Los personajes no me pertenecen son de Masashi Kishimoto.. Lo único mio es la idea de esta historia.

Advertencia: Es de categoría "M" (es mi 1er fics en el que si pondre lemon -w-) es un SasuHina pero habrán otras parejas :V Espero q les historia esta basada en el época de 1900 x ahí.

"Hablan"

"Piensan"

...Recuerdan...


Te dejo en Libertad

Prologo

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El carruaje avanzaba demasiado lento para la velocidad que se consideraría normal, y aunque ella anhelaba retrasar su tiempo de llegada lo máximo posible sabía que al final de una hora o un día ella terminaría llegando a la finca Hyuuga. La cual se veía más y más cerca para horror propio de la propietaria. Ella no estaba aún preparada para asumir esta responsabilidad. El ritmo desbocado de su corazón se acrecentó como el aleteo de un colibrí salvaje que fue enjaulado y quiere ser liberado para volver a su territorio. Para volver a la libertad, a su libertad... Quería regresar a Tokio cuanto antes. Carolina del Norte era un lugar demasiado tropical y distinto al que estaba acostumbrada.

"Estaremos de llegada en media hora señorita Hyuuga." Comunico el chofer abriendo levemente la ventanilla trasera de vidrio sin dejar de conducir. El hombre hizo contacto visual unos segundos con la joven quien se encontraba sentada en medio del asiento color manteca.

Ella estaba mirando el suelo color pardo de la carroza, sumida en sus pensamientos.

"Oh...E-Está bien. Gracias por avisar señor Nara. Es usted muy amable." Indico con suavidad Hinata no sabiendo muy bien como dirigirse a las personas de aquí. El inglés de ella era muy básico y aparentemente los ciudadanos de Carolina del Norte no estaban acostumbras a sonreír a los demás. Todo lo que ella pudiera expresar con sus gestos faciales, aquí no era entendido como en su ciudad.

La ventanilla se cerró y Hinata volvió a embargarse en el silencio.

El chofer era un hombre del que ella, Hinata Hyuuga, sencillamente no recordaba para nada, aunque… era bastante normal que no recordara a nadie de aquí. Hinata junto a su hermana menor, se habían ido a vivir en Tokio demasía pequeñas como para recordar algo o alguien. Más el hombre que conducía la carroza no era aterrador como había temido a causa de Neji y sus consejos de cuidado. El chofer era un hombre mayor alto, delgado, de mirada perezosa y algo cansado pero bastante agradable. Él se había presentado como el siervo principal de su difunto padre, y respondía al nombre de Shikaku Nara. Confirmo sus palabras, mostrando la carta con el sello de Hiashi donde especificaba que sería su conductor, y ella definitivamente no iba a contradecir desde su llegada a las palabras escritas de Hiashi, ni mucho menos a los pocos vocablos que el 'siervo' dirigió hacia ella.

Shikaku era alguien agradable, pero demasiado serio.

Y no tan solo él. Este estado del país E.E.U.U, era un lugar con hermosos paisajes, gran economía, pero de gente lúgubre y opaca.

"Realmente no sé si podré hacer esto Neji-ni-san. Debiste haber venido tú." Susurro la joven volviendo su mirada hacia sus blancas manos "¿Realmente podre con todo esto?"

Ella contrastaba demasiado con la gente occidental, y no tan solo por sus tradiciones las cuales le daban un bono extra a lo diferente que ella era de las personas con las que debió, en mero carácter diplomático, mantener alguna palabra. También cabía destacar, la gran brecha que existía en su manera de pensar y las cuestiones jurídicas que iban en contra de todos sus ideales. En este momento se sentía como la metáfora de 'la araña atrapada en su propia telaraña'… Fue su decisión venir a Carolina de Norte. Fue su elección estar aquí.

Hyuuga acomodo uno de los mechones índigos tras de su oreja. Ella llevaba el cabello recogido en un ceñido rodete en la parte superior de su cabeza junto con una peineta en forma de orquídea blanca. Era algo tradicional de oriente que las mujeres jóvenes y aún no desposadas llevaran esa peineta. El día que su cabello fuera soltado por un hombre, él sería con quien ella debería compartir su vida y unir su destino ante la mirada de sus ancestros y dioses. La mujer esperaba que ese día tardara en llegar.

El carruaje se detuvo tras la media hora pasada.

