Es ella y Yo

Ha pasado un mes desde que Nanoha Takamashi y Fate Tesstarosa trabajan juntas, sin embargo, el trato se ha mantenido en lo estrictamente profesional.

Para Nanoha, era todo un misterio la seriedad de Fate, no podía decir que la hubiese tratado mal o que la tratara con indiferencia, sencillamente evitaba entablar cualquier conversación que no tuviese relación con el trabajo y por más esfuerzos que hacía por romper el hielo, Fate siempre encontraba la manera de enfriar otra vez las cosas.

Nanoha siempre se había caracterizado por ser muy extrovertida y bromista. No era que le gustara ser el centro de atención de todo, simplemente le gustaba compartir con las personas a su alrededor y ser alegre y dinámica, por lo que procuraba que sus compañeros de trabajo fuesen un poco más que simple compañía de medio tiempo. Ésta característica era la que hacía que le fuese más difícil pasar por alto el no poder romper el hielo con Fate, siendo la persona con la que compartía la oficina todos los días hasta las 5:00 pm, le parecía absurdo que aún no pudiesen hablar de otra cosa que no fuera el trabajo.

Desde el primer día que entró a la oficina se dio cuenta de lo buena profesional que era, Fate había demostrado ser muy creativa y detallista en su trabajo al igual que Nanoha, así que en ese sentido se habían complementado muy bien. Sin embargo en lo personal, todo podía resumirse en que NO HABÍA RELACIÓN ALGUNA.

En un principio pensaba que si Fate no quería relacionarse con nadie en la oficina, incluyéndola a ella, debía tener sus razones y que tal vez lo mejor era dejar las cosas como estaban, pero cada día que pasaba la invadía las dudas de si todo aquel comportamiento se debía a algo que había dicho o hecho, por lo que ese día, Fate decidió que era el momento de preguntar.

• ¿Fate?

• Umm? – Le respondió sin levantar la mirada de la computadora.

Sus escritorios estaban uno al lado del otro, por lo que Nanoha podía ver que Fate estaba muy concentrada en su trabajo.

• ¿Puedo preguntarte algo?

• Claro – Contestó quedamente

Por un momento dudó de si era el momento propicio o no, pero pensó que era mejor hacerlo de una vez.

• ¿He hecho algo que te haya molestado?

• ¿Qué? – En ese instante Fate se volvió hacia ella con el ceño fruncido en señal de no entender la pregunta.

• ¿Que si he hecho o dicho algo que te haya molestado?

• No… – Negó con la cabeza – ¿Por qué lo preguntas?

• Bueno es que … ya tenemos un mes trabajando juntas y por más que he intentado acercarme a ti pues … siempre lo evitas, así que pensé que … no sé … ¿tal vez es por mí? – Dijo dubitativamente.

Fate la miró unos instantes antes de contestar. No se había dado cuenta que en su afán de pasar desapercibida le estaba dando una idea errónea a su compañera.

• No Nanoha, no se trata de eso – Le dijo un poco apenada – Es solo que no soy muy buena en esto de ser amigable. Lamento si te hice sentir incómoda.

Fate tenía suficientes razones para no querer involucrarse con nadie en el trabajo, una mala experiencia en su trabajo anterior le había enseñado que los compañeros de trabajo eran sólo eso, pretender algo más, era darles permiso para involucrarse en su vida privada, opinar o hasta juzgar sobre ello, así que prefería aparentar que no era buena relacionándose con los demás. Siempre había sido tímida, pero eso no le había impedido relacionarse. Esta actitud frívola hacia los demás, era simplemente una elección. Pero debía reconocer que Nanoha le parecía diferente a los demás, y en más de una ocasión tuvo la tentación de darle y darse una oportunidad de conocerla, sin embargo, al recordar su reciente mala experiencia, la hacía olvidar esa idea. Pero ahora, al escuchar la inquietud de Nanoha, sintió que debía bajar un poco la guardia, después de todo, el hablar o ser agradable con ella no significaba abrir de par en par las hojas de su vida.

• Está bien – Le sonrió ligeramente Nanoha – Es sólo que quería estar segura de que no era yo la causa de tu distanciamiento.

• No lo eres. De hecho… me agrada trabajar contigo – Le confesó adoptando una posición más relajada en su silla.

Nanoha no pudo evitar sorprenderse. Si bien es cierto que hasta el momento, habían coincidido en opiniones, puntos de vista y decisiones tomadas, siempre pensó que para Fate, el trabajar junto a ella era más una obligación que algo placentero.

• ¿En serio? ¿No lo dices por compromiso? – Indagó con una expresión que hizo sonreír a Fate también.

• En serio. Se me hace fácil trabajar contigo. Además … – Desvió un poco la mirada como pensando lo que iba a decir.

• ¿Sí? – Dijo al ver que Fate no continuaba la idea

• Eres muy ingeniosa y ocurrente – Dijo haciendo énfasis en la última palabra al recordar la última travesura de Nanoha al colocar sal en el pote de azúcar de la sala común para todos en la oficina.

