El.
De
las profundidades de tu pensamiento, perdido entre tantas cosas, esta
El, aquel sentimiento caótico que se refleja siempre en la
profundidad de tus ojos. Si aquellos ojos que encantan, que seducen,
que desentrañan. Y como siempre allí estas tu. Las palabras
pronunciadas por tus labios son solo pequeñas partículas de
confusión, la verdad es que ni tu mismo puedes verte reflejado en el
espejo, siempre aparece esa persona de ojos grises y mirada
atrayente, que te devuelve la mirada inanimadamente, y por que no si
siempre que resuelves decir que eres tu, terminas en una sencilla
confusión... Y si tan solo demostraras tu carisma, tal vez las olas
de ensueño dejaran tu insolencia en paz. de nuevo te encuentras allí
por rezuelo, esperando lo único que te hace respirar. Ella.
La
mente de ella, solo motivada por un concepto paradigmático de la
vida. resolvía que las mejores conclusiones eran las sentimentales,
si aquellas en las que demostrabas que al fin y al cabo también eras
humano. En esos momentos movía su cabello acercándose lentamente
hacia el chico del fondo, Nada mas pensar en El, y la inmunerable
cantidad de asociaciones se dirigían hacia la sensación excitante
de peligro. En esos instantes en que las palabras son un estorbo, la
vida toma el color del arco-iris como siempre indefinible, abstracto,
infinito. El.
Tus
manos se movían delicadamente mientras acariciaba su cabello
castaño, y sus pensamientos al igual que su mano se movían
constantemente hacia cauces nada convencionales, al final tan solo
entendías el calor que producía tu cuerpo al sentir el suyo cerca.
Las emociones como siempre se dirigían al instinto. Ella.
Labios
que se mueven en una especie de coordinación esencial, aquello que
pasaba de claro a oscuro, y la agitación del cuerpo despidiendo
feromonas. Aquello si era inimaginable mas no imposible. Si, luego lo
único que pudo sentir fue como todo se iba, El beso, la vista, la
voz, el pensamiento, y ante el ultimo suspiro también su mente muere
con ella. Aquella cantidad de pensamientos creacionales, todo se fue,
todo. El.
Si
el pensamiento fuera mas rápido que la obra hubiera alcanzado a
salvar aquello que le producía cosquilleo, mas el destino había
decidido y mientras observaba aquel cuerpo que hacia unos instantes
era pulsiname se lamento. La adrenalina le impedía comprender o
conjugar información. Al final su turno también llego, y todo poco
a poco desapareció, hasta que al fin solo suspiro.
