Disclaimer: Dragon Ball Z no me pertenece. Todos los derechos están reservados por Akira Toriyama.
Juegos del Destino
Capitulo 1: Un Castigo Divino
El despertador sonó como todos los días; la hora: 7:00 de la mañana. Bulma estiró el brazo y lo apagó.
— Ya es hora —se dijo dándose animo y tratándose de despertar.
Cada día era lo mismo: Despertarse a las 7 de la mañana, bañarse, vestirse, medio desayunar, y conducir hacia la universidad.
Bulma tenia ya 21 años y estaba en su cuarto año de universidad, solo le restaba uno para colocarse como una gran científica y una gran especialista en robots, era ese su sueño, estar frente a la empresa de su padre y hacerlo de una manera grandiosa.
Por otra parte, también pensaba en el matrimonio, sabia que tenía muchos admiradores y que varios jóvenes de la universidad darían lo que fuera para que aceptara salir con ellos pero ninguno le llamaba la atención, no porque no estuvieran a su altura, sino que ella era una mujer rara, sumamente rara y ninguno de esos hombres le despertaba el más mínimo interés.
— Ya llegará —se animaba pensando—. Cuando menos me lo espere y en el debido momento, aparecerá frente a mi.
No le disgustaba la popularidad que tenia, al contrario le agradaba que los demás la vieran aunque nunca había utilizado aquello como algo de lo que pudiera presumir; a pesar de ser muy inteligente y adinerada le gustaba ayudar a le gente y eso la hacía ser tan querida entre sus amistades y conocidos.
Bulma se metió a bañar y al cabo de 15 minutos estaba lista, se vistió y cepillo su cabello largo y lacio.
Vio la hora en el reloj de pared de su cuarto el cual estaba perfectamente acomodado.
— Si no me apuro seguro que llegare tarde —dijo para si y salió de la habitación, bajo las escaleras y paso por la cocina para tomar una manzana que mitigara el hambre por un rato.
— ¡Mamá me voy! ¡Te veo mas tarde!— grito Bulma saliendo ya de la casa
— ¡Cuídate hija y suerte! —le deseó su alegre madre.
Bulma sacó su capsula y la lanzó al suelo de la cual salió su auto deportivo convertible color azul marino y comenzó a conducir.
— Espero que Milk ya haya llegado, necesitamos buenos lugares para esta clase. — dijo pensativa
Milk era la mejor amiga de Bulma desde que iban en primero de preparatoria, desde entonces ellas estaban juntas; habían pasado buenos y malos momentos juntas por lo cual su amistad se había vuelto muy fuerte. Milk era de carácter fuerte al igual que Bulma, pero era linda, se exigía mucho a ella misma y salía adelante por sus méritos a parte de ser muy buena cocinera, por eso estaba estudiando gastronomía.
Bulma llego al estacionamiento de la universidad, se bajo del coche, lo convirtió en cápsula y lo guardo en su bolsa.
— ¡Bulma! —la llamó Milk acercándose a ella.
— ¡Milk! Vaya llegaste temprano, discúlpame por tardar.
— No te preocupes tenia 5 minutos de haber llegado, pero también vine temprano porque Goku dijo que llegaría pronto, siempre me hace lo mismo ya debería saber que no va a llegar a tiempo, pero cuando lo vea le daré una…
— ¡Milk! Tranquilízate seguro que llegará, tarde pero llegará ya sabes como es Goku ¿de que te asombras?
— Tienes razón, pero aun conservo la esperanza de que cambiará. Bueno mejor vamos a la clase, no creo que Goku llegue ahorita, ya lo buscare más tarde.
— Muy bien, vamos.
Goku que era el novio de Milk era un chico un tanto distraído, tenía cabello negro y alborotado; era alto y de cuerpo bien formado pues le encantaba hacer ejercicio y sobretodo comer. Ellos estaban juntos desde la preparatoria también y a pesar del su carácter de Milk los dos llevaban su relación razonablemente, aunque Goku siempre tenía miedo de hacer enojar a su novia porque le iba muy mal.
Las dos amigas entraron al salón y se sentaron en la segunda fila juntas, el profesor de filosofía llego temprano y comenzó a dar clase.
