Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial, y Summit.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos regalan fantasías en este y otros muchos sites.

40°46′26″N 73°58′55″W, así rezaba el tatuaje en su cadera, eran esas las coordenadas del lugar donde hace siete años su vida cambio, ese lugar que cambio por completo la esencia de Bella Swan, ahora estudiante de periodismo y fotógrafa aficionada. Será ese tatuaje el que obsesione a Edward Cullen, estudiante de medicina y capital del equipo de fútbol de los Columbia Lions, ese tatuaje una de las pocas cosas que él recuerda de esa mujer con la que pasó la noche más maravillosa de su vida, esa mujer que está seguro es su alma gemela… aunque también siente que se está enamorando de la dulce Isabella Swan, ese ángel hermoso al que cuido con esmero en el hospital cuando cumplía su condena por conducir bajo los efectos de una droga desconocida, mientras ella luchaba por salir de ese profundo coma en la que estaba perdida.

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Capítulo 1: Ángeles y Demonios…

Se encontraba allí una vez más, completamente desesperada, con sus manos apoyadas sobre las rodillas desgastadas de sus jeans favoritos… hiperventilando una vez más, con esa sensación de angustia y ansiedad que le oprimía el pecho, con los flashes… con los recuerdos de aquel terrible día apareciendo de forma intermitente detrás de sus párpados, el recuerdo de lo sucedido la sobrepasaba, después de unos minutos en los que varios transeúntes se paraban a su lado preguntando si se encontraba bien logro incorporarse… ya lo peor había pasado. Cuando acepto tomar fotografías en una de las salas en The School of American Ballet pensó que podía hacerlo, habían pasado ya siete años desde aquella desgracia que se había llevado la vida de su madre frente a sus ojos. Rió ante la ironía, solo a ella se le podía ocurrir la soberana estupidez de creer que podía volver allí… pero había aceptado porque tenía que hacerlo, tenía que lograr superarlo, y que mejor forma de hacerlo que uniendo su pasión a la que fue la pasión de su madre, la fotografía y el ballet, y allí estaba ella para tomar fotografías en una de las salas de ballet durante una de las horas de clases.

El trabajo de su madre allí en el Lincoln Center había dejado buenos amigos, que siempre estaban al pendiente de ella, de sus hermanos y de su padre. Uno de esos amigos había visto sus mas recientes fotografías y la había recomendado para el trabajo… ya había aceptado y no podía quedarles mal, además necesitaba el dinero, su familia vivía bien y podía permitirse muchas comodidades, su padre pagaba la universidad y sus estudios, pero a Charlie Swan siempre le gustó que sus hijos conocieran el valor del trabajo, y es por ello, que ahora ella … que era la princesita, la más joven de los hijos de Swan había entrado en la universidad para estudiar periodismo, tenía… al igual que tuvieron que hacer sus tres hermanos en su día, empezar a vivir de forma independiente y mantener sus gastos. Había encontrado un departamento, sencillo y pequeño que compartía con su amiga Ángela, quien mantenía una extraña relación no formal con su hermano Jacob, el apartamento se encontraba convenientemente en el mismo edificio donde vivían sus hermanos Jacob y James; su hermano Garret vivía en un apartamento más acomodado cerca del penthouse de su padre con su prometida y próxima esposa Kate Whitlock.

Así que se lo debía a su madre, se lo debía a las enseñanzas que le inculcaba su padre, se lo debía al esfuerzo que habían hecho sus hermanos antes que ella por independizarse, se lo debía al amigo de su madre que se había impresionado con su talento y que había decidido darle un voto de confianza, pero sobre todo se lo debía a ella misma, Isabella Marie Swan Black tenía que aprender a superar sus miedos, acarició ese tatuaje sobre su cadera, ese que nadie sabía que existía, ese en el que buscaba la fuerza cada vez que necesitaba enfrentarse a sus miedos, a su ansiedad…

40°46′26″N

73°58′55″W

Esas letras que tanto significaban para ella, esas letras que demarcaban ese lugar en el que había perdido parte de su alegría, parte de su seguridad, parte de su fortaleza. Respiró profundo… Decidió cruzar la calle y hacer el mejor trabajo que pudiera, reflejaría en cada objetivo tomado por la cámara la pasión de su madre por el ballet clásico.

