HILOS ROTOS
AMNESIA
Disclaimer: Inuyasha y el resto de los personajes no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi. Historia original realizada por Diana B. Acoplando los personajes de la serie.
Cuenta la leyenda que hay un hilo rojo del destino uniéndote a una persona y que cuando la encuentras harás todo para estar a su lado; yo lo hice, por él, por Inuyasha. Sin embargo ahora no puedo recordarlo, mis recuerdos de él se esfumaron y mi amor también, lo miro y no siento nada. Temo no recuperar la memoria, ni el amor que algún día sentí. Además, Inuyasha y yo nos enfrentaremos a problemas mucho más graves.
Recuerdo bien haber sentido un dolor intenso en todo el cuerpo, la cabeza parecía estallarme, me dolía tanto que me sentía aturdida, un zumbido incesante no me dejaba oír bien y claramente distinguí un sabor metálico en la boca.
¿Qué me ocurría?
Imágenes de individuos pasaron fugazmente por mi cabeza pero no reconocía a nadie de ellos. Sus rostros fueron reemplazados por manchas siniestras de color. No guardaba en mi memoria ningún rostro de aquellos. Sus ropas, su aspecto físico, algo era distinto en ellos, no parecían encajar en mis recuerdos.
Mi cuerpo no me respondía y estaba hundida en la oscuridad inmensa de la inconsciencia.
Me aterre.
No podía abrir los ojos por más esfuerzos que hiciera.
El temor me estrujó el pecho.
Mi cabeza trató de formular preguntas lógicas que me hicieran entender que sucedía. ¿Por qué estaba inconsciente?, ¿Qué era lo último que recordaba? Nada. ¿En donde me encontraba? ¿Cómo me llamaba? Y ¿Por qué ese dolor que me taladraba la cabeza? Tal vez había tenido un accidente, tal vez me encontraba en el hospital. Tal vez…
Frustración.
El sabor a sangre en mi boca me estaba creando náuseas, era intenso y no se desvanecía. Todo eso debía ser un sueño, uno extraño y retorcido.
-Kagome-
Kagome. ¡Si! Ese era mi nombre. Me alegré de recordarlo. Alguien había dicho mi nombre, eso me alentó a buscar más, traté de abrir los ojos y pude notar respuesta en mi cuerpo, al parecer estaba despertando. Al principio sólo vi sobras, pero pronto pude delimitar el contorno de las cosas. Y luego, como si la lente de una cámara hubiera ajustado el foco, las cosas se volvieron nítidas.
Parpadee un par de veces y fui consciente de mil cosas. Me encontraba recostada sobre una cama, cubierta con sábanas, estaba en mi habitación. Podía reconocer ese techo donde fuera. Era mi casa. Mi hogar. un puñado de recuerdos me abrumaron. Mis primeros pasos allí, mi primera navidad, el nacimiento de Souta. ¡Ay, souta! Mi madre, el abuelo. El dolor de cabeza se intensificó, el sabor de sangre terminó por asquearme. Intente sentarme sobre la cama pero un mareo hizo que casi me desplomara sin fuerzas una vez más. De pronto noté la presencia de alguien que me miraba. Me levante solo un poco y apoye mi peso sobre mis codos. Tuve una vista mejor del perímetro con eso. Frente a mi, a los pies de mi cama se encontraba alguien.
Era un joven, o eso creía. Su aspecto era diferente, extraño, como el de esas personas que vi en esa lluvia de recuerdos. Su ropa era amplia y parecía pesada. Su cabello plateado brillaba con los rayos de luz que se filtraban por mi ventana, pero por sobre todo eso había algo muy diferente, su orejas, eran tan, tan… ¡animales! Estaban sobre su cabeza y parecía ser afelpadas, pude notar un leve o movimiento en ellas, como esperando por algo. ¿Quién era ese sujeto?
Ese era un sueño ilógico.
La cara del de ese hombre o lo que fuera ese ser extraño parecía expectante, en sus ojos, esos ojos tan peculiares, tan llenos de color y de vida pude ver indecisión, incredulidad, alegría y a la vez tristeza. No supe en que estaba pensando pero podía apostar que todo aquello que sentía y que sus ojos reflejaban era por mi. ¿Porque yo? ¿Quien era ese sujeto?
