Hacía tiempo que quería escribir un crossover Twilight-The vampire diaries, pero no sabía cómo plantearlo. Ahora, con eso de que Ian y Nikki están juntos, tengo la excusa perfecta para escribir uno.
Antes de nada, quiero dejar claro que soy Delena y que la relación de Ian con Nikki no va a cambiar eso, ya que una cosa es la vida real y otra la ficción.
A mí me gustaba la pareja que hacían Nian, pero tras su ruptura vi cómo sus vidas tomaban rumbos distintos y cómo superaban esa relación. Cuando me enteré de que Ian había empezado a salir con Nikki me alegré mucho por él, porque me parecía que ya era hora de que rehiciese su vida y no podía haber elegido una mejor persona con la que hacerlo, ya que Nikki me cae genial. Si ellos son felices estando como están, ¿por qué nosotros vamos a negarles su felicidad? Además, hay que reconocer que Somereed son adorables *-*
…
Y, dicho esto, procedo a hablar del fic:
Sinopsis: Damon, decidido a dejar su pasado atrás, toma su Camaro y conduce sin rumbo fijo. Sin saberlo, sus pasos le dirigen a Forks, donde se enfrentará al mayor reto de su vida: ser correspondido en el amor.
Rating: +18
Crossover Twlight – The Vampire Diaries
AU (todos humanos)
Dosalie (Damon-Rosalie)
Los personajes que aquí aparecen no me pertenecen. Los de TVD pertenecen a L.J. Smith y a The CW, mientras que los de Twlight son propiedad de Stephenie Meyer y Summit Entertainment.
Este fic está dedicado a la gente del post Ian Somerhalder: Our Captain Planet del foro de Formula TV por darme la idea.
Espero que os guste a todos los que lo leáis! :)
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Damon necesitaba salir de Mystic Falls. Irse y no volver atrás jamás. Seguir aferrándose a ese lugar y, sobre todo, seguir aferrándose a la idea de conquistar el amor de Elena, no le hacía ningún bien. Ya había desperdiciado demasiados años de su vida sufriendo por la novia de su hermano. Había llegado el momento de avanzar y, para eso, debía cortar de raíz con su pasado y comenzar una nueva vida en otro lugar.
Sin saber muy bien a dónde debía dirigirse, el chico tomó su coche y condujo sin rumbo fijo, sabiendo que fuese el lugar al que fuese, peor no podría irle la cosa.
Estuvo viajando durante días, dirigiéndose hacia el noroeste del país sin saber muy bien por qué. Se pasaba el día en la carretera, parando solo para repostar gasolina y comer y, cuando llegaba la noche, paraba a dormir en el algún motel de carretera.
Al llegar al Estado de Washington se dio cuenta de que había cruzado medio país en un tiempo récord y que era momento de hacer una parada. En el desvío entre dos pueblos, al chico le llamó la atención que sobre el cartel de uno de ellos estuviese apoyado un cuervo bastante más grande de lo normal. Damon, a quien siempre le había fascinado esta ave, pensó que era una señal y decidió tomar esa ruta y, al adentrarse en el pueblo, vio un cartel que ponía:
Bienvenidos a Forks.
Acababa de entrar en el pueblo cuando su apreciado Camaro perdió velocidad y empezó a salir humo del motor.
Rápidamente, el chico aparcó el coche en el arcén y abrió el capó para revisar el problema. Lo bueno era que tenía arreglo, pero necesitaba un mecánico para volver a ponerlo en marcha y dudaba que hubiese uno tan pegado a los límites del pueblo.
"Genial" se quejó él mentalmente, "Estoy atrapado en medio de la nada"
Damon sacó su móvil para llamar a una grúa pero al parecer se había quedado sin batería, algo comprensible dado que no había prestado interés en el teléfono en días.
El chico comprendió que si quería encontrar ayuda, tendría que ir a buscarla. Y eso implicaba dejar su coche totalmente a merced de posibles ladrones y delincuentes.
Estaba tan centrado en encontrar los pros y los contras sobre qué dejar allí su coche, que no se dio cuenta de que tenía compañía hasta que escuchó un claxon.
-¿Necesitas ayuda, hijo? –le preguntó un señor de avanzada edad, quien conducía una vieja camioneta.
-Mi coche ha decidido tomarse unas vacaciones –le explicó Damon, dedicándole al hombre una amable sonrisa-. No me vendría mal un mecánico.
-Hay un taller muy bueno por aquí, y no está muy lejos. Podría llevarte.
-Gracias, es usted muy amable.
El hombre se percató de la mirada de pena que le dedicó Damon al coche e intuyó lo que estaba pensando.
-Puedes dejarlo donde está, este lugar es muy tranquilo. La delincuencia no es muy común por aquí.
Damon asintió no muy convencido pero más tranquilo de saber eso. Al subir a la camioneta, el hombre se le presentó como Harry Clearwater. Por lo visto, el hombre pertenecía a una antigua tribu Quileute que se había asentado en una reserva en las costas de Forks en 1855.