— Filosofía, me pregunto ¿de que me servirá la filosofía en mi trabajo? —pensó Bulma desinteresada—. ¿Filosofía de los robots a caso? No me gusta esta materia —Dijo Bulma Despectiva
La clase transcurrió sin problema Bulma a pesar de no gustarle la materia ponía atención ya que no quería tener calificaciones bajas que le afectaran, de pronto sonó su celular
— No puede ser, olvide ponerlo en vibrador — pensó Bulma alarmada rebuscando en su bolsa. Cuando al fin encontró su celular apretó un botón y el artefacto al fin dejó de sonar.
El profesor que ya había visto de quién había sido el celular que sonaba se limitó a seguir escribiendo al pizarrón sin más.
— Me salve, no me va a decir nada —se alivió Bulma.
—¿Quién era Bulma? — le preguntó Milk por lo bajo para no ocasionar más problemas con el maestro.
— No vi, no me dio tiempo pero cuando acabe la clase me fijaré.
— Ya faltan 10 minutos —anunció su amiga.
— ¡Que alivio! —sonrió Bulma
Al terminar la clase el profesor se quedo acomodando sus cosas; Bulma y Milk aun estaban en el aula guardando sus libros, ya no tenían clases algunos maestros tenían junta y se suspenderían todas las actividades.
— Vamos Milk, se me ocurrió que podemos ir de compras o a tomar un café.
— ¿Señorita Briefs? —la interrumpió el maestro.
— ¿Ahora que quiere este señor? — pensó desconcertada volteando a ver a su maestro.
— ¿Puede permitirme su celular? —le dijo el profesor
— Eh… claro profesor aquí tiene, si necesita hacer una llamada puede ocuparlo…
— No es para una llamada —dijo el profesor guardando el celular de Bulma en la bolsa del pantalón
—¿Que demonios…? — pensó la peli azul más que confundida.
Bulma miro a Milk que estaba igual de desconcertada que ella
— Si quiere su celular de vuelta va a acompañarme y hacer un ensayo, y asi aprenderá a apagarlo en mi clase y mas le vale que no proteste si lo quiere de vuelta —dijo Molesto el profesor
Bulma se quedo boquiabierta ante la indicación pero no protesto ya que necesitaba su celular.
— Oh no —comenzó a lamentarse mentalmente —, mi agenda, mis números, mis actividades programadas, los documentos de mi padre…
— Milk, ve a casa ya nos veremos mañana ¿si? Cuídate y discúlpame no te preocupes sólo por favor llámale a mi Mamá y explícale las cosas para que no se preocupe —se despidió Bulma.
— Claro que si suerte, llámame cuando llegues a tu casa —dijo Milk caminando a la puerta del salón.
El profesor le hizo una seña a Bulma para que lo siguiera, esta obedeció y fue detrás de el. La heredera de los Briefs estaba molesta pero tenia que calmarse pues no estaba en condiciones de alegar. El profesor se detuvo frente a la sala de maestros y se dirigió a ella:
— Bien señorita Briefs en este salón que esta al lado de la sala de maestros va a ponerse a escribirme un ensayo de 1 cuartilla y media sobre como le sirve la filosofía en su vida, cuando termine me trae la hoja a la sala de maestros y le regreso su celular, voy a estar una hora mas aquí así que dispone de ese tiempo —concluyo el profesor mirando su reloj.
— De acuerdo —asintió la alumna conteniendo su frustración.
Bulma entró al salón y pateó la silla que tenia al lado.
— Ya estoy bastante grande para estas cosas, nunca me había pasado algo asi ni siquiera tuve la culpa ¡Agh!
Bulma se sentó en la parte de en medio, sacó dos hojas y comenzó a escribir.