• Si bueno… – Dijo sonrojándose y riéndose al mismo tiempo –… siempre he sido así, aunque he mejorado con el tiempo, créeme.

Fate abrió los ojos un poco más al tratar de imaginarse cómo podía haber sido antes, pero al hacerlo no pudo evitar imitar a Nanoha en la risa.

• Pero tranquila que no te haré bromas a ti, lo juro – Dijo levantando su mano derecha en forma de juramento.

• Eso espero – Le respondió levantando una ceja pero con expresión divertida.

• No quiero abusar de mi suerte pero… – Dijo luego de una pequeña pausa – … ¿será que almorzamos juntas hoy?

• ¿Aquí? – Preguntó refiriéndose al cafetín de la empresa.

• Si. Bueno, si no te importa claro está – Al ver su expresión no muy convencida, Nanoha se apresuró a hablar – También podemos salir a otra parte si lo prefieres.

Fate no estaba segura de si aceptar la invitación o no, sabía que de pasar esa línea, era muy posible que después no pudiera retractarse, pero en el fondo, necesitaba sentirse más a gusto en la oficina y si seguía en el plan de acartonamiento en el que estaba, no lo lograría, así que aceptó.

Fueron a un restaurant de comida italiana que quedaba a dos cuadras, tuvieron que esperar un poco antes de que las atendieran pues estaba repleto, pero una vez que se sentaron y pidieron, Nanoha tomó la iniciativa y comenzó a hablarle.

• Y dime ¿conoces la ciudad?

• Si. Viví aquí en Europa casi toda mi vida, me fui por un par de años nada más.

• Ah ok, yo pensaba que eras nueva por aquí – Fate venía de trabajar en una agencia de publicidad muy reconocida en el medio – La agencia de donde vienes es muy buena.

• Si así es – Le confirmó

• Cuando supe que venías de allá, no lo podía creer – Dijo luego de que el mesonero dejara las bebidas de ambas en la mesa – Y cuando me enteré que habías renunciado, pues mucho menos.

Los ojos de Fate se oscurecieron al instante y su expresión se volvió tensa, al punto de que intentó disimular su estado tomando un poco de su jugo. Nanoha percibió el cambio.

• Lo siento ¿Dije algo malo?

• No, nada – Trató de sonreír, pero fue más una mueca que una sonrisa – La agencia es excelente, no tengo quejas al respecto.

• ¿Y entonces por qué…? – Dejó la pregunta abierta para ver si Fate respondía.

• Digamos que tuve que decidir entre mi estabilidad laboral y mi salud mental – Sabía que estaba dando más información de que la debía, pero era preferible contestar algunas pregunta antes que aumentar las interrogantes.

• Vaya – Dijo sorprendida – Visto así, no tenías más opciones ¿no?

• Así es… me costó mucho irme, pero en definitiva, trabajo podía encontrar en cualquier otra parte. Por eso decidí regresar a mi ciudad.

• Claro, te entiendo.

Nanoha sabía que había tocado un punto sensible en la vida de Fate, por lo que decidió no tocar más el tema. No quería que Fate sintiera que era una entrometida.

• ¿Y tú eres de aquí? – Preguntó Fate

• ¿Yo? … La verdad es que ya no puedo decir que soy de algún lugar en particular. He viajado tanto desde niña que perdí la noción de lo que es ser de algún lugar en específico.

• ¿Cómo es eso? – Preguntó un poco extrañada por la respuesta.

• Mi padre fue militar de Japón, así que dependíamos de a dónde lo trasladaran cada dos años aproximadamente. Eso duró hasta la etapa universitaria, pues me fui a estudiar a Madrid ya que estábamos por haya. Creo que ese fue el período más estable que tuve – Dijo poniendo los ojos en blanco – Allí conocí a mi esposo, pero para eso tengo una escusa ya que as de pensar que me case muy joven… me case con el para que mi padre subiera de rango y fuese menos los cambios de países, ciudades y casas, aparte que para mi madre era una molestia y de paso para mi también. El es piloto profesional, al principio trabajó para una aerolínea comercial, pero luego lo contrataron para una empresa privada. Hace un año, uno de los socios de la empresa le propuso trabajar sólo para él, pero con la condición de cambiar de ciudad cada vez que necesitara hacerlo, a si que no duro mucho mi estadía en Madrid, claro que le garantizó casa donde quiera que llegara, así que esa es la razón por la que paramos acá.

• Vaya… ha sido movido ¿no?

• Si. Al principio me pareció divertido esto de viajar constantemente, pero con los años se me ha hecho cada vez más difícil y de paso muy enfadoso– Hizo una pausa – Supongo que estoy comenzando a extrañar tener un solo hogar – Dijo con tono melancólico – Estoy un poco cansada de tener que adaptarme a una nueva ciudad, a nuevos compañeros de trabajo, a no tener alguien con quién hablar … – Sacudió ligeramente la cabeza al darse cuenta que estaba agobiando a Fate con sus problemas – Lo siento, creo que estoy hablando de más.

