Volver a leer la historia me ha hecho reflexionar sobre seguir escribiendola, he corregido los errores de redacción antes de proseguir, incluso he cambiado algunos detalles, que si bien no cambian la historia para nada, si la hacen mas llevadera y menos inmadura que cuando la escribí. Agradezco el enorme apoyo de cada uno de los lectores que han comentado, es gracias a ustedes que me emociona poder continuarla! En cambio, si esta es la primera vez que lees el fic, dejó en advertencia que la personalidad de los personajes (por lo menos en un principio como tengo planeado) será diferente, sobre todo la de Rukia y es que así lo necesito para que este fic se pueda desarrollar. Sin mas por el momento, disfruten la lectura :)

Disclaimer: Bleach y sus personajes no me pertenecen, pertenecen a Tite Kubo (久保 帯人) En cambio la historia si es mía.


Canción que me inspiró : Hanabira de HOME MADE 家族feat. Yukko de のあのわ

Otra historia dedicada a mi mejor amiga, que para el colmo de los colmos es Anti-IchiRuki (-_- #) ¿Irónico no?

¡Te amo Pyon! x3


*:.。. o(Ella, es de Mí Propiedad)o .。.:*・・

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Capitulo 1.- El Egoísta y la Desadaptada.

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¿Hasta donde podía llegar el egoísmo de Ichigo Kurosaki? ¿Acaso era un cínico o solo un chico con un grave problema psicológico? ¿Que porque hago esas preguntas? Bueno; tiene mucho que ver en esta historia, además de ser tan fácil como difícil de explicar, tan complejo como sencillo de decir, pero mejor ¿Porque no juzgas por ti mismo?

Todo empieza en el exclusivo Karakura Elite Institute. Escuela donde solo los afortunados (Y adinerados) hijos de empresarios, artistas, y hasta políticos de Japón tenían un lugar. La escuela abarcaba una buena extensión de terreno en una colina cerca de las costas de la pequeña ciudad de Karakura, la edificación combinaba el mas puro estilo clásico de aquellas mansiones elegantes de la Inglaterra del siglo XV con toda la elegante frivolidad de este siglo, parecía todo, menos una escuela, y es que no era una escuela en sí; era un internado.

Es así como empieza la pesadilla diaria de la alumna Rukia Kuchiki…

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・・゚・*:.。..。.:*・'Rukia'・*:.。. .。.:*・・゚・*

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6:00 AM. Zona A, Habitación 03. Piso 2.

Me encantaría decir que la luz entrante proveniente del cálido sol iluminaba la habitación despertando a la pequeña muchacha que dormía plácidamente en la cama de grandes proporciones, pero no, no es así. El sol se asoma del lado Este, y la penumbra a esas horas de la mañana aún inundaba el lugar. A ella la despierta el ruido estridente del reloj marcando la hora de levantarse, y resuena por toda la enorme habitación que para empeorar el asunto, hace eco, aumentando los decibeles de la horrible alarma. Una delicada mano de un blanco nevado se asoma de entre las cobijas y busca a tientas torpemente la mesita de noche aledaña a la cama, da uno, dos, tres manotazos hasta que el ultimo de ellos logra dar con el aparato, el golpe es tan fuerte que el reloj cae estrepitosamente al suelo, donde después de unos segundos, comienza a lamentarse de nueva cuenta la alarma, entonces como Frankenstein después de ser dotado con el don de la vida, la persona bajo las cobijas se levanta, aun dormida, medio despierta, medio ensoñada, medio torpe sale de la cama y se tropieza con el edredón, y cae a un lado del despertador. Con la mejilla pegada y adolorida en el piso dirige su mirada al aparato que yace como ella tirado en el piso.

-Buenos días.- Dice con voz ronca digna de la princesa de aquel cuento de hadas que duerme durante 100 años. El despertador sin embargo no le contesta el saludo -Mmm - es lo único que dice antes de levantarse y dirigirse al cuarto de baño.