El entrenador dio lo últimos tres soplidos al pito anunciando el final del partido y con ello el final del entrenamiento, como capitán se quedó revisando con el entrenador detalles que había observado de sus compañeros durante el entrenamiento de fútbol (soccer) , ya los demás habían salido hacia las duchas, solo Jacob Swan, se había quedado ayudando a recoger los conos y otros equipos que habían usado para el entrenamiento, se acercó para terminar la tarea entre los dos, pero extrañamente Jake declinó la oferta y lo alentó para que se fuera a las duchas, una vez en el vestuario camino a las duchas conversó con varios de sus compañeros de equipo.

Estaba agotado, pero satisfecho, estaba en el segundo año de la carrera de medicina, y solo sus estudios, su piano y el fútbol le hacían encontrar alegrías, puesto que extrañamente empezaba a sentirse completamente solo. Tenía el amor de sus padres y de sus hermanos, pero a sus 21 años comenzaba a anhelar un amor verdadero, una pasión real, estaba acostumbrado a que las mujeres se le insinuaran continuamente, a seducir y ser seducido y había salido con muchas de ellas, no era una santo y siempre disfrutaba muchas y diferentes mujeres en la cama, pero ninguna conseguía conquistarlo verdaderamente, en su mayoría se rodeaba de mujeres increíblemente hermosas, pero pocas eran las que le parecían medianamente interesantes, por lo generalmente eran plásticas, sin cerebro que asistían a una universidad privada de ese prestigio con la intención de cazar un marido rico que mantuviera su estilo de vida de niñas ricas que solo viven de lo que dice la gente… Ese que no pretendía ser Edward Anthony Cullen Masen, o por lo menos no para ninguna de esas descerebradas. Últimamente invertía demasiado tiempo pensando en donde y cuando encontraría a esa mujer que estaba destinada para él, aquella que le enseñaría a disfrutar y amar la vida… aquella que le hiciera ver la felicidad que vislumbraba en la mirada de su madre y su padre, en la de su hermano Emmett y su prometida Rosalie… había incluso visto atisbos de esa misma felicidad en la mirada de su hermanita Lizzie, aunque ella lo negaba, cada vez que él le preguntaba.

Salió de las duchas y al pasar por las canchas, el reflejo de esa cabellera color miel llamó su atención… que hacía ella por aquí, la siguió entrando al gimnasio y vio a su hermana conversando con Jacob, algo en la actitud de ambos no le cuadraba, pero no podía determinar que era… Hasta donde él sabía ellos no se conocían de nada y además Swan tenía novia… o era James, el otro Swan. Sabía que James estaba interesado en Victoria Sutherland, él era el capitán del equipo de tenis, estudiaba derecho e iba al mismo curso con su hermano Emmett, pero estaba seguro de haber visto en más de una ocasión a Jacob acompañado de una preciosa castaña con cara de ángel, cuerpo de diosa que lo había hecho suspirar en más de una ocasión… pero también lo había visto en actitud cariñosa con una chica menuda, de lentes y de cabello negro, que estaba en el equipo de natación con Rosalie, la prometida de su hermano. Sea como sea ver a Swan con su dulce hermanita no le cuadraba en nada.

- Lizzie. – llamó su atención. – Qué haces aquí?. – Le preguntó. -

- Hermanito. – Gritó ella saltando a sus brazos tras recuperarse rápidamente de sorpresa inicial. – Vine por ti, quería… quería invitarte a comer. – respondió ella rápidamente, él la miraba desconfiado. -

- Si Edward, ella te estaba buscando. – se apresuro Jacob a responderle. – No te encontraba y como no había nadie por aquí me estaba preguntando si te había visto. -

- Porque no me llamaste a mi celular?. – le preguntó Edward levantando una ceja interrogativamente. -

- Ehhmmm… no se me ocurrió, estaba tan emocionada por contarte de las fotos que le tomaron a mi grupo de Ballet hoy en la escuela que no se me ocurrió. – se inventó ella una excusa rápidamente. -