Fate se quedó en silencio unos minutos. En ese momentos se dio cuenta que la manera de ser de Nanoha, tan extrovertida y bromista no era otra cosa que la máscara que disimulaba la necesidad que sentía de pertenecer a algún lugar, por lo que con más razón aún pensó, que no era justo hacerla pagar por cosas del pasado.

• No te preocupes, todos necesitamos hablar de vez en cuando – Le sonrió para tranquilizarla.

• Si bueno, el problema es que cuando empiezo, por lo general me cuesta parar.

Ambas rieron. Desde ese momento el trato entre las dos se hizo más agradable. Poco a poco se fueron dando cuenta lo mucho que tenían en común, el gusto por el cine, la afición por los bolos, la necesidad de ir de compras cuando se sentían deprimidas o cuando las hormonas se hacían presentes, el tener hermanos mayores… detalles que hicieron posible que Fate se sintiera más a gusto con su decisión.

Arf su amiga de años y compañera de piso, se había dado cuenta del cambio de ánimo y de semblante que había experimentado Fate. No era mucho lo que podían verse, pues por cuestiones de horario, cuando Arf llegaba, Fate o estaba dormida o estaba a punto de acostarse, así que era muy poco lo que podían compartir. Sin embargo, para ella era notable el cambio, lo que le intrigaba era qué lo había provocado.

Un viernes cualquiera, cuando Fate llegó al apartamento, se llevó una sorpresa al encontrar a Arf sentada en el sofá frente al televisor comiendo pizza. Era una gran sorpresa, dado que Arf era de las que no llegaba a casa sino hasta el sábado muy temprano en la mañana o incluso, podía llegar el domingo.

• Hey! – La saludó al entrar.

• Hey! – Le contestó entre dientes pues tenía un bocado de pizza en la boca.

Fate colocó su chaqueta en el mini closet que había detrás de la puerta principal y se dirigió hasta la cocina para tomar un vaso de agua.

• Aquí hay pizza, si no has comido

• Si gracias. La verdad es que me muero del hambre.

Fate tomó un plato del gabinete y se sentó al lado de Arf. Se sirvió dos pedazos de pizza y comenzó a comer.

• ¿Y esa extrañeza que estás en casa hoy? – Preguntó Fate.

• Nada en particular. Sólo no tenía ganas de salir hoy.

• ¿Te sientes bien? – Dijo incrédula

Arf la miró y se echó a reír antes de contestar.

• Si. Me siento bien… en serio, sólo no tenía ganas de salir, es todo.

• Ok – Se encogió de hombros.

Estuvieron en silencio un rato mientras comían y la serie se iba a comerciales.

• ¿Y tú? – Le preguntó Arf.

• ¿Yo qué?

• ¿Qué te pasó? Últimamente no llegas antes de las 8 de la noche.

Fate se timbró con aquello. Era verdad que desde que compartía con Nanoha, era raro que llegara a las 5:30 de la tarde como solía hacerlo, pero lo raro era que Arf lo supiera, pues ella siempre llegaba después de las 9, así que no sabía cómo era que estaba enterada del cambio en su hora de llagada.

• ¿Y tú cómo sabes eso?

• Tengo mis contactos – Dijo reprimiendo un media sonrisa.

• ¿Y será que tú contacto se llama la Señora Lindy?

• Haaaaayyyy pero cómo crees? – Dijo de manera exagerada

Fate no pudo evitar reírse. La señora Lindy era una Mujer de mediana edad que trabajaba como portera del edificio desde joven. Conocía a todos los que habitaban allí, temporal o permanentemente, a qué hora salían o llegaban y quiénes eran los visitantes frecuentes.

• No sabía que la señora Lindy estuviese tan pendiente de mí

• Para ser justa con ella, yo le dije que estuviera pendiente de ti en realidad. No me dio la información por chisme sino por petición mía – Confesó.

• Ya. ¿Y no era mejor preguntarme a mí directamente?

• Pues sí, pero no quería ser cansona – Hizo una pausa – Entonces… ¿me dirás a qué se debe el cambio? ¿O a quién?

• Jajajajajaja ¿no puede ser simplemente que quise cambiar?

• No lo creo. Y con esa risa de por medio mucho menos. Anda, dime qué pasó.

Fate lo pensó unos segundos antes de hablar. Le contó la conversación que había tenido con Nanoha y lo mal que se había sentido al darse cuenta que de algún modo la estaba castigando por algo en lo que no tenía nada que ver, razón por la cual había decidido dejar atrás su actitud antisocial con ella. Por otro lado, le contó también que debido a la ausencia de su esposo, Nanoha siempre trataba de inventar algo qué hacer para no tener que llegar a la casa vacía, pero que esa noche, el esposo había llegado pronto, así que era "noche de casa", como le habían bautizado.