6:30 AM. La muchacha somnolienta y torpe se había ido con el agua por el caño, ahora la remplazaba una muy despierta chica de enormes orbes violetas... ¿O azules? Mirándose al espejo, mientras acomodaba sus cabellos. Se hizo más de cuatro peinados, empezando con una coleta alta de caballo, pero, un mechón rebelde alcanza a salir airoso del agarre, que descaradamente le refuta su victoria cayendo sobre su frente, entre sus cejas, la muchacha lo mira con desgano, y así es lo mismo con los tres peinados restantes, media coleta, una trenza, una peineta, y nada. Ella declara su inminente derrota, dejando que el mechón haga de las suyas, así que a últimas se deja el cabello suelto que le llega hasta un poco mas abajo de los hombros, los cabellos restantes se unen a la batalla campal del mechón erizándose altaneramente en las puntas, ella estrella su frente contra el tocador. Bueno, creo que después de todo la torpeza en ella había resistido el baño.

-¿¡Porque!?- Se pregunta repitiendo el golpecito en la superficie de madera. El toc-toc de sus choques en el tocador deja de sonar, y lo remplaza un nuevo toc-toc proveniente de la puerta. La muchacha enseguida se irgue en la silla y con un audible "adelante" la puerta se abre y la señora del servicio entra.

-Buenos días señorita Kuchiki, aquí le dejo su desayuno.- Dice la mujer de unos 40 años entrando con el carrito de servicio, al tiempo que levanta la tapa de plata que cubre el exquisito plato de comida.- Omelet de huevo y tocino, pan tostado, té de hiervas sin azúcar, jugo de naranja.- Dice señalando los alimentos a su vez.- y - Levanta la tapa de otro plato mas chiquito.- Pepinos.

-Si, muchas gracias.

La mujer pone la charola y su comida en la mesa frente a la cama. Sin más se retira.

Rukia siempre comía en su habitación, a pesar de haber un gran comedor donde TODA la escuela compartía el desayuno. ¿Porque? Bueno, por el delicado detalle de que ella no tenia amigos con los cuales sentarse a desayunar.

07:00 AM. La muchacha sale corriendo de su habitación después de escuchar a la tatara abuela de su despertador, la vieja campana. Corre torpemente por los extensos pasillos del edificio, sale de el y se dirige al invernadero, a su primera clase: "Educación del Medio Ambiente y su repercusión en el mundo moderno". Tropieza con unos cuantos alumnos y se disculpa inaudiblemente sin dejar de correr con la vista baja, alcanza a escuchar unas cuantas burlas, cosa de todos los días. Sigue su recorrido apretando su portafolio, contra el pecho. En el patio es lo mismo, aquellos que la ven le dirigen risitas burlonas y comentarios nada bonitos sobre su uniforme, que ¡Por dios! ¡Parecía hasta tres tallas más grande de lo normal! pero la culpa la tenía su esmirriado cuerpo, ya que el uniforme si era de su talla. Pero ¡Vamos! Eso no era todo. Su uniforme era estrictamente igual a lo que dictaban las reglas que nadie respetaba del colegio, falda larga diez centímetros abajo de la rodilla, camisola fajada, chaleco y saco bien puestos sin olvidar el detalle del moño tipo victoriano en el cuello, y bueno, el calzado escolar bien lustrado. Tengo que aceptar que igual y yo me burlaría de ella.

Estaba a punto de llegar a su destino, solo tenia que rodear el edificio principal. Era tarde, tarde, muy tarde. Justo en la última esquina a casi nada de llegar, Rukia chocó contra algo, ¿O alguien? Cayendo de sentón sobre el frío suelo. "Auch", eso había dolido. Pero sin duda no le dolió más que lo que vino a continuación.

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.~[Ichigo]~.

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Ichigo Kurosaki se había encontrado con sus amigos, al dirigirse a su primera clase, Ikkaku Madarame, Abarai Renji, Ishida Uryuu y Yumichika Ayasegawa. Todos ellos chicos populares en la escuela, ¿Por qué? por ser los mejores amigos de Ichigo. Y es que había que decirlo, Ichigo Kurosaki era popular por el simple hecho de ser "él mismo" así es, era un joven que cursaba su segundo año de instituto, tenia 16 años y todo un gran sequito de chicas a sus pies, atrapadas por el encanto de aquellos ojos color chocolate, y porque no, habria que decir por aquel cuerpo bien trabajado, pero lo que mas llamaba la atención en él, eran sus rebeldes cabellos de color tan inusual como un becado en esa escuela, sus cabellos irradiaban un bello color anaranjado, que sin duda era su marca personal, incluido un eterno ceño fruncido que lo hacia ver agresivamente atractivo. El era lo máximo en el instituto, todos querían hablarle, ser sus amigos, y las chicas... Bueno, querían todo con él. Su vida simplemente era envidiable, ¿Y saben? a él no le disgustaba del todo, tal vez incluso, hasta le agradaba ser el centro de atención... en ese y en todos los lugares a los que iba.

