UNA NOTA, PARA EMPEZAR:
HISTORIA ORIGINAL DE PADDIEFROG (AO3, FANFICTION, TUMBLR)
La siguiente historia NO es de mi propiedad. Es una traducción/adaptación al español de uno de los hermosos trabajos de PaddieFrog, All These Broken Pieces. Muchas gracias por permitirme publicar esta preciosidad en mi idioma. Esto es tuyo, así que tienes todo el derecho a decidir sobre esta historia, como si fuera la original.
The following story does NOT belong to me. It is a translation/adaptation to Spanish for one of PaddieFrog's beautiful works, All These Broken Pieces. Thank you very much for giving me permission to post this treasure in my language. This is yours, so you have all the rights to decide over this story, as if it was the original one.
La traducción es uno de mis pasatiempos favoritos, además de algo a lo que anhelo dedicarme en el futuro de manera profesional. Este trabajo salió de mi deseo de practicar y ver mis avances a través del tiempo, de forma completamente desinteresada.
Espero sea de tu disfrute, y puedas pasar un buen rato leyendo algo que con cada capítulo me llegaba más al corazón.
- GabriellaLu
La historia comienza a continuación.
Todos los derechos a PaddieFrog. (AO3, Tumblr, FFiction) All rights to PaddieFrog.
El contenido de esta historia no es de mi propiedad, sino suya. Adaptación al español por GabriellaLu
(This is a translation job of a novice, a hobby, and my way to practice something I want to dedicate to in my future life. Constructive criticism is always well received.)
1. Amanecer
A Toriel no le había tomado mucho tiempo darse cuenta de que algo andaba mal con su amigo. Incluso cuando lo conocía solo como una voz al otro lado de la puerta de las Ruinas, era detectable. Detrás de las risas, los chistes y sus historias apasionadas sobre su hermano, oía desazón en él, una desesperación que apenas fue capaz de comprender. Era difícil concentrarse en ese tipo de cosas, cuando se reía tan tontamente por los juegos de palabras con los que solo los espíritus afines como ellos dos podían entretenerse. Pero, aun así, la sensación continuó surgiendo en su mente, una y otra vez.
¿Por qué percibo esta tristeza en él? Pensaba para sí misma, a menudo después de decirle adiós por el resto del día, caminando por el largo pasillo que conducía a la escalera de su casa.
Estos pensamientos, generalmente, eran olvidados rápidamente, con el recordatorio de que no sabía casi nada sobre su misterioso amigo detrás de la puerta. Ella había insistido tras de su primera reunión, en que no se revelara su nombre, ni mucho acerca de quién era. Él había aceptado sin poner peros. Su disposición a no entrometerse en su vida o en sus razones para ser tan cautelosa, la hacía sentir increíblemente agradecida. Pero el producto de esto, fue que él también decidió no decir su propio nombre.
Lo había declarado de una manera bastante casual, diciendo que podían ser como "amigos por chistes" anónimos. Pero parte de ella estaba algo triste por eso, especialmente, cuando al paso de los días, pasaban más y más momentos memorables junto a la puerta. Es cierto que era justo que mantuviera su nombre en secreto, ya que ella misma se había negado a compartir el suyo. Pero, al pasar el tiempo, había empezado a verlo menos como un compañero con quien compartir simples bromas, y más como alguien que realmente le importaba. Los signos sutiles de su persistente abatimiento solo la impulsaron a querer acercarse más, levantando su natural instinto de cuidadora por los cielos. Pero, siempre terminaba evitando comentar sobre ellos.
No había sido capaz de ignorar el profundo agotamiento que a veces aparecía en su voz, los repentinos cambios de tema en determinadas ocasiones, las risas que a veces parecían forzadas y los chistes de aparente auto desprecio que soltaba ocasionalmente. Quizás lo más preocupante, fueron los momentos en los que decía cosas sumamente extrañas, sin venir a cuento.
Uno de esos casos fue cuando le contó una broma de la que se había sentido especialmente orgullosa.