- Como sea, mejor vamos andando. – Tomó Edward a su hermana por el codo, mientras la llevaba lejos de Jacob, no estaba seguro de que pasaba, pero presentía que aquello iba a terminar con un corazón roto. Sin que su hermano lo notara Elizabeth Anne Cullen se giró para guiñarle un ojo y darle una cálida sonrisa a Jacob, quien sintió como se calentaba su corazón, el cual sintió un lacerante dolor cuando su teléfono vibró en su mano con un mensaje de Ángela Weber

Cielo nos vemos más tarde. Te extraño mucho cariño, me muero por verte.

El problema es que él ya no la extrañaba, el ya no se moría por verla, Ángela era una mujer increíble, era dulce, atenta, inteligente, bonita, amable, era lo que muchos quisieran tener en su vida, pero para él ya no era suficiente… Él desde hacía semanas que solo podía pensar en una mujer, la hermosa Elizabeth Cullen, la había conocido cuando fue al Lincoln Center a visitar un antiguo amigo de su madre, su hijo que estudiaba con Angie y le había contado que su padre estaba buscando un buen fotógrafo para tomar fotos artísticas y originales de las actividades que se realizaban en el School of American Ballet, las cuales serían expuestas en una cena que se realizaría con los miembros de la escuela… El sabía que su hermanita Bella era perfecta para el trabajo y sabía que la necesidad de tener trabajo y de ir ganando dinero ayudaría a que la pequeña Swan encontrara el valor para enfrentar el dolor y los miedos del pasado. Habían pasado siete años desde esa noche en la que su hermanita esperaba a su mamá a las afueras del Lincoln Center donde ambas asistían al Ballet, su mamá como profesora y su hermanita como prometedora bailarina, cuando ese desequilibrado le quito la vida a la madre, cuando esta defendía a su pequeña hija de doce años… desde ese día las sonrisas de Bella eran pocas, había perdido su seguridad en si misma, había perdido su confianza en la gente, había dejado también el ballet.

Bella por fin había terminado su trabajo en el Lincoln Center y sonreía satisfecha, lo había logrado sabía que había logrado imágenes increíbles y estaba completamente segura que el Señor Ferland estaría completamente satisfecho por el resultado obtenido. Paseaba tranquilamente por el Central Park, ese lugar era un poco como su "lugar feliz", allí encontraba cierta paz, pero muchas veces sentía que había demasiada paz en su interior, necesitaba vivir, necesitaba ser un poco más osada, necesitaba ser lo que era antes, necesitaba encontrar la chispa de su vida. Tomo de nuevo su cámara, ese día se sentía un poco más realizada, esa nueva actitud le daría una nueva dimensión a sus cientos de imágenes del parque, estaba enfocando su lente en diferentes objetivos a su alrededor, y allí lo encontró… al Dios Griego, el Ángel de cabellos cobrizos, aquel que era compañero de equipo de su hermano… tenía casi tantas imágenes de él como las que tenía del parque… no podía evitarlo, cuando lo veía en un lugar sus dedos no podían más que disparar y disparar su cámara. Conocía su rostro desde todos los ángulos posibles, se había inventado cientos de historias para cada mirada, para cada media sonrisa, para cada tristeza de sus profundos y hermosos ojos verdes. Se encontró así misma suspirando, y creándose una historia donde pudieran estar juntos los dos, y terminó recriminándose así misma por tal estupidez… un hombre como ese jamás se fijaría en una mujer como ella, completamente normal, completamente insignificante, tímida, sin gracia, sin ningún sentido de la moda, sin ninguna preocupación por ser feliz, ella que vivía en esta vida de prestado, era ella quien debió morir hace siete años, fue por su culpa que su madre murió, dejando a su padre solo, con el corazón roto, con eso pensamientos de pesadumbre decidió darse la vuelta e irse, nada conseguiría estando allí torturándose y a la vez maravillándose con esa imagen tan hermosa y perfecta.

