No soy escritora ni nada de eso pero mi hermana Julieta decía que todos nacemos con un talento especial y que tan solo era cuestión de atrevernos.

Ella lo hizo y a una corta edad, solía cantar como las grandes.

Deseo con todo mi corazón que estés donde estés, hayas podido recuperar el brillo en tu mirada y que sigas cantando como siempre lo hacías. Te quiero mucho pequeña rebelde.

Isabella

Los personajes no me pertenecen ya que son propiedad exclusiva de Kyōko Mizuki, y de Yumiko Igarashi

1

CONTIGO

Lakewood 1920

Me desperté con el sonido que hicieron las aves e hice un esfuerzo para ver qué hora era. En mi mente rogué que sea aun temprano para al menos dormir un poco más porque la verdad me estaba costando mucho acostumbrarme a mi nueva vida. A las contantes reuniones, siempre con la mismas personas, todas hipócritas y llenas de codicia. Como me hubiera gustado escapar de todo eso y volver a mi antigua vida. A esa vida tan sencilla llena de calma donde era feliz con tan poco, donde estaba rodeado de la naturaleza a la que tanto amaba y donde estaba ella, la mujer que había cambiado mi vida con tan solo una sonrisa.

Al pensar en ella me removí inquieto entre las sabanas, cogí el reloj que estaba sobre la mesa y al intentar devolverla a su sitio hice que esta callera sobre suelo junto con los tres retratos familiares que estaban ahí.

Hundí mi cara en la almohada y trate de cerrar los ojos pero no podía las responsabilidades me lo impedían. Me levante de la cama malhumorado y molesto hasta con mi propia sombra.

— Estupendo, Albert—Intente reunir los pedazos de cristal que estaban desparramados sobre la alfombra y sin querer una pequeña astilla se incrusto en mi dedo.

Rápidamente y de un tirón saque la astilla generando un pequeño punto rojo en el pulpejo de mi dedo, succione la sangre con mi boca mientras mi mirada volaba hacia el retrato familiar donde estábamos todos. Papa, mama, Rosemary, George y yo, todavía siendo un bebe en los brazos de mama. Contemple el bello rostro de mi madre y su sonrisa que no tenía comparación alguna. Mi padre también estaba sonriendo a su lado, tomándola de la mano. En verdad que éramos una familia feliz y seguramente lo hubiéramos seguido siendo de no ser porque repentinamente mi madre murió y porque mi padre al no poder superarlo también lo hizo.

Un dolor incesante creció en mi dedo y me levante del suelo observando a mi papa detenidamente. Sé que no debía hacerlo pero a veces lo culpo de muchas cosas porque si él no hubiera sido tan egoísta y pensado solo en su dolor, ni Rosemary, ni George ni yo hubiéramos sufrido tanto.

— ¡Señor William!—El sonido estruendoso de la voz de Dorothy me devolvió a la realidad— ¡Señor William!

—Si Dorothy— Camine rápidamente hacia la puerta y me topé con una Dorothy casi al borde las lágrimas y muy asustada— ¿Qué pasa?

—La señora Elroy…— Dice y se agita— Quiere hablar con usted ¡Enseguida!

—Dorothy…—Abrí la puerta más y ella termino ahogando una especie de exclamación. Claro, como lo pude olvidar, estoy sin camisa y con algo parecido a un pantaloncillo corto cubriéndome la parte de abajo.

—Se…Señor…—Dorothy se ruborizo y se giró para darme espalda—La señora Elroy dice que quiere verlo cuanto antes— Y salió disparada fuera de mi vista.

—Está bien Dorothy, gracias— La pobre Dorothy ni si quiera me escucho.

Cerré la puerta con cuidado, reprimiendo una risa cómplice. Ya tendré tiempo de hablar con ella y explicarle mejor las cosas para que no se sienta mal.

Fui en busca de una camisa limpia al closet y al contemplarme en el espejo vi las cicatrices en mi pecho. Aunque ya había pasado un buen tiempo, todavía dolían un poco pero que no haría por ella, si ella entera era mi vida.

Aquella vez al estar amnésico, ni siquiera sabía quien era Candice y sin embargo mi corazón la reconoció al instante.

Sé que suena tonto pero una vez alguien me dijo que todas las personas que estaban destinadas a amarse estaban unidos por un hilo rojo y que no importaba si este se torcía o enredaba ya que el hilo rojo nunca se rompía.

