Disclaimer: Naruto y sus personajes pertenecen al gran Masashi Kishimoto, sólo lo uso para divertirme y sin fines lucrativos.

Advertencias: Inuzuka Sora y Eifie son personajes que no aparecen ni en el anime, ni el manga, ni tampoco en las películas, sino que es de mi propia imaginación. Como podréis comprobar, me gusta crear personajes donde no los hay (risa nerviosa). Tampoco estoy en contra de ninguna pareja fan con Sasuke; así que, por favor, pido respeto por mi historia y sino os interesa, simplemente pasad a otra cosa ^^

Sin más que advertir, y como siempre, espero que disfrutéis de este nuevo fic. (Y dejad algún rewiew, se agradece mucho).

Cáp. 1: Recuerdos Difusos

Recuerdos...

Su significado es tan preciado como su acción. Saber de ti mismo y de los que te rodean, no sentirte una extraña entre ojos ajenos que miran entre burlas y desprecio... Algo similar a las atracciones de feria.

Una voz me llama entre mi camino lleno de sombras, mire a donde mire, nadie se presenta ante mí, solo habla de forma cálida y, de nuevo, la fría oscuridad acariciando todo mi ser, encogiendo mi corazón.

-"Retazos de un sueño que parecen recuerdos lejanos. Recuerdos lejanos que parecen retazos de un sueño. Me gustaría unirlos todos... junto... a ti".

-¡Sora-chan! –mis ojos se abren y, sobresaltada, caigo de la cama llevándome por delante todo tipo de artículos puestos en la mesita de noche.

-¡Vamos a llegar tarde imôto-chan! –gritó, ésta vez una voz masculina. Acaricié varias veces mi parte adolorida y mi mascota vino a socorrerme lamiendo mi mejilla.

-No te preocupes. Estoy bien, Eifie. –Sonreí afable al felino, el cual me miró con esos ojos morados tan profundos. Me perdí en ellos al instante, ya que transmitían la tranquilidad que mis extraños sueños no me daban.

-Deberías bajar de las nubes. Vas a llegar tarde. –al escuchar a mi mascota ninja, caí en la cuenta y me vestí a toda prisa, quedando algunos botones desabrochados y mi pelo alborotado en una media cola despeinada.

Bajé a toda prisa las escaleras de casa y tropecé con cierto cánido blanco con manchas en sus orejas y, por no pisarle, volví a caer al suelo de casa. –Contigo no nos hace falta fregar. –se burló el dueño de dicha mascota.

-Si fueras responsable y cuidaras de Akamaru-kun, ¡Esto no habría pasado! –contesté a mi hermano. Eifie erizó su vello y se posicionó para atacar.

-Chicos, deteneos ¿No veis que también es un día duro para vuestros compañeros? –una mujer mayor, con las mismas marcas que el menor en sus mejillas, acarició a ambos pequeños y nos miró con desaprobación. –Tendréis que desayunar por el camino sino queréis llegar los últimos.

-Lo siento mucho, Hana-nee-san –agaché la cabeza y ésta nos sonrió a ambos. –Y lo siento a ti también, onii-san.

-Menos disculpas y más caminar. –tomó mi mano con una sonrisa y una vez cogimos nuestro desayuno, corrimos por las calles de la aldea de Konoha.

Mientras me arreglaba mi sencilla camisa, Eifie se concentró en mi pelo y mediante su poder psíquico, consiguió hacerme una larga trenza, y lo más importante, peinada. –Onii-san ¿No tienes miedo? –pregunté al verle tan tranquilo, al igual que a su mascota.

-No hay nada que temer, solo nos van a asignar un último examen y seremos Genin. Lo difícil vendrá a partir de ese momento. –asentí con la cabeza y miré al felino con tristeza. –No va a pasar nada malo, te lo prometo.

Eso no era lo que me preocupaba. Suspiré. Kiba nunca entendería cómo me sentía.

¿Acaso mi familia hacía como si no pasara nada? ¿No veían lo diferente que era de ellos... de todos?

Todos ellos castaños de ojos afilados y con un extraordinario sentido del olfato. Su amor por los perros ninjas era descomunal y por ello convivían con éstos mismos, pero yo...

No encajaba en nada. ¿Acaso ese era mi destino? ¿No encajar y ser ignorada o despreciada por todos? ¿Ser el centro de las constantes burlas y dejarme ver débil porque tenía que defenderme mi hermano?

No quería una vida así.

¿Por qué no recordaba mi pasado? ¿Por qué solo tengo recuerdos desde los cinco años?

(...)

Una vez nos asignaron los equipos, suspiré cansada. No iba a ser fácil ser compañera de un Hyûga, pero a cambio tenía a un profesor y otro compañero muy divertidos y pronto tomamos confianza. Neji no parecía ser chico de palabras, así que decidí no acercarme mucho a él.

Una vez nos presentamos todos, pude comprobar, al menos por parte de los dos vestidos de verde, que no iba a sentirme ni extraña, ni sola.

Eso me reconfortaba.

Después de una pequeña prueba, comprendieron que solo trabajaba en equipo con mi gato ninja, algo extraño en el clan Inuzuka. Tampoco tenía técnicas avanzadas ni mi cuerpo estaba muy desarrollado, así que desde que comencé la academia ninja, me especialicé en armas de combate, agilidad y precisión a gran velocidad.

A veces, sólo a veces, sentía que podía verlo todo a través de la piel, llegando a dañar los flujos de chakra, pero suponía que sólo era gracias a la telepatía y la compenetración con Eifie.

Mi gatito y yo éramos inseparables y un equipo que sabía defenderse en cualquier terreno.

Después de un largo día de entrenamiento, tanto mi mascota como yo, deseábamos cenar y bañarnos para después descansar en mi pequeño cuarto situado en el desván.