"¡Toc, toc!", Había dicho con confianza, tocando dos golpes en la puerta a sus espaldas.
"¿quién es?", Respondió él, con la misma anticipación jovial de siempre.
"¡Cerca!"
"¿cerca qué?"
"¡Cércate más, y te lo cuento!" Terminó su broma con una enorme sonrisa en su rostro, cubriéndose la cara en un intento infructuoso de que no se le escapara una carcajada.
Pero no escuchó las risas a las que estaba acostumbrada desde el otro lado de la puerta, ni disfrute retenido, ni cumplidos vertiginosos para sus bromas, sino puro silencio. Por lo que pareció casi un minuto, no hubo nada más que silencio. Su propia risa se detuvo cuando un sentimiento de preocupación y confusión se apoderó de ella. Abrió la boca para preguntar qué pasaba, pero paró cuando él finalmente habló.
"je... ese me lo contaste la vez pasada" Murmuró, y su voz apenas era un susurro.
Su declaración la dejó desconcertada. El día anterior, los dos habían compartido chistes de perros. El tema salió luego de que su amigo le habló sobre los muchos monstruos que formaban su ciudad. Estaba segura de eso. Recordaba específicamente los juegos de palabras que involucraban caninos que hacen guáu-fles para el desayuno, y a un monstruo de nombre Doggo teniendo un día de perros. Definitivamente no había contado la broma de la cerca antes. De hecho, la había escrito en su diario esa misma mañana después de que le llegó la inspiración mientras bebía su té matutino. Ese chiste estaba allí, escrito cuidadosamente debajo de la fecha de ese día, dentro de un círculo de tinta roja. Lo que él había dicho no tenía sentido.
Fue entonces cuando su pena se hizo evidente para ella de nuevo, una extraña sensación de que su amigo llevaba consigo un sentimiento oscuro y profundo que mantenía cuidadosamente oculto, que solo se revelaba en raros momentos como este. Su alma se angustió por él. Aunque sabía que debía haber dicho algo hacía tiempo, justo en ese momento se había decidido a interrogarlo más adelante. Todo lo que ella soltó fue una respuesta confusa, a la que respondió con una rápida broma de reorientación. Una broma tan buena, que casi la hizo olvidar completamente todo lo que había sucedido.
Lo maldijo por ser tan gracioso. Por tener la táctica perfecta para distraerla de sus preocupaciones y hacer que dejara atrás sus dudas momentáneas. Ese día continuó como cualquier otro, y sus preocupaciones no volvieron hasta que fue de noche. Repasó su inusual comentario una y otra vez mientras luchaba por quedarse dormida.
je... ese me lo contaste la vez pasada.
Ni siquiera ahora podía entenderlo.
Aquella noche se le había hecho evidente que ella y su amigo eran más parecidos de lo que había pensado al principio. Después de todo, ¿por qué un monstruo con múltiples trabajos, en un pueblo en el que tenía muchísimos amigos y un hermano al que amaba, estaría dispuesto a pasar tanto tiempo en esa puerta con ella? Probablemente, por la misma razón por la que ella, teniendo una misión vitalmente importante y muchas tareas de mantenimiento en las ruinas, prefirió pasar gran parte de su día contando bromas tontas a un completo extraño. Para escapar.
Su amigo había estado llegando a la puerta para escapar, tal como ella. La sofocante soledad que acompañaba a su exilio auto inducido, había sido casi insoportable antes de que él apareciera. Había pasado tantos años sin nadie con quien hablar, sin amigos de los que pasar el tiempo, solo con su monótona rutina ocupándolo. Pero entonces, apareció aquel monstruo amable y divertido que estaba más que feliz de pasar horas y horas conversando y bromeando con ella. Él parecía feliz de pasar el rato con una tonta señora como ella. Apenas se lo podía creer. Pero gracias al cielo fue así, porque él le proporcionó el escape de su soledad, el que necesitaba tan desesperadamente.
Le había llevado mucho tiempo darse cuenta de que él también acudía a ella para escapar. Sin embargo, no entendía de qué escapaba, y en ese momento, se había resignado a la idea de que nunca lo sabría.