Cuando habían pasado 10 minutos de que ella había entrado oescuchó la voz del profesor en el pasillo, estaba hablando con alguien mas:
— Otro mas veo que nadie respeta aquí. Bien pase adentro del salón y hágame un ensayo de 1 cuartilla y media si es que quiere ver su celular de nuevo y pregúntele a la señorita Briefs que esta allá dentro por la misma causa que usted, de que se trata el tema del ensayo cuando termine viene por su celular estaré aquí 45 minutos mas y ese es el tiempo que tiene para entregarme ese ensayo —concluyo el Profesor
—¿Quien podrá ser? —se preguntó Bulma aunque de pronto recordó que tenía que darse prisa—. Dijo que tenia 45 minutos ¡45 minutos! Dios y aun no acabo me falta media cuartilla.
La puerta se abrió y Bulma miró de reojo pero alcanzó a ver bien de quién se trataba, sólo tenia una leve sospecha
— Oh no… Oh no Dios no puede ser ¡Voy a morir! —pensó nerviosa.
Bulma volteo a ver a la persona que había entrado al salón y al ver de quien se trataba no supo si quería morir en ese momento o salir corriendo de ahí.
Siguió con la mirada a aquel muchacho y vio que se había sentado a su derecha a una fila de ella, él sacó dos hojas y un lápiz se cruzó de brazos y cerró los ojos. Parecía muy tranquilo y cómodo en esa postura, a Bulma le parecía que su celular le importaba un cacahuate.
— Vaya que es serio, pero está guapo —pensó la chica sonrojándose—. Debe ser el destino…
Vegeta era un joven popular, guapo, varonil, de cuerpo formado y callado, media escuela moría por el y Bulma sin duda era parte de ese gran grupo que amaba al chico de cabellos rebeldes.
La gran mayoría de jovencitas que andaban tras de Vegeta sólo se la pasaban diciendo lo guapo, musculoso y adinerado que era; sin embargo Bulma no pensaba en todo eso. Vegeta le había llamado la atención desde un principio por su aire de misterio, porque era muy callado y serio, y sobretodo le gustaban mucho sus ojos negros profundos. Ellos dos nunca habían platicado y no tenían clases en común, para variar su aulas estaban de extremo a extremo, pero eso no impedía que se toparan por todos lados: en la cafetería, la plaza cívica, las jardineras y el estacionamiento aunque siempre de lejos, ocasiones en que Bulma aprovechaba para observarlo tanto tiempo como le fuera posible.
— ¿Por que te mando aquí? Oí que también te quitaron tu celular ¿porque? —. Pregunto Bulma armándose de valor
Vegeta abrió un ojo para mirar a Bulma, esta lo observaba con los ojos muy abiertos. El chico la miró pero no parecía dispuesto a contestarle.
— Bueno, se que puedo parecer molesta, pero necesitas de mi y a final tendrás que hablarme porque el profesor no te dijo el tema y si quieres tu celular me terminaras preguntando.
Dicho esto Bulma regresó a seguir escribiendo muy concentrada. Vegeta había quedado sorprendido y ya la veía con los ojos muy abiertos y muy desconcertado.
— ¿Que demonios le pasa? como habla esta mujer —pensó aún viéndola de reojo.
Vegeta se enderezó en la posición en la que estaba y se quedó de nuevo inmóvil.
— A mi me lo quito porque estaba oyendo música en su clase, desde hace dos días lo tiene y apenas hoy vine a verlo —confesó Vegeta desinteresado.
Bulma miro a Vegeta, se había imaginado que no le contestaría, pero ya veía que el no era tan serio, se alegro de recibir su respuesta aunque aún temblaba de nervios.
— Vaya… bueno a mi no me gusta nada la filosofía, pero de eso a no escuchar la clase no está muy bien que digamos aunque supongo que es típico de ti… bueno mejor empieza a hacer tu ensayo si quieres que te regrese tu celular, el tema es que dio es sobre en qué te sirve la filosofía en la vida — dijo Bulma con una gran sonrisa
— ¿Acaso me conoces?— pregunto el mientras ya empezaba a escribir.
Aunque Vegeta sabía que ella lo conocía, eso lo llevaría a echarse de cabeza él solo, así que prefirió fingir demencia.
— ¿Que? Vaya había oído que eras serio, orgulloso pero no despistado.
Bulma se paró de su asiento y miró fijamente a Vegeta, su rostro se torno a una expresión seria.
— ¿Que demonios le pasa a esta mujer? —pensó Vegeta viendo como Bulma se ponía de pie—.¿Que va a hacer? ¿Porque se levanta?
