quién fue el que se termino enredando con la hija y la esposa del presidente de la corporación Wiecehrs en menos de tres días? ¡Ah!

– No tengo la menor idea de lo que hablas…-contrataco el francés haciendo un leve puchero– además deberías alegrarte tomo un buen ángulo tuyo…honhonhon…muy buenas tomas de distintos ángulos-aprovechó a darle una nalgada– es una lastima que tuvieran que censurar las fotografías ¿no crees?

– ¡Estas muerto frog! –fue todo lo que dijo antes de arrojarse contra el otro e iniciar su pelea a golpes número…cuatro de la semana.

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Un suave sonido proveniente de las manecillas del reloj un tic tac constante suave casi insignificante parecía taladrar su cabeza cuando este se vio acompañado de su fiel amigo la alarma.

– Ahg…no puede ser…–se retorció un cuerpo entre un grupo de sabanas colocadas sobre un futon, que cubrían a su dueño un japonés de piel lechosa y cabello oscuro; una de sus manos se estiro tratando de apagar el despertador.

Pasaron al menos unos segundos antes de que el nipón se "levantara" encaminándose hacia el baño avanzando a gatas.

Si de por si, la vida de un estudiante no era sencilla, él había agregado a la forma en la que se le describiría el ser un estudiante extranjero que trabajaba para la manutención de sus gastos.

Pasados algunos minutos, después de ducharse secarse y vestirse reviso la nevera, se sirvió un plato de leche que acompaño con lo que le quedaba de cereal y se decidió a hacer la limpieza de su por ahora casa (una habitación que consistía en su amado futon que levantaba cada día, cocina y baño todo eso en un espacio de cuatro por cuatro metros adornada por varios montones de libros ordenados lo mejor posible y un pequeño closet que resguardado la mayor parte de espacio su adorada laptop y su inseparable cámara fotográfica, solo había una puerta extra que tenia cerrada con llave, para que solo el pudiese entrar).

Se dio una ligera bofetada en la mejilla izquierda antes de tomar la última manzana de su despensa lo cual seria su almuerzo.

–Debo pasar al supermercado…–se dijo para si antes de tomar su mochila, reviso su casa que todo estuviera en orden y cerro la puerta.

New York, grande, ajetreada, iluminada si la comparaba con su antigua ciudad Tokio tenia algunas similitudes, pero tremendas diferencias entre las que destacaba, principalmente la contaminación la gran cantidad de taxis y si…la delincuencia que podía evitarse si se esquivaba algunas zonas.

El Instituto de Bellas Artes de la Universidad de New York, conocido por sus catedráticos dedicados a la enseñanza de posgrado la investigación avanzada en la historia del arte, la arqueología y la conservación así como a la tecnología en obras de arte, fue una buena opción cuando Kiku Honda decidió tomar un curso de fotografía profesional, tenía talento, recomendación de profesores que le ayudaron a entrar le gustaba, lo único en su contra era el dinero que le costaba estudiar ahí.

–Kiku~…-escucho la voz ensoñadora de uno de sus amigos antes de sentir como su peso caía contra su espalda obteniendo como resultado un sonoro crujido de su espalda.

-¡Feliciano! –una voz fuerte con autoridad llamo al Italiano que yacía sobre el cuerpo del japonés que parecía muerto – ¿cuantas veces te he dicho que no hagas eso? –le pregunto a sabiendas de que había perdido la cuenta, en cuantas ocasiones lo había reprendido por lo mismo mientras lo levantaba de la camisa.

–¡Ah! L-lo lo siento Kiku –dijo consiente de lo que había hecho un chico de ascendencia italiana, de cabello marrón con un rulo rizado con un rostro de preocupación a pesar de mantener los ojos cerrados – ¿Estás bien?

–…Hai…–fue la débil respuesta del asiático que se levanto tras aceptar la ayuda de sus amigos– no te preocupes Feliciano-kun.