Pero todo era distinto ahora. Ya no era la guardiana de las ruinas, y su amigo ya no era solo una voz detrás de una puerta. De hecho, la tan esperada libertad de los monstruos del subsuelo finalmente había llegado. Y con ella, la gran oportunidad de conocer a aquel al que tanto se había apegado, al fin cara a cara.
Sans el esqueleto. Toriel recordó haberlo visto por primera vez cuando entró casualmente en medio de su intervención en la lucha entre Frisk y Asgore. Solo tuvo que pronunciar unas pocas palabras para que se diera cuenta de quién era. Su especie y su corta estatura no la habían sorprendido mucho, ya que inconscientemente había juntado las piezas durante bastante tiempo. Su inclinación hacia los juegos de palabras, y la forma en que su voz sonaba tan grave cuando sus espaldas daban hacia la puerta, habían sido buenas pistas. No pudo evitar sonreír al verlo, y él le devolvió la sonrisa, mientras las luces de los ojos brillaban persistentemente. Momentos después, habían vuelto a sus bromas habituales, como si siempre hubieran estado al lado del otro de esa forma.
Habían pasado de ser amigos por bromas anónimos, al más cercano de los amigos, y finalmente... a familia.
Familia... Una palabra que traía tanta calidez y tanto dolor al alma de Toriel. Una palabra que cargaba tantos recuerdos y emociones que nunca podría borrar, ni entender en su totalidad. Pensó una última vez en esos sentimientos, un momento antes de acabar su meditación, volviendo al tema de sus pensamientos, esa tranquila mañana de primavera.
Sans estaba apoyado en la barandilla del porche, contemplando los colores brillantes que pintaban el cielo, mientras el sol ascendía por el horizonte. Su postura era informal como siempre, reposando la cabeza en una mano mientras mantenía su mirada arriba, al precioso espectáculo del amanecer. Toriel no podía ver su rostro, pero podía adivinar que lucía la misma sonrisa perezosa que se había vuelto tan familiar para ella durante el año anterior. Tal vez, había algo melancólico en su expresión, un pequeño atisbo de algo que solo describiría como tristeza, algo que Toriel sabía que estaba allí. Sin embargo, era consciente de que, si hablaba con él, cualquier rastro de melancolía desaparecería y la miraría con esa sonrisa. Esa sonrisa de siempre.
Tomó un sorbo lento de la taza de té que había estado reposando en su regazo, incapaz de apartar los ojos de su amigo. El té se había enfriado, seguramente por todo el tiempo que había pasado perdida en sus pensamientos, pero lo bebió de todos modos.
El leve zumbido de cansancio en su cabeza era un recordatorio presente de lo que los había llevado a ambos al porche esa mañana, así como también lo que había desencadenado su preocupación sobre el bienestar de su querido amigo. Casi todos en el hogar planeaban, de vez en cuando, salir a ver el amanecer, a saludar a la salida del sol, disfrutar de la belleza de algo que se les negó durante tanto tiempo; pero este no era el caso hoy. En una situación que parecía ser más y más rutinaria, los dos habían salido después de una larga noche sin dormir. Dejó que su mente vagara por los acontecimientos de la mañana, mientras veía los colores del sol naciente reflejándose en Sans. Toriel había estado inquieta toda la noche anterior, incapaz de dormir sin importar lo que intentara. Su mente estaba demasiado ocupada, inundada de constantes pensamientos y preocupaciones, especialmente durante la noche. Y, hubo un momento en el que simplemente se dio por vencida, se levantó de la cama y comenzó a preparar el desayuno para todos, más temprano de lo normal. Y tal vez el almuerzo de Frisk y Papyrus también. Lo que sea que le permitiera enfocarse en algo distinto a sus inquietudes. Pero cuando salió a la cocina, Sans ya estaba allí.