• Vaya! Ya parecen las más íntimas ¿no? – Dijo Arf con cierto tono de reproche. – Un día de estos me dirás que te mudas con ella para hacerle compañía.

• Jajajajajajaja. No tanto, no exageres.

• Exagerar! Desde que llegaste aquí hace tres meses ya, he tratado que salgas, que te distraigas y lo único que he conseguido son negativas. Pero llega una extraña de cabellos rojos como ya me has contado, te llora un poco y te dice que está sola y sin un hogar estable e inmediatamente pufff! Como margaritas sales de tu encierro. – Tomó aire antes de continuar – Me alegro por ti, de verdad; solo lamento que haya sido una extraña la que haya logrado ese cambio.

Fate la observó durante unos instantes. Arf no era la del tipo "amiga celosa", pero sabía que de algún modo el hecho de no haber aceptado su ayuda en esos días, le había lastimado. Desde que se conocieron, habían sido muy unidas y no había dudas de que siempre estarían allí cuando se necesitaran, pero en ese momento en particular, Fate necesitaba otro aire, otro ambiente; y salir con Arf no la ayudaba. No se lo había dicho, pero era hora de hacerlo.

• Arf… sé que has intentado ayudarme y en verdad te lo agradezco. No sabes cuánto. Pero en este momento, Nanoha representa un paréntesis en mi vida, una pausa ante la decepción, la rabia y la… humillación que viví. Es por eso que salgo con ella, es por eso que escuchar sus problemas, sus preocupaciones, sus angustias y sus bromas son como un bálsamo de olvido. Me impide pensar y recordar, aunque sea por unas horas, todo lo que pasó… me hace olvidar.

• Nosotras también podemos hacerlo Fate – Arf y sus amigas Hayate, Vita, Reiforce, Shamal y Signum, habían hablado en varias ocasiones de las mil y una estrategias para hacer que Fate superara lo ocurrido en meses anteriores.

• Lo sé. El problema es que por ahora, quiero olvidarme incluso de quién soy y con ustedes, no logro hacer eso.

• ¿Olvidarte de quién eres? – Preguntó frunciendo el ceño. No sabía exactamente qué quería decir.

• Si Arf, olvidarme de quién soy.

• No tienes que hacer eso Fate. No tienes nada de qué avergonzarte ¿lo sabes no? – Le dijo luego de unos instantes.

El silencio de Fate le respondió

• Fate, escúchame bien lo que te voy a decir. Lo que pasó fue algo horrible, sí, pero de ninguna manera tienes que sentirte avergonzada por ello. Tú no tienes culpa de que tu mamá haya querido tapar tu homosexualidad acusándote de loca sexual. No tienes culpa de que haya sido tan cobarde y tan egoísta como para preferir destruir tu reputación y tu imagen sólo para que nadie descubriera la verdad. Tú no tienes culpa de que todos en la empresa se hayan dejado enmarañar en sus mentiras. Así que no Fate, NO TIENES NADA DE QUÉ AVERGONZARTE, NADA!

Las últimas palabras las dijo con tal vehemencia e inflexión que Fate no pudo evitar que los ojos se le llenara de lágrimas. ¿Cuántas veces se había repetido lo mismo sin tener éxito en creérselo?

Fate se abrazó a Arf. Nunca le había gustado mostrar esa debilidad ante nadie, pero en ese momento las emociones la sobrepasaban y no pudo evitar buscar apoyo en ella. Durante incontables noches desde que regresó allí, había llorado en silencio en su cuarto tratando de liberarse de la frustración que sentía por lo que había pasado, pero parecía que no había sido suficiente. Nada más hablar de ello hacía que su cuerpo y mente revivieran íntimamente cada infernal instante de lo ocurrido. Luego de llorar incontrolablemente durante unos largos minutos, los sollozos fueron amainando hasta parar.

Arf le ofreció una servilleta para que se limpiara la cara. Se quedaron en silencio unos instantes antes de que Fate rompiera en silencio.

• Fui tan estúpida Arf… eso es lo que más rabia me da. Me hizo caer en el discurso de "Yo la haré cambiar"; "El amor de madre a hija será suficiente para que me acepte tal cual"… es… es algo que no me perdono – Al decir esto último la miró a los ojos.

• No tenías forma de saber que todo resultaría tan mal.

• Ustedes me lo advirtieron.

• Sí, pero jamás imaginamos que sería capaz de hacer algo así. Así que tú, que tenías tantas esperanzas por que tu madre Presia cambiara, mucho menos te lo podías imaginar.

• ¿Sabes qué es lo peor? – Le preguntó sin poder mirarle a la cara por la vergüenza de lo que le iba a confesar.

• ¿Qué?

Se quedó en silencio tratando de agarrar valor de hablar.

• ¿Qué sucede Fate? – Le tomó la mano en señal de apoyo.

• Que aún después de todo, al recibir una llamada o un mensaje no logro evitar pensar que tal vez sea mi madre arrepintiéndose de todo.