– Vee~ me alegra...-dijo recuperando su habitual sonrisa soñadora.

– ¿Seguro? Podemos llevarte a que te revisen, últimamente te vez muy cansado, Kiku ¿has dormido de forma adecuada? –le pregunto el otro un chico alemán bastante alto y musculoso, rubio de ojos azules.

– Ahora que lo dice Lud…te vez más ojeroso que antes y algo pálido– pico su mejilla.

Los tres se habían conocido en el Colegio de Artes y Ciencias, tomaban algunos cursos juntos así había sido como se conocieron.

– Feliciano-kun…no hagas eso…-le pidió con cortesía alejándose un poco ya que a pesar del tiempo de estar en aquel lugar, no se acostumbraba a la invasión del espacio personal–descuide Ludwig-san solo tuve mas trabajo de lo normal, y ayer me desvele hasta noche para traer los avances de mi proyecto de fotografía, estaba un poco atrasado.

– ¡Kiku creo que estas trabajando demasiado¡ de vez en cuando es bueno que salgas a divertirte, salir a pasear, jugar futbol, comer pasta, coquetear a las chicas– dijo con su habitual rostro alegre acompañado por varios gestos con las manos.

– ¡Feliciano! – exclamo el alemán con algo de severidad para que el italiano se tranquilizará, luego se aclaró la garganta y con un leve sonrojo agrego– en cierta forma tiene razón, además no nos has dicho de que es ese trabajo que realizas a veces por las noches, sabemos que necesitas el dinero pero no te sobre esfuerces ¿esta bien? Sabes que cuentas con nosotros si necesitas ayuda.

– Si y no necesitas vender tu cuerpo a empresarios todas las noches, como el chico del manga que nos regalo la chica de la ultima convención. –dijo serio.

De haber estado bebiendo algo sin duda lo habría escupido dé la impresión.

– ¡Feliciano! –exclamo un avergonzado alemán por lo indiscreto que podía ser su amigo.

– F-Feliciano-kun ¡no debiste leer ese manga¡ –su rostro parecía un tomate por lo rojo que estaba– …además no hago nada de eso, tranquilos, agradezco su preocupación, pero les aseguro que no hago nada…de ese tipo–le habría gustado decir nada malo pero…

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Dos días antes

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Después de los escándalos entorno al famoso empresario Arthur Kirkland le habían encargado más pruebas de su relación con el jugador universitario de beisbol Alfred. F. Jones. Para él era más que claro los había encontrado en varias ocasiones en situaciones comprometedoras.

Después de reunir la información suficiente, se vistió con un pantalón y camiseta negra, se ajusto el cierre de su sudadera azul marino y se subió el gorro de esta, se calzo con unos buenos tenis por si debía correr, nadie lo reconocería al instante, usaba una peluca castaña así como unos lentes de contactos verde. Una cuerda, un par de cámaras, entre otras cosas estaban empacadas en su mochila, se sentó en una banca de la entrada del parque de diversiones, hasta que los vio.

Una pareja de hombres ambos rubios, que trataban de pasar desapercibidos, pero "Se ven tan sospechosos de esa forma", pensó el chico cuando los vio pasar ambos vestidos con ropa negra y llevando ambos lentes oscuros siendo las ocho de la noche; suspiro era hora de trabajar, se levanto y comenzó a seguirlos.

Luego de una hora y media después de tomar varias fotografías de la pareja, ya sea tomándose de las manos mientras avanzaban entre los juegos, unas mas cuando se sentaron a comer y compartían un helado, comenzaba a ser aburrido y no obtenía una buena foto que valiera la pena para su jefa.

"Ah…kamisama algún día se los compensare"-pensó el fotógrafo sintiéndose culpable, mientras terminaba de comer una crepa y los miraba a cierta distancia. La mini cámara le era de gran utilidad (ya que no despedía un flash delatador), percibió que el joven de nombre Alfred acariciaba de una manera peculiar la pierna el otro mientras le sonreía. Tomo una fotografía si tenia suerte conseguiría algo más.

