Capítulo uno

Siempre he sido la tímida en cada evento social, y eso no estaba cambiando ahora. Ahora que estaba cerca de los 24 y que el título de bachiller en humanidades y la licenciatura en comunicación no servían"absolutamente nada"para ser una comunicadora experta en eventos sociales. Y eme acá: dos vasos de vino y nada de wisky.

"Bella, el sentido de la vida es tomar: así que debes tomar" me dijo Jacob riéndose estrafalariamente: ya nos habíamos acercado a la etapa fiestera de tomar y discutir temas que nos ayudarían a arreglar el mundo.

Hacerme la interesante nunca me había sido tan inútil como ahora. Los amigos de Rosalie, mi amiga de la universidad, pasaban y tomaban; tomaban y pasaban sin ningún reparo en mi presencia. No eran gente agradable y de verdad me cuestioné mi presencia en el lugar. Rosalie estaba celebrando su cumpleaños y había traído, para el deleite de los presentes, a su hermano mayor: Edward, hombre veleidoso y de guapo parecer.

"El profesor de Arte era un desgraciado" dijo Rosalie "El Arte no es ningún desafío, no es como la clase de fonética de la literatura: eso es esforzarse.

"Marketing internacional es mucho más difícil" mencionó Mike, un muchacho que ni conocía.

Me salí del vestíbulo y caminé hacía la terraza a tomar el aire, fresco, de la noche. Cerca de la cordillera hacía más frío, en la capital el frío no calaba en los huesos como en casa de Rosalie. Me acerqué a la baranda y miré hacía abajo: las piscinas del lugar las había hecho el padre de Rosalie, y les había quedado bastante armonioso con la arquitectura del lugar.

"¿Está aburrido allá adentro?"preguntó Edward. Titubié solo al verlo, no estaba mentalizada para cruzar palabra con el hermano de Rosalie.

"Yo tomé Arte con Rosalie, y no lo encontré una inutilidad"

"…..aaah ya veo un desacuerdo de opiniones te hacen alejarte del lugar"

"Prefiero no intervenir, no quiero empezar una discusión que no tiene mucho sentido"

"y ...¿cómo le fue a Rosalie?"

" No lo sé, lo tomamos en distintos horarios."mentí, a Rosalie le había ido super mal en ese ramo, principalmente porque nunca leyó el manual de historia de arte de, exactamente, 987 páginas que nos habían recomendado para el ramo. Yo tampoco leí completo pero, al menos, había tomado atención a los capítulos para cada clase. Sin embargo, no era educado hablar mal de la cumpleañera.

"Te he visto toda la noche, sabes, no eres como las que siempre vienen a los cumpleaños de mi hermana"

"y ¿cómo son ellas?"pregunté riendo

Edward se acercó a mí y colocó una mano en la baranda, luego en mi oído susurró: "no son tan lindas como tú".

Me di vuelta y lo miré a la cara: no sabía qué responder, a un "no son tan lindas como tú", mi única reacción era reírme como tonta quinceañera en frente de su primer novio. Edward sonrió con su dentadura perfecta, al contrario de Rosalie, era un hombre alto, bien parecido y con aires de conquistador español. Rosalie no tenía nada de linda.

"No lo creo…"

"¿Por qué te estaría mintiendo?"

"Bueno, según Tiamedra Nadmleda: eres hombre y los hombres hacen eso"

"y las mujeres son unas santas, ¿quién es Tiamedra Nadmleda?"

"Una mujer que escribe en internet acerca de lo que piensa."

"Parece alguien que ha sufrido mucho para decir eso; o la han hecho sufrir."

Nos quedamos mirando sin decir nada.

"...puede ser"

Rosalie gritó un gran: Bella que me hizo entrar a la casa y atender su llamado.

"Mi mamá pregunta dónde vas a dormir, le dije que en mi pieza. La otra opción es la habitación vacía que está en el subterraneo, pero a nadie le gusta dormir ahí".