Me volví a encerrar en mis pensamientos, imaginándome sus hermosos ojos verdes sobre mí, su sonrisa cálida sobre mis labios y su pequeño cuerpo apretándose al mío. Sintiéndola mía… Tan solo mía.

— ¡William! —Grito una voz muy diferente a la de Dorothy—William sé que ya estas despierto así que abre la puerta — Ay no, es mi tía Elroy— ¡William! ¡William! —Y otro sonido estridente más en la puerta.

— Tranquila tía Elroy ya voy — Suspire dos veces y me prepare para lo que será una gran regañina por no haber ido ayer a saludarla después de que regrese de mi viaje.

Abrí la puerta y me encontré con la misma mirada vacía y enojada de los últimos quince años.

—William —Avanzo hacia mí y me hice a un lado, entrando a mi habitación con las manos sobre su abdomen. Su rostro estaba un poco bronceado y con más arrugas de las que me acordaba. Su nuevo vestido gris de seda tenía más bolados que pliegues. No sé si sentir pena por el vestido o por la costurera porque en verdad solo una persona triste podía diseñar un vestido tan lúgubre y sin ningún tipo de feminidad.

—Tía Elroy—Le hice una reverencia mientras ella con la mirada hiba observando cuidadosamente mi habitación.

— ¿Cuándo llegaste William?

—Ayer en la tarde.

— ¿Y porque no me viniste a verme?

—Estaba un poco cansado—Cerré la `puerta con cuidado y camine hacia ella. No le tenía miedo pero si respeto, sea como sea ella era hermana de mi padre— Además no pensé encontrarla en Lakewood, creí que aún seguía en Chicago,

—Lo estaba pero como ya sabrás Archie desposará a la señorita Britter y como es natural yo estaré encargada de la ceremonia y lo demás—Tomo asiento en el borde de la cama y yo hice lo mismo—Me imagino que es por la boda que adelantaste tu regreso.

—Claro, jamás dejaría a Archie en una ocasión tan especial—Mi tía seguía mirando mi habitación sin voltear a verme—Aunque la verdad es que extrañaba la calidez de mi casa.

— ¿Casa? — Por un segundo volteo a verme y arrugo los labios—Espero que sea así William porque me sentiría ofendida si el motivo fuera otro.

—Y si así fuera no le vería lo malo tía, de todos modos tengo cosas más importantes porque volver.

Mi tía jalo lo pies empezando a golpear el suelo con sus finos tacones poniéndome nervioso, como cuando era niño y no le quería decir que en mi habitación tenia ocultos a varios animales heridos.

—Pues es inadecuado William y lo sabes—Yo ladee el rostro e hice nudillos con los dedos—Eres el cabeza del clan y como tal debes dejar de lado esos ridículos caprichos que no te llevaran a nada bueno.

—No tía—Mi voz se escuchaba firme y casi alta—Ella no es ningún capricho.

Mi tía no me respondió pero me veía como si hubiera dicho algún pecado.

—Pues lo es y la olvidaras.

—No lo hare por que la amo—Ambos nos enfrentamos con las miradas mientras mi corazón comenzaba a sentirse más ligero.

— ¡No lo permitiré!—De un salto mi tía se puso de pie delante de mí, fulminándome con la mirada que era la misma que había puesto aquel día cuando Rosemary quiso huir con George y conmigo cuando era niño— Acepte la boda de Archie porque él no es importante. Además quien lo notaria, quien sabría que Annie es adoptada. En cambio tú William eres nuestra imagen ante toda la sociedad y estar enamorado de una huérfana no solo te llevaría a la burla publica si no que será el para nosotros.

—No renunciare a mi felicidad.

— ¡William!—Me quito las fotografías que había recogido del suelo y las lanzo a un lado del cuarto.

— Hagas lo que hagas, no me podrás apartar de ella—Me puse de pie y hable con toda la paz que me provocaba estar enamorado de ella pero con la firmeza de que era un amor real—Ni tú ni nadie lo hará.

—Perdiste la cabeza o que.

—No. Es simplemente que estoy enamorado—Mi tía me siguió viendo con asco—La amo tía, creo que siempre lo hice.

— ¡Cállate!

—Lo siento pero no lo puedo evitar.

—Me avergüenzas William—Se quedó callada y luego estallo en una risa maléfica que me erizo la piel —Pero no me sorprende ya que eres hijo del estúpido de tu padre.

