Estaba comenzando a sentir como el sudor se deslizaba por sus brazos y la espalda.
Aquella mañana, la joven Rochfort le había hecho ir a una de las zonas más transitadas de Tokio con la intención de encontrar a Asuka y para ello le habían hecho recorrerse diversos establecimientos preguntando, tan bien como su escaso japonés les permitía, sobre el paradero de la chica. Por eso había acabado en medio de un centro comercial, lleno de gente comprando, niños gritando y gente peleándose por las ofertas.
Suspiro. Aquel lugar era como un horno caliente y su traje blanco apenas le dejaba transpirar. Se limpio la frente con el pañuelo rojo que llevaba en el pecho y siguió con su búsqueda por la zona. Mientras avanzaba hacia la cafetería, saco su móvil y comprobó que Emily no le hubiera enviado nada. Ningún mensaje. De repente y antes de que se diera cuenta, golpeo a una chica haciéndola caer.
Sin pensárselo dos veces, se arrodillo para pedirle disculpas.
-Pardon, estas bien?. Dijo Leo con un suave y dulce acento alemán, mientras le extendía la mano para ayudarle a levantarse.
-Ach, ach,ach, ach...
La joven alzo su cabeza mientras se frotaba el costado de la cadera y, entre su cabello castaño apareció dibujada una mueca entre dolor y perplejidad -Bueno, todo lo bien que se puede estar tras una caída. Le dijo mientras observaba la mano de Leo sin entender porque se la ofrecía.
Mientras tanto, Leo, clavo su mirada en los oscuros ojos de la chica, los cuales, a pesar de ser de un color marrón muy común tenían un brillo muy hermoso.
-Pardon, de verdad, no te vi... ha sido todo culpa mía.
-No te preocupes. Le dijo mientras se ponía en pie. -Puestos a ser sinceros, yo tampoco te vi. Esbozo una sonrisa.
Ya en pie y sin haber entendido la última frase de la joven, Leo, intento ofrecer su ayuda con la intención de poder compensarle de alguna forma.
-Bueno, quizás podrías ayudarme a cargar la compra... nunca viene mal un poco de ayuda. Dijo en un tono pícaro.
-Claro! Te ayudare en lo que haga falta. Sonrió. -Por cierto, soy Leo, Leo Kliesen.
-Encantada Leo. Yo soy Asuka. Dijo mientras sonreía y comenzaba a caminar.
Leo se quedo parada en medio del centro pues aquella joven asiática de rostro adorable no era otra que la Asuka, la misma Asuka que buscaba su master .