-¿Sabías que hay una leyendo que dice que los Quileute descendemos de los lobos? –le contó el hombre a Damon.
-Vaya, eso es increíble –dijo el chico, muy fascinado con la historia que estaba oyendo.
El anciano Clearwater le estuvo contando más historias sobre su tribu durante el viaje, deteniéndose cuando llegaron a su destino.
-Aquí es, chico.
A Damon le hubiese encantado que el viaje fuese más largo para poder así seguir oyendo las leyendas Quileute, pero tuvo que aceptar que el tiempo había terminado.
-Muchas gracias por el viaje –agradeció el chico de corazón-, y también por las historias. Me he quedado con ganas de escuchar más.
-Tal vez la próxima vez que nos veamos.
"Si todos los de este pueblo son tan amables, me va a gustar estar por aquí" sonrió Damon para sí.
Tras despedirse del anciano, el chico se dirigió al taller que le indicó este, el cual se llamaba "Cullen e hijos". Al entrar en el local, se extrañó de no ver a nadie.
-¿¡Hola!? –preguntó mirando a su alrededor.
Al no esperárselo, Damon dio un brinco de susto cuando de detrás de un coche cercano apareció alguien. Se trataba de una chica rubia de pelo largo ligeramente ondulado, el cual estaba recogido en un moño al estar trabajando. Esta vestía un mono de trabajo tan increíblemente sexy que le realzaba sus turgentes pechos. Unas manchas de grasa y aceite de coche en su ropa completaban esa imagen tan erótica.
-¿Te he asustado? -preguntó ella con tono de burla.
-Para nada -mintió él-. Soy Damon Salvatore.
-Rosalie Hale.
-En la fachada pone "Cullen e hijos".
-Genial, me alegra que sepas leer. Y, ahora, ¿que querías, Damon?
"Una chica con carácter, me gusta" pensó él para sí.
-Mi coche me ha dejado tirado.
-Está bien, deja que coja la grúa y vamos a por él.
Cuando Rosalie vio el coche que estaba aparcado en el arcén, abrió los ojos como platos por la ilusión de ver un auténtico Chevrolet Camaro SS Convertible de 1969. Damon, consciente del impacto que causó sobre ella, sonríe triunfal y con cierto aire de chulería.
-¿No estás muy lejos de casa? –preguntó la chica, al ver que la matrícula del coche era del Estado de Virginia.
-Esa es la idea –dijo él, encogiéndose de hombros, conteniendo las ganas de decir que ya no sabía dónde estaba su casa realmente.
-Eres un aventurero, ¿eh?
-Solo quería despejarme, cambiar de aires.
-Y tanto que lo has hecho, Forks es el lugar más húmedo de los Estados Unidos. Y más te vale comprarte ropa más abrigada si pretendes quedarte por aquí un tiempo –le sugirió al ver la fina camisa que llevaba el chico-, estos días de sol son muy extraños aquí, lo normal es que haga un frío tremendo y que llueva y nieve mucho.
-Lo tendré en cuenta.
Rosalie abrió el capó del coche e hizo un breve chequeo.
-Tiene arreglo, ¿no? –preguntó él con cierto nerviosismo ante la posibilidad de que no fuese así.
-Tendría que mirarlo mejor en el taller, aquí no tengo las herramientas adecuadas.
El chico asintió y, tras insistir en ayudar enganchar el coche en la grúa, ambos regresaron al taller, donde Rosalie volvió a inspeccionar el vehículo.
-Es un modelo muy antiguo y necesitará piezas nuevas, pero creo que podré con él.
-¿Tú vas a arreglar mi coche? –preguntó Damon incrédulo.
-Pues claro, soy la mejor en esto de por aquí. ¿A caso temes dejar a tu bebé a manos de una chica? –le dijo ella con burla, molesta por la reacción del chico.
-No, pero... No te ofendas, pero eres una cría.
Según los cálculos de Damon, la chica tendría que tener a lo sumo 20 años. Era demasiado joven para saber reparar un coche tan antiguo como el suyo.
-Gracias por el cumplido, pero soy lo suficientemente mayor como para saber lo que hago. Y sé que puedo reparar tu coche.
-Está bien, te daré un voto de confianza y dejaré a mi bebé en tus manos... –dijo el chico, utilizando la broma de ella en contra de esta-. Pero solo si me dejas participar en la reparación.
-De eso nada, esto no es una escuela. No se admiten mirones.
-Pues entonces, llevaré mi Camaro a otro sitio.
Damon había visto cómo miraba la chica su coche y sabía que no podría resistirse a ceder ante su amenaza.
-Hazlo -fingió ella indiferencia.
-Tu misma... –dijo él dando media vuelta.
-¡Espera! –le pidió Rosalie pocos segundos después.
El chico se giró de nuevo hacia ella, luciendo una sonrisa triunfal.
-¿Hay trato?
-Si, hay trato –accedió esta a regañadientes, sellando el acuerdo estrechando las manos.
