A lo lejos se distinguía un auto muy lujoso dirigiéndose hacia la escuela.
Todos ahí ya sabían que ese auto le pertenecía al director del plantel. Siempre llegaba él con su hija Jessica; siempre puntuales.
Los dos individuos bajaron del auto una vez que fue estacionado en el lugar correspondiente.
-Te veré cuando salgas.-Le dijo el hombre a la adolescente.
-Sí papá.-Respondió ella.
Una vez que entraron al edificio, la chica se fue a su aula, y el director a su oficina. Legando ahí se sentó en su silla de cuero negro y comenzó a teclear cosas de importancia en su ordenador. Eso le llevo apenas unos diez minutos cuando mínimo, y entonces un ruido lo distrajo de seguir escribiendo. Lo que había escuchado sonó a algo así como un vidrio quebrándose, lo cual le pareció extraño. "¿Qué habrá sido eso?".
Y casi le quiso dar un infarto, pues inmediatamente después de ese sonido, una alarma de auto comenzó a emitir su escandaloso pitido.
Dejo todo lo que estaba haciendo y salió apresurado a investigar que o quien fue el causante de ese barullo. Se estaba temiendo lo peor pero…no. Es que simplemente nadie, y mucho menos un estudiante de su escuela se atrevería a romperle un cristal al auto del decano. Ojala y fuera el auto de alguien más…incluso el de algún otro maestro, pero no el suyo, eso sí que no.
Al encontrarse en el estacionamiento que ya estaba medio lleno por los demás autos, se fijó en el suyo propio y…
-A ver muchachos, guarden silencio que ya voy a iniciar.-Comento el maestro de biología para dar su clase.-Espero que todos ustedes hayan cumplido con la tarea que deje.-Ante esto, todos los chicos respondieron afirmativamente.- Me gustaría saber si a alguien le gustaría tomar la iniciativa y comenzar. Recuerden que lo que me presenten contará un 20% en su calificación.
-Yo.-Exclamo Dib con voz entusiasta y alzando la mano.
-Está bien Dib, adelante.-Mientras el muchacho buscaba dentro de su mochila, el profesor volvió a comentar: -Me alegro de que hiciera su proyecto, y si lo hizo bien, tenga por seguro que no reprobara biología. Esta era su última oportunidad y que bueno que supo aprovecharla.
"Si, que bueno que supe aprovecharla".-Repitió para sí mentalmente. Pero la verdad era que, si por él fuera, no hubiera presentado ningún proyecto, que flojera. Sin embargo, apenas el día sábado que su padre llego antes de lo acordado a la casa y finalmente tuvo tiempo para cenar con él y con Gaz; la cena familiar de cada seis meses, y fue ahí que Membrana mostro interés en cómo iba la actitud académica de sus hijos y preguntó:
-¿Cómo les está yendo en la escuela chicos? ¿Alguna noticia que quieran dar?
-Yo si.-Se adelantó la chica, quitando la vista de su videojuego.-Sucede que Dib ya reprobó dos materias.
-¡¿Qué?! ¡¿Acaso es cierto eso hijo?!
Esa ni Dib se la esperaba, pero siendo Gaz, cualquier cosa se puede esperar de ella. Le fulmino con una mirada que denotaba enojo, pero la otra solo sonrió sínicamente y se encogió de hombros.- ¡Mientes!-Exclamo su hermano, como si realmente se tratara del mismo Zim.
-Dib, tienes que decirme la verdad.-Advirtió el adulto.
Dib vacilaba sobre lo que respondería.-P-pero…Pero… ¡Solo era música y psicología, no son tan importantes!
-Todas las materias son importantes Dib; debiste haberlas aprovechado al máximo y no fue así. Me tienes muy decepcionado.
-Bueno ¿Y cuando no te he decepcionado papá? Todo el tiempo te quejas y te lamentas de que yo no soy el hijo que esperabas, solo porque no me encamino en lo mismo que tú.
