¡Hola!

Aclaraciones:

*Demashitaa! Powerpuff Girls Z no me pertenece, sólo la historia es mía;

*Universo Alterno;

*Los personajes que aparecerán aquí, son sacados de *sexy* mente;

*Posibles cambios de personalidades;

*Los chicos (Momoko, Miyako, Kaoru y tres adolescentes): 18 años, los RRBZ: 19 años;

*Leve lenguaje inapropiado;

*Perdonen los errores de ortografía que puedan encontrar;

Sin más que añadir, aquí les dejo.


Una chica corría por las calles de la ciudad de Townsville a toda prisa, chocando a algunas personas en el proceso. Aunque eso era lo menos que le importaba en esos momentos.

Corrió hasta llegar a un edifico de departamentos, fue deteniendo su marcha lentamente. El portero del lugar le abrió la puerta son una sonrisa paternal. Era un hombre de avanzada edad que lo conoció desde que se fue a vivir ahí. Su avejentado rostro siempre acompañado por una sonrisa. Cuando ella no tenía nada que hacer de la universidad y estaba libre, iba a hacerle compañía hasta que termine su turno y, es ahí, donde él empezaba a contarles sus cuentos de terror. No solía gustarle los relatos de ese género, pero la manera en la que solía contarlos era maravillosa.

― ¡Buenas tardes pequeña Momoko! ― la saludo en cuanto ella entró.

La pelirroja intento sonreírle alegra como siempre pero no podía, sí lo hacía él se preocuparía y es lo menos que quería hacer.

―¡Buenas! ¿Cómo está? ― le pregunto mientras cerraba la puerta.

―Lo mismo de siempre, el problema con la columna.

Momoko lo miró preocupada, olvidándose un poco de su tristeza y decepción.

―Le dije que tiene que ir al médico ― regaño.

El hombre sólo se rió y la despeino. La adolescente infló sus mejillas molesta. Odiaba que la despeinen.

Él volvió a su lugar de trabajo por lo que la pelirroja siguió su camino.

Mientras más avanzaba, más sentía esa opresión en el pecho. Quería llorar pero no lo iba a hacer delante de sus vecinos.

Subió corriendo las escaleras hasta llegar al tercer piso. Buscó en su bolso las llaves, sentía que se le formaba un nudo en la garganta cada vez más grande a cada segundo que pasaba y no encontraba las llaves. Al encontrarlas abrió la puerta lo más rápido que podía.

Entró a su departamento, cerró la puerta, aflojó su agarre sobre las llaves y éstas cayeron al suelo junto con su bolso.

Sus piernas se sintieron débiles y cayó al suelo de rodillas. Las lágrimas empezaron a salir como cascadas de sus rosados ojos.

― ¿Por qué lo hiciste? ― le pregunto a la nada.

La habitación estaba sumida en un completo silencio, por lo que sus sollozos se escuchan por todo el lugar.

~Flashback~

Momoko salía de la universidad junto a sus amigos y compañeros.

―Miren, tenemos que ponernos las pilas porque sino la bruja no se tocará el corazón en el parcial* final ― decía Kaoru estirándose.

―Pero, escucha, tenemos este fin de semana para terminar ― le replicaba un chico de cabellos azabaches y ojos ámbares.

Kaoru lo fulminó con la mirada y siguió caminando.

―Estoy segura que terminaremos, sí lo haces juntos Kaoru ― hablo Miyako sonriendo alegre.

― ¡Chúpate esa! ― se burló el azabache.

Un chico de cabellos castaños y ojos negros, se acercó sigilosamente al moreno y lo golpeo en la cabeza.

―Nada de malas palabras Ichiro ― le replicó divertido.

Ichiro le sacó la lengua infantilmente mientras se refregaba su cabeza.

Los demás rieron de la actitud infantil del azabache.

Momoko los venía viendo divertida, hasta que sus rosados ojos encontraron a alguien. Estaba por ir a hablarle sino fuera porque vio como abrazaba cariñosamente a una chica y acercaba su rostro al de ella. Abrió sus ojos sorprendida cuando él la besó.

En su garganta se formó un nudo y sintió como sus ojos se humedecían.

No le importó que sus amigos la vieran extrañados y confundidos, salió corriendo tan rápido como sus piernas lo permitieran.

~End of flashback~

Negó lentamente con la cabeza. Se sentía estúpida, pero sobretodo usada.

No debió haber creído en él. Pero parecía tan sincero cuando le decía que ella le gustaba. Sus ojos se veían tan sinceros cuando le confesó eso. No hubiera sido tan estúpida de haber creído en sus palabras. Los libros le repetían una y otra que no debía fiarse de palabras, ya que las palabras son efímeras y se las lleva el viento.