Estaba sentado en el mostrador, con la cabeza apoyada en las manos, y murmurando en voz baja. Solo estaba en camiseta y pantalones cortos, con su chaqueta extrañamente ausente. Una taza de agua apenas tocada estaba a su lado. Verlo en ese lugar no era inusual. Aunque a veces estaba en lugares diferentes, ella casi esperaba encontrarlo a esas horas de la noche en los alrededores de la casa. A decir verdad, las noches en las que parecía dormir directamente hasta la mañana eran verdaderas anomalías, pero no es que ella fuera mucho mejor en ese sentido.
Lo había escuchado respirar profundo, tembloroso, llevando consigo el suave ruido de su cuerpo vibrando. Sabía que los esqueletos no necesitaban respirar, pero parecía ser una especie de acción tranquilizadora, viendo que sus recurrentes tormentos nocturnos parecían dejarlo jadeando. Se quedó allí, mirándolo un rato. Solo quería ayudarlo de alguna manera, quería tomarlo entre sus brazos y decir las palabras correctas para aliviar su aflicción. Pero sabía que en el momento en que la viera, volvería a actuar como si todo estuviera bien, y escondería cualquier signo de angustia tras una máscara bien construida.
Así que, inevitablemente, ella se acercó a él como siempre lo había hecho, y le preguntó gentilmente si estaba bien. Él respondió a su vez, encogiéndose solo por un instante antes de mostrarle esa maldita sonrisa. El sonido de su respirar se detuvo de inmediato, y su voz sonó tan casual como cualquier otro día.
"seh, todo bien tori, no podía dormir, y ya. sabes cómo es", dijo con un guiño, antes de tomar el vaso de agua y tamborilear con sus falanges en el borde. "¿qué te despertó? ¿lo mismo de siempre?"
Odiaba cómo a pesar del cansancio y su exasperación con él en ese momento, la dulce calma en sus palabras llevó una sonrisa temporal a sus labios. Realmente era profesional en distraerla, y eso la enloquecía de rabia. Allí estaba, con aspecto de no haber dormido en un año, con las luces de sus ojos pálidas y vacilantes, y todavía intentando actuar como si todo estuviera bien. Diablos, hasta estaba tratando de animarla. Le hizo querer gritar, y su mente dio la vuelta, tratando de encontrar la voluntad y las palabras para enfrentarlo. Al final, lo único que dejó salir fue un profundo suspiro, encontrándose con su mirada, con los ojos entrecerrados.
"¿Te gustaría algo de té, amigo mío?", Le preguntó en un tono desinteresado.
Su sonrisa se había convertido en una especie de mueca forzada, mostrando claramente que su estado de ánimo era menos que estelar. Fue inteligente al solo asentir con la cabeza, bajando el vaso de agua nuevamente.
"claro t, suena bien. gracias"
Habían pasado los siguientes minutos en silencio, solo siendo interrumpidos por el suave sonido del té que se preparaba. Ninguno de los dos dijo una palabra, compartiendo un ritual que era a la vez reconfortante e inquietante. Sans había mirado por la ventana hacia la oscuridad de la noche, con las pupilas cada vez más tenues. La garganta de Toriel estaba ardiendo con preguntas retenidas que quería imponerle, las frustraciones que quería expresar. Pero como siempre, no dijo nada. Todos sus intentos de obtener respuestas honestas de su parte, habían resultado infructuosos durante mucho tiempo y no podía calmar su presentimiento de que cualquier intento posterior sería igual. Realmente era un ciclo patético. Una gran parte de la relación que tenían se basó originalmente en la voluntad de no entrometerse en la vida del otro. Era la única forma en que su extraña amistad había podido sobrevivir antes, donde los dos estaban conformes sin compartir su propia historia. Pero esta barrera que habían construido entre ellos, les impedía acercarse más, y estaban atrapados. Ambos se preocupaban demasiado el uno por el otro para seguir ignorando sus problemas. Estaban demasiado cerca, pasaban casi todos los días en la presencia del otro, y ahora, tratar de cumplir con sus viejas reglas solo era exasperante.
