Disclaimer: Nada de esto me pertenece.

Notas: Realmente no quise tomarme en serio esto, así que contiene un poco de todo, humor, amistad, romance, Kylo molestando a Hux, Hux enojado, etc. Nada de drama ni angustia, todo risas (porque me encanta que Ren se ponga una peluca) En fin, digamos que es una comedia romántica sin hacer demasiado OOC a los personajes, es decir, todos tendrán sus personalidades originales a pesar de que todo esto sea una joda.

Larga vida a Matt the radar technician.

¡Espero que les guste!


Prólogo

— Atención, este es Matt; Matt, este es el equipo de técnicos de radar del Finalizer.

Wina Ragant, una gran morena de aspecto severo y la oficial que comandaba los técnicos arriba de la nave, hizo la presentación correspondiente del nuevo integrante del equipo. El rubio de oscura mirada y grandes gafas de marco delgado observó a todos y no dijo nada; en respuesta, sus compañeros tampoco abrieron la boca.

Fue un tanto incómodo.

— Arkim —dijo Ragant, la aludida se puso de pie de inmediato.

— Teniente Ragant.

— Enséñale cuales son las tareas por día para los técnicos, explícale todo lo que tiene que saber y luego se ponen a trabajar. ¿Entendido?

Vala Arkim miró a Matt con algo de duda y él le devolvió la mirada con frialdad. El hombre dudaba que una persona así de menuda fuera eficiente en cualquier tarea a bordo del Finalizer, pero la teniente parecía confiar en ella, así que debería seguirla.

— Si, señora.

— Concluyo la reunión, pueden ir a trabajar.

Ragant salió y todos la siguieron hasta que solo quedaron atrás el nuevo técnico y su supuesta tutora momentánea.

— Ok, vamos, esto no tomará mucho tiempo —dijo Vala, acomodando mejor su corta melena color violeta oscuro con horquillas, para apartar el cabello que caía sobre su rostro. Matt seguía mirándola con algo de duda y fastidio entremezclados.

— Conozco el Finalizer —le informó con severidad.

— ¿Lo haces? —ella ni siquiera se dio cuenta de eso y comenzaron a caminar—. ¿Trabajaste en algo aquí antes?

— No... Sí... —Vala le echó una mirada confundida y siguió caminando, esperando que contestara algo menos ambiguo—. Era un aprendiz de… de… cocina.

Vaya, que idiota, se reprendió mentalmente, enfurecido. Sí, por más que se lo ocultara a todo el mundo y en especial a sus compañeros del alto rango en la primera orden, sabía cocinar y muy bien, por eso se le había ocurrido tan rápido inventar esa mentira, pero ¿Qué diablos hace un aprendiz de cocina siendo técnico de radar? Eso no es muy convincente. Le faltaba mucho para ser un gran mentiroso.

Bueno, al menos había engañado a Ragant y había sido fácil.

— ¿Cocina? —Arkim volvió a mirarlo con interés—. ¿Y qué sucedió? ¿No salió muy bien?

— Ser técnico es mi destino —soltó tajántemente, quizás demasiado.

— Es primera vez que alguien está tan entusiasmado por ser algo así. Somos lo más bajo del Finalizer ¿Sabes? El trabajo apesta —explicó la joven con sinceridad.

— ¿Qué edad tienes? —la interrumpió el rubio, sin importarle lo que estaba diciendo.

— Veintitrés —respondió ella.

— ¿Y eres técnico?

— No se necesitan muchos años para aprender a serlo, estoy abordo desde los veinte.

Él se sorprendió de saber que, como ella, habían muchas más personas que simplemente eran invisibles allí y sin embargo hacían funcionar todo de manera impecable. Claro está que si alguien falla, está fuera; literalmente lanzado al espacio, pero al parecer de eso tampoco se enteraba. Solo cuando le hacían alguna ofensa personal se encargaba él mismo del trabajo sucio. Vala parecía ser eficiente, Tres años sin cometer errores y haberse ganado la confianza de su teniente eran algo, al menos.

— Es mucho tiempo, Arkim —comentó Matt, distraído.

— No importa —la aludida se estiró—. Y no me llames Arkim, suenas como un superior con esa voz profunda. Mi nombre es Vala.

Él la miró e intentó no sonreír con mordacidad ante su suposición y asintió secamente.

— ¿Y hacia dónde vamos exactamente, Vala? —preguntó. Hace un buen rato se había dado cuenta de que la ruta que había tomado la muchacha no llevaba hacia ningún lugar ni poseía lógica alguna, era como si estuviera caminando hacia donde fuera, al azar.

— Oh, no sé. A evadir la tarea que me ha dejado Ragant.

Y ahí lo tenía, la insubordinación de cerca.

Interesante.

Eso de haberse disfrazado de un empleado no había sido tan mala idea, al parecer, y había decidido en ese mismo segundo que Arkim sería su copiloto de confianza en esa montaña rusa. Se sentía como volver a ser un muchacho.

La próxima parada tendría que ser cerca del General Hux. Lo molestaría hasta que quisiera despedazarlo y se diera cuenta, al final, que no puede.