Deseo.

Personajes: Logan Echolls & Kendall Casablancas.

Advertencias/Spoilers: Segunda temporada.


Cuando Logan la besa, nunca la mira a los ojos. Las miradas jamás se encuentran mientras su lengua se desliza despacio entre sus labios, el contacto visual sólo se enfoca en la tela, perdiéndose en la alfombra bajo sus pies.

Lo único que a él le interesa es la imagen de los pechos al descubierto, qué importa si ella está sonriendo o apretando los labios en gesto ansioso. Logan se toma su tiempo para jugar con los senos a su antojo, y aunque escucha el gemido de su compañera no siente curiosidad por ver el placer estampado en su rostro. La última idea que pasa por su cabeza es mirarla a los ojos mientras se coloca sobre ella, le basta con concentrarse en su erección y nada más.

Contempla las largas piernas, abiertas ante él en perfecta sumisión, o al menos eso le gusta creer. Sabe que no podría desearla más ni aunque lo intentara, semejante mujer no podía dejarla pasar. Ella es perfecta, sin importar cuántas veces tengan sexo –acto que sucede cada vez con más frecuencia, por cierto– Logan siempre desea más. Ha abierto esas piernas en incontables ocasiones, buscando desesperado satisfacer un deseo que parece insaciable.

No le molesta afirmar que es la primera vez que se siente así en su vida, cargado de un deseo incontenible, asfixiante, abrumador. Aquello no ocurrió con Lily, no con la misma intensidad al menos. Ni siquiera ocurrió parecido con...

-Debemos dejarlo hasta aquí, guapo. Richard hizo una reservación a las ocho y ya sabes cuánto demora el embellecimiento...-

Kendall le hace un guiño, dirigiéndole una mirada coqueta y sonrisa maliciosa. Entonces el hechizo se rompe, el deseo se evapora y lo único que Logan puede ver reflejado en esos ojos es la imagen de Veronica y Duncan sumiéndose en un beso digno del más cursi cuento de hadas.

-Nos vemos mañana, yo te encontraré- acomodándose la camisa lo mejor posible, Kendall le regala un último beso, cargado de morbo y mensajes en clave en cada roce.

Por instantes, Logan está tentado a decirle que se quede, que al demonio con su marido y la reservación. Sin embargo sus labios sólo alcanzan a moverse en silenciosa agonía, porque no encuentra las palabras para decirle que la soledad que deja el deseo al esfumarse es aún más difícil de sobrellevar.