Por poco se rio de la absurda tristeza del ambiente antes de que su atención fuera devuelta a la tetera cuando comenzó a silbar. Ella la apagó rápidamente, antes de que el ruido despertara a los otros ocupantes de la casa. Inclinó la taza, y sirvió dos tazas de té. El olor en sí mismo la animaba un poco.
Se movió para darle a Sans su taza, pero antes de que pudiera, él saltó del mostrador. Mirándola con esa misma amplia sonrisa, se alargó para tomar el té de sus manos.
"gracias tori." Dijo con otro guiño, levantando la taza hacia sus dientes para tomar un pequeño sorbo antes de gesticular hacia la puerta del porche.
"amanecerá dentro de una media hora, ¿qué tal si pasamos un buen raté de calidad y lo vemos juntos?". Bromeó. Su voz todavía sonaba firme, pero Toriel no logró ignorar el leve temblor en sus manos.
Esta vez ella logró no reaccionar al chiste, manteniendo su expresión firme. No estaba segura de si su rostro se veía triste, enojado, o algo completamente distinto, pero ciertamente le había comunicado el conflicto interno que estaba sintiendo. Su fachada tranquila disminuyó en respuesta, su sonrisa descendió ligeramente y sus ojos se oscurecieron aún más cuando los apartó de ella.
Él se apartó un poco de su escrutadora mirada, dirigiéndose a la puerta sin esperar su respuesta. Sin embargo, luego de unos pocos pasos, se tambaleó repentinamente, ya fuera por agotamiento o por algo que ella no conocía. Pero no perdió ni un segundo cuando corrió rápidamente a su lado, y envolvió un brazo a su alrededor para mantenerlo estable. Cerró su otra pata alrededor de sus pequeñas y temblorosas manos, asegurándose de que la taza de té se quedara quieta y no derramara su contenido sobre él.
Se puso rígido ante el contacto, pero su habitual compostura regresó rápidamente. "je, torpe..." comentó en un tono entretenido, pero Toriel la escuchó de nuevo en su voz, una terrible tristeza.
Se rozó el labio con los colmillos, y su alma se retorcía dentro de ella. Casi había colapsado, ¿y eso era todo lo que tenía que decir? A pesar de su enojo interno, no se le escaparon palabras de amonestación o preocupación. Solo murmuró un suave "Ven ahora", y comenzó a ayudarlo a llegar a la puerta una vez pareció estar listo. Como siempre, simplemente se mordió la lengua y continuó como si ese momento de debilidad nunca hubiera ocurrido. Fue enfermizo.
Una vez afuera, ninguno dijo palabra. Él se encogió de hombros con una sonrisa, y fue a apoyarse contra la barandilla, colocando su taza de té junto a él. Ella lo vigiló un tiempo, asegurándose de que no tropezara de nuevo, antes de sentarse en la silla colgante del porche. El silencio entre ellos se había extendido, dando paso a los ruidos propios de la noche. Sans mantuvo su mirada en el cielo mientras las estrellas se desvanecían con lentitud, cediéndose al día siguiente. Toriel solo estaba allí sentada, inmóvil en sus preocupaciones. Su antigua esperanza de que renunciar al sueño pondría fin a sus interminables pensamientos, había sido completamente destruida. No habría descanso para su mente, no cuando su amigo estaba luchando de esta manera. No cuando ella no sabía qué le pasaba, o cómo ayudarlo. Sans miró el cielo, pero ella mantuvo sus ojos en él.
Toriel parpadeó, forzándose a sí misma a salir de su estado de trance. Estaba vagamente sorprendida de ver cuán alto había llegado el sol en ese rato. Antes de perderse en sus pensamientos, solo había alcanzado la mitad del horizonte. Ahora su forma completa estaba a la vista, bañando al mundo en su resplandor. Fue hermoso, como siempre. Pero diablos, la falta de sueño realmente le había afectado más de lo que esperaba. Tomó otro largo sorbo del té frío, esperando que le diera el impulso que necesitaba.
