Hola a todos! Mmm… es mi primera historia quinntana gracias a que vi el cap "I Do" y no pude dejar de pensar en esa pareja, naturalmente me gusta mucho mas el pezberry pero ni modo, tambien es mi primera historia rated M asi que pido perdon de ante mano si es que no le gusto como quedo :)

Espero que les guste ;)

Saludos!


Su aroma embotó mis sentidos, lo sentía en la nariz y su sabor seguía fresco en mi boca. El calor de sus manos en mis mejillas se estaba convirtiendo en otra cosa. Y el roce de su pecho contra el mío en cada respiración fue suficiente para hacer explotar el hormigueo entre mis piernas, tensando los músculos de mi abdomen.

Coloqué mis manos sobre las de ella y entonces la besé.

Sus labios cálidos presionaron los míos poco a poco, tanteando el terreno por si yo me arrepentía, cosa que no sucedió. Al contrario, al sentir la suavidad de su boca acariciando la mía, mi deseo despertó abrasándome como una ola ardiente que le devolvió la vida a mis sentidos para que todo lo que pudiera captar fuera total y exclusivamente a ella.

Deslicé mis manos a lo largo de sus brazos hasta llegar a sus hombros y luego delineé el contorno de su figura. Mis pulgares rozaron levemente su senos, sintiéndolos duros al contacto. Se removió para cambiar de posición, arrodillándose frente a mí. Enlazó sus manos detrás de mi cuello y pegó su cuerpo más al mío. Yo correspondí apretando mi agarre en su cintura, sintiendo sus pechos frotándose con los míos. Ella mordisqueó mis labios y yo le di acceso al interior de mi boca.

No podía pensar con claridad. De lo único que era consciente era de las caricias que su lengua hacía sobre la mía, de cómo acariciaba cada recoveco de mi boca llenándome con su sabor, de la manera en la que gimió cuando yo alcé mi rodilla y encontré la sensible zona entre sus piernas. Sus caderas se movieron de atrás hacia delante, buscando mayor contacto.

Mi curiosidad guió mis movimientos. Mis manos se deslizaron debajo de la tela de su blusa y ascendieron lentamente sobre la suave piel solo para descubrir que ella no llevaba sostén. La sentí estremecerse cuando mis dedos fríos encontraron sus pezones y los pellizcaron con delicadeza para que alcanzaran su máximo endurecimiento. Levanté un poco más la tela, esperando que ella captara la indirecta y me dejara quitarle la prenda, pero me sorprendió cuando me jaló del cuello y me tumbó encima de ella.

Lancé un pequeño quejido ante el inesperado impacto, pero fue acallado por la profunda risa que salio de su garganta antes de besarme nuevamente. Volví a mover mi rodilla para acomodarme y la escuché gemir de nuevo, provocando que mi excitación fuera en aumento. Algo tenía ese sonido que era capaz de provocarme como pocas cosas lo hacían. Mi cabello cayó a ambos lados de mi rostro mientras mis brazos continuaban sosteniendo mi peso para que pudiera mirarla desde arriba.

Ella no tuvo ningún reparo en sacarme la blusa por la cabeza y bajar los tirantes de mi sostén color blanco para mordisquear mis hombros antes de formar un camino de besos a lo largo de mi cuello hasta llegar al valle que se formaba entre mis pechos. Suspiré sin poder evitarlo. Mientras sus labios se deleitaban con lo poco que mi conservadora ropa interior dejaba a la vista, sus dedos se movieron con maestría por mi espalda y abrieron el broche, provocando que la prenda se deslizara por mis brazos hasta quedar atorada en mis muñecas.

Entonces se alejó un poco para mirarme.

— Eres hermosa. —me dijo antes de atrapar uno de mis pezones entre sus labios. Yo arqueé mi espalda y un gemido más fuerte escapó de mi boca cuando sentí su lengua trazar círculos entorno al sensible botón al mismo tiempo que lo hacía su mano en mi otro pecho. Mis brazos flaquearon y tuve que sentarme, quedando montada a horcajadas sobre ella que seguía concentrada en su tarea. Mis dedos llegaron a su cabello y le quitaron la liga para que cayera libremente sobre su espalda. Era suave y sedoso, colándose como agua entre mis dedos.

Ella volvió a subir por mi cuerpo, me dejó sentada de nueva cuenta recargada en el cabezal de la cama y su boca devoró la mía con intensidad, dejándome sin aliento. Su lengua acarició mi paladar y yo gemí ante la sensación. Sus caricias sobre mis senos no cesaban y aumentaban poco a poco, sus manos los acaparaban por completo, apretándolos y amasándolos a su antojo. Mis gemidos y suspiros entrecortados acallaba el ruido de la musica que habia abajo, en la fiesta de cumpleaños de Puck.

Yo la dejé hacer.