Edward parecía que la presentía, siempre sentía una especial energía cuando ella estaba cerca, ese hermoso ángel de cabellos castaños, rostro perfecto y ojos chocolates. La vio alejarse y se recriminó así mismo por no haberla visto antes, pero si así hubiese sido, que habría hecho… probablemente nada, ella era hermosa, ella seguro era perfecta y él no había hecho nada de especial en la vida como para merecerse algo tan bueno como ella, además ella estaba con Swan, y probablemente él no podría competir por su cariño, conocía a Jacob y era un buen tipo, así que ni siquiera podía decir que no era merecedor de ese ángel… aunque de pronto el recuerdo de su pensamiento de más temprano lo hizo ver todo rojo de ira de y de coraje… Claro que Swan no se merecía a la hermosa castaña, como merecerla si también salía con la chica del equipo de natación, y presentía que además tenía algo que ver con su hermanita… no sabía porque pero necesitaba proteger a la castaña, necesitaba cuidarla… Él llegaría al fondo de este asunto, Jacob podría ser un buen tipo y un buen jugador de fútbol, podría ser el mejor amigo de su cuñada Rosalie, pero no permitiría que le rompiera el corazón al ángel, tampoco a su hermanita. Decidió levantarse debía ir a casa, tenía que despejar su mente, tenía que repasar algunas cosas, las clases apenas habían empezado pero le gustaba estar al día, tenía que llamar también a su mejor amigo había faltado a la práctica, no sabía que demonios le había pasado, pero el fin de semana los Columbia Lions tendrían juego contra los Cornell Big Red en el primer partido de la temporada.

El teléfono vibraba sobre la mesa de noche y decidió ignorarlo, estaba a punto de alcanzar el tercer orgasmo de la tarde y nadie lo interrumpiría en ese momento. Estaba en su casa, en su cama, con su preciosísima novia, esa con la que estaba desde hacía cuatro años, esa que lo ayudaría a estar más cerca de ser el hombre más rico y poderoso de su generación, nadie en el mundo le negaba nada, tenía siempre todo lo que quería, se había deshecho hasta de su fastidiosa hermanita Tanya, solo unos billetes resolvieron el problema… para poder estar toda la tarde entre las sábanas con su mujer, poco le importó la práctica de fútbol, para nada le importaba la llamada que insistentemente sonaba en su teléfono.

- Si…. Si cariño. – decía ella entre jadeos. – uhhmmm… correte conmigo amor. – decía mientras su cuerpo se ceñía sobre su miembro haciéndole alcanzar la gloria a su vez. Tras los fuertes gemidos que anunciaron la liberación de los dos, salio de su interior girando en la cama.

- Tengo algo para ti preciosa. – le dijo estirándose y sacando un cigarro de marihuana de la gaveta. -

- Eres el mejor cariño. – le dijo ella, buscando el encendedor, para luego mirarlo interrogante. – La bruja de tu madre se muere si sabe que encendimos esto aquí?.

- No te preocupes que la bruja de mi madre debe estar muy ocupada con el profesor de tenis. – le dijo él, aunque podía apostar que estaba más ocupada con el padre de ella, pero no pretendía decirlo. Se estiró una vez más para ver quien había llamado con tanta insistencia, hizo una mueca de desagrado, mientras ella prefirió dejar el cigarro para después. -

- Quién era?. – le preguntó ella. –

- Edward. – dijo de forma plana y aburrida. Ella lo miró interrogante. – apuesto lo que quieras que quería echarme la bronca por faltar al entrenamiento, el sábado tenemos el primer juego de la temporada contra los Big Red.

- Uhmmm. – ronroneo ella, mientras le acariciaba suavemente el pecho. – Cariño?

