Holaa niñaaass ¿Cómo están? Bueno... No debería estar aquí, de hecho, debería estar trabajando en mi tesis (llora un poco), perooo me escapé por un momento para traerles esta nueva historia (No le digan a mi compañera del trabajo de grado que ando por acá ¿ok? jajaja)

En fin... Como saben, los personajes no son míos, son de la gran S. Meyer! :D ¡Espero les guste!.


-Bella POV-

Dormía plácidamente cuando un sonido molesto interrumpió mi sueño ¿Por qué el despertador siempre tiene que sonar en el momento más inoportuno?. Un momento, estoy de vacaciones, ¡no debería sonar ningún despertador!

Abrí mis ojos al darme cuenta que el sonido pertenecía a mi celular.

Demonios, son las tres de la madrugada ¿Quién llama a esta hora?.

-"¡Bells!"- Chilló mi amiga desde el otro lado del auricular -"¿Cómo está Inglaterra?" preguntó entusiasmada.

-"Está igual que ayer Alice… Oh, y sigue teniendo la misma diferencia de horario"- le gruñí y ella soltó una risita.

-"Oh, por tu humor asumo que aún no has tenido sexo salvaje con algún ingles"- me molestó -"En serio Bells, acuéstate con un par de ingleses por mí"- dijo con humor y me hizo reír un poco.

-"Claro Allie, me acostaré con dos ingleses, y si conozco algún francés durante mi estadía, también me acostaré con él"- le dije rodando los ojos, Alice sabía que yo no acostumbro a dormir con extraños, pero aún así no se cansaba de hacerme insinuaciones.

-"Que humor Bellita… Creo que mejor te llamaré cuando ya hayas dormido un poco más"- y yo no podría estar más agradecida por eso, en serio, a Allie siempre se le olvida el pequeño detalle del cambio de horario y me llama a la hora que le plazca, por suerte me conoce lo suficiente como para saber que sin mis ocho horas de sueño, es mejor no hablar conmigo.

Después de esa llamada y de dormir lo suficiente, me desperté para seguir conociendo Londres, la ciudad era realmente hermosa, tanto que te hacía querer quedarte aquí para siempre.

Durante la tarde, como lo prometió Alice me llamó para ponerse al día con todo lo que había hecho desde la última vez que hablamos. Debo confesar que me hace falta horriblemente, de hecho, ambas planificamos este viaje meses antes de nuestra graduación, la intención era viajar juntas después de graduarnos para descansar y prepararnos para el mundo real, pero un par de días antes del viaje, a Allie le ofrecieron un trabajo que sencillamente no podía rechazar, era esa clase de oportunidad que se te presenta una sola vez en la vida.

Y aunque yo había decidido que tampoco viajaría, a Alice le dio un ataque por eso y por poco me asesina por la estupidez que según ella yo iba a cometer.

Así que ahora estoy aquí en este país, sola, pero disfrutando todo lo posible, quizás en otra oportunidad podríamos hacer este viaje juntas.

Esta noche después hacer un poco de turismo durante todo el día, decidí ir a un club nocturno, después de todo es mi último fin de semana aquí y lo aprovecharía. No acostumbraba a salir a bailar sola, pero estaba de vacaciones y no me quedaría otra noche encerrada en el hotel.

Me coloqué un bonito vestido negro palabra de honor que me compré hace unos días en una de mis expediciones de compras, el vestido se ceñía completamente a mi cuerpo y me llegaba a medio muslo, y lo acompañé con unos tacones de doce centímetros del mismo color.

El cabello decidí dejarlo totalmente suelto en ondas y un maquillaje ligero, la imagen que me devolvía el espejo me dejó satisfecha, natural pero con estilo… Quizás le siga el consejo a Alice y me consiga un ingles con quien pasar la noche. En el instante en que tuve ese pensamiento sacudí la cabeza divertida, está claro que jamás podría hacer algo así.

Después de arreglarme tomé un taxi hasta un club que, según el gerente del hotel, es uno de los mejores de la ciudad. Y no se equivocaba, el club era impresionante y el ambiente era bastante genial.

