Capítulo 1: En busca de respuestas.
Libertad estaba bien cerrada en la noche y el único sonido que ese escuchaba en el salón de ese pequeño piso era el suave sonido de la radio.
"Tras la investidura del nuevo Centinela, este ha retrasado hasta mañana a mediodía la reunión con la Reina de la Tierra, esta reunión que se hará en persona sobre tierra de nadie, se espera que llegue a un acuerdo que satisfaga a ambas partes, mientras el recién nombrado Gran Comandante de todos los ejércitos Kiln, ha declarado que la muerte del Centinela Dorado ha sido una desgracia para todos, pero como él dijo hará ya seis años, esperaba que su reinado diera lugar a una nueva era, y que la aparición de esa bestia en el Norte es solo un pequeño obstáculo en..."
El dueño de la radió la apagó y se sentó en su sillón, oír hablar de Deus le mataba por dentro.
El trabajo estaba matando a Lao Feng, todo el mundo en la Unión andaba en un estricto horario y el no lo tenía mejor que los demás, los detalles finales de la máquina estaban en fase de producción, y ahí es donde comenzaría el trabajo de verdad.
Lao se dirigió a su mueble-bar y sacó una botella de sake, necesitaba ahogar las penas. Se sentó y empezó a beber directamente de esta. No había bebido dos tragos cuando oyó un ruido proveniente de su habitación, su familia estaba fuera ese día, no había nadie más en casa aparte de él.
Lao sacó su pistola, estaba últimamente increíblemente paranoico y sospechaba de cualquier indicio de peligro. Se levantó y se dirigió en silencio hacia la puerta, con el arma en alto y lista para disparar. Se acercó lentamente a la puerta, notaba su respiración entrecortada, la acumulación de sudor en su frente, el temblor de sus manos, como el corazón le golpeaba el pecho, como si quisiera escapar de su caja torácica.
Estaba a tres metros de la puerta, cuando entonces se abrió.
Lao paró en seco, apuntando en todo momento, una figura encapuchada atravesó el marco, Lao no podía verle la cara.
"¿Quien eres?" Preguntó Lao. "¿Qué buscas aquí?"
"Busco respuestas Lao, y se que puedes dármelas." Dijo el encapuchado, era una voz de hombre.
Lao apuntó a la cabeza, queriendo deshacerse del intruso cuando antes, este dio un pisotón y del suelo se elevó un pilar de piedra que golpeándola, lanzó la pistola por los aíres.
"Déjate de juegos Lao." El desconocido se acercó a él y le agarró por el cuello, elevándolo en el aire.
"¿Qué quieres saber?" Le preguntó nervioso. "No sé lo que quieres de mi."
El encapuchado le lanzó contra el sillón, sentándolo en él en el proceso.
Lao aprovechó la oportunidad, guardaba la escopeta de su padre detrás de este, se movió detrás del sofá y la agarró.
El movimiento no pasó desapercibido al intruso que se preparó para formar otro pilar, pero Lao lo predijo, apuntó al techo y vació en él los dos cañones a la vez, produciendo un ruido ensordecedor que aturdió a ambos.
"No soy un guerrero entrenado." Dijo Lao."Sé que no tengo posibilidad ante ti, pregunta lo que quieras, pero alguien ha debido oír ese ruido, y la policía no va a tardar mucho. Tengo cierto valor en la Unión, te estimo de dos a cuatro minutos de preguntas antes de que te cosan a balazos. Así que sé rápido."
El encapuchado no se movió del sitio.
"¿Por qué matasteis a Mako y a Bumi?" Preguntó. "¿Qué encontraron en la Guardiana? Se qué tu estabas delante así que no te hagas el tonto."
Lao contestó al instante.
"Estaban en la Guardiana, entraron en mi laboratorio, estaba trabajando en cierto proyecto para usar contra Deus. Los guardias acabaron tiroteándolos al acabar en un callejón sin salida." La mentira le salió con naturalidad. Era información no verificable, tendría que fiarse de lo que dijera, o al menos darlo por cierto.
"¿Hablas de esa cosa que ha aparecido en el Norte?" Sin darle tiempo a contestar volvió a preguntar. "¿Ya lo sabíais?"
Lao asintió dos veces.
"¿Por qué no lo dijisteis?"
"Aur... El antiguo Centinela no era la clase de persona que se fiaba de factores que no controlaba. Lo tenía todo bajo control."
El encapuchado le respondió.
"Tan bajo control que ahora está muerto ¿Verdad?"
Lao no pudo evitar sonreír, el intruso lo notó pero decidió ignorarlo.
Se oyó como se abría la puerta del portal en medio del silencio, el intruso corrió hacia la puerta y creó un muro de piedra para bloquearla.
Volvió hacia Lao.
"¿Cuál es el plan de Azula, ahora que está al mando, no creo que hayáis hecho esto por poder, habría miles de formas de hacerlo mejores que esta de hacer un nuevo imperio."
"Me temo que es una respuesta demasiado larga para el tiempo que dispones. Te queda una pregunta"
El sonido de las pisadas subiendo las escaleras era cada vez más fuerte, estarían pronto allí.
El encapuchado respiró hondo y formuló la pregunta que le estaba matando por dentro.
"Azula tendría ahora 90 años. ¿Por qué no ha envejecido 70 años?"
Lao se puso a reír.
"El tiempo toma formas extrañas, lo sé de primera mano."
El encapuchado se acercó a la ventana dispuesto a escapar antes de que fuera demasiado tarde.
"Mako y Bumi." dijo Lao. "Extraña forma de decirlo, también es extraño que teniendo tan poco tiempo decidas preguntar sobre ellos."
La puerta del portal se abrió con un ruido fuerte, casi no quedaba tiempo.
"Tras lo que ocurrió en la Guardiana decidí investigar por mi cuenta, resulta que Mako tenía un hermano que había desaparecido del ojo publico desde hace seis años."
El encapuchado no respondió, los guardias estaban forcejeando con la puerta, tenían segundos.
"No lograrás cambiar nada en el gran esquema, igual que yo solo eres un humano, Bolin."
El muro de piedra estalló en pedazos y tres guardias armados entraron corriendo.
El intruso saltó por la ventana hacia la calle, cuando los hombres miraron por ella, este ya había desaparecido, tomando cobijo entre las sombras de la ciudad.