Sus labios volvieron a la tarea de atormentar mis pezones, su lengua se movía con frenesí sobre ellos y cuando sopló su aliento cálido sobre ellos faltó poco para que me corriera. Sabía exactamente lo que hacía. Una de sus manos recorrió la piel de mi abdomen, trazando círculos aleatorios hasta llegar al botón de mis pantalones. Lo desabrochó e introdujo sus dedos bajo mis bragas, sintiendo mi vagina húmeda y palpitante. Me estremecí entre sus brazos arqueando la espalda y cuando la miré, ella simplemente sonrió.

— ¿Te gusta, Quinnie? —me preguntó arrastrando las palabras con sensualidad. Yo respondí con un asentimiento mudo. Sus ardientes besos me habían dejado sin aire y el poco oxígeno que me quedaba era ocupado por mi cerebro para evitar que me desmayara por el placer.

Su mano dejó de acariciarme para jugar con el elástico de mis bragas, dejando al descubierto una porción de mi cadera que tan pronto estuvo a su alcance, ella mordisqueó varias veces. Su cabello me hacía cosquillas y al mismo tiempo me brindaba una sensual caricia en mi abdomen. Sus manos bajaron un poco más mis jeans junto con la ropa interior y yo de forma sumisa alcé las caderas para facilitarle la tarea.

Quedé desnuda frente a ella mientras que ella permanecía desnuda de la cintura hacia arriba.

— ¿Quieres que te toqué? —volvió a preguntarme deslizando un par de dedos sobre la cara interior de mis piernas, desde mis muslos hasta mis tobillos y de regreso, reemplazándolos después por sus labios que dibujaban un húmedo sendero con lentitud.

Intenté ahogar los gemidos en mi garganta cuando sus manos masajearon mis muslos y los mechones de su cabello rozaban mis caderas aumentando mi agonía. Su dedo índice delineó dolorosamente mi vagina, excitando las miles de terminaciones nerviosas que había ahí y luego mordió la porción de carne justo debajo de mi ombligo. Me retorcí, haciendo un embrollo el edredón, incapaz de poder mantenerme quieta. Lo que ella me estaba haciendo rayaba casi en la crueldad, y lo peor era que por su sonrisa sabía que lo disfrutaba.

—Por favor...— gemí suplicante. Nunca había experimentado nada como lo que ella me provocaba en esos momentos. Con Puck había vivido muchísimas clases de placer, pero la forma en la que ella me tocaba era completamente diferente, era la clase de toques y caricias que solo una mujer podía y sabía dar. Sabía dónde y cómo tocar para hacer más grande esa nube de placer en la que me estaba elevando.

Con una lentitud irritante bajó su rostro hasta colocarlo entre mis piernas. Sus dedos abrieron mis labios, dejando al descubierto ese botón enrojecido que esperaba ansioso sus caricias. Enganchó su mirada color marron, ahora nublada por el deseo, con la mía y tranquilamente deslizó su lengua de arriba abajo. Arqueé mi espalda lo más que pude y eché la cabeza hacia atrás. Al ver mi respuesta, ella siguió con su tarea, besando, lamiendo, chupando, provocando que el ardor en mi interior se convirtiera en un incendio que estaba consumiéndome viva.

— Por favor… —volví a gemir sin poder evitarlo al sentirme tan cerca del clímax.

Ella se acomodó entre mis piernas, llevando sus dedos directamente a mi clítoris. Me levanté de improviso soltando un jadeo ante lo bien que se sentían las yemas de sus dedos apretando ese botón tan sensible justo antes de adentrarse en lo más profundo de mí. Me tensé por un segundo, pero cuando ella lo retiró lentamente, mis caderas cobraron vida propia, frotándose contra su mano. Mi pelvis se mecía con fervor rogando porque aumentara la velocidad.

Humedad. ¿De donde venía tanta humedad? ¿Era mia, o era esa lengua que hacia toda clase de figuras geométricas entre mis piernas? Toda clase de figuras inimaginables; espirales que me llevaban a sensaciones que no había experimentado. Senti los labios pegados a mi clítoris, succionando fuertemente aquel punto de placer. No podía abrir los ojos, temía que si los abría se detuviera. Mis caderas se movían sin consultarme, vibraba al ritmo de esos labios y esa lengua.

"No te detengas…"

Bajó las manos; buscó la cabeza en medio de sus piernas, para presionar contra ella y se encontró con una cabellera sedosa y ondulada; tuve que abrir los ojos, aquello estaba mal.

"¡Santana!"

"¡Que escándalo Quinn!" Mi madre entro dando un portazo a la puerta de mi cuarto.

Mis ojos se abrieron de par en par, al escuchar la voz de mi madre."Santana." Fue lo único que pude articular.

"Si querida, Santana esta esperándote afuera. Ha llegado hace unos diez minutos."

"Pero…"

"Pero nada Quinn, anda vístete. Tu bulto de ropa y el de la escuela ya estan en su carro."

¿Bulto de ropa? ¿Auto? ¿Santana? Mi mente no hilaba, aquel sueño me había dejado perturbada.

"Muévete Quinn." Mami empezaba a desesperarse.