La noche estaba resultando bastante divertida, bailé con un par de chicos con quienes bailé un par de canciones, pero después de que uno tratara de pasarse de listo, preferí seguir bailando sola.

Estaba en la barra tomando mi tercer trago de la noche, cuando vi que al otro lado de la pista un par de ojos verdes como esmeraldas me observaban fijamente. Se trataba de un hombre alto, musculoso –pero sin exagerar- mandíbula cuadrada, nariz recta y cabello de un extraño tono cobrizo que le hacía lucir endemoniadamente sexy, sin duda, era el hombre más atractivo que he visto.

En el instante en que nos vimos, él me dio una sonrisa torcida que hizo que mis bragas se empaparan y nos empezamos a acercar el uno al otro como si de un imán se tratara, era un extraño magnetismo lo que me hacía acercarme hasta ese desconocido, con sólo observar sus ojos fue como si todo lo demás hubiese desaparecido.

Cuando estuvimos uno frente al otro, el apuesto extraño me tomó por la cintura y nos empezamos a mover al ritmo de la música, creando una fricción entre nuestros cuerpos, provocando una extraña descarga eléctrica entre ambos.

-"¿Cómo te llamas?"- me preguntó al oído. Y demonios, esa voz, era aterciopelada y un poco ronca, totalmente sexy.

-"Bella"- le respondí también acercándome a su oreja mientras nuestros cuerpos seguían rozándose.

-"Te queda perfecto"- Si su voz causaba estragos en mí, ni hablar de esa hermosa sonrisa torcida que me acaba de dar –"Me llamo Edward, por cierto"- añadió.

Pasaron unos primeros minutos entre constantes insinuaciones por parte de ambos, hasta que no pude soportarlo más, y cuando Edward se acercó nuevamente a mis labios, en un impulso lo tomé por el cuello y acorté la distancia, uniendo nuestras bocas en un beso intenso, en ese instante Edward llevó una de sus manos a mi nuca y otra a la parte baja de mi espalda para pegarme aún más a él si era posible.

El beso era por mucho, uno de los mejores que he recibido en mi vida, nuestras lenguas luchaban en una batalla sin fin y ambos emitíamos pequeños gemidos, que, gracias a la música, los que estaban a nuestro lado no podían escuchar.

Cuando nos separamos, Edward me veía con las pupilas dilatadas por el deseo, y puedo decir que mi mirada era igual a la de él, ese simple beso hizo que todo mi mundo se moviera y que mis bragas ahora tuvieran un pequeño problema de humedad. Él sabía que estaba en el mismo estado que él porque me sonrió torcidamente acariciándome la espalda, a lo que yo le respondí con una sonrisa coqueta y empecé a moverme nuevamente al ritmo de la música.

Seguimos bailando un par de canciones más y compartimos un par de tragos, unos cuantos besos y cuando Edward me propuso irnos a su apartamento, respondí sin dudar. Es por eso, que ahora me encontraba en su auto con dirección a su casa.

Se que es una locura, pues lo acabo de conocer y normalmente no hago este tipo de cosas, pero desde que vi por primera vez a Edward me inspiró confianza, seguridad y además, causó tantas cosas en mí que eran difíciles de ignorar, tanto, que ahora mismo tenía que usar todo mi autocontrol para no saltarle encima aquí mismo en su auto. Pero Edward no estaba mejor que yo, desde mi posición podía notar el bulto en sus pantalones que delataba su gran erección.

El trayecto hasta su casa lo hicimos dándonos miradas cómplices y gracias al cielo, no duró más de cinco minutos, Edward se detuvo cuando llegamos a un edificio que se notaba, era lujoso, estacionó el auto y me abrió la puerta para ayudarme a bajar, no sabría decir si hizo eso porque es un caballero, o porque está igual de desesperado que yo por llegar al apartamento.

Una vez en el ascensor, moría por probar esos labios nuevamente, pero Edward se limitó a marcar el piso al que supongo se encontraba su apartamento como loco lo que me hizo soltar una risita, y él como si hubiese leído mi pensamiento sobre empezar a besarnos aquí habló.

