Todos los derechos a sus respectivos dueños. Somos Argentinas, así que el acento y las palabras usadas realmente por los chicos españoles variará, pero se entiende el concepto.
Llovía a cántaros.
Siempre le había gustado decirlo así. Llueve a cántaros. Le parecía rimbombante.
La casa estaba silenciosa. Su mamá estaba en la escuela, sus labores como directora no terminaban con el sonido del timbre. Solía llegar alrededor de las 19.
Su padre estaba en el trabajo también.
O quizá con la amante. A veces pensaba que podía llegar a tener una. O uno.
Ander sonrió, realmente no creía que su padre pudiera llegar a ser gay o bi, quizá si existía una palabra para relacionar al deporte como pareja, entonces sí.
Aun estaba enojado con él. Se había portado como un estúpido con eso del tenista gay.
Resopló. Y se dió cuenta que si uno esta solo resoplar no tiene el mismo peso. Pero entonces se dió cuenta que ese era el problema.
Estaba demasiado solo.
Agarró su teléfono y marcó el numero de Omar. Quizá si tenía suerte le podría hacer una visita rápida. Nunca atendió. Clásico.
Se tiró en la cama apesadumbrado. Se sentía solo y ahora triste.
Casi había saboreado la idea de tener sexo en ese día tan lluvioso. Hubiera sido romántico.
Su novio (porque era su novio, ¿no?) no era lo que uno llamaría un romántico precisamente, aunque quizá los árabes en general no lo eran.
Uff, eso había sonado racista. ¿Por qué demonios los árabes no lo serían? Que estupidez. Había como mil novelas que demostraban lo contrario.
Imaginarse a Omar en una novela lo hizo sonreír. También le generó calor.
Le mandó un mensaje. Quizá no podía atender llamadas pero sí mensajes.
Decidió tirar un poco de la cuerda del romanticismo.
-Te pienso-
Esperó un poco. Le clavó el visto.
¿Ah sí? O sea que estaba activo pero no pensaba responderle….Ya iba a obtener su merecido, estúpido moro tirabombas.
Se llevó una mano al pantalón y se masajeó la entrepierna. Enseguida su cuerpo respondió levemente haciendo que su bulto fuera mas evidente. Se lo fotografió y lo envió.
Esta vez las tildes se marcaron celestes inmediatamente. Nada.
Bien, si quería una guerra…La idea de pelear con Omar (esperaba que fuera él quien estuviera mirando su teléfono ya que de lo contrario tendría muchos problemas) lo empezaba a excitar.
Se bajó los pantalones y la ropa interior. Otra foto. Otro visto.
Empezó a tocarse lentamente. Primero los testículos, la próstata, el ano. Se imagino a Omar viendo todo eso y empezó a sentir pinchazos de exigencia en su miembro.
Con la otra mano se lo acarició suavemente. Se sintió bien. Con las dos manos ocupadas no podía sacar fotos. Decidió hacer pequeños videos.
Su pene empezó a endurecerse a medida que su mano iba y volvía. Pensaba en la mano de piel oscura de Omar. En sus labios gruesos. En su lengua húmeda. En su miembro erecto como la última vez que habían estado juntos. En su sonrisa y sus ojitos achinados cuando sonreía.
Empezó a jadear. Solo sacaba sus manos de su entrepierna para mandar los videos.
Se colocó lubricante y aumentó el ritmo. La diferencia de temperatura del gel con su cuerpo lo hizo delirar de placer. Necesitaba más.
Necesitaba el cuerpo vivo y palpitante de Omar, siempre caliente al tacto. Necesitaba sus besos. Su pija dura metiéndose entre sus nalgas.
Había dejado de mandar videos porque no podía dejar de tocarse para hacerlo. Que el juego/pelea se fuera a la mierda.
Estaba a punto de acabar cuando finalmente sonó el teléfono.