"Ya voy." Finalmente me levante; mas por sacar a mi madre de la habitación, que por cualquier otra cosa. Aun seguía en shock.

En dos pasos estaba en el cuarto de baño, me sentía extraña y no solo, por tener empapada la ropa interior; tuve un sueño erótico con mi mejor amiga. Y que sueño. Aun sentía cosquillas en mi interior, un sube y baja de emociones que tenían mi corazón a mil. ¿Cómo iba a ver a Santana a la cara? Yo Lucy Quinn Fabray nunca eh tenido un sueño erótico, asta este día, el problema no es que me halla mojado las bragas si no que con la persona que eh soñado es mi mejor amiga Santana.

Me mire al espejo, tenía los labios hinchados y estaba sonrojada. Me obligo a dejar de pensar un momento en aquel sueño; cepillo mi cabello, me bañe, busco ropa limpia y estaba lista para salir.

"Q?" Escuche mientras abrían la puerta.

Los colores se me subieron a la cara, sintió que un choque eléctrico me recorre. Inmediatamente y sin mi permiso, la imagen de San entre mis piernas me vino a la mente. Ese viaje iba a ser un martirio.

Eh vivido de cerca la homosexualidad con Britt, Kurt y con la misma San. No me es difícil aceptarla en otras personas, pero ¿en mi?; aquello no podía estar sucediendo. A mi siempre me habían gustado los hombres, tenía miles de líos amorosos por todo el mundo. Además no eh soñado con cualquiera, era Santana la que estaba en aquel sueño; mi mejor amiga, con la que había crecido y compartido toda mi vida. Respiró profundamente y trate de calmarme, al final de cuentas ese sueño no me hacia lesbiana, ni siquiera bisexual.

"Llegaremos tarde, y hoy tenemos practica, no podemos demorarnos más. ¿Qué te detiene?" Santana había entrado como un torbellino a mi habitación. Era imposible detenerla cuando se proponía algo, y ese dia su meta era llegar ya a la escuela.

"Buenos días a ti también Santana." Sonrio sin poder contenerme. Cada vez que S tenía esos repentinos ataques de controlar todo, que eran muy a menudo; recordaba porque eramos tan amigas. Eramos como la noche y el día; una rubia y la otra morena, una demasiado controladora y la otra completamente desorganizada; Yo siempre con la cabeza fría y Santana siempre tan neutral y sarcástica. Complementos, sigo pensado.

"Lo siento Q, buen dia."

El camino a la escuela fue interminable para mi, Santana no dejaba de hablar de lo fastidioso que era el maestro Schuester a querer hacer unos dúos y de las miles de maneras en que quería destruirle la vida. No es que yo no estuviera acostumbrada a los interminables monólogos de mi mejor amiga de hecho era yo la que empezaba siempre, lo que sucedía es que estar sola con San me hacia sentirme incómoda. Era una extraña sensación de estremecimiento que nunca había sentido, no entendía como aquel sueño me había desatado tantas preguntas.

No escuchaba nada de lo que me decía, mi mente vagaba buscando una respuesta a la extraña situación. En algún lugar de mi mente tendría que encontrar una respuesta. Afortunadamente S estaba tan concentrada en ella misma, que no se extraño de que yo estuviera ausente.

¿Por qué había tenido que soñar con aquello exactamente ese día de la semana? Porque Lunes? Podría haber sido cualquier otro día, uno como el sábado donde no tuviera que pasar todo el día sin separarme de Santana y al otro día no tener que verla. Pero no era Lunes, todavía falta cuatro días para que se acerque el fin de semana, añadiéndole de que me tengo que quedar en su casa asta mañana.

La mire. En cámara lenta mi sueño se repitió. Mis mejillas se pusieron rojas y respiraba incontroladamente captando su atención.

Trato de dejar de pensar en eso sin conseguirlo, me muerdo el labio a imaginar a San entre mis piernas acariciándome, dándome placer.

"Quinnie, que sucede?" Me pregunto preocupada, me vire y la mire.

"No le mires el pecho, no le mires el pecho, aparta la vista." Me dije mentalmente." N-n-ada-da" Tartamudee. "Perfecto, es que peor no me puede ir?" Pensé.

Ella alzo la ceja izquierda perfectamente mientras sonría con burla." No estará pensando en cosas pervertidas? Porque miras como tienes tus cachetes y juro que te escuche gemir." Pregunto divertida.

Esto no es divertido." N-n-no-o-"

Abrió los labios y su ceja se alzo mas mientras se ponía su mano derecha encima de su pecho." Oh dios! Quinnie tuvo un sueño pervertido!"

Sin poder evitarlo mire su pecho el cual se movía a causa de la risa. Dios, sentí que volví a vivir esa sensación de sus pechos contra los míos. Me sonroje mucho mas de lo que estaba, y sin quererlo un gemido salio de mis labios.

Causándole mas risa a la protagonista de mi primer sueño erótico.


Y bueno... que les parecio? Acepto de todo, reviews, follows, favoritos, galletitas con te xD