Arf tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no tomar a Fate por los hombros y sacudirla para que reaccionara; a pesar de ello, entendió que ya era suficientemente duro el tener que vivir con ese sentir como para además tener que escuchar reproches de los demás. Así que solo pasó su brazo por los hombros de Fate y la atrajo hacia ella.

• Tranquila amiga, todo va a estar bien… todo va a estar bien.

Pasaron días antes de que Arf se decidiera a meter un poco su mano en la tarea de hacer que Fate recuperara su vida. Estaba claro qué era lo que motivaba a Fate para salir con Nanoha, pero tal y como estaban las cosas, era probable que el apego entre ellas creciera, y que cuando fuese inevitable que Nanoha se enterara de sus preferencias, todo se complicara y resultara todo un desastre, así que pensó era el momento de actuar.

Fate y Nanoha se encontraban en la oficina trabajando súper concentradas cuando Arf llegó de imprevisto. Tanto, que ninguna de las dos se dio cuenta que estaba parada en el marco de la puerta hasta que tocó ligeramente para llamar la atención.

• Buenas ¿Se puede?

• ¡Arf! – Dijo Fate sorprendida

• Hola Fate – Sonrió mientras entraba, rodeó el escritorio y la dio un beso en la mejilla. – Espero no te moleste mucho el que esté aquí.

• No, para nada. Sólo me sorprende – Dijo sin salir aún de su asombro.

• Si bueno… estaba por aquí cerca y decidí pasar a saludarte – Sin dejar de sonreír, miró hacia Nanoha. – ¿Tú debes ser la famosa Nanoha?

• ¿Famosa? – Dijo abriendo los ojos como plato

• Sip… es que Fate me ha hablado mucho de ti. Bueno, eres la única de la que me ha hablado en realidad… – Se apresuró a decir al sentir como Fate se movía en su silla. – Claro que conociéndola como lo hago, es muy probable que hable contigo nada más… es un poco antisocial – Le dijo haciendo un gesto como de secreto y luego se echaron a reír. – Mucho gusto, soy Arf. Compañera de casa de Fate. – Estrecharon las manos.

• Mucho gusto – Le sonrió ampliamente.

• Bueno ya conociste a Nanoha y ya me saludaste, ahora… – dejó la oración así esperando que Arf la continuara, pero ésta sólo la miraba con una media sonrisa burlona en sus labios.

• ¿No me ofrecerás sentarme tan siquiera? – Dramatizó estar ofendida

• Estamos trabajando Arf, así que no es mucho lo que podemos hacer.

• Yo sé, pero un café no se le niega a nadie… al menos un vaso de agua – Dijo mientras tomaba asiento frente al escritorio de Nanohaa.

Fate supo de inmediato que sería imposible deshacerse de Arf rápidamente, así que respiró profundamente y se levantó sonriéndole.

• Claro, ya te busco. una taza. De café. – Dijo puntualizando cada palabra.

Nanoha no hacía otra cosa que sonreír ante la dinámica entre Fate y Arf. Era obvio que Arf disfrutaba el intimidar a Fate, pero de manera divertida.

• Y cuéntame… ¿Cómo te ha ido trabajando con Fate?

• Buenísimo, es… excelente en su trabajo

Nanoha sonrió al ver que Arf entrecerraba los ojos como en señal de sospecha.

• ¿Seguro que no me lo dices porque soy amiga de ella?

• Nooo! Claro que no. Es en serio.

• No me mal interpretes, yo se que es una excelente profesional, pero es que en casa a veces puede ser insufrible así que…

• ¿Quién es insufrible? – Preguntó Fate al entrar con la taza de café que se había apresurado en preparar.

• Pues tú, quién más – Respondió Arf despreocupada – No conozco a Nanoha como para decir eso de ella y sabemos que no es muy sencillo vivir conmigo.

• JA! Eso dices tú – Le dijo entregándole la taza de café – ¿No será más bien al revés?

• Claro que no, lo que pasa es que tú no me comprendes que es distinto jajajajajaja. Pero bueno, mejor dejemos el tema hasta allí y vamos a lo que me trajo hasta aquí.

• Ya sabía yo que había algo detrás de esta visita.

• No te estreses que no es nada malo. Sólo quería invitarte al bowling esta noche. Mejor dicho, invitarlas al bowling esta noche.

Nanoha abrió los ojos como plato y levantó las cejas en señal de estar emocionada con la idea. Fate se quedó en silencio viendo a Arf unos segundos antes de ver hacia Nanoha. Sabía que al mencionar la palabra Bowling era difícil que Nanoha no se entusiasmara, pues era su deporte favorito, así que supo que Arf tenía todo aquello planificado desde que entró.

• ¿Qué me dicen? – Urgió Arf viendo de Nanoha hacia Fate – ¿Se animan?

• Por mí no hay problema – Contestó rápidamente Nanoha.

Fate lo pensó unos instantes antes de contestar. No tenía forma de negarse, Nanoha sabía que no tenía otro plan por hacer esa tarde así que sería muy raro si se negaba.

• Ok, iremos entonces.