Sentí una ola de confusión mezclada con pánico.
-Kagome, por fin despertaste-
Y lo supe. Fue él quien dijo mi nombre mientras yo estaba aparentemente inconsciente. Era el, el me conocía.
-Estaba muy preocupado, temí que algo te pasara. ¿Como te sientes?-
-Tú... ¿Quién eres tú?- Mi voz sonaba ronca, áspera, casi inaudible pero al parecer el me escuchó.
Vi su cara deformarse hasta convertirse en una mueca de preocupación, ¿Que le ocurría? No entendía nada.
-Kagome, basta, no juegues conmigo.-
-¿Yo? No, no juegues tú conmigo, no sé quién seas ni que hagas aquí pero si no me explicas que está ocurriendo voy a gritar.-
Silencio. El silencio inundó la habitación y me pregunté si no había nadie más en casa, si en verdad me había quedado inconsciente ¿porque mi mamá me dejó sola con ese extraño?
-Kagome...-
Vi como intento acercarse a mí de manera lenta, como esperando que yo se lo negara, como midiendo el terreno, como si yo fuera una fiera asustada. Pero si el era el loco con aspecto extraño.
-Detente- Dije de manera firme, no me estaba diciendo nada y encima de todo quería tocarme, ¿era tonto?
-Kagome tranquila, sabes que yo jamás te haría daño, justo ahora debes estar confundida, sufriste un gran golpe y lo mejor es que descanses. Verás que cuando despiertes te sentirás mejor, tendrás las cosas más claras. –
-No, no lo sé. Y no lo sé porque no te conozco, no pienso dormirme con un desconocido cerca de mi.-
-Tranquila.-
Nuevamente intento tocarme, solo mi mano pero de cualquier manera me asuste. No me decía nada y yo no entendía. Sabia que si me movía lo suficientemente rápido podría salir de la habitación. No me quedaría más tiempo a su lado.
-No voy a tranquilizarme. No sé ni siquiera tu nombre y tú pareces conocerme muy bien.-
-Yo... lo siento.- Vi su mirada, parecía estar más asustado que yo, y eso no me daba una buena señal. –Me llamó Inuyasha, Tú eres Kagome y si te tranquilizas un poco podré explicarte porque nos conocemos, solo, no es algo fácil de contar y yo también estoy preocupado. Pero por ahora debes descansar, estuviste... fue una situación complicada.-
-¿Inuyasha?- Era un nombre muy extraño. -¿Sabes donde está mi madre?-
-Fue a comprar algo de medicina-
-¿Medicamentos?- Repetí para confirmar. ¿Como me habían dejado sola con ese sujeto? ¿Que clase de sueño extraño estaba teniendo? Y ¿porque si era un sueño, el dolor era tan real?
-Si, eso. Descansa un rato, no debe tardar-
Yo ya no sabia que hacer o decir, la situación era incómoda, me sentía abrumada y el dolor de cabeza me mataba. Ese sujeto no me había explicado nada y el silencio que se instalo en mi habitación me parecía absurdo.
La puerta de mi habitación se abrió, vi a mi madre entrar y no pude estar más agradecida. Por fin un rostro familiar, una persona con la que me sentía tranquila.
-¡Hija! Ya estás consciente, me alegra muchísimo. – Dijo mientras entraba y me sonreía. En su mano había una bolsa que reconocí como de una farmacia. -Inuyasha estaba muy preocupado, comenzaba a creer que algo malo podía pasarte a ti o al bebé, no importa cuando le insistí en que todo estaba bien, se negaba a creerme. Hubieras visto cuando... –
Mi madre siguió hablando pero yo ya no pude procesar nada más. ¿Había dicho bebe? Debí haber oído mal, tal vez no entendí a qué se refería. Tal vez solo era una expresión o el dolor de cabeza me estaba haciendo alucinar. En realidad todo aquello parecía una broma. Sin hacer caso a lo que decían termine por sentarme en la cama, ellos intentaron detenerme, hacer que me recostara una vez más pero los ignoré. Tenía que comprobar por mi misma que era una broma. Después del mareo que acompañó al movimiento brusco que hice, levante las mantas y el edredón que me cubría casi todo en cuerpo, lo lance a un lado sin delicadeza y solo así pude verlo. Debajo de mi ropa, debajo de esa pijama rosa que no reconocí me encontré con un vientre abultado, tan grande que difícilmente podía ver mis pies. Sentí una ola de confusión mezclada con pánico. Eso no debía estar pasando, eso no era real. Yo estaba embarazada.
