Como una niña proveniente de una familia de sangre pura, Hestia Warrington siempre estuvo destinada a pertenecer a la casa verde. Sus padres le dijeron la noche anterior a su partida que perdería de vista su herencia si se viera seleccionada en cualquier otra casa que no fuera Slytherin, el rostro de su madre no parecía tener algún indicio de que estuviera bromeando y si Hestia había logrado conocer del todo a su madre en sus casi once años de vida sabía que Myrcella Warrington nunca bromeaba. Así, el día de la selección todo fue como esperaba.

Sus padres puristas se lo dejaron claro.

—Has de elegir tus amistades con cuidado—le dijo su madre—si me entero que mantienes relacion con un sangre sucia, tu herencia también estará en juego

Fue por eso que cuando el sombrero seleccionador hizo caso a sus plegarias se dirigió directamente a lado de un niño de mirada penetrante y pelo rubio platinado quien le dedicó una pequeña sonrisa dándole así el visto bueno para iniciar una amistad. Por supuesto que sabía su nombre y más importante aún, su linaje. Draco Malfoy solía ir a las reuniones que los padres de ambos junto con otras familias puristas tenían de vez en cuando, aunque nunca se dirigieron la palabra más que un pequeño saludo de cortesía.

Por su parte, Thomas Braxton era un mestizo, sus padres siempre le trataban con cariño y cuando llegó su carta de Hogwarts hicieron una pequeña fiesta con toda la familia, todo el que fuera mago ahí perteneció a Hufflepuff y era de sobra saber que aquel pequeño seguiría con el legado familiar.

—Ser un Gryffindor podría traerte beneficios—dijo su padre una vez todos se fueron—aunque tienes madera de Ravenclaw, muy inteligente saliste

Su padre había mencionado todas las casas y que estaría orgulloso de igual manera sea cualquiera al que fuera seleccionado, aunque solamente había mencionado tres. Según los libros que había leído, Hogwarts constaba de cuatro fundadores y aún consciente de la mala fama de las serpientes se atrevió a preguntar.

—¿Y si quedo en Slytherin?—dijo mientras se metía otro pedazo de pastel a la boca, su padre le miró fijamente y lanzó una gran risa que apenas podía respirar

—Claro hijo—le palmeó la espalda—entonces serás el próximo señor oscuro

Tom se quedó observando a su padre y por sus expresiones sabía que pertenecer a Slytherin iba a decepcionarlo y el miedo que se llevó cuando el sombrero seleccionador lo mandó a aquella casa fue exorbitante, él no quería pertenecer a los malos, él no quería ser un mago tenebroso y aún así, ese día encontró a su familia.

Esa noche todos bajaron a las mazmorras, algunos más asustados que otros, Tom tenía el particular pensamiento de lo que sufriría cuando descubrieran que era un mestizo. Sintió frío de repente, "me estarán hechizando" pensó, pero estaba lejos de la realidad.

—Mi padre habló de lo genial que es la sala Común—susurró un niño a su amiga—no puedo esperar a verla

Pero Tom no podía evitar pensar lo contrario, un niño del que había hecho amistades en el tren le dijo que los Slytherin eran tirados al calamar gigante como castigo, el frío de las piedras y sus pensamientos nuevamente le causaron escalofríos y seguiría así de no ser por que el estudiante de quinto año que los llevaba a sus dormitorios empezó a hablar en el momento.

—Fueron elegidos a Slytherin—dijo mientras detenía su paso frente a una pared de piedras—y quiero dejarles claro que la oscuridad no siempre significa maldad, sobrevivir frente a todas las posibilidades lejos de ser cobardía se convierte en fuerza. Los Slytherin trabajamos con la mente, la astucia y el gran poder que poseemos. Habrán escuchado todo tipo de rumores de las diferentes casas, estúpidos he de añadir, pero esta noche ustedes se han ganado una familia que no dudará un segundo en defender a los suyos, y espero que ustedes lo hagan también, sus amigos somos nosotros no aquellos que los rechazarán mañana y ustedes hoy son niños amados en la herencia de Salazar Slytherin. Morgana.

Ante la última palabra Tom se mostró confundido, fue una manera muy extraña de concluir aquel discurso que lo había llenado de confianza, y al parecer no fue el único al ver la sorpresa de varios niños a su alrededor por fin vio la puerta que se había formado frente a sus narices y no pudo evitar aquella misma expresión en su rostro. Era increíble, simplemente hermoso.

