Nada.

Eso es lo que Koushiro Izumi pudiera hacer todo el dia con Mimi. Nada. Porque con ella las palabras sobraban. Bastaba con sentarse frente el uno del otro y asi podía pasarse la eternidad.

Koushiro delante de ella, contemplando cada fina facción de su pequeño rostro, repasando y repasando aquellos labios que conocía a la perfeccion, tomandola por sorpresa con fugaces besos, que ni aun ella se esperaba. Recorriendo con sus dedos aquel delicado rostro de princesa

Mimi por su parte se limitaba a esperar. Esperaba las reacciones de Kou, esperaba sus dedos dirigiéndose a cada parte de su rostro, o esperaba que recorriera su mentón o su nariz, que pasara sus labios por su oreja arrebatándole un suspiro y aunque ya se lo esperaba, siempre había una nueva sorpresa en Koushiro que la hacia desearlo mas y mas

Cuando la recta nariz de Koushiro recorría el cuello de Mimi lentamente y subiendo por su nuca hacerlo nada significaba hacerlo todo.

Mirarse, encontrar sus miradas en el infinito, el color caramelo y la oscuridad, la pureza y perfeccion de los ojos de Mimi se encontraban con el amor y el afecto que la mirada de Koushiro guardaba para ella, era simplemente como una ventana a sus almas. Era ver el amor que se tenían el uno al otro y perderse en el.

El que la calida y suave mano de Mimi tocara la suya era para Koushiro un millón de sensaciones, el sabia que su piel era cual terciopelo, como la porcelana, clara suave y hermosa, era sentir su piel bajo la de su querida Mimi.

Que Koushiro posara su mano en los claros cabellos de Mimi la hacia estremecer, este parecía tocarla como si se tratara de la mas fina muñeca de porcelana la cual temia romper, asi que utilizaba caricias cuidadosas y lentas que hacían que la pequeña criatura entrara en desesperación y añorara mas del tacto de su novio

Mimi siempre dirigía sus dedos a las mejillas de Koushiro, acariciándolas una y otra vez, como si en verdad ese hombre en frente de ella fuera totalmente desconocido y deseara que cada parte de su rostro quedara grabada en su memoria para siempre

Nada.

Eso era a lo que se dedicaban Mimi y Koushiro en la soledad. Ha hacer nada.

Nada mas que mirarse, mirar a Mimi y sus cortos pero agiles pasos de bailarina, mirarla y pensar que al dia siguiente ya no deseara mirarla tanto cuando sabe perfectamente que asi será y que seguirá deseando que su mirada se encuentre con la de su dulce princesita

Nada mas que tocar el rostro perfecto de Kou, asegurándose de que cada facción fuera real y no un producto de un sueño propio de Mimi, pasando sus pequeños dedos por los rojizos cabellos de su amor, sintiéndolo sedoso y suave, probando sus labios una y otra y otra vez hasta pensar en desgastarlos

Tomar sus manos en el vacio de la soledad y sentirse acompañados, que los fuertes brazos de Koushiro tomaran el pequeño y frágil cuerpo de Mimi mientras ella se sentía segura. Se sentían amados.

Porque para Koushiro Izumi y Mimi Tachikawa hacer nada significaba hacerlo todo.