Hinata no pudo evitar suspirar y volver a mirar la falda de su vestimenta la cual era un kimono blanco, sencillo de seda con bordado de flores doradas y peces turquesas. Era uno de sus vestidos más simples, pero su favorito. La puerta de su carretilla fue abierta antes de que ella pudiera atinar a siquiera posar su gris (casi blanca) mirada en la mansión que había visto minutos atrás a una distancia mucho mayor.

"Bienvenida sea Maestra Hyuuga." Recibió una forzada bienvenida de un castaño con tatuajes de triángulos rojos en la mejillas. El hombre miro por un segundo a Hinata directamente y luego volvió su vista a al suelo de tierra.

Los esclavos no tenían permitido mirar a sus maestros a los ojos. Era una de las primeras reglas, no escritas, pero si explicitas.

"O-Oh…El placer es mío, gracias." Contesto Hinata haciendo una leve inclinación de cabeza hacía el castaño quien quedo con la boca abierta. No era para nada común que alguien de la nobleza se inclinara ante alguien que ni siquiera era un siervo. Y, ¿Había escuchado bien? ¿Esta joven, le estaba agradeciendo? "Le pediría, si es tan amable, de decirme su nombre. A mi me gustaría que me llamara por el mío, Hinata. ¿M-Me hago entender?"

El trigueño boqueo y no pudo apartar su mirada de la joven delante de él. Hinata no supo si el joven que debía tener la misma edad que ella se había ruborizado por algo que dijo mal, o por como ella vestía. La gente ya la había tildado de extravagante por su kimono y peinado.

"Kiba Inuzuka, maestr-… señorita Hyuuga" Se corrigió al último momento el castaño. Él no quería sufrir la furia de su nueva ama tan pronto.

Sin embargo Hinata no lo amonesto, no le grito, no hizo nada para herirlo. Ella solo le sonrió con completa dulzura y paso a bajar sin ayuda de nadie de la carroza. Sus pies demostraron estar recubiertos por unas delicadas sandalias de madera y medias de algodón.

Nada de cuero ni de tacones. Ni hebillas de oro. Ella era una mujer bajita y pequeña, no ostentaría nada que demostrara lo contrario.

"Entonces, joven Kiba, gracias por venir a recibirme." Se despidió la muchacha, pasando a tomar una pequeña maleta que de no ser porque Shikaku se apresuró a bajar, ella misma la hubiese entrado por sí misma.

Cuando ingreso a la mansión, la mirada de todos los trabajadores y de unos gemelos de alta burguesía se dirigió a ella. Dichos burgueses no eran otros que los gemelos Namikaze. Hinata conocía por cartas que se mandaba desde hace un par de años a Naruto Namikaze, pero, no conocía al moreno de ojos azules quien debía de ser Menma, el gemelo meno del rubio.

Neji tenía como socio en una de sus empresas textiles a Minato Namikaze, el padre de los gemelos. De allí la Hyuuga los conocía.

"Las leyendas de su primo eran ciertas. Usted es despampanantemente hermosa señorita Hinata, si me permite recitar; su belleza no tiene punto de comparación" Cito Naruto, eran palabras propias de un poeta de fama reciente en América. Se acercó hasta la joven, y tomo una de sus pequeñas y blancas manos de porcelana, depositando en ella un casto beso. "En Carolina del Norte, a las mujeres bellas, se las saluda con un beso en el dorso de vuestra mano. Espero que no tome mi osadía de ser el primero en recibirla, como una ofensa."

El rubio guiño coquetamente uno de sus ojos azules sin dejar de sostener la mano de Hinata.

"Es u-usted realmente tan amable como a demostrarlo serlo en sus misivas, Naruto-kun" Añadió la asiática recordando en una de las cartas que él, le había pedido que usara el honorifico de kun en su nombre si es que alguna vez se conocían en persona. En aquel entonces nunca pensó que ese día llegaría. "Pero, os pediría un poco de recato y-y no invadir mi espacio."

"Veo que aún no manejas del todo bien el inglés ¿Eh?" Rio Naruto causando que la asiática se pusiera nerviosa y mirase hacia algún rincón de la sala. Eso si la apeno. "Lo que trataste de decirme, es que soy un ¿Coqueto, no?" Hinata asintió incomoda, realmente aún no manejaba como desearía otro idioma. Uno, que por cierto era completamente distinto a su lengua madre. Naruto carcajeo sonoramente "Ánimos, en unas semanas ya manejaras el inglés mejor que yo. Y en lo que os coqueteo, no está del todo equivocada."