• YEEEEESSSSS! – Dijo Arf haciendo un gesto de satisfacción. – Entonces nos vemos en el lugar de siempre Fate a las 6. ¿Les parece bien?

• Perfecto! – Respondió Nanoha.

• ¿Y no quieres ir a tu casa a cambiarte y ponerte más cómoda? – Dijo Fate tratando de disuadirla

• La verdad es que no me importa ir así.

• Y en cualquier caso pueden ir al apartamento y le prestas algo mío. ¿No te importa no? Somos como de la misma talla – Ofreció Arf.

• Si, pero no te preocupes, no hace falta. Estoy cómoda así.

• Bien, entonces no hay más que hablar – Se levantó y colocó la taza en el escritorio – Las espero sin falta

Arf se despidió con un beso en la mejilla de ambas y se fue tan rápido como llegó.

Fate estuvo preocupada el resto del día. No era que Arf fuese evidente en su apariencia, pero nunca había tenido reparo en esconder sus preferencias sexuales. Era prudente de acuerdo al lugar en el que se encontraba, pero era del pensamiento que mientras más trabas y máscaras se le pusieran al asunto, más evidente se volvían las cosas.

Al llegar al lugar de encuentro, Fate se encontró con que no sólo estaba Arf sino que también estaban Hayate y Signum. Intentó ocultar su nerviosismo, pero Nanoha percibió el cambio. Por un momento dudo que Fate le agradara su presencia allí, pero cuando se disponía a evadir el compromiso e irse, Arf se les unió muy entusiastamente y sin darle tiempo a hablar o pensar, las tomó a ambas por las manos y las llevó adentro.

En el momento en que pudo, Fate logró apartar a Nanoha un poco del grupo para hablar.

• ¿Me puedes decir qué demonios pretendes? – Habló un poco entre dientes para pasar desapercibidas.

• ¿Con qué? – Le dijo levantando ligeramente las cejas.

• Tú sabes bien con qué. Primero te apareces en la oficina sin avisar, haces esta invitación que sabías Nanoha no se negaría y ahora, incluyes a Hayate y Signum en esto.

• ¿Qué tiene de malo? No veo dónde está el conflicto. Sólo quería que pasáramos un rato agradable, nada más.

• ¿Y no podías simplemente decírmelo?

• ¿Habrías venido? Porque hasta ahora te has negado a cualquier invitación que te hayamos hecho.

Fate no pudo rebatir ese argumento, por lo que tomó un poco de su agua.

• Fate, esto no lo hice con la intención de hacerte mal, pero no me dejaste opción. Tienes que recuperar tu vida poco a poco.

• Si pero no hay que involucrar a Nanoha en esto.

• Si realmente quieres conservarla como amiga, tienes que hacerlo… – Hizo una pausa antes de continuar – No te digo que tengas que decirle todo, pero al menos, trata de que realmente te conozca cómo eres, y no sólo lo que quieres que ella vea – Fate se quedó en silencio, no sabía qué decir. Por su parte, Arf le palmeó el hombro para calmarla. – Tranquila; no haremos nada que te perjudique.

Nanoha aunque estaba pendiente del juego, se dio cuenta de la breve conversación entre ellas. No sabía de qué hablaban, pero intuía que su presencia allí tenía algo que ver.

Esperó un rato a ver qué sucedía, sin embargo, la tensión de Fate fue desapareciendo lentamente, al final ya estaba relajada e involucrada en el juego igual que las demás, por lo que decidió dejar pasar lo sucedido y esperar un momento más propicio para indagar qué era lo que había pasado. Después de todo, todas las demás la trataban de lo mejor, desde que se presentaron fue como si se conocieran de toda la vida, por lo que en el fondo no quería irse y mucho menos propiciar nuevamente la incomodidad en Fate.

Por su parte, Fate decidió tranquilizarse y dejar sus temores a un lado. Sabía que ninguna de ellas haría algo que pudiera exponerlas sin necesidad, así que comenzó a disfrutar del rato, el lugar y la compañía. Hasta ese momento no se había dado cuenta de la falta que le hacía compartir con Arf, Hayate y Signum; el que Nanoha estuviera lo hacía mucho mejor, pues se habían compenetrado tanto en el último mes, que en verdad disfrutaba el compartir con ella. ¿Podría confiar en ella? ¿Podría contarle lo que era sin recibir rechazo de su parte? Eran preguntas que le rondaban en la cabeza. No era que fuese necesario hacerlo, nada le exigía hacerlo, pero sabía que para cultivar una verdadera amistad con Nanoha, sería mucho mejor que se enterara de su boca y no por situaciones externas. No sabía cómo ni cuándo decírselo, sólo sabía que debía hacerlo.

Cuando llegó la hora de irse, Hayate propuso ir al cine 2 días después, a lo que todas estuvieron de acuerdo. Yuuno, el esposo de Nanoha, seguía de viaje así que para ella era una idea estupenda. Se había acostumbrado a compartir las tardes con Fate en vez de llegar a estar sola en su casa, y ahora que el grupo se había agrandado, le entusiasmaba mucho más.

