¡Hola! Mi nombre es Izzie, y soy nueva en esto de escribir, pero la inspiración me golpeó por sorpresa (como no, en época de exámenes) y este es el resultado. De momento está la historia aún muy verde, pero tenía claro que quería que el prólogo fuera así. Espero que os guste.

Disclainer: Ninguno de los personajes de Dentro del Laberinto me pertenecen, pero me encantaría que eso cambiase xD.

Prólogo: La desgracia de un rey.

- ¡No tienes poder sobre mí!

Con esas palabras el mundo de Jareth, rey de los Goblins, se vino abajo.

Le había ofrecido todo cuanto pudiera desear a aquella estúpida mortal y ella le había partido el corazón sin piedad alguna. ¿¡Cómo osaba!? ¿¡Acaso no había sido generoso!? Le había prometido incluso ser su esclavo sólo para que ella le amara… ¡PERO NO!, había preferido volver a una casa donde jamás sería feliz en lugar de quedarse con él, como su reina. Aquello le había dejado un vacío profundo que no conseguía llenar con nada, sólo sentarse en su trono y ver a través de sus cristales a aquella que le había hecho tanto daño.

Dentro del orbe que bailaba en sus dedos aparecía una muchacha disfrazada de pirata, subida de pie en la cama como si se tratara de un barco y mirando a lo lejos con un catalejo imaginario. A su alrededor se encontraban aquellos traidores que le habían ayudado a escapar de él.

Lanzó el cristal con tanta rabia contra la pared que estalló en miles de cristales y una nube de humo. Aquello no le podía estar pasando… Él era Jareth, ¡El rey de los Goblins! Y aquella simple chiquilla lo había doblegado como si se tratara de uno de aquellos alfeñiques esmirriados. Se levantó del asiento enfadado… aquello le estaba consumiendo. No tardó mucho tiempo en volver a sentarse y crear de nuevo otro de aquellos cristales para seguir contemplándola…

Y así pasaron los días, uno tras otro, y lo único que conseguía sacar al rey de su depresión era mirar a su amada a través de aquellos cristales. Hacía tiempo que había dejado de buscar a los niños que le ofrecían los humanos y se había encerrado en aquella sala sin contacto alguno con el exterior, donde sus vasallos cada vez se preocupaban más viendo como el cielo de todo Labyrinth se nublaba.

Desde la distancia era partícipe de como aquella pequeña mortal vivía miles de aventuras con sus amigos, aventuras en las que él no era bien recibido. Veía también como crecía y se convertía en una desgarbada adolescente, cómo dejaba de llamar a sus amigos y cómo dejaba de creer en ellos.

El día que vio cómo aquella a la que tanto quería guardaba todos sus muñecos y su vestido favorito en una caja sabía que el fin se acercaba. Pero fue cuando vio cómo sacaba el libro rojo del escondite donde lo había estado guardando desde su aventura y lo metía en la caja sin contemplaciones cuando supo que la hora había llegado.

- Adiós… mi Sarah….

NOTAS DE LA AUTORA: bueno, hasta aquí de momento. Sé que solamente es el prólogo, pero quería subir algo cuanto antes ^^ Agradeceré profundamente vuestros comentarios, críticas, amenazas, declaraciones de amor…etc. Os recuerdo que soy novata (en todo, porque ya me está costando subir también este mini-capitulo a la página) así que espero que no seáis muy duros conmigo. Espero poder traeros el primer capítulo en breve, pero como dije estoy en época de exámenes y mi cuaderno es un desastre de ideas en sucio. Nos leemos.