Part 1

"The Judgement"

La cámara, aparentemente vacía, permanecía en silencio, oscura. Sólo se podía ver una luz, cayendo del techo, iluminando al único ser vivo en todo el lugar.

La silueta del hombre, cansada y encorvada, insistía en permanecer de pie, porque el lugar donde se hallaba apenas alcanzaba para su figura erguida. Tenía las manos sujetas, por adelante. La respiración, pausada y calma, denotaba resignación, con toda una sensación de emoción retenida, a duras penas, por las horas... Su rostro, pálido, era apenas visible; su cabello, moreno y en un extraño penacho, caía al frente.

De pronto, sonó el abrir de una puerta, pesada, detrás de él. Se volteó, esperanzado, y vio avanzar por un pasillo tres seres. Dos de ellos, uniformados, escoltaban al tercero, mucho más bajito y mucho menos fornido que los otros.

-Es hora-anunció, seco, con voz lúgubre.

La plataforma donde se encontraba el hombre se acercó al pasillo, y el sujeto sobre ella pudo mover sus pies. Con cara seria, lo siguió, aliviado y adolorido por estirar los atrofiados músculos. Salieron de la cámara, y caminaron por otras, completamente blancas e iluminadas. Llegaron frente a una pared, donde uno de los guardias presionó un botón, y se abrió una puerta, muy estrecha.

-Entra-ordenó el otro ser.

El hombre entró, sin vacilar, sin producir un ruido. Se cerró la puerta, y quedó a oscuras de nuevo. Sintió el vacío que produce un objeto en movimiento ascendente, y, sin avisar, pudo ver toda una sala que se abría ante sus ojos.

El lugar era de proporciones magníficas. Todo él estaba lleno de asientos, ocupados por criaturas de muchas clases distintas. Al frente del salón se hallaban, en una tarima, los dirigentes de tal Concejo, cuatro en total. Guardias, idénticos a los que escoltaran al ser anterior, se podían ver aquí y allá, para asegurar el orden. El hombre miró en derredor, se encontraba en el centro de la cámara, observado por todos. Casi podía escucharlos cuchichear...

El Dirigente Mayor, criatura anciana, de ojeras alargadas y muy alto, se levantó, y dio unos pasos al frente, acercándose al micrófono.

-Preparen al acusado-anunció, lentamente.

Un silencio se extendió por todo el lugar, mientras un guardia se acercaba al hombre, lo tomaba por el cuello y le hacía algo en la cabeza. Luego lo soltó, y volvió a su lugar. Lo habían liberado, además de otras cosas, de sus esposas. Se sobó las muñecas, con marcas rojas, mientras miraba amenazadoramente.

-Yo, Dirigente Mayor, declaro esta sesión 17 653 abierta. Demando silencio.

Todos tomaron actitud concentrada, inmóviles.

-Que Acusado 97 se acerque-ordenó Dirigente Secundo, al lado de Dirigente Mayor.

El hombre, siguiendo la plataforma, caminó hasta el extremo del pasillo destinado a este fin.

-Diga su nombre, Acusado 97-exigió, con calma, Dirigente Mayor-, y su especie. Que todo cuanto diga Acusado 97 sea escrito y en alta voz, para que Concejo lo escuche.

-Soy "el Doctor"-respondió, fríamente, el Doctor-. Soy un "señor del tiempo".

-El "señor del tiempo," quiere decir-corrigió Dirigente Tétrada-. Si yo, Dirigente Tétrada, no me equivoco, Señor del Tiempo es el último de los suyos.

-Así es-reconoció el Doctor, bajando un poco la cabeza-. Pero soy "el Doctor", y un "señor del tiempo".

-¡Lean la acusación!-ordenó Dirigente Trípode, una criaturilla reptílea, ignorando al Doctor.

Dirigente Mayor se levantó y leyó:

-Se acusa a Acusado 97, señor del tiempo, de romper la Ley Univérsica 89 539, por mantener fuera de su planeta a un oopie; la Ley Galáctica 34 252, por retener a un oopie en el planeta Tierra; y el Acotamiento 21 a la Ley Túnica 78, por permitir que la seguridad de Vitnee, planeta de los oopies, apeligrara. ¿Cómo Acusado 97 se declara?

El Doctor suspiró.

-No puedo, Dirigente Mayor, hacer otra cosa, más que declararme culpable de lo que me acusan.

Toda la sala soltó en murmullos.

-¡Silencio, Concejo! ¿Acusado 97 se declara culpable de ambos cargos?

-Sí, Dirigente Tétrada-respondió el Doctor, y levantó la vista, firme.

Aún más murmullos, casi gritos.

-¡Silencio!-gritó, aún más fuerte, Dirigente Mayor- ¿Es Acusado 97 consciente de lo que acaba de declarar?

-Sí, señores…

-Bien. Dirigentes tomarán un receso antes de brindar su veredicto…

En ese justo momento, las enormes puertas tras el Doctor se abrieron, con un ruido de goznes mezclado con el suspiro de asombro de todos los presentes. El Doctor giró sobre sí mismo con la boca abierta cuando escuchó una voz familiar, gritando.

-¡Alto! ¡Alto!-ordenó la voz- ¡Solicito que se detenga el juicio!

-¿¡Martha!