En ese momento George entro por la puerta y nos miró a ambos totalmente sorprendido. Sentí que estaba respirando agitadamente y que la piel de mi rostro quemaba. Mi tía estaba igual, sudando y respirando fuerte.

— Tal vez lo sea pero al igual que mi padre estoy dispuesto a defender a la mujer que amo… —Sentí como una fría mano se estampaba en mi rostro.

Recuerdo que la primera vez que mi tía me abofeteo fue cuando hui de casa. Esa noche medio mundo me busco y cuando me encontraron cerca de un muelle, mi tía además de cachearme se enojó tanto que no me quiso ver en meses.

— ¡Señora Elroy!

— ¿Qué acabas de decir? — Mi tía se volvió a cercar a mí y otra vez me quiso golpear pero George la detuvo.

—Que la defenderé incluso de ti porque la amo.

— ¡Ya! William basta, tranquilízate por favor.

—Pues veremos quién gana porque te aseguro querido sobrino que ni yo ni nadie del consejo lo permitirá.

—Entonces ve diciéndole al consejo que no permitiré que me vuelvan a quitar algo y que de ser posible yo… — Su mirada de enojo cambio a la de asustada.

— ¡No te atreverías!

Conté hasta a diez en mi mente mientras veía en cámara lenta como las fosas nasales de mi tía se dilataban con fuerza.

—Si lo haría tía, por ella estoy dispuesto a renunciar a todo incluso a mi apellido y ahora por favor retírate de mi cuarto antes de que George lo haga.

— ¿Qué dijiste?

— Señora Eloy ya fue suficiente, creo que lo mejor es que se retire.

— ¡No me toques! —Le grito con mucha furia—Que en parte tú eres responsable de que este se haya encaprichado con esa muchacha. Si fuiste el primero en poner los ojos en donde no debías —George agacho la mirada ante las palabras de mi tía.

— ¡Tía!

—Y tú, si sigues con esa loca idea te prometo que será ella quien tenga que lamentarlo.

De repente mi sangre bajo de golpe hacia mis pies haciendo que todo a mi alrededor de vueltas.

—Déjala fuera de esto tía por favor, fui yo quien se enamoró de ella.

—Pues sea como sea, yo jamás permitiré que cometas el mismo error que tu padre.

—Tía, no…—Mis piernas perdieron fuerza y mi visión empezaba a fallarme.

Antes de abandonar mi habitación mi tía Elroy se giro para decirme algo.

—Y por cierto William nunca te conté como murió tu padre verdad.

— ¡Señora Elroy no lo haga por favor¡ —George fui hacia ella para suplicarle totalmente asustado.

— ¡Cállate! No te entrometas—Hizo a un lado a George y escupió esas malditas palabras.

—Él se suicidio—Y como si no se tratara de su hermano. Mi tía comenzó a ultrajar los pocos recuerdos que tenia de mi padre—El no murió de un infarto como te lo dije y como se lo tuve que decir a medio mundo para evitar las críticas. Si no que en verdad el hombre cansado de llorar por las noches y de ahogar sus penas en licor durante el día, un buen día decidió que vivir no valía la pena y se cortó las venas en su habitación, que por casualidad es esta misma.

Me arrodillé en el suelo y comencé a recodar pasajes de mi niñez que pensé que había olvidado. George me tomaba por los hombros para sostenerme y yo seguía viendo imágenes de un hombre rubio y alto llorando en una oscura habitación sosteniendo una botella. Me fije bien y recién me di cuenta que esta era la misma habitación y que ese hombre era mi padre.

Mi tía seguía parada ahí, expectante como si estuviera esperando justo al momento, cuando yo termine de romperme por completo.

—Vamos a la cama William.

Vi a George y de repente George se hizo más joven y junto a Rosemary me estaban llevando a otro lugar para que no vea el cuerpo que estaba sacando envuelto en una sábana blanca.

—Vez lo que ocasiona el amor William—Mi rostro estaba bañado en lágrimas— Y si en verdad la amas como dices entonces te alejaras de ella.

La puerta se cerró con un tremendo portazo y yo cansado por todo me desplome al suelo, junto con mi corazón roto. George quiso mantenerme despierto pero la verdad es que yo prefería que no, no pudiera creer que mi padre hubiera hecho algo así.

—William… William… Resiste …Dorothy...

—George…—Hie que mi mejor amigo casi hermano me mire a los ojos y para mi sorpresa su rostro también esta empapado con lágrimas.

—William…yo.

—Porque no me lo dijiste.