ACLARACIÓN: Todos los personajes, así como lugares y términos especiales son obra y propiedad de Akira Toriyama. ¡¡Muchas gracias!!

N/A: Después de mucho tiempo leyendo fanfics acerca de Bulma y Vegeta, unos buenos y otros no tanto, me he dado cuenta de que aunque muchos me gustaran ninguno reflejaba exactamente lo que yo pensaba que debió ser el desarrollo del romance entre estos dos. Unas veces los personajes (especialmente Vegeta) eran muy OOC, otras sucedían eventos claramente fuera del cánon... Finalmente he decidido escribir mi propia visión de la historia, que tengo pensado abarcará desde esos famosos tres años hasta el final, aunque no creo que me quedará muy larga. Si alguien se anima a leerla, espero que le guste. Advierto que nadie espere nada demasiado romántico, yo creo que a esta pareja no le pega; por más que su relación sea probablemente una de las más intensas del universo manga, todos sabemos que tanto Vegeta como Bulma no son precisamente las personas más fáciles del mundo ¿no? ;)


CAPÍTULO 1

Cenizas al viento

–Está bien, no te preocupes. Me haré unas palomitas y pasaré la tarde viendo películas.

Bulma colgó el teléfono y suspiró resignada. Ya estaba casi acostumbrada a que Yamcha le cancelara citas a última hora porque su entrenamiento se prolongaba, pero lo que le empezaba a inquietar era que cada vez le importaba menos. En realidad el plan de la película en casa se le hacía más apetecible que ir a cenar con él, y eso que llevaban casi un mes sin salir juntos. Sabía lo que significaba haber empezado a no echarle de menos, y el pensamiento le entristecía.

Con un nuevo suspiro se levantó y caminó lentamente hacia su cuarto. Apatía, esa era ahora la palabra clave en su vida con Yamcha. La chispa del principio se había apagado, ya no eran dos adolescentes inexpertos enfrentándose a su primer amor y al madurar parecía que sencillamente habían tomado sendas distintas. Bulma sentía que en algún momento lo había dejado atrás y él había sido incapaz de alcanzarla. Debería haberse dado cuenta antes. Por ejemplo, el día en que el Dragón lo hizo resucitar y al verlo ella no se sintió diferente a cuando volvió Krilín. Alegría, alivio. Ningún calor subió por su cuerpo. No hubo mariposas revoloteando en su estómago. Le quería, sí, pero hay tantas clases de amor… El de ellos ya no era el de una pareja enamorada y empezaba a ser ahora cuando de verdad era consciente de ello. Dolorosamente consciente.

Entró en su habitación y se sentó al tocador. Aquella mañana había ido al salón de belleza pensando en su cita, le habían alisado el pelo y hecho un recogido alto, ideal para el vestido sin espalda que tenía pensado ponerse. Todo en un esfuerzo por volver a experimentar alguna ilusión, pero ya entonces sentía que era perder el tiempo. Su subconsciente tenía perfectamente claro lo que hasta ese momento ella se había negado a aceptar, y no era sólo que su relación con Yamcha no tenía ningún futuro. En realidad había terminado hacía tiempo. Cenizas, eso era lo que quedaba de su largo noviazgo. Faltaba, sencillamente, que se las llevara el viento…

Tragó saliva y se imaginó a sí misma frente a él, liquidando una relación de más de una década. ¿Qué sentiría en ese momento? ¿Tristeza, alivio? ¿Y él? ¿Pensaba lo mismo que ella? Deseaba que así fuera. No quería que sufriera si para él las cosas eran diferentes, si acaso él la seguía queriendo como al principio. Todo sería así mucho más fácil para ambos.

Bulma alzó una mano y empezó a retirarse horquillas del cabello, que le terminó cayendo lacio sobre la espalda como una cascada azul. Se miró al espejo con melancolía. Había pasado tanto tiempo con Yamcha que ya no recordaba lo que es encontrarse sola. No le gustaba la sensación, pero la idea ya no le inquietaba tanto como cuando era una niña. Ése había sido el motivo de salir en busca de las bolas de dragón a los dieciséis años. Sonrió, recordando aquellos tiempos. Su primer encuentro con Goku, con Oolong, con el mismo Yamcha y sus mil aventuras. Ah, cómo pasaba el maldito tiempo.

Tiempo… Máquinas del tiempo, pasado, futuro, androides… Cogió un cepillo y comenzó a pasárselo por el pelo con fuerza, de malhumor. Últimamente todo terminaba llevando al mismo sitio y empezaba a estar harta. No es que no tuviera miedo, pero confiaba en sus amigos. Goku, Piccolo, Gohan… todos estaban preparándose al máximo para cuando llegara el momento de la batalla. Incluso Vegeta…

Detuvo la mano a media cepillada y apoyó la barbilla en un puño, pensativa. Vegeta. Ese arrogante, engreído, malencarado, sarcástico… oscuro, misterioso, sexy… Sexy con S mayúscula, S de "sexo salvaje"… Cerró los ojos, imaginándolo ahora. Estaría entrenando, los músculos cubiertos de sudor, jadeante por el esfuerzo, siempre con aquella mirada penetrante que parecía atravesarla… Se mordió el labio. Aquello no estaba bien, no podía ponerse a fantasear con un hombre como él, que había jurado matar a su mejor amigo y destruir la Tierra cuando hubieran terminado con los androides. Maldita sea, ¿por qué tenía que ser tan atractivo? ¿Qué tendría de malo que todos los enemigos fueran como Piccolo?

Irritada consigo misma terminó de cepillarse el pelo y dejó el cepillo a un lado. El cuero cabelludo se le había quedado dolorido por culpa de los tirones y su humor había empeorado considerablemente, así que decidió que un baño de espuma era lo que necesitaba en ese momento. Relajarse, vaciar la mente si es que ahora era capaz de quitarse al maldito príncipe de la cabeza…

Quizá una ducha fría le vendría mejor.

Más tarde intentaría poner sus ideas en orden, y pensar en lo que le iba a decir a Yamcha la próxima vez que le viera.