-"Si te toco en este instante no podré detenerme cariño"- dijo observándome a los ojos causando que mi respiración se volviera errática. –"Y no quiero que nuestra primera vez sea en el ascensor"- dijo con una arrebatadora sonrisa. Un momento, ¿dijo nuestra primera vez? Eso me hizo temblar de anticipación, o sea que será más de una vez.

En el momento en que el ascensor abrió sus puertas, Edward me tomó de la mano y fuimos casi corriendo hasta uno de los apartamentos, él rápidamente sacó las llaves de su pantalón y ágilmente abrió la puerta.

Decir que pude apreciar la decoración del apartamento, sería mentir, pues en el instante en que ambos entramos, Edward me acorraló contra la pared más cercana y cerró la puerta con uno de sus pies. Sus labios atacaban los míos de manera desesperada, mientras yo jugueteaba con su sexy cabello, haciéndolo gemir. De un solo movimiento me elevó un poco para pasar mis piernas alrededor de su cadera, sintiendo así por completo su inminente erección.

Si me preguntan, en este momento no me importa el hecho de que apenas conozco a este hombre, solo puedo pensar en la increíble sensación que me causa nuestros sexos rozándose por encima de nuestras prendas. Cuando nos hizo falta el aire, Edward se dedicó a mi cuello, esa zona tan sensible para mí, que me hacía gemir y frotarme a él aún más.

Estaba tratando de despojarlo de su camisa cuando sentí que mi espalda abandonaba la dureza de la pared y me di cuenta que Edward había empezado a caminar hacia una de las habitaciones, mientras caminaba, iba dejando pequeños mordiscos en mis senos por encima de la tela, y me estaba volviendo completamente loca.

Cuando llegamos a su habitación, Edward ya me había bajado parte de mi vestido, y me había quitado el sujetador –que ahora está en algún lugar del pasillo- y había quedado totalmente expuesta ante él de la cintura para arriba. Yo por mi parte había hecho lo mismo, como pude –y con su ayuda- logré quitarle esa molesta prenda que me privaba de ver ese escultural dorso, verlo sin camisa me hacía desearlo aún más.

Me depositó en la cama delicadamente repartiendo besos por todo mi cuerpo y terminó de quitarme el vestido, dejándome únicamente con las bragas puestas, podía notar como la mirada se le oscurecía aún más mientras paseaba su mirada por todo mi cuerpo haciendo que me sonrojara fuertemente.

-"Preciosa"- susurró antes de introducir uno de mis senos en su boca acariciándolo con su experta lengua y haciéndome jadear audiblemente. Unos minutos después le dio la misma atención a mi otro seno mientras yo dejaba caricias por toda su espalda notando como se estremecía con mi tacto. Después de atenderlos debidamente, fue bajando dejando un rastro de besos húmedos por todo el cuerpo hasta llegar a mi parte baja, donde acarició mi centro por encima de mis bragas, lo que me hizo gemir su nombre audiblemente causando que me diera una de sus arrebatadoras sonrisas y sin esperar más, desgarró mi ropa interior dejándola caer en alguna parte de la habitación.

-"Ed.. Edward"- gemí cuando pasó uno de sus dedos por mis pliegues.

-"No tienes idea de cuanto adoro escucharte gemir mi nombre cariño"- dijo con su voz totalmente enronquecida y separando completamente mis piernas. Con mis piernas totalmente abiertas, se inclinó hasta mi centro donde empezó con su mágica lengua a hacer estragos en mí, lamía chupada, succionaba todo lo que encontraba a su paso, llevándome directo al abismo.

-"Me… vengo… Ed"- dije como pude entre gemidos y jadeos con mi respiración agitada, pude ver como Edward sonreía y me penetraba con uno de sus dedos al que rápidamente le siguió un segundo, mientras su lengua se iba hasta ese pequeño botón de placer para llevarme a la locura, el orgasmo estaba muy cerca y el lo sabía, las embestidas con sus dedos aumentaron de velocidad y yo arquee mi espalda mientras un orgasmo muy potente explotaba dentro de mí, lo sentí desde la punta de mis pies hasta el último de mis cabellos.

