CAPÍTULO 1: Una decisión difícil de rechazar.
Era una noche muy oscura en el mes de Junio en el colegio Hogwarts de magia y hechicería. Era el día 2 de Junio cuando Lord Voldemort atacó el colegio junto con su ejercito de mortífagos y otras bestias, tales como hombres lobos, gigantes y dementores. Todos luchaban contra ese ejército oscuro, es decir, todo el colegio Hogwarts, la academia Beaubatonx, la orden del fénix y los aurores del ministerio de magia. Pero sólo un muchacho de 17 años era el único capaz de eliminar al señor oscuro por culpa de una profecía. Durante la lucha Voldemort estaba cara a cara con aquel joven de ojos verdes, pelo oscuro como la noche y una cicatriz en forma de rayo. Ese chico era Harry Potter. El ataque duró toda la noche, pero en el momento en que apareció el alba, Harry conjuró la maldición asesina con Voldemort al cuál le pilló por sorpresa y murió en el acto. Pero él, antes de estar del todo muerto conjuró un potente hechizo aún más destructivo que destruyó todo el mundo. En todo el planeta Tierra murió la gente, tanto mágico como muggles. Sólo sobrevivieron dos. Albus Dumbledore y Harry Potter.
Harry
estaba sentado en el despacho de Dumbledore mientras el anciano
miraba por la ventana viendo el amanecer. Harry penso la mala suerte
que han tenido. Justo cuando hoy iba a ser el día en que se
iba a reinar una paz mundial, va y se muere el 99 de la gente. Esta
claro que ahora hay paz en el mundo, pero no pensaba de esta forma.
Dumbledore se giro hacia el chico y le miró tras sus gafas de
media luna. "¿Qué piensas hacer ahora, Harry? –
pregunto éste.
- No tengo ni idea – contesto Harry. –
ya no tengo a nadie. Ron, Hermione, Ginny, todos mis amigos han
muerto.
- Creo que ya sé qué es lo que puedes hacer
aquí. – sonrió Dumbledore.
- ¿Qué? –
pregunto Harry – al menos que podamos resucitar al los muertos, no
veo que otra cosa podamos hacer.
- Has luchado mucho para llegar a
ser el mago nº 1 del mundo, Harry – dijo Dumbledore.
-
¿Qué?
- Así es, Harry. Tu poder supera
incluso del propio Merlín. Y por eso necesitas una
recompensa.
- No quiero ninguna recompensa, profesor. No merezco
nada por todo eso.
- ¿Ni siquiera ver a tus propios
padres?
- ¿A mis padres? – se sorprendió Harry –
pero profesor, usted me dijiste que...
- Te dije que no existía
ningún conjuro en el que se pueda resucitar a los muertos. -
Dijo Dumbledore. – pero sí que existe un conjuro en el que
se puede enviar una persona al pasado.
- ¿Quiere decir que
me va a enviar a la época de mis padres para que le pueda
conocer? – pregunto Harry sin creérselo aún por lo
que dice.
- Así es, Harry – dijo Dumbledore – pero te
advierto que... una vez enviado al pasado, luego no hay vuelta atrás.
Te quedarás ahí para siempre.
- ¿De verdad? –
dijo Harry – ¿entonces si vuelvo al pasado no podré
volver y me tengo que quedar?
- Sí – asintió
Dumbledore – para ti sería una buena oportunidad de volver a
ver a tus padres, a verte nacer, y a volver a ver a tus amigos.
Aunque tendrás la mala suerte de volver a ver a Voldemort.
Pero repito que tu poder supera al propio Merlín. Así
que no te costará nada vencerle. Así que, Harry.
¿Quieres volver a ver a tus padres y cambiar el pasado para
tener un futuro prometedor?
- Sí – sonrió Harry –
esta decisión es imposible rechazar. Yo iré. Pero
usted, profesor, ¿qué va a hacer?
- Yo ya soy muy
viejo para vivir más – contestó Dumbledore – si he
de morir que sea de vejez. No te preocupes por mí. Yo ya he
cumplido mi misión en este mundo. Ahora todo depende de ti
para cambiar el pasado o no.
- Sí, señor. –
contesto Harry – haré lo que pueda.
- Antes de todo te
informó que mi yo del pasado ya lo sabe todo. Así que
él ya te irá diciendo lo que vas a hacer. Pero antes de
que te vayas. Vamos a cambiarte un poco tu imagen. – agitó
su varita y Harry notó que su pelo cambió de color
negro a rubio. Se miró en un espejo y vio que tenía
ojos azules y con gran agrado vio que su cicatriz había
desaparecido. - siempre tendrás esta cicatriz, pero pensé
que tal vez ya estás un poco harto de esta cicatriz así
que te la he ocultado.
- Muchas gracias, profesor – sonrió
Harry – era precisamente el look que quería tener.
-
También te tienes que cambiar de apellido – dijo Dumbledore
– a partir de ahora ya no eres un Potter, sino un Modián. Te
llamarás Harry Modián.
- Muchas gracias por todo lo
que haces por mí – dijo Harry – me gustaría pagarte
con algo.
- Déjalo – dijo Dumbledore – ya me pagarás
modificando el pasado – conjura una puerta – venga Harry, tu
nueva vida empieza ahora.
Sin pensarlo dos veces, Harry corrió
hasta la puerta y la cruzó. "¡Buena suerte, Harry
Modián!" – dijo Dumbledore por lo bajo.