Las lágrimas se amotinaron en mis ojos, me ardían como nunca. La garganta se me cerró sin poder evitarlo y hasta comencé a respirar con dificultad. No podía apartar los ojos de mi barriga. Nada parecía tener sentido.
-Mamá... ¿Que está pasando?-
-Kagome...- Fue ese sujeto quien habló. Su mirada reflejaba miedo. –Kagome, tranquila. El golpe debe mantenerte confundida, no te asustes.-
Y entonces enloquecí.
¿Como se atrevía a decirme que estuviera tranquila? ¿Quien era el para meterse en todo eso? A todo eso ¿Que hacia allí todavía? Eso no le incumbía, el no era nadie. Yo estaba embarazada, asustada, con la cabeza hecha trizas y sin poder recordar nada, ¡Claro que no estaría tranquila!
-¿Quien eres tú para hablar?, No sé quién seas pero no quiero que estés aquí. Vete.-
-Kagome por favor, escúchame. No puedo irme de aquí-
-¿No? ¿y porque no?- Dije levantando la voz. Comenzaba a perder la paciencia.
-Porque yo soy el padre de tu hijo, porque tu eres mi mujer y no pienso dejarlos. A ninguno.-
Mire a mi mamá esperando que lo desmintiera, que me dijera que eso era falso y que aquel extraño ser solo fingía. Pero ella no dijo nada, parecía tan confundida como yo. Si no lo negaba entonces debía ser real.
Y eso fue el detonante final. Yo ya tenía suficiente en la cabeza y ahora me enteraba que ese sujeto, al cual no recordaba era el padre del niño que llenaba en el vientre. Una parte de mi vida me había sido arrancada, mis recuerdos no estaban y eso era frustrante. Las lágrimas comenzaron a fluir, ya no me esforcé por contenerme, lloré. Llore como nunca me imagine.
-Vete- Dije entre hipidos y balbuceos. –Vete ahora mismo.- Dije con más claridad al sujeto, lo mire con toda la entereza que aún me quedaba.
-Kagome...- Empezó a decir pero no lo dejé.
-¡Vete, lárgate ya mismo de aquí! No quiero verte más, no sé quién seas y no me importa. Solo quiero que desaparezcas de mi vida ahora mismo! ¡Largate!-
No me importo ver el dolor en sus ojos cuando desapareció por la puerta. Yo solo me entregue al llanto sin reparar en nada más, deje que el dolor de la cabeza solo me diera más motivos para llorar.
-Hija...- Habló mi mamá que permanecía en silencio.
-No mamá, ahora no. Déjame a solas por favor.-
Y así lo hizo, me quedé sola allí. En esa cama que nunca me había parecido tan incomoda. Las cosas parecían sacadas de una historia de terror mezclada con locura. ¿Esa era mi realidad? No me lo podía creer.
Si, definitivamente todo eso debía ser un sueño. No encontraba otra explicación.
Jijiji.. Lo sé, lo sé. Se que están pensando: "esta mujer se trae cada historia" y si, tienen razón.
A mí me encantó la idea y no podía estar hasta no escribirla. Yo encantada de seguirla y ver qué más ocurre con mis protagonistas favoritos pero ustedes son los que tienen la última palabra. Si veo que este fic les agrada y me mandan respuestas lo sigo, si no, pues lo dejamos como una historia de un único capítulo con final muy, muy abierto.
Platiquenme que les pareció. No sean penosos, escríban lo que piensan. Sus comentarios son mi mejor paga.
P.D: Por allí me llegó un mensaje un tanto reclamo, un tanto consulta. A mí me encantaría convivir más con ustedes, tal vez acá no escriban mucho por incomodidad, o como me ocurría a mí en el pasado, no tenía idea que se podía dejar mensaje al escritor, así que si alguno de ustedes desea escribirme, como petición, como diálogo, como duda o lo que gusten acá les dejo mi Facebook, para mi será un placer hablar con ustedes.
Facebook: Dilu Covet
Nos estamos leyendo. Dialaba.