Llegado el día de ir al cine, Nanoha pensó que era mejor cerciorarse de que todo estaba bien con Fate y evitar que pudiese sentirse incomoda nuevamente por su presencia. Hasta el momento, no había dado señal de que estuviese en desacuerdo o que le molestara su inclusión en los planes de Hayate, pero aún así, pensó que lo mejor era salir de dudas. Además de que le intrigaba la razón de la reacción de Fate en el bowling. A sólo una hora de salir del trabajo y encontrarse con las demás Nanoha sacó el tema a relucir.

• ¿La pasamos muy bien en el bowling verdad? – Comentó Nanoha tratando de sonar casual.

• Si, así es – Le respondió Fate sonriendo – Aunque nos barriste a todas.

• Bueno, jugar desde temprana edad dio sus frutos – Contestó encogiéndose de hombros y con cara de culpable.

• Si bueno, pero no te acostumbres, es sólo falta de práctica lo de nosotras. Deja que nos pongamos a tono.

Ambas rieron. Luego de una pequeña pausa Nanoha habló nuevamente.

• ¿No te molestó el que yo fuera?

• Umm?

• ¿Que si no te molestó mi presencia?

• ¿Por qué lo dices?

• Es que tuve la impresión de que al principio no querías que estuviese allí.

La expresión de Fate cambió a sorpresa, pues pensó que había logrado disimular su renuencia a la salida. Negando con la cabeza habló.

• No es así.

• ¿Estás segura?… Fate, no quiero incomodarte, en serio. Si te molesta que comparta con tus amigas, pues está bien, hay personas que no les gusta compartir a sus amigos y yo lo entiendo…

• No es eso Nanoha – La interrumpió – Créeme, no es ese el problema.

• Pero si hay un problema entonces.

• No… ah… – Fate no sabía cómo explicarle sin tener que decirle la verdadera razón – Es un poco más complicado que eso, pero no tienes que preocuparte. Ya eso quedó atrás. De hecho, me alegra que se lleven bien. Ellas son como mis hermanas y tu… bueno, tú te has ganado un puesto dentro de las personas que me importan así que… mejor no pienses en eso.

Nanoha la miró fijamente unos instantes. Por mucho que Fate le asegurara que ya todo había pasado, ella sabía que fuese lo que fuese, era importante. Cuando pretendía continuar con la conversación, la secretaria del director de la empresa entró.

• Fate, Nanoha, reunión ahora – Les dijo señalando la puerta de la oficina del jefe.

• En unos minutos vamos – Le sonrió Nanoha.

• No creo. ES AHORA – Repitió haciendo hincapié en la última palabra e inmediatamente se fue.

Nanoha respiró profundamente antes de levantarse y dirigirse a la puerta. Fate se dio cuenta que Nanoha no dejaría las cosas así. En el poco tiempo que tenía conociéndola, sabía que no le gustaba dejar los problemas a media, ni dejar pasar mucho tiempo para resolverlos.

Al llegar a la oficina del Sr. Nakajima ambas se sentaron frente al escritorio.

• Bien chicas, las llamé porque quería comunicarles lo satisfecho que estoy con el trabajo que han realizado hasta ahora. Nanoha, sabes que este último año ha sido excelente, lo clientes están muy felices con el trabajo que has realizado, sin embargo, no puedo dejar de reconocer que el trabajo en conjunto a sido sin igual. Así que las felicito y las animo a que sigan con el excelente trabajo que han realizado.

• Gracias! – Dijeron las dos al unísono.

• Vaya, eso es lo que yo llamo un equipo – Bromeó el Sr. Nakajima. Los tres rieron.

• No les quito más tiempo, voy saliendo de viaje ahorita mismo y no quería irme sin hablar con ustedes.

• Le agradecemos mucho el gesto Sr Nakajima. Y le aseguramos que continuaremos así. – Le dijo Fate extendiéndole la mano.

• Estoy seguro de ello. – Le estrechó la mano a Fate y luego a Nanoha. – Bueno, nos vemos el martes nuevamente.

Ambas asintieron y se retiraron. Nanoha en ves de seguir hacia la oficina, se desvió al baño. Fate tuvo la intención de seguirla, pero pensó que mejor esperaba a que regresara.

En el baño, Nanoha trataba de mantener la compostura, no sabía por qué, pero el saber que Fate no había querido que ella saliera con sus amigas, le había dolido. Era evidente que a penas se conocían, dos meses es muy poco tiempo para considerarse las amigas más íntimas, pero en todo ese tiempo había percibido que la confianza entre ellas iba creciendo y ésta situación la sentía como un retroceso. Pensó en salir a confrontarla y que le dijera qué era lo que pasaba, pero luego de unos minutos, decidió que no tenía ningún derecho a exigirle o pedirle nada, así que lo dejaría así.