La calidez reconfortante de los rayos del sol se filtró en su pelaje, forzando una sonrisa en su rostro. Hacía más de un año eran libres, pero no encontraban la forma de aburrirse del glorioso regalo del sol. Los humanos seguramente nunca podrían apreciar el amanecer como lo hacían los monstruos.
"eso fue solsacional, ¿no, tori?"
La voz repentina a su lado la hizo saltar ligeramente. Se volvió, para ver que Sans de alguna manera había aparecido al lado del columpio del porche. No había hecho ningún ruido al caminar, y solo le había quitado la vista por un segundo. No podía estar segura de si eso fue por uno de sus "atajos" o simplemente sucedió como resultado de su trance. En cualquier caso, tomó otro sorbo de su taza antes de contestar.
"Ciertamente lo fue, amigo..." Respondió. "Siempre es una maravilla, no importa qué tan frecuentemente lo vea". Hizo una pausa, golpeando ansiosamente el costado de su taza de té.
"¿Te... te sientes mejor?" Preguntó finalmente, dándose la vuelta para observarlo.
La sonrisa de Sans se tornó un poco tímida, pero asintió. "sí... té y un buen amanecer son el truco. ¿qué hay de ti?"
'Esto no es sobre de mí, cabeza hueca'. Pensó con exasperación. Sus palabras tampoco le dieron consuelo. Aunque se veía algo mejor, todo era comparable a decir que una flor arruinada por la sequía se veía mejor después de unas pocas gotas de agua. Los profundos y ahora oscuros círculos debajo de sus ojos, más la forma en que se inclinaba tan pesadamente sobre el brazo de la silla del porche hablaban mucho. ¿Por qué tenía que mentir?
Por otra parte, su instinto fue volver a recostarse, decirle que también estaba bien y que definitivamente no estaba exhausta y prácticamente enferma de preocupación. Tal vez, si quería evitar ser una completa hipócrita, debería prestar atención a sus propios consejos. Quizás había una pizca de esperanza de que él fuera menos rápido a la hora de mentir si la viera siendo más honesta. Valió la pena intentarlo, al menos. Dejó escapar un suspiro de cansancio.
"Este rato fue muy agradable. Incluso encantador. Nunca decepciona... Pero la falta de sueño no me está haciendo ningún favor. Mi mente ha estado tan inquieta últimamente." Dijo, intercambiando miradas con él, acompañada de una sonrisa de lamento.
Colocó la taza de té vacía en la silla colgante a su lado, y se acercó para poner suavemente una mano en su hombro. Él parpadeó con sorpresa, pero no hizo ningún movimiento para detenerla.
"Y... Debo admitir que estoy muy preocupada por ti, amigo". Su sonrisa fingida cayó y su tono salió dolorido. "Terminamos aquí tan a menudo... no duermes... No has comido mucho últimamente... y esas pesadillas, parecen estar empezando a-"
"tori". Dijo su apodo de repente, interrumpiéndola.
Sus ojos se tambalearon mientras la miraba. Su verdadera fatiga era mucho más visible en esa expresión. "no te preocupes por mí, ¿bueno? ya tienes demasiado encima...".
Extendió la mano y le rodeó la pata con ella, permitiéndole ayudarlo a sostenerse. Toriel no estaba segura de si ese era un gesto afectuoso, o si solo trataba de mantenerse firme. De hecho, sus extremidades todavía temblaban un poco con un leve ruido ocasional.
"estoy bien. en serio. no es tan malo como crees", le aseguró con una amplia sonrisa.
Estaba tratando tan duro de ser convincente y de alguna manera, eso solo hizo que el alma de Toriel doliera aún más.
Abrió la boca para discutirle, pero las palabras murieron dentro de ella y volvió a cerrarla. No, no tenía la energía necesaria para esto ahora mismo. No sería capaz de igualar su habilidad para desviar sus intentos de comunicarse con él. Dejó que se quedara todo ahí... por ahora. Lo que dijo había sido suficiente para convencerla de que sus preocupaciones no eran infundadas. Sabía que necesitaba ayuda y no podía quedarse ahí haciendo nada, ya no. Tenía que pensar... y dormir un poco. Luego, tal vez podría encontrar una mejor manera de manejar la situación.