Cuando mi respiración se calmó un poco, Edward tenía esa sonrisa suya tan típica y tire de su cabello para atraerlo hacia mí y besarlo con desesperación, como pude, me coloque sobre él y fui bajando repartiendo besos por todo su torso hasta quitarle el pantalón y la ropa interior de una sola vez, quedando frente a mí miembro totalmente erguido para mí, el sólo verlo me hizo lamerme los labios, y Edward al adivinar mi intención soltó un sonoro gemido.

Llevé su gran miembro a mi boca, succionándolo y ayudándome con una de mis manos para la zona a la que no podía alcanzar con la boca debido a su tamaño.

-"Mierda Bella"- jadeó –"Quieres… matarme"- siguió hablando entre jadeos mientras yo seguía con mi trabajo, cuando sentí su miembro crecer aún más sabía que estaba apunto de lograr su liberación, pero de pronto él me separó y de un solo movimiento quedé nuevamente bajo él.

Abrió nuevamente mis piernas y llevó una de ellas hasta uno de sus hombros, jugueteó con su miembro en mi entrada haciéndome suspirar de impaciencia.

-"¿Ansiosa?"- preguntó divertido pero con la mirada totalmente nublada por el deseo.

-"¡Hazlo ya Edward!"- demandé y él de una sola estocada me penetró ocasionando que ambos soltáramos sonoros gemidos. Tener a Edward dentro de mí era como estar en el paraíso, la velocidad de las embestidas eran rápidas y de pronto bajaba la intensidad para aumentar aún más el placer y luego aumentaba nuevamente volviéndome loca.

La habitación se inundó de nuestros gemidos, y de ambos diciendo el nombre del otro hasta que una sensación se apoderó de mi parte baja y explotó con toda su potencia, en un orgasmo tan espectacular que eclipsaba a cualquier otro que pude haber tenido en mi vida, y luego de un par de embestidas más Edward logró su liberación, derramando todo su líquido en mí y aumentando aún más el placer si era posible, en estos momentos agradecía seguir tomando la píldora.

-"Esto fue… increíble"- dijo acostándose a mi lado mientras ambos tratábamos de normalizar nuestras respiraciones.

-"Si que lo fue"- le dije con una sonrisa tonta recordando lo que acababa de pasar.

-"¿Y sabes que es lo mejor de todo?"- preguntó y yo me giré un poco para verlo directamente a los ojos.

-"¿Qué cosa?"- respondí dejando caricias en su cabello distraídamente y él cerró sus ojos disfrutándolo.

-"Que esto apenas acaba de empezar"- me dio una sexy sonrisa antes de empezar a repartir besos en mi cuello y yo solté una carcajada impresionada, porque por lo que puedo apreciar, el pequeño Eddie ya estaba listo para una segunda ronda.

Cuando desperté la mañana siguiente, unos fuertes brazos me rodeaban e inmediatamente los acontecimientos de la noche anterior llegaron a mi mente, la increíble noche que pasé junto a este hombre que ahora me abrazaba.

Se que debería sentirme mal por haber hecho esto con un hombre a quien apenas había conocido, pero no me arrepentía de nada, Edward me había hecho llegar al mismísimo cielo en varias oportunidades y en una sola noche.

Me giré entre sus brazos para quedar de frente a él y lo vi dormir, tenía una expresión tranquila y relajada, se veía tan guapo… y sexy, solté un suspiro mientras observaba su marcado torso, de pronto sentí como me atraía más hacia su cuerpo haciéndome saber que ya había despertado.

-"Buenos días preciosa"- susurró en mi oído y yo me estremecí.

-"Buenos días"- susurré de vuelta sonriéndole, y él no tardo en besarme y en hacerme notar que todo su cuerpo estaba completamente despierto.

