Hola chicos ¿Cómo están? Sé que los he abandonado por muuuucho tiempo. Pero como les dije en mi pequeño regalo de navidad, he estado trabajando en un nuevo proyecto que me enganchó desde que surgió en mi cabeza, y de verdad lo he escrito y borrado y vuelto a escribir como mil veces. De por sí, gracias a ese proyecto, me animé a buscar más información sobre la narración creativa y esto me ayudó un montón a mejorar mis escritos. He mejorado tanto, que decidí pausar esa historia y editar esta para subirla de nuevo (se los debía a mis lectores).

Como siempre solo les quiero aclarar que los personajes de CCS no me pertenecen, pero si los otros personajes que vayan apareciendo al transcurrir la historia y que esta surgió de mi completa y entera imaginación. Espero les guste la edición.

OTRA COSA IMPORTANTE: cambie el punto de vista de narración a uno en primera persona, desde el punto de vista de Sakura y Shaoran (más Sakura hehe) debido a que (como ya saben los que la leyeron la primera vez) es un tema emocional y quiero imprimirle más sentimiento, por eso cambie el punto de vista de la narración, ya que el omnisciente no me estaba funcionando.

Otra cosa. No puedo solo sustituir los capítulos en la historia original porque no les llegan notificaciones a los que la tienen agregada en su lista y tampoco sale como actualizada, por eso decidí subirlos como capítulos nuevos e ir borrando los anteriores a medida que vaya subiendo los nuevos. Con esto aclarado, vamos a comenzar entonces…

De consecuencias y decisiones

Capítulo 1 – La decisión más difícil

Era una tarde nublada y extremadamente fría. Podía sentir mi cuerpo completamente helado y temblaba sin control a pesar de estar en el interior de mi hogar, pero eso no se debe únicamente al clima. Por fin revelé el secreto que había estado guardando todos estos días, aunque eso destrozase por completo a mi familia.

Mi padre me miraba furioso, quizás pensando en lo estúpida que había sido al cometer tal error. No podía mirarlo, realmente no tenía el valor para seguir mirando sus flameantes ojos. Desvié mi mirada al piso, avergonzada.

Escuché sus pasos acercarse a mí y luego un ardor se extendió por toda mi mejilla. El grito ahogado de mi madre se escuchó y levante mi mirada asustada y sorprendida. Mi padre quizás no era el mejor padre del mundo, pero jamás me había levantado la mano.

—Eres una deshonra para esta familia, Sakura kinomoto —dijo mi padre, en tono mortalmente frío.

—Cariño, di algo, por favor —rogó mi madre, pero ninguna palabra salía de mi boca. Aún estaba procesando las crueles palabras de mi padre.

—¿Qué va a decir, Nadeshiko? Después del estúpido error que cometió, no creo que tenga algo más que decirnos.

Mi padre, Fujitaka Kinomoto, es un hombre de negocios, correcto y serio. Lleva la dirección de los negocios hoteleros de la familia, los cuales son de gran importancia para el país, por eso pertenecemos a una de las familias más adineradas de Japón. El simple hecho de estar metida en este problema, no solo podría considerarse una mancha para la familia, sino también podía significar un riesgo para los negocios de mi padre, ya que uno de los conceptos vendidos por las empresas, era la perfección de la familia Kinomoto, pero esta familia era todo menos eso, y mucho más ahora, después de revelarle mi embarazo.

—Mañana iras y te practicaras un aborto —dijo, asustándome—. ¡No permitiré que mi hija traiga al mundo a un bastardo!

Con furia, me tomó de los brazos y me zarandeó con fuerza. Yo estaba aún un shock, después de escuchar sus gélidas palabras ¿Realmente me había ordenado practicarme un aborto? El hombre que me crió y que me sentó en sus rodillas alguna vez para decirme que la familia siempre era lo primero ¿Me había dicho que abortara a mi bebe?

—¡Fujitaka, por Dios! Se trata de tu nieto ¿Cómo puedes pedirle tal atrocidad a tu hija? —preguntó furiosa mi madre, intentando quitarme a mi padre de encima.

—Ese bastardo no es nada mío, Nadeshiko —dijo, recuperando un poco la compostura —. Su padre ya lo ha rechazado ¿Por qué debería aceptarlo yo?

—¡Porque somos su familia! ¡Maldita sea, Fujitaka! No puedo creer que los negocios sean más importantes que tu propia hija. —Mi madre se veía devastada y decepcionada— Realmente tu corazón se ha vuelto de piedra.

