Notas de Autora: Por el tamaño sería considerado un drabble.
Mojado.
By: Shiko.
Lentamente delineó su cuerpo, un cuerpo fino y suave, deseable. Ese cuerpo que siempre deseó poseer y que hoy tenía entre sus brazos; con pereza el dueño de ese cuerpo se movió del lecho mientras las blancas sabanas que lo cubrían cedían suavemente mostrando un poco más de lo que debían. Él sonrió a su presa, aun dormía, aun estaba a su merced.
-…despierta…-susurró al momento en que se recostaba sobre su amante y este, inertemente, lo abrazaba estirando sus brazos por encima de sus hombros, rodeando su cuello.
-…hm, que bien descansé…-comenta con su dulce voz mientras sonríe aun con los ojos cerrados.
-…te amo…-y él lo besó; dulces labios que le sabían a miel con un gustito a nuez. Se posicionó gustoso entre las piernas de su amante, un lugar perfecto en donde solo cabía él. Descendió con besos por su mandíbula llegando hasta los hombros los cuales intercalaba con besos y mordidas mientras escuchaba esa melodía que le encantaba, esos gemidos sin reprimir que su amante le regalaba.
Fue descendiendo por el pecho hasta llegar a aquellos botones rosados. Su mente divagó en aquellos deseos de que su persona especial estuviera siempre con él, formar una familia y morir de ancianos los dos sin ningunas preocupación más que acurrucarse los dos juntos en las noches heladas. Pronto regresó a la realidad, volvió nuevamente toda su atención a su amante que clamaba por atención y le brindaba el placer de pervertir su joven y exquisito cuerpo. Con sus manos descendió por los costados llegando así a sus caderas. Tantas cosas pasaban por su mente, entre ellas un mar de sensaciones indescriptibles.
Ese precioso cabello rubio se esparcía sobre la almohada denotando su brillo y hermosura, le encantaba ese color, aunque nunca lo aceptaría frente a Joey. Sus ojos brillaron de una forma indescriptible cuando pudo observar ese color miel de los ojos de su amante, la primera vez desde que despertó, abrió esos ojos para mostrar cuan excitado se encontraba esperando el momento en que lo poseyera. Pronto, en un mar de ensueño, sus cuerpos comenzaron siendo uno, el momento más preciado para Seto, tenía a su "cachorro" en su cama, a su disposición, nada más podía pedir.
¿Quién lo hubiera dicho?, además ¿Quién creía esto posible?, némesis en un mismo lecho compartiendo la cama y no solo para dormir, sino para la pasión. Entre jadeos y cansancio los amantes repetían sus nombres y se decían cuanto se amaban, cuanto se gustaban y como ahora se soportaban, su momento culminante llegó y Joey le sonrió a Seto mientras este sentía su cuerpo cansado, sus ojos se cerraban lentamente y la imagen de su amante se veía borrosa.
Tenía calor, se sentía pegajoso y estaba sudado. El pijama se le pegaba al cuerpo. Abrió los ojos y se encontró con colores entres gris y blanco además de sus uñas, sus dedos y su muñeca, exactamente su mano. Se sentía extraño, aparte de que tenía mojado el pantalón, se sentó mientras observaba detenidamente donde se encontraba, si, era su habitación.
Entonces como si agua fría cayera sobre si los recuerdos cayeron como olas. ¡Maldita sea!.
-…Perro del demonio, ¡lo que me haces soñar!...-exclamó para ofuscado levantarse y dirigirse al baño.
-Fin-
Notas de Autora: Fueron 540 palabras exactas xD.