Bulma avanzo hacia Vegeta y se sentó a lado de el, en la segunda fila, se acercó a su rostro y lo miró confundida.
Vegeta tenia la cara de Bulma muy cerca y desvió la mirada, pues empezaba a sentirse incomodo a causa de los ojos insistentes de la chica.
— ¿Enserio no me recuerdas? ¡Uff! —le pregunto Bulma con un suspiro.
Vegeta movió su cabeza a los lados negando.
— Pues resulta que íbamos juntos en la preparatoria, si ya se que no en el mismo grupo pero tu salón estaba a dos del mío y eras tan popular como ahora, entiendo que a lo mejor no me conozcas —Bulma se acercó un poco más mirándolo curiosa de arriba a abajo—. Me parece que no has cambiado nada —dijo Bulma sonriendo alegremente.
— Entonces por eso te me hacías conocida —dijo Vegeta sin interés.
— Bien, basta de charlas ya termine, ¿tú como vas? —preguntó Bulma observando la hoja de Vegeta
— Me falta media cuartilla pero creo que ya exprimí todo mi cerebro —dijo Vegeta frunciendo la boca.
— Hay pero es fácil a ver, escribe lo que te voy a decir y en menos de 10 minutos habremos terminado.
Vegeta escribía lo que Bulma le decía. Todo había salido bien para él; por supuesto que la conocía más de lo que ella pensaba, también era obvio que sabia que habían ido en la misma preparatoria sabia que se llamaba Bulma Briefs, que era la heredera de la corporación capsula, hija única y multimillonaria, pero eso no era difícil de saber ya que su familia era muy popular en toda la ciudad.
El sabia mas de ella gracias a sus ojos con los cuáles observaba hasta el más mínimo detalle de las cosas y su silencio, que le permitía guardarse todas sus reflexiones y pensamientos para él sólo…
Cuando los dos estaban en la preparatoria, Vegeta se la pasaba observando a la joven Brief a lo lejos, gracias a ello descubrió varias cosas de ella; Bulma era un tanto extravagante en su forma de vestir, y al parecer su color favorito era el rojo, la chica era sumamente estudiosa y tenía un carácter de los mil demonios cuando explotaba sin embargo podía ser muy agradable cuando estaba de buen humor. Después de varias ocasiones en las que se vio envuelto en verla de lejos se dio cuenta que le gustaba, bastante pues se le hacía muy atractiva.
En aquella ocasión supo que la chica le gustaba mucho y eso sólo podía significart que Bulma no era ordinaria y así lo era ya que era diferente a todas las mujeres que había conocido. Y como buena jovencita popular Bulma era acechada por muchos, razón por la cual (aparte de su orgullo) Vegeta no se le acercaba.
La preparatoria pasó sin pena ni gloria alguna, y él nunca intentó algún acercamiento con Bulma, pero al ingresar a la universidad en su primer día de clases Vegeta vio a la peli azul en el estacionamiento, ella bajaba de su auto y lo guardaba en una cápsula, sólo pudo pensar que era el destino. Al entrar a clases se dio cuenta que no compartía materias nuevamente con Bulma. No pasó ni una semana y el ya se había vuelto muy conocido tanto entre las alumnas de su mismo grado como entre sus superiores y aunque muchas señoritas se le habían acercado, él simplemente seguía sintiendo curiosidad por una sola de aquella escuela.
— Muy bien Vegeta, ya terminamos, esto suena muy convincente —dijo Bulma tras echarle una hojeada al ensayo de Vegeta.
— ¿Por qué me ayudas? —pregunto Vegeta viéndola a los ojos.
— Ni siquiera yo lo sé —pensó Bulma sorprendiéndose por la pregunta de Vegeta. Pero ella sabía la respuesta, quería conocerlo, acercarse con él, saber lo que le gustaba y lo que no pero eso no podía decírselo—. Quieres tú celular de vuelta ¿no? Pues… es sólo como un favor, pero si querías hacer solo el ensayo me hubieras dicho y no te ayudo—contestó ella.