Al poner un pie dentro de la sala la luz verdosa lejos de ser tenebrosa daba un aspecto gélido pero reconfortante. Una enorme chimenea en el centro de la sala hacía que el frío que sentía afuera se desvaneciera en un segundo, las paredes estaban decoradas de tonos verdes y las ornamentas se pintaban plateadas, cada una más lujosa y elegante que la anterior. Observó cada detalle de la sala y sintió que cada vez le gustaba más. Su madre quería que fuera Hufflepuff, su padre habría hecho toda una celebración si resultaba un Gryffindor, pero esa noche del primero de septiembre de 1991 mientras las sirenas que se veían desde las ventanas saludaban a los nuevos integrantes de la casa de Slytherin una calidez creció dentro de él haciéndole sentir en casa.

Su dormitorio era extravagantemente acogedor, las camas poseían cuatro columnas con cortinas verde esmeralda y el piso estaba cubierto de una alfombra verdosa, aunque Tom pudo confundirla fácilmente con negro, de nuevo las criaturas podían apreciarse en los ventanales que daban al interior del lago.

—Increíble, ¿cierto?—habló a sus espaldas un niño con las palabras arrastradas—Draco Malfoy

Y le extendió su mano en forma de saludo, muy elegante para tratarse de un niño de su edad, Tom palideció al reconocer su nombre y le correspondió para no ser maleducado.

—Thomas Braxton—dijo en una voz apenas sonora

Draco le soltó enseguida y asintió con su cabeza.

—Se tu historia—dijo de la misma manera—tu familia era sangre pura hasta que uno de tus abuelos lejanos contrajo matrimonio con un muggle, vergüenza debería darles

Tom se sonrojó ante ese comentario y asintió lentamente esperando casi con los ojos cerrados cualquier insulto por su parte.

—Pero eres Slytherin—continuó—y por algo estamos todos aquí, así que puedes estar en mi grupo de amigos.

Si se supone que debía agradecerle por ese hecho, Tom no pudo gesticular palabra porque de nuevo Draco habló.

—Theodore Nott, Blaise Zabini—dijo apuntándoles con la cabeza sin dejar que ellos se presentaran por su cuenta y estos le alzaron una mano en forma de saludo más acorde a su edad—pido la cama junto a la ventana

Y así terminó su primera noche en Slytherin, haciendo sus primeros amigos aunque fue lo contrario a cómo se lo había imaginado.

El día siguiente fue un hecho trascendente para Thomas Braxton, bajó al Gran Comedor junto con sus compañeros de habitación y otras tres niñas que se habían presentado como Pansy, Hestia y Daphne completando así el círculo de amigos del primer año de Slytherin. A primera instancia buscó con la mirada a Justin, el chico que había conocido en el tren y que compartió un viaje muy animado, pero una vez que lo encontró este, lejos de alegrarse por verlo, le envió una mirada desdeñosa y se juntó a su pequeño grupo de túnicas amarillas ignorándolo olímpicamente.

Tom no estaba acostumbrado a tanto desdén hacia su persona, fue por eso que aún con un tumulto de gente entre los dos gritó su nombre llamando su atención.

—No vuelvas a dirigirte a mi, serpiente—le gritó de vuelta—cuando te conocí no creí que fueras un mago oscuro

Al mismo tiempo que varios alumnos de Gryffindor escucharon aquella respuesta comenzaron a soltar risas y los Slytherin que habían escuchado también lanzaron la miradas más venenosas que poseían. Tom quiso bajar la mirada ante tal comentario, pero no lo hizo y sintió una mano apretando su hombro en forma de fuerza. Se trataba de un alumno de tercero tal vez que no lo miraba pero si fulminaba fijamente al dueño de la voz que había insultado a uno de los suyos.

—Lo que un Hufflepuff diga no vale nada—rió falsamente el mismo chico—son la burla de la escuela

Esta vez fueron los Slytherin quienes rieron y así se dirigieron todos a sus respectivas mesas, fue una suerte que ningún profesor estaba presente.

—Mi hermano tiene razón—habló Hestia al sentarse a su lado—ellos no valen nuestra atención.

—Lo más que pueden hacer con su vida será abrir una panadería—secundó Blaise—y ni eso harán bien

Todos se rieron, pero Tom no pudo evitar poner una cara frustrada y algo triste, Draco pareció notarlo y estando sentado a su lado izquierdo le dio un apretón en el hombro como el otro chico había hecho y en una sonrisa ladeada continuó arrastrando sus palabras.

—Eres un Slytherin ahora, tenemos cierta reputación—esta vez volteó su mirada al resto de sus amigos—será mejor que la mantengamos si es lo único de lo que quieren hablar.