—Es tu decisión, Sakura —dijo ignorando a mi madre, mirándome con ojos gélidos. Parecían dagas que atravesaban mi alma entera—. Abortas a ese bastardo o dejas de ser una Kinomoto, con todo lo que eso implica, empezando por irte de esta casa.

A pesar de escuchar sus palabras hirientes, no puedo creer en ellas, o más bien, no quería creer en ellas. Levanté mi mirada, seguramente inundada de lágrimas, para mirar al hombre que había decepcionado.

No podía permitir que el matrimonio de mis padres también se viera envuelto en las tinieblas debido a mi causa. Mi madre, Nadeshiko Kinomoto, es una mujer amable y gentil, y siempre me ha defendido de todo y de todos, pero esta vez no podía escudarme detrás de ella, no si eso significaba problemas para su matrimonio. Al verla discutir con mi papa, tomé su suave mano y la apreté con ligereza. Mi madre me observó con su mirada vidriosa e intenté regalarle una sonrisa, aunque probablemente me haya salido más bien, una mueca.

—Padre, lamento haberte decepcionado. De verdad, lamento ser una deshonra para TU familia y TUS negocios —dije con voz firme.

Sonrió con suficiencia, quizás pensando que cumpliría su demanda, pero eso era algo imposible para mí. Mi hijo no tiene culpa de mis errores, y no podía sacrificarlo por algo que era mi entera culpa. Por eso, con valor renovado, miré a mi padre y le hice saber mi decisión definitiva.

—¡No abortaré a mi hijo! Él no tiene la culpa de mis errores, y ustedes tampoco la tienen —dije con seguridad—. Fue mi decisión y enfrentaré las consecuencias. Esta será la última vez que me verán en esta casa y les prometo no causarle problemas a la familia. El día de hoy dejo de ser una Kinomoto.

Comencé a subir las escaleras, rumbo a mi habitación, cuando la voz de mi padre volvió a resonar en la sala.

—¿Crees que la vida en las calles es sencilla, Sakura? Ya veré como regresaras suplicando perdón por la falta que cometiste —dijo mi padre, perdiendo la poca compostura que había recuperado.

—Tienes razón, padre —dije—. No conozco la vida más allá de los límites de esta mansión. Pero mi bebe está por encima de estas comodidades. Sé muy bien que será duro para mí, pero nunca me rendiré… Eso es algo que me enseñaste muy bien. En verdad, les agradezco todo lo que hicieron por mí y… en verdad espero que algún día me perdonen.

Terminé de subir y entré como ráfaga en mi habitación. Sentí como mi madre venía detrás de mí. Sin importar lo que dijera, no iba a detenerme y se lo hice saber apenas entró por la puerta. Sentí las lágrimas bajar por mis mejillas sin control, y al verme, mi madre corrió hasta mí y me abrazó, construyendo un escondite entre sus brazos, en el cual me refugié.

—Hija, no tienes que irte —dijo con voz partida—. Esta casa es tan mía como de él.

—Mama, no permitiré que tu matrimonio se arruine por mi causa —dije, aun acogida entre sus brazos —. Cometí… un terrible error al confiar en la persona equivocada… y ahora debo afrontar las consecuencias. Por duras que sean.

La mirada de mi mama reflejaba demasiado dolor y arrepentimiento. Sus ojos, tan verdes como los míos, estaban rojos e hinchados. Seguramente los míos están iguales, o peores.

Recordé el día que le presenté a aquel chico, mi exnovio y padre de mi hijo, Ren Tsuna. Mi madre no estuvo muy de acuerdo con mi relación, pero no se interpuso y me dejo estar con él. Quizás ahora se estaba arrepintiendo de esa decisión, al igual que yo. Con tan solo 18 años, llevo en mi vientre el producto de su supuesto amor por mí… Que ingenua fui.

—Hija, ven —dijo mi madre y me arrastró hasta la que era su habitación.

Se acercó hasta el baúl que reposaba a los pies de la cama y luego de revolver el contenido, sacó un cofre.

—Escúchame bien, hija —dijo tomando mis manos—. Tu padre no dejara que te lleves nada contigo. Solo ropa. Pero eso no quiere decir que yo no te pueda ayudar —dijo entregándome la caja.

No entendí sus palabras hasta que la abrí. En ella, había algo de dinero en efectivo y algunas joyas que se veían valiosas. No podía aceptarlas, era demasiado y yo no merezco tal gesto de ella… después de haberle causado tanta tristeza, no podía hacerlo.

—Sé que no es mucho dinero, cariño —dijo con una sonrisa triste—. Pero te alcanzará para vivir unos meses hasta que logres establecerte. Las joyas puedes venderlas y conseguir dinero extra. No puedo permitir que mi hija vaya a vivir debajo de un puente.