- Si?. – le dijo. -

- Hablando de inicios de temporada… - le dijo de forma sugerente…él sabia perfectamente a lo que quería decir, todos los inicios de temporada celebraba una fiesta en su casa, a la que asistían todo lo más selecto de la universidad, y otras tantas amistades que iban coleccionando a lo largo del tiempo, era todo un acontecimiento y todos querían asistir, además esa era la noche en la que él y su novia aprovechaban para "refrescar" su relación, y con refrescamiento querían decir que esa noche se estaba permitido echarse una cana al aire, tenían permiso de acostarse con otras personas… El refrescamiento seguía estrictas reglas, la primera es que ambos debían escoger a los "candidatos" a "elegidos" previamente y debía comunicárselo al otro, podían hacerlo todas las veces que el cuerpo aguantara pero únicamente esa noche, no podría haber otra y una vez que salía el sol esa historia quedaba en el pasado, al día siguiente debían contarse la experiencia completa antes de olvidar, solo podrían participar en tríos u orgías con previo acuerdo y para celebrar ocasiones especiales y la última, pero para él la más importante nunca se podía repetir, los elegidos deberían ser siempre diferentes, todas y cada una de las veces. – Cuando será la fiesta?. – dijo ella sin más preámbulos.

- El viernes de la semana de arriba, recuerda mi querida que tengo que mandar a mis papás de viaje. – le dijo, pensando en como deshacerse de su hermana menor… Tanya era absolutamente hermosa, pero descerebrada y con una necesidad casi tan grande de pleitesía como la que tenía él. Le preocupaba que la adolescente, calenturienta y hormonal de su hermana lo metiera en problemas, a ella le encantaba la atención masculina, pero era la niñita de papá y era menor de edad, así que si lograba meter entre sus bragas a cualquiera de sus amigos o compañeros eso le generaría demasiados dolores de cabeza. Su otra hermana no le preocupaba, ella pasaría gran parte de la fiesta encerrada en su habitación con el mastodonte de su prometido. -

- Es perfecto. – le dijo ella emocionada. – Ya tienes a tu elegida?. – preguntó, mientras él asentía con la cabeza. -

- Y tú?. – le dijo. -

- Si. – respiro profundamente, era la hora de conocer los candidatos, esta solía ser una de las cosas complicadas, muchas veces salían descartados los elegidos, porque esa era otra de las reglas, cualquiera de los dos tenía derecho de veto al candidato del otro, dando las justificaciones correspondientes. – Entonces a quien elegiste. – dijo ella con esa su acostumbrada descarga de energía. -

- Isabella Swan. – le dijo a bocajarro, sin preámbulos. -

- La hermanita de los Swan. – dijo ella haciendo una mueca de desprecio. Sentía una antipatía gratuita hacia esa mujer y estaba segura que le causaría problemas. Él asintió a pesar de la cara de disgusto de ella, confirmando la identidad de su elección. – pensé que escogerías a Victoria Sutherland. – le dijo. -

- Es mi segunda opción. – contestó él. -

- Sabes que será muy difícil que te la lleves a la cama. – le indicó su novia. – debe incluso ser virgen. – dijo añadiendo ahora al ceño fruncido una mueca de desprecio a lo que él solo se encogió de hombros, pero era precisamente su virginidad y su dulce inocencia lo que lo cautivada. Tras un suspiro, su pequeña novia añadió. – De acuerdo. -

- Me parece bien.- dijo él. – Quién es el tuyo?. – ya la parte difícil había pasado, o eso creía él. -

- Edward Cullen. – le dijo ella tomando su ejemplo. -

- Tu primo?... Tu primo Edward Cullen?. – le preguntó, ella asintió. – Estas rompiendo las reglas preciosa. – ella lo miró interrogante alzando la perfecta ceja negra. – ya estuviste con él, no puedes repetir. – le dijo tajantemente.

- Nunca he estado con él. – le dijo ella extrañada por su comentario. -

- Acaso no me contaste tu misma que habías perdido tu virginidad con tu primo. – le recriminó él, con ese resentimiento oculto que le guardaba por no haber sido el primero. Ella solo rió, aumentado su irritación -

- No cariño, la verdad es que mi intención es que fuera con él, pero el idiota moralista no quiso hacerlo. – le dijo ella. Él puso mala cara. – Recuerdas que te conté que había echo una apuesta con mi prima Jane, acerca de cual de las dos perdería la virginidad primero?. – le preguntó a lo que él asintió con desgana. – pues bien, fui a casa de mi tío Carlisle, porque sabía que Edward estaba solo en casa, mi tío estaba trabajando en el hospital y mi tía Esme había llevado a Lizzie al ballet, y Emmett… bueno Emmett estaba con tu hermana, es fue cuando él estaba intentando conquistarla, y tu estabas en ese internado en Suiza.