Al entrar a la oficina, actuó como si nada de lo anterior hubiese ocurrido, se sentó y continuó trabajando. Sentía como Fate la miraba repetidas veces como intentando hablar, pero al final no decía palabra alguna.

Fate se debatía entre seguir como hasta ahora o terminar de decirle la raíz de su reacción días atrás. Tenía tanto miedo de que la historia se repitiera y que Nanoha la considerara una enferma o una rarita por ser homosexual, pero algo dentro de ella le gritaba que ella no era así, que tal vez todo sería diferente. Al menos eso era lo que necesitaba.

El rechazo sufrido en su anterior trabajo al descubrirse su condición fue algo que la dejó insegura y con la autoestima por el piso. Las miradas de asco, los comentarios denigrantes y las constantes burlas le habían marcado profundamente, de allí que necesitaba que Nanoha fuera diferente, necesitaba poder contarle y que ella la aceptara como era, sin prejuicios. Pero el miedo la paralizaba.

Luego de un buen rato en silencio, Nanoha la miró. Al hacerlo se dio cuenta de la expresión tensa y de… ¿temor? Que Fate tenía, así que no pudo seguir ignorándola.

• Fate ¿estás bien? – Fate no respondió, solo la miró en silencio. Por primera vez la veía vulnerable, frágil. Eso la asustó. – ¿Fate qué te pasa? – Se acercó a ella y se sentó a su lado.

Cuando pensó que Fate no hablaría, lo hizo.

• Soy homosexual – Dijo casi en susurro y con solo un hilo de voz.

• ¿Qué? – Aunque la había escuchado, no pudo evitar preguntar.

• Que soy gay – La miró a los ojos – Esa es la razón por la que temía que salieras con nosotras. Temía que te dieras cuenta.

Ambas se miraron en silencio y reteniendo la respiración. Fate porque esperaba la reacción, y Nanoha porque trataba de asimilar la noticia.

• Bien… ah… entiendo – Dijo finalmente Nanoha. – ¿Hay algo más?

Nanoha la miró confundida. Esperaba cualquier cosa, menos eso.

• No. Es sólo eso.

• Ok. – Nanoha se levantó y fue hasta su escritorio para tomar un poco del agua que tenía allí.

• Dilo – La incitó Fate.

• ¿Decir qué?

• Lo que piensas. Sólo dilo sin reparo. – Fate se preparaba para la arremetida. Sabía que Nanoha se estaba conteniendo y lo único que quería era saber de una vez por todas a qué se enfrentaría.

• No me lo esperaba, no te voy a mentir. Pero para mí… eso no cambia quién eres. – Le dijo mirándola directamente a los ojos y sin vacilación.

• ¿Estas segura? – Le preguntó luego de unos instantes de silencio.

• Estoy segura.

• ¿No temes que te contagie? ¿O qué te acose? – Insistió

• Hasta donde sé, ser homosexual no es una enfermedad, así que no podrías contagiarme. Con respecto a lo segundo… ¿Lo harás?

• No – Negó con la cabeza ligeramente.

• Entonces no hay nada que discutir al respecto.

Fate trató de descubrir un atisbo de duda en su voz o su mirada, pero ambas eran tan firmes como cuando tomaba una decisión en el trabajo. En ese momento, un alivio la inundó de tal manera que no pudo evitar que los ojos se le empañaran. Intentó parpadear repetidas veces para alejar las lágrimas, pero las emociones eran demasiadas. Fue como renacer en ese mismo instante. Nanoha se apresuró hasta ella y la abrazó con fuerza. Allí se dio cuenta que Fate esperaba lo peor, y que de seguro algo muy muy malo le debía haber sucedido antes.

• No sé lo que esperabas Fate, pero te aseguro que esto no cambia en nada mí percepción de ti.

Fate dejó escapar el aliento antes de abrazarse a la cintura de Nanoha. No le gustaba ser tan frágil, pero por primera vez en meses no se sentía como una enferma. Nanoha la consoló acariciándole el cabello. Estuvieron así unos minutos mientras que Fate recuperaba la compostura.

• ¿Mejor? – Preguntó Nanoha al separarse.

• Si. Gracias. – Se limpió la cara con el dorso de la mano.

• ¿Entonces… eso quiere decir que puedo seguir saliendo con ustedes?

Fate asintió sonriendo mientras aún se limpiaba la cara.

• Qué bueno, porque tenía tiempo que no me divertía tanto. – Le guiñó el ojo y sonrió también.

• Nano… – Comenzó a decir pero no continuó.

• No le diré a nadie, tranquila – Entendió su angustia.

Con una mirada intensa le dijo lo mucho que le agradecía el que la aceptara. Por su parte, Nanoha se sentía feliz de que Fate le hubiese confiado algo tan importante.

Continuara…

Nota de autor: Bien aquí termina mi pequeñita historia ojala la hayan disfrutado y tratare de actualizar pronto (ya que fue una idea vaga lo que salió de esta loca cabeza xD) pero bueno disfruten y que tengan lindo día :P