"Gracias Naruto-kun… Su caballerosidad es realmente tenaz y h-halagadora."

"¿Enserio lo cree?"

"Si"

Menma tosió mostrándose notoriamente incómodo. Naruto se vio obligado a mirar a su hermano, a quien le dirigió una expresión acida mientras se posicionaba del lado de la joven. Como gemelos, uno cumplía el roll de imbécil y el otro de idiota. El rubio era orgulloso de ser el idiota y no el pelmazo.

"Me presento. Mi nombre es Menma Namikaze señorita Hyuuga." Se presentó el moreno secamente. Hinata hizo una leve inclinación de cabeza pero fue interrumpida. "Le pediré que frente a mi presencia se ahorre su excentricismo. Con el palurdo de mi hermano mayor no estamos aquí para hacer sociales como usted parece creer."

"¿Excentricismo? ¿Sociales?"

Hinata pestañeo confundida y busco con su mirada una explicación en los azules ojos del rubio quien le desvió la mirada y apretó los puños. Naruto estaba consternado y quería darle un puñetazo en la cara a su gemelo quien vestía como él, un smoking de los más caros de la región. El imbécil del moreno estaba siendo burdo.

"Exactamente. No estamos aquí para hacer sociales. Sabemos que usted planea volver a Tokio cuanto antes, y que a usted no le interesa la herencia que le dejo su difunto padre. De hecho, puedo ver en su expresión que no está entendiendo ni la mitad de lo que le estoy hablando." Menma sonrió retadoramente y Hinata retrocedió un paso por instinto. A ella no le gustaba el curso que esta conversación estaba tomando, y tampoco el tono de voz del moreno ¿Qué ella no entendía? ¡Ha! Claro que entendía, el problema de Hinata era la pronunciación y conjugación de palabras. "He venido hasta aquí a petición de mi padre." Mintió el moreno y Naruto estuvo a punto desmentirle. Pero el rubio, sabía que al hacerlo pondría en juego la vida de… "Tenemos la intención de comprar su territorio y a sus esclavos. Nuestra oferta estará abierta a discusiones, y el costo es una insignificancia que podemos negociar con acciones en la bolsa."

La asiática se contagió de la molestia del rubio y también apretó sus puños. Olvidándose completamente de sus modales diplomáticos y de que no eran solo ellos tres en la sala. Si no muchas de las personas que estaban supuestamente bajo su poderío. Ella se negó.

Una dama, acababa de alzar la voz en contra de un hombre burgués.

"No estoy dispuesta a vender a ninguna persona. Eso, solo es aberrante ¡Una barbarie! ¡Usted es un bárbaro!" Hinata hizo su mejor huso del inglés. Y por primera vez ella misma se sintió enojada con un completo desconocido. "E-es verdad que estoy dispuesta a vender la hacienda. Pero no a los inquilinos." Las muchachas que estaban barriendo el alfombrado quedaron heladas al igual que el Inuzuka y el Nara quien traía el equipaje ¿Les habian llamado inquilinos? ¿A ellos, los esclavos? "Le voy a pedir que se retire de inmediato de mis terrenos. Hoy estoy algo cansada como para recibir visitas que no sean de m-mero sentido social."

Menma quiso contradecirle. Ninguna mujer venida del otro lado del mundo iba a decirle que era un bárbaro. Sin embargo su hermano con todos esos aires de caballerosidad e idiotez se interpuso.

"Espero que sepas disculpar a mi hermano señorita Hinata. Yo realmente venía con el propósito de hacerle una visita amistosa. Lamento que la situación se torciera." Naruto hizo una inclinación de cabeza a la azulina. Él sabía que el inclinar la cabeza, para la cultura oriental, era signo de respeto y una forma de saludo. La joven agradeció en silencio aquel gesto. "Pero se tendrá que esperar. Muchas gracias por su hospitalidad. Nos estaremos hablando por telegramas. Espero que quiera volverme a ver. Yo… Realmente deseo hablar con usted."

Hinata sintió que el rubor subía completamente por su rostro. Fue afortunada de haber hecho caso a la madre de Tenten (la prometida de Neji) en haber usado maquilla que impedía que vieran esas falencias en ella. El sonrojo la hacía verse débil.

"Sera un placer recibirles de nuevo Naruto-kun. Ancio anécdotas, de su viaje en Alemania."

Dicho aquello, el rubio y el moreno se retiraron siendo escoltados por Kiba quien era el que había aparcado los caballos de ambos nobles en el corral de la mansión. Menma le dedico una clara mirada de antipatía a la asiática antes de desaparecer por el umbral de la puerta principal.