Su voz quebrada desgarró mi alma. La abracé y le agradecí en un susurro. Ella se estaba arriesgando al darme esto. Estaba desobedeciendo a mi padre y eso le traería muchos problemas, si él se enteraba.

—Gracias por dejarme ayudarte, cariño —dijo tomando mis mejillas húmedas—. Bastante estoy soportando con dejarte ir. Por lo menos, podré estar un poco más tranquila al saber que tienes esto.

Al verla llorar, me di cuenta de que mi padre tenía razón en algo. Había traído la desgracia a mi familia. Mi hermano, siempre protector y posesivo conmigo, se encerró en su habitación sin cruzar palabra alguna conmigo. Pero pude leer la enorme decepción reflejada en su mirada fría… La misma mirada que me había dado mi padre.

—Vamos, te ayudare a preparar tu maleta —dijo—. Debes guardar bien el cofre. No lo pierdas. Tampoco dejes que vean de donde estas sacando el dinero, porque podrían robártelo. No confíes en nadie, cariño.

Al entrar nuevamente en mi habitación, no pude evitar mirarla con nostalgia. Me había equivocado, sí, pero jamás pensé que mi padre me echaría de casa. Realmente creí que me apoyaría.

Mi madre lloraba mientras me ayudaba a guardar la ropa más sencilla que tenía en una pequeña maleta, para no llamar mucho la atención.

—Gracias por todo, mama —dije con voz quebrada, cuando terminamos de hacer mi maleta—. De verdad, yo… de verdad lamento todo esto.

No pude aguantar más y comencé a llorar. Mis rodillas flaquearon y caí al piso, pero los brazos de mi madre me atajaron y poco a poco fuimos deslizándonos juntas al suelo, fundiéndonos en un abrazo.

—No llores, mi pequeña —dijo—. Recuerda que eso le hace daño a tu bebe.

Con suavidad, colocó su mano en mi vientre y lo acarició con amor y ternura. En ese momento sentí que, a pesar de no conocerlo aún, ella amaba a mi hijo.

—Eres una mujer valiente y fuerte, cariño —dijo—. No cualquiera se enfrenta a Fujitaka Kinomoto como tú lo hiciste.

Limpió mis lágrimas con amor y luego me recordó aquello que siempre me decía, cuando estaba triste "Pase lo que pase, todo estará bien".

—Gracias, mama.

—Siempre estaré orgullosa de ti, hija —dijo, dándome un beso en la cabeza.

Nos miramos y luego nos dimos una sonrisa sincera. De algún modo, todo estaría bien y no importaba la distancia que nos iba a separar, nuestros corazones siempre estarían juntos.

Me ayudó a bajar la maleta por las escaleras que me conducirían a la salida de aquella magnifica mansión. Mi padre estaba al pie de las escaleras, quizás dudando de que realmente me fuera de casa. Abracé a mi madre con fuerza y le di un beso.

—Si sales por esa puerta, dejaras de ser mi hija —dijo mi padre al verme tomar la maleta.

—¡Fujitaka! ¡Ya ha sido suficiente! —gritó mi madre, pero la interrumpí. No quería verlos discutir nuevamente por mi causa.

—No se preocupe, padre —dije, sonriéndole—. Puede que deje de ser su hija, pero usted siempre será mi padre. Por favor, despídame de mi hermano y gracias por todo.

Su cara dejó filtrar una pequeña expresión de desconcierto, seguramente no se esperaba esa respuesta, pero era cierto. A pesar de lo que estaba pasando, no odio a mi papa.

Al salir de los dominios de los Kinomoto, a pesar de dejar parte de mi alma allí atrás, me sentí ligera y en paz.

—Debes ser fuerte, Sakura. Debes ser fuerte por ti y por tu bebe —me dije a mi misma.

Tomé mi maleta y comencé a caminar por las calles de Tokio, mi ciudad natal. Caminé un par de cuadras, algo asustada, cuando mi celular comenzó a sonar. Al revisarlo, vi el nombre de mi mejor amiga reflejado en la pantalla.

—Hola Tomoyo —respondí, intentado sonar lo más animada posible.

Amiga, ¿Cómo te fue con tus padres? —preguntó preocupada.

—Bueno… ya no vivo en mi casa, creo eso es suficiente para adivinar como me fue —dije, pretendiendo ser graciosa, pero no se lo creyó.

¡Mi Dios! Tu padre es un déspota, Sakura —dijo—. ¿Cómo se atrevió a hacer tal atrocidad?

—Sabes como es mi padre, Tommy —dije, intentando defenderlo—. Es muy correcto y … bueno, ya no hay vuelta atrás.