Pero algo captó la atención de nuestros oídos tan sensibles. -¡Renuncia a él Sakura!

-¡Ni loca me rendiré ante ti, Ino-cerda!

-¡Repítelo si te atreves! –al escuchar amenazas y gritos, comencé a ir en la dirección correcta, pero Eifie me detuvo.

-Va a pasar algo sino las detenemos.

-¿Quieres meterte en medio y que te pase algo a ti también? –me sorprendí por lo que me transmitió mentalmente. Sonaba con preocupación. –¡Sora!

-Lo siento Eifie, no puedo ignorar lo que escucho. –corrí a gran velocidad y cuando tenía prisa, ni el sonido me adelantaba. En pocos segundos estuve en medio de dos chicas, al parecer peleándose por algo. -¿Qué pasa aquí? –pregunté al haberme acercado lo suficiente.

-Nada que te importe. –contestó de malas maneras la de cabellos rosas, pero era comprensible pues estaba en mitad de una discusión.

-Sea lo que sea ¿Por qué no lo compartís? He oído que sois muy buenas amigas, así que no habrá problemas.

-¡Ni hablar! –contestaron de igual forma. –Sasuke-kun será mío. –Volvieron a la discusión original sin hacerme caso y miré a los alrededores al sentir chakra de más gente. -¡Sasuke-kun! –gritaron ambas dejándome sorda de un oído.

Ambas chicas iban correteando hacia el mencionado, pero éste no les hacía caso, al igual que al rubio que le acompañaba. Naruto y yo fuimos amigos desde que recordaba, gracias a que iba con Kiba a jugar con sus amigos de la infancia, pero Sasuke...

Nunca hablábamos, tampoco creía que supiera ni mi nombre, pero era extraño pues si sus ojos y los míos se cruzaban, tenía la sensación de conocerlo desde siempre.

Al ver sus ojos clavados en mí, mi mirada se afiló. No iba a ser como las otras dos pesadas, así que solo salí de allí corriendo hacia mi casa. -¿Qué pasa con ese chico? ¿Lo conoces?- me preguntó el felino y yo negué con la cabeza.

-Sólo sé que es Uchiha Sasuke y que es el último Uchiha que queda. –expliqué mientras saltábamos por los árboles.

-¿Nada más? –volví a negar con la cabeza y mis ojos entristecieron. - ¿Queriendo recuperar tus recuerdos de nuevo?

-Deja de meterte en mi mente –contesté entrando en casa.

Casi no probé bocado y después de darme una ducha, vi que Eifie había terminado de cenar pues estaba en mi cuarto. – ¿Sigues teniendo esos extraños sueños?

-Sí, pero no tiene importancia. –me senté en la cama aún con la toalla por mis hombros. –Eifie, a partir de ahora somos ninjas porque soy Genin. –expliqué y el felino me miró, esperando que continuara. –Lo que quiero decir es que ya no soy una niña indefensa que tenga que ser rescatada por su hermano. No quiero volver a ser dependiente.

-Tienes mi palabra de que yo te ayudaré en el camino que escojas. –sonreí por su comentario y le acaricié por largo rato.

-Ya no seremos más una carga para Kiba y Akamaru. A partir de ahora nos entrenaremos más duro. No podemos vivir siempre en las nubes. –el gato asintió.

-Eso implica no ser tan descuidada. –comentó sacándome una pequeña risa de nerviosismo. Apagó las luces con solo mirar el interruptor y me tumbé mirando el techo.

¿Qué conllevaba exactamente el hecho de ser kunoichi?

Cerré mis ojos y de nuevo volvía a soñar con voces y recuerdos que no parecían ser de mi vida. Oía sobre responsabilidades, sobre clanes importantes de Konoha. Nombres, fechas, cifras, rostros... todo pasaba por mi mente demasiado deprisa.

Sentía mi cabeza dar vueltas y un nudo en la garganta me impedía respirar, creí notar algo en mis brazos y grité despertándome justo para ver amanecer.

El sudor frío caía por mi frente y mi respiración estaba acelerada, necesitando del aire para no ahogarme con mi propia saliva. Decidí prepararme para un nuevo día y desperté a Eifie. Salimos de casa a solas y agudicé mi vista. –Maldita sea, con la niebla apenas puedo ver donde piso. –me quejé.

-Yo te guiaré. –el pequeño rubí que llevaba en su entrecejo brilló por unos segundos y caminó delante de mí.

Me detuve en seco.

-Puedo ver... –mascullé

-¿Eh? –el felino giró su cabeza mirando hacia atrás y me observó detenidamente. -¿Qué te ocurre en los ojos? –negué con la cabeza confusa y me tapé la vista con mis manos, cayendo al suelo de rodillas. -¿Sora?

-Creo... –parpadeé un par de veces y volví a ver la niebla- que ya estoy bien.

-Pues vamos, querías entrenar antes de ir con tu equipo. –asentí sin darle importancia a ese incidente y cuando el sol estuvo en lo más alto, decidimos regresar a la aldea y reunirnos con nuestro equipo.

Comenzaba un nuevo camino junto a mi mascota ninja. No podía permitirme tantos errores de ahora en adelante.

---

¿Y bien? Sé que no es del mismo estilo que mi fic "Cómo enmascarar la verdad", pero no está mal cambiar un poco de aires (aunque debo reconocer que adoro escribir tragedias). Pues nada, he aquí el primer capítulo. Debo advertir de que son sólo cuatro capítulos y están finalizados, así que no tardaré tanto en subirlos (disculpas a los que leen mis otros fics inacabados ). Una cosa más, hay una frase al comienzo que no es mía, sino del juego Kingdom Hearts, espero que no cuente como plagio... ¡Hasta la próxima!