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Salió rápido tras escucharlos decir que el último juego seria la rueda de la fortuna, se les adelanto y trato de calcular el número de pareja que serian al subir teniendo en cuenta la gente formada, el número de espacios en la rueda así como el tiempo.

Tras comprobar que en efecto se habían formado donde había pensado, fue hacia el operador de la maquinaria y tras convencerlo de que lo dejara revisar un carrito por que había perdido su billetera en unos cuantos segundos y disimulando bien instalo la mini cámara ocultándola en un espacio y la programo para que comenzara a tomar fotografías de forma automática pasados unos minutos.

Después de agradecer al hombre y disculparse por la interrupción, dio la vuelta y corrió hasta un edificio cercano para evitar a la seguridad y subirse a la azotea para sacar su siguiente cámara una mas especializada.

–Ah…ah…un día voy a morir…-se dijo con el aliento acelerado, mientras se colocaba boca abajo para no ser visto-…esta es una buena vista…-susurro y tomo algunas fotografías del parque de diversiones durante la noche, las luces así como la oscuridad combinaban de forma magnifica dándole una imagen digna de ser fotografiada.

Se distrajo un poco antes de mirar con unos binoculares, su objetivo se acaba de subir al juego, espero haber calculado bien cual seria el carrito que les tocaría, enfoco su cámara ampliando el zoom y continuo su trabajo.

Solo se podía escuchar el leve sonido del obturador, sabia que era malo lo que hacia pero esas fotos valdrían lo suficiente como para comprar los nuevos materiales que necesaria así como para mandarles dinero a sus padres.

Pero al menos había conseguido estas fotografías mas que reveladoras de la pareja sucumbiendo al placer justo en la noria, sabia que era lo que necesitaba y más de lo que esperaba obtener en el parque de diversiones, se levanto y se dispuso a bajar del lugar sin ser visto.

Ahora necesitaba recuperar su cámara.

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Era casi media noche cuando llego a su casa, estaba cansado pero aun tenia que revisar las fotografías elegir las adecuadas y revelarlas para llevarlas temprano en la mañana.

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– ¡Te amo¡ eres increíble sin dudar tienes talento para esto ¡bien hecho Kiku!, ahora dime todo los detalles, ¿quien fue el primero en dar el paso?, el carrito de la rueda de la fortuna ¿se movió de forma peligrosa? –pregunto una mujer con un extraño brillo en su mirada poco le faltaba para sufrir una hemorragia nasal.

– Héderváry-san…-se sentía bastante cohibido y hasta en "peligro" cuando su jefa se ponía así- p-puede verlo todo si revisa las fotografías.

Elizaveta Héderváry, era la dueña de una famosa revista de cotilleo "Heta-Fame", la revista trataba de chismes de espectáculos, así como de artículos varios, entre consejos de maquillaje, ropa, cuestiones de salud, deportes, autos, lo que más destacaba eran los artículos sobre famosos. Elizaveta lo que más buscaba publicar en esa categoría eran sin lugar a dudas relaciones "prohibidas" sobre todo si se trataba de guapos hombres famosos, se vendía muy bien incluso tanto así que muchos hombres lo leían, por que las noticias de ese tipo una vez aparecían en la revista no tardaban en aparecer en la televisión.

– ¡Debo pensar como atraparte para que no dejes la revista! –dijo emocionada la mujer.

El japonés enarco una ceja levemente tratando de evitar verse preocupado, al escuchar a su jefa que no tenía reparo alguno en decirle sus planes.

–Sobre…bueno…mi–se sonrojo un poco.

–¡Tu pago Kiku! –dijo la otra sacando un sobre y entregándoselo parecía que le había leído la mente al chico sobre lo que deseaba pedirle – lo que acordamos más un extra por tu buen trabajo aun no me explico como tomaste fotografías tan cerca y con tomas desde afuera…pero no preguntare sobre tus métodos secretos de fotógrafo–le sonrió– sé que lo necesitas eres un buen estudiante…–le revolvió un poco el cabello al chico, por ahora puedes debes descansar– le giño un ojo, tu próximo trabajo te lo enviare por correo ¿esta bien?