- Y entonces?. – le apremió el a continuar. –

- Pues bien, yo llegué a la casa con la excusa de que Edward me ayudara con mi proyecto de biología e insistí en que viera conmigo una porno, él aceptó y yo ya me estaba poniendo muy caliente e intenté seducirlo pero él solo me sacó de su cuarto diciéndome que me veía como a su hermana y un montón de babosadas más. – le contó. -

- Entonces si no fue Edward, como fue que perdiste la virginidad?. – le preguntó a su novia. -

- Pues bien, en ese entonces tu hermana y yo éramos las mejores amigas. – le dijo. – no como ahora. – añadió encogiéndose de hombros. – ella estaba empezando a ceder a los coqueteos e intentos de conquista de Emmett, pero siguiendo mis recomendaciones, solo se fajaba con él, se daban besos, se tocaban, pero siempre lo dejaba caliente y con las ganas, por la hora sabía que él no tardaría en llegar así que lo espere desnuda en su cama, sabiendo que llegaría totalmente excitado y necesitado de una ducha de agua fría… no me costó mucho convencerlo de que tomara aquello que el idiota de su hermano había rechazado… de hecho lo hicimos muchas veces más hasta que tu hermanita se rindió a sus encanto. – él estaba completamente impactado. – así como verás yo no estoy rompiendo las reglas. – le dijo ella sonriendo de forma triunfal. - Y sobra decir que tu hermana no puede enterarse. – le advirtió no queriendo tirar por la borda la poca relación que le quedaba con su cuñada. -

- Si el que yo me lleve a la cama a Isabella va a ser difícil, como piensas tu meter a Edward entre tus piernas cuando ya te rechazó una vez. - le pregunto curioso y desafiante. -

- La verdad es que tengo un plan para ello mi querido Jazzie. – le dijo ella. -

- Así, y que está pasando por esta cabecita, mi duende maléfica. – le dijo él besando su cuello, la verdad es que imaginarla a ella en su primera vez con el tarado de Emmett lo había calentado. -

- Con esto. – respondió ella mostrándole una bolsita con un par de pastillas que tenía en los jeans de diseñador que se encontraban tirados a lado de la cama. – voy a ponerla en su bebida…. Uhhhmmmm… Jasper - jadeo cuando sintió la erección de él rozando su intimidad. - luego te cuento como funciona. – le dijo mordiendo su cuello. – para que veas cuanto te amo, puedes usar la otra con Isabella.

- Eres la mejor Alice. – Le dijo tras hundirse profundamente en su cuerpo. -

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Hola Chicas y Chicos… aquí estoy de nuevo, presentándoles lo que en intención sería mi segunda historia… No sé que opinen… la continuamos?... Tenemos una historia un poco distinta a la anterior… tenemos a unos Edward y Bella más jóvenes, a una Alice y un Jasper un poco más malvados y mucho menos buenos.

Para que entiendan un poco de cómo se van a relacionar los personajes, les cuento que Emmett, Edward y Elizabeth Cullen Masen, son hijos de Carlisle Cullen Volturi y Esme Masen. La familia Swan, esta vez será Swan Black y Don Charlie tendrá cuatro hijos: Garret Charles, James, Jacob William e Isabella Marie. Alice será esta vez prima de los Cullen, hija de Demetri Cullen y Renata Brandon. Jasper, Rosalie y Tanya serán los Hale Denaly, hijos de Eleazar e Irina.

Es bastante más corto de lo que venían acostumbrados con La Otra, pero estamos haciendo la presentación de la historia…

Espero que les guste, y me den su opinión para saber si continuamos…

"Si las vida les da limones…"

"… pidan el sal y el tequila y bébetela"

Kisses

Nos leemos… o eso espero

BkPattz

Volviendo más pronto de lo esperado…