Después de unos muy buenos días, y de una muy buena ducha, ahora estábamos compartiendo un delicioso desayuno que ambos preparamos. Era extraño, todo esto se sentía tan natural y tan correcto, lástima que era una simple aventura y nada más.

-"¿Tienes planes para hoy?"- preguntó de pronto mientras comía una de sus tostadas.

-"No realmente"- contesté, y era la verdad. Mi plan de todos los días era salir a conocer la ciudad sin un plan previo.

-"¿Te gustaría dar un paseo conmigo?"- preguntó viéndome sonriente. –"La mejor forma de conocer Londres es con alguien que ha vivido toda su vida aquí"- seguía con esa sonrisa y cómo negarle algo cuando me veía así.

Después del desayuno nos marchamos a mi hotel para que pudiera cambiarme y ponerme una ropa más cómoda que este vestido que traía desde la noche anterior. Una vez llegamos al lobby del hotel él se ofreció a esperarme ahí mientras yo me arreglaba porque según sus palabras si entraba a mi habitación no saldríamos de allí en todo el día.

Decir que la pasé genial con Edward era quedarse corto, me llevó a conocer lugares increíbles que no aparecían en las guías turísticas de la ciudad. Toda la tarde la pasamos entre besos, risas y conversaciones para conocernos mejor, él era el vicepresidente de una compañía automotriz que pertenecía a su familia, y resultó que ha visitado Estados Unidos en varias oportunidades ya que tenían una sucursal allá.

-"Quizás cuando vaya de nuevo puedas ser mi guía turística"- su comentario hizo que mi corazón se saltara un latido, la sola idea de volver a verlo hacía que sintiera mariposas en mi interior.

-"Cuenta con ello"- le dije con una sonrisa coqueta que él me devolvió y seguimos con nuestro recorrido.

La verdad es que Edward demostró que era un perfecto caballero, siempre atento y preocupado por mí, era el tipo de hombre del que resultaría tan fácil enamorarse. Mi cuerpo reaccionaba con tan solo una mirada suya y mi corazón empezaba a latir desbocadamente con una simple sonrisa de su parte… Pero estaba consciente de que esto era sólo una aventura y que de hoy no pasaría.

Resultó que nuestra pequeña aventura se extendió por un día más, nuestro deseo el uno por el otro fue más fuerte y terminamos regresando nuevamente a su apartamento, donde me hizo llegar al cielo varias veces más, entre caricias y besos desesperados, esta era nuestra despedida y la disfrutamos hasta más no poder.

La mañana siguiente compartimos juntos el desayuno igual que el día anterior, y antes de marcharse a su trabajo me llevó hasta mi hotel, no puedo negar que me causaba una gran tristeza despedirme de él, con Edward sentí una gran conexión que no había sentido con otro hombre, pero la despedida era inminente y lo sabía.

-"Gracias por todo Ed"- susurré cuando llegamos al hotel.

-"Gracias a ti Bella"- respondió tomando una de mis manos entre las suyas e inclinándose para besarme. El beso empezó lento y pausado, pero en menos de dos segundos se volvió apasionado y necesitado, nuestro último beso.

-"Recuerda que me hiciste una promesa: serás mi guía cuando vaya a tu país"- me recordó con una sonrisa cuando nos separamos, pero esta sonrisa era triste, es como si tampoco quisiera separarse de mí.

-"No lo olvidaré"- le respondí dándole un último beso ligero y bajando del auto con un nudo en el estómago por todas estas sensaciones que este hombre causaba en mí, sensaciones que podría jurar, no eran pasajeras… Era increíble que apenas me estaba bajando del auto y ya anhelaba verlo nuevamente, pero sabía que eso no podría suceder, esta era la última vez que iba a ver a Edward Cullen.


¿FIN?


¿Qué dicen chicas?... ¿Les gustó? ¿Dejamos a ese par así o vemos que más puede suceder con ellos? ¡Uds deciden! Jajaja **Buscando excusas para escapar nuevamente del trabajo de grado** Jaja!

Como siempre digo: Críticas o Sugerencias, me las pueden dejar en un Review! :D

Besos!.