Lanzó otro suspiro y lo miró con una expresión derrotada. Lentamente, retiró su pata y la bajó a su regazo, mirando hacia el horizonte una vez más. Puede que se hubiera dado por vencida por el momento, pero no estaba dispuesta a dejarle pensar que sus mentiras la habían convencido en absoluto. Había fingido ser engañada por su actuación con tanta frecuencia, pero ya no más. Sí, eso la hizo sentirse un poco culpable, pero sabía que era solo uno de los pasos que había que tomar. Sans necesitaba saber que sus intentos por ocultar sus problemas no solo le hacían daño a él, sino también a quienes lo querían.
Durante un corto tiempo, se quedó dónde estaba y Toriel pudo sentir su mirada sobre ella. Se negó a mirarlo de vuelta, pero esperaba que sus intenciones se acabaran hundiendo. Unos pasos suaves señalaron su eventual decisión de rodear la silla y acercarse del otro lado. Se subió cuidadosamente para sentarse a su lado, una tarea que requirió un poco de esfuerzo, dada su baja estatura. Toriel hizo lo que pudo para no mostrarlo, pero lo observó con cuidado por el rabillo del ojo, asegurándose de que podía extender la mano para agarrarlo si resbalaba. Una vez arriba, el esqueleto se sentó en silencio un poco más antes de darle un suave toque con la mano.
"oye..."
Al sonido de su voz, finalmente se giró para mirarlo de nuevo. Su risa era débil, y esa temida pena se reflejaba en el pálido resplandor de sus ojos. Cielos, se veía tan cansado. Podía sentir como la frialdad que había construido en su expresión se esfumó una vez más.
"perdón por... lo siento, soy un desastre últimamente. pero por favor, trata de ignorarlo." Sus palabras fueron interrumpidas brevemente cuando un bostezo se le escapó. "de verdad... lo siento. sé que estas cosas te molestan".
Toriel lo miró solemnemente, pasando un brazo a su alrededor para atraerlo hacia sí. El sentimiento de alivio se manifestó claramente en su expresión, y pareció feliz de aceptar el incómodo abrazo lateral.
"Sí me molestan". Confirmó suavemente, cerrando los ojos. "Pero, entiendo, mi amigo. Acepto tu disculpa."
Sintió que se acercaba, lo suficiente como para detectar débilmente los pulsos rítmicos de magia de su alma. Su cráneo descansaba ligeramente contra su costado.
"gracias tori." Algo así como una pequeña risa se le escapó. "eres la meeee-jor...", agregó, y prácticamente pudo escuchar una sonrisa masiva que vino con la broma.
No debería haberlo hecho, pero no pudo evitar soltar una carcajada entrecortada, interrumpida por unos pocos bufidos indignos. Lo estaba haciendo de nuevo, distrayéndola con tonterías. Pero pensó que lo mejor era dejar ese momento pasar, ya que se había dado por vencida en tratar de sacarle las respuestas que quería. Con todo, las cosas habían ido mejor de lo que se esperaba.
Estaba sorprendida y agradecida de que al final hubiera preferido quedarse y disculparse cuando le expresó el grado de sus preocupaciones. Normalmente hacía lo que sea para salir de cualquier conversación relacionada con sus problemas. Después de todo, era un maestro en encontrar formas de salir de las cosas. Este pequeño acto de interés de su parte le dio la esperanza de que abrirle las puertas era realmente posible.
Estaba a punto de decir su propia broma, cuando escuchó el suave sonido de los ronquidos que venían de su lado. Parpadeó, retrocediendo un poco para mirar a Sans. Efectivamente, estaba profundamente dormido, acurrucado contra su costado. Verlo allí la hizo sacudir la cabeza con exasperación, pero su sonrisa permaneció intacta. Descansar una noche completa pudo haber sido una tarea casi imposible para él últimamente, pero aún era el rey de las siestas diurnas. Incluso si sabía que luego haría poco frente a sus problemas reales, le alegraba verlo descansar al fin.