Se levantó del suelo y caminó hasta su habitación, sus piernas aún se sentían débiles y sus rodillas dolían. Pero el dolor físico no se comparaba a lo que sentía por dentro.

Se adentró a su habitación y se acostó en la cama. Miró la ventana. Las lágrimas seguían saliendo de sus ojos y no podía detenerlas. Mejor dicho, no quería hacerlo. Sí lloraba, se desahogaría.

El recuerdo del día en que lo conoció invadió su mente.

~Flashback~

Momoko caminaba a toda prisa hasta la fotocopiadora más cercana de la Universidad. Se había olvidado completamente de las fotocopias que le habían pedido para una materia; materia que tenía en la siguiente hora.

Se maldijo lentamente por ser tan olvidadiza.

Casi corrió cuando vio el lugar donde siempre iba. Ya que era la más cerca, y porque no tenía muchas ganas de caminar tanto.

Entró al negocio y vio a la mujer junto a un chico. A su parecer, la señora le estaba enseñando a manejar la fotocopiadora al chico.

― ¿Te olvidaste? ― le pregunto la mujer en cuanto la vio.

Momoko se sonrojo pero asintió avergonzada.

El chico volteo a mirarlas. Tenía sus cabellos castaños despeinados y sus ojos eran de un color que no sabía como describirlos. Eran verdes pero yendo a grises o algo así.

La pelirroja sentía la mirada del chico sobre ella, pero no le hacía caso. Mira si era un acosador. Tal vez este exagerando, pero nunca se sabía como podía ser la persona.

―Muy bien Momoko, aquí están.

La pelirroja le sonrió aliviada, se salvó de ser regañada por su profesora.

― ¡Muchas gracias! Adiós ― le dijo luego de pagarle con lo justo.

―Adiós pequeña ― la despidió la mujer divertida.

Momoko salió a toda prisa del lugar. No sabía si era porque faltaban unos minutos para que termine el receso o porque la profunda mirada del chico la ponía nerviosa.

~End of flashback~

― ¿Por qué tuve que conocerte? ― se pregunto mientras se limpiaba las lágrimas que caían por su rostro.

Sentía su cuerpo cada vez más pesado, al igual que sus párpados. Se giró y se quedó mirando el techo.

Quería saber porque la había usado. Sí no sentía lo que decía ¿por qué jugó con ella de esa manera tan vil?

Las lágrimas volvían a salir por sus ojos ante el recuerdo.

Quería hablarle y pedirle una explicación, pero no iba a hacerlo. No creía que pudiera soportar la verdad.

Ahora iba entendiendo su indiferencia. Ella sólo era una más en su lista. Le dio lo que él quería y eso era saciar la curiosidad que le había provocado, y ahora que lo había conseguido, ya no la quería.

Se arrepentía de haberle permitido entrar en su vida, de haberle contado cosas que ni sus amigos más cercanos sabían, de haber confiado en él.

Se sentó en su cama rápidamente.

―No.

No debería estar llorando por un chico que le demostró que no vale la pena. Pero no podía evitarlo, le había permito conocerla como nunca antes lo había hecho.

A pesar del engaño, ella no lo odiaba. Al contrario, le agradecía por todos los momentos vividos y por hacerla conocer esas hermosas sensaciones que le provocaba con sus abrazos, sus besos.

Ahora, sólo le quedaba volver a ignorarlo como lo había hecho en un principio.

Sin embargo, sólo por hoy lloraría, se desahogaría.

Está sería la última vez que pensaría en él.

Está sería la última vez que diría su nombre con tanto amor e ilusión.

Está sería la última vez que recordaría sus besos y el sabor de sus labios, aún impregnados en los suyos.

Está sería la última vez que lloraría por su indiferencia.

Está sería la última vez por la que sufriría por un chico que no valiera la pena.

Sabía que ahí afuera hay un chico que será el "amor de su vida", con el que tendría su "felices por siempre", pero mientras tanto, esta sería la última vez que sufriría por él, mañana ya lo haría.


*Parcial: examen, evaluación, prueba.


Bueno... no sé sí lo habrán entendido, pero realmente necesitaba escribirlo. Fue un gran desahogo para mi jodida alma.

Y, sí, tuve una decepción. Pero ya fue hace unos días y esta historia no dejaba de rondar en mi mente.

Y, no. No lloré como Momoko, sólo estuve sin ánimos y ya, se me va pasando de a poco.

Bien, sí tienen alguna duda, por favor díganlo y trataré de aclarárselas.

Sin más que añadir, les mando besos y abrazos asfixiantes para quienes lean esta historia.

¡Nos leemos!

Eliih Him