–Hai…es decir si…gracias por todo…–agradeció con una leve reverencia algo sonrojado con deseos de salir, no se le daba bien tratar con mujeres se ponía muy nervioso.

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En el presente.

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Después de tratar de tomar una fotografía por una hora (se había trepado a un árbol trataba de tomar la fotografía de un ave del lugar justo cuando llegara a alimentar a sus polluelos, se quedo en silencio, era parte de una tarea especial sobré fotografías de la naturaleza) podía ir a su casa y descansar.

–¡Hey…tu japonés! ¡Hey! –escucho un grito y miro alrededor cerciorándose si era el único de esa nacionalidad en los alrededores antes de voltear para ver si era hacia el a quien se dirigían, aun que conforme la voz avanzaba hacia el descubrió quien era.

–Køhler-san no debería gritar de esa forma…-le dijo mirando a los alrededores que nadie los mirara.

–Vamos Kiku, nadie me conoce aquí- le dijo un alegre danés un chico bastante alto rubio que le palmeo la espalda- solo vengo a dejarte tu próximo trabajo...-saco un sobre de entre sus ropas y se lo dio- un día debemos salir a tomar algo…-le dio un golpe amistoso en el hombro– ¡suerte!

Kiku con trabajos no se había caído por las muestras de afecto del nórdico.

–Si...d-domo…es decir…gracias…- le respondió tratando de recomponerse del saludo, prefería leer en casa donde era más seguro.

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Ya en casa, calentó agua para preparase una sopa instantánea, se sentó en la única silla que tenia frente al lado del fregadero y abrió el sobre para leer sobre la siguiente persona que debería seguir.

"Ivan Braginski"

Por poco su cena se perdía en el suelo al leer aquello, de ese hombre de decía mucho, que había asesinado a su padre y así había heredado su fortuna, que manejaba un negocio ilegal de armas que ocultaba tras la fachada de la más famosa compañía rusa de ballet.

"No pienso hacer esto"

Él sabía bien que no podía dejarse llevar por rumores hasta que no lo comprobase con sus ojos, pero nada había de rumores en cuanto a la seguridad que este hombre manejaba entorno a su persona y familia. Sus guardaespaldas siempre iban armados bajo la orden de disparar después preguntar, muchos otros paparazzi habían resultado gravemente heridos sin siquiera obtener una foto.

"Mañana, regresare el sobre avisando que no lo hare…eso" –pensó cuando noto que había una carta extra a las fotografías, la abrió y de esta cayó una fotografía al piso, suspiro la levanto sin verla y se dispuso a leer.

Querido Kiku:

Antes de que pienses en declinar mi oferta quiero que tomes en cuenta que el tiempo que te tome para el trabajo es de tres meses, se bien que es algo peligroso pero sin duda ¡tu puedes hacerlo!

Se te enviaría un adelanto, hay rumores de que esta saliendo con ni más ni menos que con la estrella de artes marciales del momento, ¿puedes imaginarlo? Ese par de hombres enredados en una cama entregados a una noche de pasión y lujuria…kyaaaaaa

Sintió un escalofrío y decidió saltar parte de la carta hasta casi el final para evitar los desvaríos de su jefa.

En fin como decía querido si lo lograras podría ser el ultimo trabajo que te pidiera, se los problemas por los que pasan tus padres así que el pago seria más que suficiente para que estos salgan de apuros, piénsalo un poco ¿vale?

Saludos

Elizaveta Héderváry

–El último…–murmuro dejando la carta mientras se revolvía un poco el cabello, demasiado tentador; suspiro y tomo la fotografía que estaba junto a la carta para darle vuelta y ver la imagen–...Wang Yao.