Una vez se retiraron ambos Namikazes, Hinata se permitió abanicarse con su mano y recuperar grandes bocanadas de aire. Ella no iba a encajar aquí… No estaba encajando.

Desde que vio a las mujeres de la corte en la terminal supo que no iba a ser fácilmente integrada. Y ahora con el noble Menma Namikaze a quien tenía por vecino, Hinata estaba más que segura que debía apresurar su vuelta a Tokio. Naruto era agradable, pero el gemelo de él no. Y la Hyuuga sabía que no debía llamar demasiado la atención aún. Ella tenía una misión personal que no podía permitirse que nadie la echara a perder.

Los perlados ojos de la joven se dirigieron nuevamente hacia las mujeres que estaban en la sala y reanudaron de inmediato su labor sin volver a mirarla. Manteniéndose lo más ocupadas para no recibir ninguna reprimenda. Hinata lo noto y sintió un nudo en su estómago.

Su meta personal era poner en libertad a estas personas que estuvieron durante décadas bajo la ordenes de su difunto padre, aunque… ¿Cómo lo haría? Ella se había leído al menos una decena de libros de leyes Americanas, y justamente en Carolina de Norte todas esas actas no eran llevadas a cabo.

Se violaba día tras día los derechos humanos más básicos. Hinata mordió su labio inferior y de no ser porque tenía la vista baja, jamás hubiese visto los zapatos negros viejos de un hombre que estaba parado tras de ella.

No era Shikaku. Él chofer ya había pasado a llevar la maleta de la joven a los aposentos de ella.

"Disculpe la demora." Hablo un joven de cabellos ébanos, tés tan clara como la propia de la joven. Él vestía un smoking mucho más sencillo que el de los hermanos Namikaze. La mirada ensombrecida de ese joven, quien media una cabeza más que ella, la descorazono.

"¿Quién es usted?" Cuestiono la Hyuuga viendo como él desentonaba con todas las demás personas "¿Sera acaso otro noble?" En el fondo de sus pensares Hinata deseaba que no lo fuera. Otra visita como la de los Namikaze, y terminaría colapsando.

"Soy el hermano menor del mayordomo Itachi Uchiha. Él está enfermo por lo que me he tomado su lugar para darle el recorrido por la vivienda." Dijo con sequedad y leve enojo. Sin embargo el joven trato de corregirse musitando el típico arquetipo de palabra que la azulina ya empezaba a detestar. "Maestra"

"Está bien." Hinata coloco sus manos dentro de sus mangas del kimono "M-Me gustaría dar el recorrido más tarde, por mí misma, si no es una molestia. Ahora quisiera desempacar. Gracias por su preocupación."

"Como guste maestra" El hombre sonó complacido de no tener que pasar tiempo con ella. Y rodo los ojos como diciendo ´para que vas a desempacar si vas a irte pronto…´

Hinata aliviano sus hombros. Ella no quería ser una carga para las personas que vivían en esta morada durante el breve tiempo que estuviera aquí, pero aparentemente todos tratarían de mantenerla lo más lejos posible, sintiéndose incomodos con su estadía. Temiendo siempre lo peor.

Le agrado a Hinata saber que al menos había hasta ahora una persona bajo el mando de su padre que no le tenía miedo.

"¿Sería tan amable de d-decirme su nombre?" Inquirió la azulina manteniendo la mirada en esos ojos ónix de él mientras empezaba a caminar hacia las escaleras de mármol.

El moreno hizo una mueca pero contuvo cualquier cosa que hubiese querido decirle. Seguramente una blasfemia, eso hubiese sido interesante. "Mi nombre es Sasuke Uchiha."

Hinata sonrió "Lo recordare. Y-y por favor, no se dirija a mí con honoríficos… Realmente, no me gustan."

Sasuke no entendió para nada a que se refería con; Honoríficos.

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Continuara...


Notas de autora (Osea de Mua):

Hola amigos!

Ya se, ya se q deben de estarme odiando xq no continuo mis otros dos fics sepan q ni bien vuelvo a mi casa voy a subir la continuación de Eres mi futuro y De Amargo a Dulce. Pero ahora les traigo esta pequeña idea q la escribi desde el cel de mi Má y se las envió desde ¡La Playa!

Espero q la idea les guste y como ya saben comenten nwn

PD: sI ven errores de ortografia es x culpa del celular de mi mamá :V