Sabes que, si pudiera, te diría que vinieras a vivir conmigo, pero…

—Lo sé, Tommy —le interrumpí—. La señora Haruko no dejara que me quede contigo.

A pesar de ser una joven de bajos recursos, Tomoyo Daidoji era una excelente estudiante y había conseguido una beca completa para poder estudiar en la mejor escuela de todo Japón, donde solo los hijos de políticos y personas influyentes estudiaban, el instituto Tsubaki. Tuvo que dejar el pequeño pueblo del cual provenía y a su familia para poder cumplir su sueño de estudiar en Tokio, residiendo ahora en una pequeña habitación alquilada.

Nuestros compañeros del instituto eran crueles con las personas como Tomoyo, lo cual yo no aprobaba. No pasó mucho tiempo para que Tomoyo y yo nos hiciéramos amigas inseparables.

Sakura, quédate en un hotel —dijo—. Ya veremos cómo resolveremos esto. No te dejare sola.

—Está bien, Tommy —acepté—. El fin de semana pasaré por el café para hablar con más calma ¿Te parece?

Claro que sí, amiga —dijo—. Así me da chance de ver si logro encontrar algo para ti. Todo se resolverá. No necesitas ni de tu padre, ni del idiota de Ren. Saldremos adelante, juntas.

Tomoyo trabajaba los fines de semana en un pequeño pero hermoso café para poder ganar dinero para sus gastos. Eso no era muy bien visto en el instituto, pero a mí no me importaba, por eso la visitaba cada vez que podía para brindarle ánimos.

—Gracias, Tomoyo… por todo —dije con sinceridad.

Entonces, nos vemos en tres días, amiga. Y recuerda que pase lo que pase…

—Todo estará bien —completé por ella.

Te quiero amiga. Cualquier cosa, no dudes en llamarme y avísame apenas estés instalada.

—No te preocupes, lo hare.

Me despedí de ella y colgué la llamada. Lo más importante era conseguir un lugar donde quedarme. No podía ir a un hotel cinco estrellas, gastaría todo el dinero que mi madre me había dado en tan solo una semana. Debo buscar algo más sencillo y económico. Después de todo, solo era un lugar en el cual descansar y guardar mis cosas.

Caminé por varios lugares, preguntando precioso y viendo habitaciones, hasta que llegué a una pequeña y sencilla posada. El lugar se veía algo demacrado y sucio, pero era lo único que se ajustaba al presupuesto que me autoimpuse. El lugar era atendido por una señora mayor, la cual no era muy simpática, pero realmente no me importaba. Solo quería un lugar donde descansar después de tanto caminar. Al entrar en la habitación, dejé mi maleta al lado de la cama y me lancé en ella. No era para nada cómoda, pero algo era algo.

Debía hacer un plan. No quería vender las joyas de mi mama, así que lo más viable era buscar algún trabajo para poder reunir dinero para cuando llegue mi bebe. Mi hijo necesitaría ropa, comida, pañales, una cuna… demasiadas cosas que de momento no podía comprar, pero que seguramente luego podré hacerlo con el dinero que ahorraría.

Estaba tan cansada, que casi de inmediato comencé a sentir como mis ojos pesaban. Ojalá todo fuera una horrible pesadilla y al despertar todo fuera como antes… pero no sería así. Había cometido un terrible error al confiar en Ren, y ahora debía afrontar el problema en el que estaba metida. No estaba segura de cómo lo haría, pero no iba a permitir que a mi hijo le faltara algo. Sería una buena madre, como mi mama lo ha sido conmigo y de verdad espero que mi padre algún día pueda perdonarme y pueda ver a mi hijo como su nieto… y le brinde el cariño que solo un abuelo puede brindar… si… algún día.

¿Qué tal les pareció la edición? Espero les haya gustado y comiencen a seguir de nuevo esta historia. Y los que recién la están leyendo pues, bienvenidos hehe. Espero sus maravillosos Reviews para saber si les ha gustado este nuevo enfoque. Nos leemos en el próximo capítulo.

Por cierto… ¡ANDO GRITANDO DE LA EMOCIÓN! Momento de Fangirl up haha… Ya vi el primer capítulo de Clear card y quedé más que encantada con todo. La animación, los diálogos, los seiyuus… Recordé mi infancia haha… Cuando vi por primera vez CCS tenía 13 o 14 años y ahora la veo con mi hija sentada en las piernas haha… Espero lo hayan visto y si no ¡¿QUÉ ESTAN ESPERANDO?! Hehehehe…

Ahora sí, espero sus reviews y les envió un beso para todos.