Bien, regresando a la escena, los muchachos venían platicando animadamente de lo que harían en su fin de semana, Ichigo los escuchaba unos pasos mas delante, sosteniendo el portafolio y recargándolo sobre su espalda, mientras la otra mano descansaba en el bolsillo de su pantalón. El solía excluirse de todos las actividades que hacían sus amigos en esos días, y como siempre esa vez no fue la excepción.

-¿Entonces que dices Ichigo? Vamos a mi casa en Italia, mis padres como siempre no van a estar. Así que podemos llevar a unas chicas para pasar un buen fin de semana.- Dijo el pelirrojo codeando con complicidad a Ikkaku, que estaba a su lado.

-No puedo, ya te dije.- Respondió por enésima vez en la semana.

-¡Vamos Ichigo! Hasta el refinado de Ishida va a ir.- Dijo palmeándole la espalda al aludido, Uryuu solo se subió los lentes que se le habían resbalado un poco a causa del golpe.

-Ya les dije que no puedo, tengo que…

-"…Teeengo quee iir a Looondres a veeer la nueeeva campaaaña publicitaaaria de la compañíiia de mi paaapaaa" .- Recitaron a coro y pausadamente todos sus amigos, que también habían escuchado esa negativa tantas veces como Ichigo su invitación. El chico los miro por el rabillo del ojo levantando una ceja desinteresadamente.

-¿Si ya saben porque preguntan?.- Dijo regresando la vista al camino. Los muchachos iban a seguir insistiendo cuando un ruido seco y un sonoro "Auch" se escucho justo delante de su anaranjado amigo.

Ichigo sintió un pequeño empujón pegarle de lleno en el cuerpo, pero fue tan leve que ni lo hizo retroceder, entonces allí, a sus pies, la causante de aquel incidente yacía sentada, sobándose la espalda baja por el golpe recibido.

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...

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¡Vaya! ¿Hace cuánto que no se tropezaba? Subió la mirada para ver con qué o con quién había chocado, y sus ojos azules no pudieron hacer nada mas que abrirse de una forma sorpresiva, y es que los ojos marrones de Ichigo Kurosaki la miraban.

-¿¡Ichi…- El nombre se ahogo en su boca. ¡Pero que idiota! ¡No podía llamarlo así!.- Joven Kurosaki.- Quiso remediar, pero los amigos de Ichigo la habían escuchado.

-¿Te llama por tu nombre Ichigo?.- Pregunto confundido Ikkaku.

A lo que el rostro del joven se deformo en una mueca de desagrado por el comentario, segundos después, su rostro volvió a cambiar, esta vez esbozó una sonrisa altanera y sin dejar de ver a Rukia de una manera realmente despectiva, le respondió a su amigo.

-¿Tu crees que le daría ese privilegio a alguien... "así "? .-Su mirada se aparto en seguida y continuo su camino, como si nada hubiese pasado. Los muchachos miraron con lastima a la chica cuando pasaron a su lado, pero nadie se digno a ayudarla, incluso el mas caballeroso de ellos, Ishida, había pasado sin voltear a verla.

Una vez sola, Rukia se levanto y sacudió el polvo de su falda, aun con la mirada baja siguió su camino, ya estaba mas que cerca de llegar, así que el resto del trayecto camino a paso lento, tratando de que antes de llegar, no se vieran indicios de que había estado llorando.

03:36 PM. La escuela había mpezado a vaciarse, las clases habían terminado, y los respectivos autos, camionetas, escoltas, ( y hasta en ocasiones especiales, helicópteros) habían llegado para llevarse a los estudiantes. Ichigo se despidió de sus amigos en el helipuerto, una vez mas, no iría con ellos, tenía cosas mas importantes que hacer, que nada tenían que ver con el negocio de su papá. Caminó hacia la salida donde una Hummer negra de vidrios polarizados aguardaba por el.

-¡Ichigo!.- Grito alguien a sus espaldas, esa era su novia, Orihime Matsumoto, la chica mas guapa de la escuela.- Oye, ¿Me puedes llevar al aeropuerto?.- Dijo en un tono coqueto, que bien dejaba entre ver que necesitaba un tipo de atención mas intima.