Se movió ligeramente para apoyarlo mejor, colocándolo en una posición más cómoda. A pesar de que sabía que él no sentía el frío de la misma manera que ella, se quitó el chal de los hombros y se lo puso encima. Tal vez solo eran sus instintos, pero no pudo evitar sentir que se veía aún más pequeño y más expuesto sin su chaqueta habitual. Satisfecha, le lanzó otra sonrisa afectuosa antes de volver su mirada al horizonte.
El sol subió cada vez más, y los colores del amanecer comenzaron a dar paso al azul del día. Las aves comenzaron a cantar en los árboles a su alrededor. y la brisa mañanera trajo consigo los aromas del rocío y las flores silvestres. Ahí estaban las pequeñas cosas parecían indicar que sería otro día hermoso. Papyrus se levantaría pronto, y Frisk le seguiría en unas pocas horas. Debía ir adentro para preparar el desayuno; comenzar temprano pudo haberle dado la oportunidad de hacer algo realmente especial, después de todo.
Pero eso podía esperar, Papyrus estaba más que feliz de hacer su propia comida, y Frisk siempre agradecía recibir todo lo que preparaba. Era un niño precioso. Además, ahora había alguien que de verdad la necesitaba. Alguien por quién desearía poder hacer más...
Cerró los ojos otra vez, dejando que su mente reconstruyera los fragmentos de un plan que había comenzado a formular a lo largo de la mañana. No podía quedarse de brazos cruzados y ser un testigo impotente del dolor de su compañero. Lo que sea que hiciera, iba a lograr que hablara con ella. Iba a encontrar una manera de ayudarlo y convertirse en más que solo su amiga por conveniencia. Se lo merecía, incluso si él mismo no lo creía. El proceso no iba a ser fácil para ninguno de los dos, pero lo haría, por su bien. Hoy había sido solo el comienzo, el siguiente paso llegaría pronto, y ese sería el verdadero desafío. Pero en unos días, tendría una buena forma de abordarlo.
Al decidir cuándo tendría lugar su próximo gran paso, el suave sonido de los ronquidos de su amigo y los de la bella madrugada, finalmente le ganaron a su insomnio. Antes de darse cuenta, se había quedado dormida, recostándose contra el espaldar de la silla en el porche, e inconscientemente, continuó abrazando a Sans cuando también empezó a roncar.
Los dos durmieron allí hasta bien la entrada la mañana, sacudidos por la silla colgante mientras la brisa la empujaba ligeramente. Cualesquiera que fueran las preocupaciones y los tormentos que los perturbaban durante las noches, no regresaron a afligirlos. En ese momento, ambos encontraron la paz en sus sueños, y sus almas se sintieron por fin a salvo dentro de ellos.
Fin del capítulo 1.
Diferencias de la versión original:
* Minor changes in the structure of multiple lines for better comprehension.
Pequeños cambios en la estructura de varias líneas para mejor comprensión.
* "Pun-pals" joke had to be excluded. Therefore, a few lines afterwards were slightly changed.
La broma de "Pun-pals" fue excluída. Por lo tanto, las líneas que le seguían fueron cambiadas ligeramente.
* "Leena" joke was adaptated.
La broma de "Leena" fue adaptada. ("Cerca")
* "Water" joke had to be excluded. Therefore, a few lines afterwards were slightly changed.
La broma de "Water" fue excluída. Por lo tanto, las líneas que le seguían fueron cambiadas ligeramente.
* "Qualitea" joke was (poorly) adaptated.
La broma de "Qualitea" fue adaptada. ("Raté")
* "Sunsational" joke was adaptated.
La broma de "Sunsational" fue adaptada. ("Solsacional")
* "Baaaaest" joke was adaptated.
La broma de "Baaaaest" fue adaptada. ("Meeeejor")
NOTA:
(Traducir juegos de palabras en inglés es traumático XD)
ayúdenme por favor