"está bien, dejaré mis cosas en tu pieza."mencioné.

"Francisca y Catalina se van a ir en unas horas y estaremos solas por fin tu sabes que odi….."

La dejé de escuchar, fui a la habitación de los padres de Rosalie y busqué mi bolso celeste con blanco que en la oscuridad pasaba más que desapercibido. Lo encontré y lo llevé a la habitación de Rosalie, la cual estaba literalmente al otro lado de la casa. Al entrar coloqué todo a un lado del suelo y me tiré en la cama de Rosalie. Mirando el techo, estaba un poco ansiosa.

"Ansiosa porque Edward existe en esta misma casa"dije en voz alta. Me giré en la cama y vi a una persona entrar al baño. Luego de unos minutos, vi a Edward acercarse a la habitación. Me senté en la cama y lo miré fijo: estábamos a oscuras, no había mucho que distinguir. Edward se acercó a la cama y se sentó.

"He estado esperando este momento desde que empezó el famoso cumpleaños de mi hermana: tú no sabes lo fastidiosa que puede llegar a ser".

"¿El momento en donde te apartas de la fiesta?"pregunté

"No, el momento en donde estoy a solas contigo."tiró y me besó.

Le tomé la cabeza y lo apreté a mí. De todas las cosas imposibles que me podían pasar, en un cumpleaños, esta era la más imposible.

"Siento una conexión tan grande por ti.

"¿Por qué?"pregunté.

"Eres todo lo que estaba esperando".

Lo miré fijamente y me quedé allí.

"¿y qué estabas esperando?"

"Alguien distinto a toda esta gente: alguien genuino".

No dije nada. Prácticamente porque no tenía nada que decir. Sabía que los amigos de Rosalie (y la misma Rosalie) podían ser personas crueles, banales y con la necesidad de discriminar a cualquier persona que no cumpla los estándares mínimos que la perfección: belleza, buenas calificaciones (o por lo menos decentes), buen comportamiento social pero, sobretodo, presencia.

Edward bajó a la fiesta después de un rato.

Me quedé en la habitación de Rosalie por puro desgano. Tenía libros por todos lados: de simbología, de semiología, de psicología. También tenía una colección patéticamente completa de novela rosa: libros románticos y desesperantes.

Bajé a ver la fiesta, aunque no me sentía muy a gusto Edward no volvía y no quería estar sola. No vi ni a Edward ni a Rosalie en la sala, me acerqué a una de las habitaciones que estaban con luz.

"Bella es fome."dijo Rosalie."te vas a aburrir con ella"

"Si no la quiere de novia."dijo un hombre "vamos Edward, haznos está velada más agradable… de lo que ya es".

"Bella es una paja, siempre está contradiciendo lo que yo digo, y es torpe Edward. No te vas a divertir con ella."acotó Rosalie.

"Cien mil a que logras acostarte con ella en menos de una semana."mencionó uno de los que estaba ahí"las que se hacen de inocentes, esas son las primeras en abrir las piernas.

Todos rieron

"¡Confimo la apuesta!"mencionó Edward"sigo con lo que dijimos esta tarde: las niñas con aires de superioridad no las soporto.

Todos volvieron a reír.

Me quedé detrás de la puerta, mirando la pared por un buen rato. Cuando escuché que iban a salir me escondí en la cocina y salí hacia el patio. Intenté escapar de todo lo que estaba escuchando pero no pudé. Ellos pensaban que estaba en el segundo piso, acostada y esperando a Edward y por eso seguían comentando y comentando puras cosas desagradables.

Edward miró hacia el segundo piso, donde yo no estaba. Me desesperé, no quería que supieran que yo lo había escuchado todo. Rodeé la casa y escalé hasta el segundo piso. Me pasé por una ventana que estaba abierta. Cuando llegué al segundo piso, solo atiné a encerrarme en la habitación.

Sentí asco

Todo había sido una apuesta.