Si, era su novia, hija de una actriz muy famosa y sin duda su versión femenina en la popularidad de la escuela, además de que poseía un cabello de un color similar al suyo. A pesar de ser muy bonita y llamativa, Ichigo no dejaba de verla simple y carente de personalidad, aunque ¿No se supone que los populares anden con otros populares? Esa era una regla de escuela, no presente en el reglamento claro, pero para los estudiantes era mas obligatoria que las clases de "Economía"

-Lo siento Hime, pero no puedo, mi padre me espera en mi casa.- Dijo el chico desordenando sus cabellos, ella lo vio como gesto de galantería, el sin embargo, lo hizo por fastidio.

-¡Oh Ichi! Podríamos divertirnos un ratito en mi casa.- Le guiño el ojo mientras le pasaba los brazos en el cuello, Ichigo se deshizo del agarre casi de inmediato.

-No puedo Orihime, y discúlpame pero se hace tarde, ya será otro día.- El ruido de un auto estacionándose tras el suyo los distrajo, era una limosina rosa, de la cual salio una mujer de exuberantes senos, con un vestido tan apretado que parecia dificultarle la tarea de respirar.

-¡Himeeeee!.- Grito la mujer a su hija, sosteniendo una copa que probablemente contenía el liquido que la había embriagado.- ¡Mi amoor! ¡Yaa vinee por tii!.- Se empino la copa acabando con su contenido, después la lanzó al aire y se puso los tacones que llevaba en la otra mano, casi cae al quedarse en un pie.

-Te hablan.- Dijo Ichigo al ver que su novia miraba con total pena a la ebria de su madre, él aprovecho el momento y entró a la camioneta sin que Orihime se diera cuenta. Enseguida el auto arranco, alejándolos de la escuela y sus complicaciones, de las mascaras y los prejuicios… ¿ah? ¿Que porque lo dije en plural? Bueno…pues porque allí, en el otro extremo del asiento, abrazando sus rodillas y con la mirada fija en la ventana, Rukia Kuchiki descansaba su cabeza sobre sus brazos, aun tenia ese nudo en la garganta que le había impedido hablar durante todo el día, y el hecho de que Ichigo estuviera a su lado no ayudaba mucho.

El muchacho la examino con la mirada… ¡Se veía tan mal! ¡Pero no!, no en el sentido en el que todos la veían, como la chica rara que no encajaba, No, nada de eso, Ichigo la conocía de sobremanera, y sabia que esas palabras la habían lastimado mas de lo que el tenia pensado. Suspiro de forma sonora, odiaba tener que hacer esas cosas, pero ya se lo había advertido "En la escuela, no quiero que me hables, nadie tiene que saber que nos conocemos" le había dicho desde el día en el que se entero que ella entraría al Instituto para cursar su primer año

-Oi, Rukia.- movió a la chica con suavidad, ella no le hizo caso.

Ok, si, la había regado, pero sabia que ella no podía odiarlo, se lo había demostrado después de soportar todo lo que llevaba de ese año escolar, con esa misma actitud. ¡Vamos! ¡Si eran amigos desde pequeños! y ella lo quería demasiado como para cambiar sus sentimientos por un simple comentario. Entonces Ichigo hizo lo de siempre para alegrarla. Se acerco a ella y la abrazó, recargo su mejilla en la coronilla de la chica, que era tan menudita que los brazos de Ichigo parecían pesar mas que su cuerpo entero, irremediablemente el peso la llevo a recargarse por completo sobre él, aun sin dejar de abrazar sus rodillas, de pronto el nudo en la garganta no pudo mas y se desató, saliendo en forma de llanto, Rukia sollozaba de una forma que a Ichigo le dolía. No le gustaba verla así, ¡No le gustaba!, pero lo hacia por su bien, por "su" propio bien, porque no quería a nadie cerca de ella, no queria que nadie se diera cuenta de lo que valía para él, por eso la ignoraba y la trataba mal en la escuela, todo con el horrible fin de que ella no llamara la atención, no por lo menos de una buena forma. Pues así, ¿quien podría darse cuenta de que allí, deambulando por el instituto, a la vista y alcance de todos, estaba el tesoro más preciado de Ichigo Kurosaki? ¿Quién intentaría arrebatarsela? Nadie, él la protegería, porque ella… era de su propiedad.

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Bien, lamento la actitud idiota de Ichigo y la fragilidad de Rukia, pero les recuerdo que esto es solo por el momento. Rukia no puede dejar de ser Rukia de ninguna manera.

Review? puedes puedes puedes! ? :D