Sus personalidades eran tan fuertes y similares que chocan mucho, pero ninguno de los dos podía negar la increíble sensación que les produjo el cosquilleo que recorrió sus cuerpos al tocar al otro. Ambos lo achacaron al innegable atractivo físico que sentían por el otro, ¿pero y si era algo más que eso?
-Por cierto… -dijo él al poco rato-. ¿Alguna sugerencia de un sito de por aquí donde pueda alojarme?
-¿Alguna preferencia?
"Tu cama" pensó el chico de inmediato, quien tuvo que sacudir fuertemente la cabeza para eliminar esa idea de su mente.
-Creo que el poco dinero que me queda me lo tendré que gastar en el coche, así que cuanto más barato sea el sitio, mejor.
Rosalie tuvo que pararse a pensar un momento antes de contestar:
-Bueno, hay un motel no muy lejos de aquí. No es gran cosa, pero al menos no hay chinches en las camas ni nada de eso.
-Así que un motel, ¿eh? –sonrió él de forma burlona, para después hablar de forma insinuante-. ¿Hay alguna doble intención en esa propuesta?
-Sí que la hay –le respondió ella con voz sensual, acercándose peligrosamente al chico hasta acabar hablando muy cerca de sus labios-, que te llegue el dinero para pagar la reparación del Camaro –dijo con una sonrisa victoriosa al ver cómo Damon había caído en su juego, separándose de él hasta alcanzar una distancia prudente y tomar un tono serio y de advertencia-. Porque por mucho que me guste la idea de reparar este coche, me niego a pagarlo de mi bolsillo.
-Motel, entonces –murmuró el chico tras tragar saliva fuertemente debido a la excitación de momentos antes.
Tras sacar sus escasas pertenencias del maletero del Camaro, Damon acompañó a la rubia fuera.
-Me niego a montarme en eso –se quejó él al ver a la chica montarse en un BMW M3 convertible rojo.
-¿Qué tiene de malo mi coche?
-Es un coche deportivo.
-Sí, ¿algún problema?
-Que tiene un bollo en la parte trasera y dudo que sea de estar aparcado tranquilamente. A ti te gusta correr con el coche.
-¿A ti no?
-Me gusta la velocidad, cuando el que conduce soy yo.
Harta de sus quejas, la chica decidió dejar las cosas bien claras:
-O montas o te coges un taxi. Y te advierto que, aunque Forks sea un pueblo perdido en el bosque, los taxis son igual de caros que en tu querido Mystic Falls.
Damon bufó mosqueado por esa amenaza, pero no le quedó otra que acceder. Por suerte para él, ella decidió aquel día no correr demasiado.
Ya en el motel, el chico alquiló una habitación y tuvo que pagar por una semana por adelantado porque el dueño de aquello era un tipo muy desconfiado.
Rosalie le ayudó a llevar las cosas a arriba, donde estaban las habitaciones. Ambos se pararon en el descansillo frente a la puerta de la habitación y, antes de abrirla, la chica siente unas ganas locas de irse de allí.
-Nos vemos mañana.
-De eso nada –la retuvo él agarrándola del brazo cuando esta intentó marcharse-. Tú no te vas de aquí hasta que no vea a dónde me has traído.
Ella suspiró sintiéndose pillada. Era cierto que el sitio, dentro de lo que cabía, no era tan malo, pero aun así no es que fuese una maravilla. Por eso, había intentado irse antes de que el chico le acusase de haberle engañado o algo.
Con algo de miedo de lo que encontrarían dentro, ambos entraron en la habitación. Solo cuando Damon encendió la luz, pudieron ver que a pesar de ser algo pequeño, el sitio no parecía ser tan malo. El mobiliario era escaso, haciendo una mesa plegable y dos sillas de madera algo hechas polvo haciendo las veces de comedor. A parte de eso, había un pequeño ropero sin perchas y con una de las puertas medio aflojadas y apunto de caerse y una cama que, para su sorpresa, era amplia para tratarse de una individual. Solo había otra habitación, que era el cuarto de baño, donde había una bañera algo estrecha, un retrete, un lavabo y un pequeño espejo.
-Pues no está tan mal –sonrió la chica satisfecha, ya que Damon no podría quejarse de su elección.
-Eso ya lo veremos si mañana me levanto sin picaduras de chinches. O si cuando me duche sale el agua caliente. O por lo menos agua limpia…
-Creo que pides demasiado para lo que has pagado por esto –rió ella divertida al verle tan preocupado.
Se notaba que Damon no estaba muy acostumbrado a estar falto de lujo y resultaba muy divertido verle en una situación como esta.
-Ahora sí que sí, me voy. Me paso mañana temprano por la mañana a recogerte para empezar a ponernos manos a la obra –dijo ella con sonrisa pícara, jugando con el doble sentido de la frase para picar al chico.
-Lo estoy deseando –respondió él del mismo modo, siguiéndole el juego.
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Gracias por leer el primer capítulo de esta locura mía particular. Advierto que no sé cuándo voy a poder actualizar, ya que con este fic ya son 4 los que estoy publicando al mismo tiempo. Además, estoy escribiendo otros 13 fics de TVD que espero que vean la luz pronto.