Vegeta reprimió una sonrisa pero era evidente que se encontraba tieso de los nervios sobre todo porque Bulma había iniciado el contacto con él.
— Bien vamos a entregarle el ensayo a ese profesor y ya verá cuando lo lea se va a impresionar —dijo Bulma animada saliendo del salón.
— Vaya mujer tan rara— pensó Vegeta mientras la seguía.
…
Era el primer día de universidad y Bulma Briefs había llegado puntual; la muchacha descendía de su convertible azul que su papá le había regalado y pronto lo convirtió en capsula. De pronto sintió que alguien la observaba y giró la cabeza… en ese instante su mirada y la del chico de cabellos rebeldes se encontraron.
— ¿También viene aquí? ¡Viene aquí! —pensó Bulma emocionada y nerviosa a la vez—.¡Tiene que ser el destino!
Aquel joven no le quitaba la mirada su semblante era serio y duro pero Bulma percibía una buena vibra de el. Apenada la futura científica dirigió la vista hacía otro lado esquivando los ojos de Vegeta.
— No debe ser tan malo como lo describen solo hay que encontrarle el modo —sonrió para sus adentros.
Bulma se armó de valor nuevamente y volteó para comprobar si Vegeta aún la miraba, y no se equivocó el chico aún le sostenía la mirada; los dos se observaron por un poco tiempo más y después Bulma se apresuró hacia su clase.
…
Vegeta y Bulma entraron a la sala de maestros y le entregaron el ensayo al profesor de filosofía quién leyó sus trabajos minuciosamente y después de unos minutos les devolvió su celular a cada uno, sin pensarlo dos veces ambos salieron de ahí.
— Bueno yo me voy —dijo Vegeta
— Yo también, y creo que vamos al mismo lugar por nuestros respectivos autos así que te acompaño.
— ¿No piensa dejarme sólo de una buena vez? —pensó Vegeta irritado. Necesitaba estar sólo, huir de ella porque lo ponía nervioso con sólo oírla hablar y Bulma era una mujer que hablaba hasta por los codos.
Por su parte Bulma no quería irse, deseaba con todas sus fuerzas que el día junto a Vegeta no terminara nunca. Los nervios que ella sentía parecían haberse calmado un poco, ahora tenía un poco de más confianza aunque seguía sintiendo cosas en el estómago nada más de verlo, ya que Vegeta le gustaba de verdad.
Caminaron en silencio sin mirarse uno a lado del otro hasta llegar al estacionamiento. Se detuvieron al llegar junto al bonito coche negro de Vegeta.
— Bien, aquí me quedo ¿y tu coche? —preguntó Vegeta sacando sus llaves.
— Ahora lo saco, es que siempre lo llevo en capsula por precaución —contesto animada.
Bulma saco de su bolsa una capsula del mismo color de su auto, la acciono y la tiro al piso, una vez esparcido el humo su convertible azul apareció.
— Bueno Vegeta fue bueno pasar un rato contigo, eres muy… divertido —dijo ella sonriente—, espero haberte sido de ayuda, cuídate mucho.
— Ah… emm si —vaciló Vegeta ante la mirada chispeante de la joven—. Adiós.
Vegeta no quería correrla pero necesitaba su espacio, irse de una buena vez y comenzar a asimilar todo lo que había sucedido ese día.
Entonces sin previo aviso Bulma se acercó a Vegeta, se puso de puntillas y besó su mejilla en modo de despedida. Él no retrocedió ante el contacto sino que se quedó paralizado en su lugar sin saber qué hacer.
— A-Adios —dijo Bulma con las mejillas encendidas y subió a su coche.
Vegeta se quedó parado viendo como el coche de la heredera Briefs se perdía a lo lejos, instintivamente se tocó la mejilla en donde había sentido los labios de la chica.
— ¿Porqué? ¿Porqué ella…? —ni siquiera podía formular la pregunta. Nadie en toda su corta vida le había dado un beso como forma de despedida, pero sin duda no estaba mal.
Cuando Vegeta reaccionó subió a su coche de inmediato y aceleró.
:) Reeditado, espero les guste, mis notas de aclaración estarán en el último capítulo, gracias por leer y entender.
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