Perfecta.

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Respiro hondo, dejando entrar el calido aire a sus pulmones. Sus mechones irregulares caían en picos sobre sus ojos, tapando un poco de su visión y sus ojos avellana se mantenían cerrados sin miras de querer abrirse.

El tronco del árbol que sostenía su espalda era lo suficientemente cómodo para relajarlo y despejar su mente, cosa que agradecería infinitamente…si el nombre Kuchiki Rukia no volviera a torturarlo.

¿Como diablos hacia para infiltrarse siempre? A cada maldito segundo que tenia libre, la recordaba, tan segura, altiva, malditamente fría y elegante… tan endemoniadamente tentadora.

La conocía demasiado, sabia que esa faceta de indiferencia para con él era solamente para inflar su orgullo, ese orgullo que se encargaba de mantener la distancia entre ellos.

Sus peleas constantes eran cosa de todos los días, querían que las demás personas vieran entre ellos un odio inexistente que ocultaba la atracción innegable de sus cuerpos.

Porque ella lo retaba, retaba a su corazón y se aseguraba la victoria con eso, sabiendo que él era apenas un adolescente inmaduro que nunca iba a reconocer lo que sentía por ella…

La vio a lo lejos caminando con sus amigas, sus ojos no pudieron evitar divagar por toda su figura y deleitarse con ella. Aunque se negara, era imposible ocultar sus reacciones cuando la tenia en su campo visual y peor aun… intentar no hacerle nada.

Apretó sus puños con fuerza, afilando sus ojos avellana al verla reírse con perfección, siempre manteniendo la compostura para no exagerar con sus emociones, viéndose siempre...

…demasiado perfecta.

Si, la palabra que la definía sin lugar a dudas era esa, siempre cuidándose de la mirada ajena, quedando como una dama frente a cualquiera, cuidando sus palabras, sacando a relucir su inteligencia, caminando de esa forma tan arrogante, como si pudiera hacer lo que se propusiera, siendo conciente de la mirada de todos los hombres en su figura, hombres que la idolatraban por su belleza y terquedad, por tener ese carácter insoportable que la hacia parecer inalcanzable, todo en ella rozaba la perfección.

Ella presentaba un desafío.

Y eso le jodia de sobremanera.

Revolvió sus anaranjados cabellos para distraerse y calmarse. Él no era así, no perdía el control nunca, por nada ni nadie y esa chiquilla caprichosa no seria la causante de sus problemas, no iba a permitirle acabar con la muralla que había construido con tanto esfuerzo.

Soltó un sonoro suspiro y se concentro en tomar aire reiteradas veces para acallar los golpeteos contra su pecho.

"Si ella es perfecta, yo seré un dios griego…"

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Termine! Fa, hace mucho que no escribo nada u.u espero que les guste este nuevo proyecto, es cortito, pero a mi me gusto escribirlo. Ustedes decidirán si sigo o no. Gracias!