-Y hoy has tenido una razón más para avergonzarme de ti.-Contestó severamente.-Si me entero de que vuelves a fallar en una más, como castigo deberás ayudarme en mi laboratorio a desarrollar varias experimentaciones que tengo pensadas.
-¡Pero ya sabes que detesto hacer eso!
-Precisamente.-En esto se levantó y dejo su plato sobre el fregadero.-Ya debo volver al trabajo; nos veremos después. Salió de la cocina. Obviamente se veía muy indignado.
-Ya estarás contenta Gaz.-Le dijo el chico.-Es la primera vez en todo el año que papá viene a cenar y lo arruinas.
-Él pregunto si había noticias y yo le respondí. No hice más que solo eso. Y que conste que no le dije que ya vas por la tercera materia que repruebas ¿Cuál era? Oh si, biología
-¡Mierda, el proyecto!-Maldijo en un grito. Rápidamente él también se levantó de su silla y subió a su habitación. Seguramente tendría mucho trabajo que hacer.
Ahora volviendo al tiempo presente, cuando Dib encontró lo que buscaba, su cuadernillo donde venía su proyecto por escrito y el cual se pasó todo el sagrado fin de semana dedicándose a él, ojala y halla valido la pena; camino al frente. Al hacerlo paso a lado de Zim, y pudo notar como este último gruño por lo bajo, haciendo una mueca de desagrado con la boca y mirando al humano con desdén. Dib no le tomo importancia a ese detalle y solo se sonrió para sus adentros.
Cuando estuvo delante de todos los demás, se aclaró la garganta, y leyó el título que estaba en la primera hoja. Ahora ya estaba a poco de iniciar a leer el resto, pero la puerta se abrió y no pudo continuar. Quien entraba era el director. Rara vez se presentaba en las aulas de la escuela para informar algo, pues seguramente eso haría; normalmente mandaba a su secretaria a decir los avisos en su lugar, o bien, mediante una nota repartida a cada estudiante. Pero si venia por su cuenta, entonces lo que diría sería importante.- ¿Quién de ustedes es Zim?-Pregunto demandante y enojado a la vez.-Los demás chicos señalaron unánimemente al de piel verde, quien miraba al director algo desconcertado.
-¿Qué ocurre papá?-Cuestiono Jessica desde su asiento.
-Tú solo sigue estudiando.-Respondió el hombre.- ¿Conque tú eres Zim, eh?-Pregunto viendo a este.
-¿Yo qué?
-Acompáñame.-El mayor le jalo por la maga de su traje y le hizo levantarse de su asiento bruscamente mientras salían del salón. Ante todo lo que acababa de ocurrir, Dib fue el único y no pudo evitar soltar una risilla espontanea por la suerte del otro.
-Ahem…-El maestro le llamo la atención.-Dib…ya puedes continuar.-Dijo.
-Claro.-Contesto él; y continuo con su lectura en donde se había quedado.
-¿Pero que hice?-Se quejaba el chico cuando estaban recorriendo los pasillos. El hombre no soltó a Zim de su agarre sino hasta que llegaron al estacionamiento.
-Explíqueme esto.-Señalo el auto que estaba frente a ellos y Zim se dio cuenta de que todo el vidrio delantero estaba quebrado, cualquier ligero roce haría que se desplomara por completo en pequeños pedacitos. Mientras que en el capó estaba escrito con letras rojas de pintura en spray: "Yo lo hice. ¡Yo soy Zim!" Se notaba que lo escribieron a las prisas porque la letra estaba algo temblorosa y chueca.-Y bueno, todavía tiene la valentía para admitir que lo hizo.-Le reprocho el director.-Si va a cometer vandalismo, al menos cométalo bien, y no se delate a usted mismo.
-¡Son mentiras! ¡Son sucias mentiras; el que hizo esto fue el Dib cabezón para inculpar a Zim!
-Alguien debe pagar por todo esto, y lo que yo veo es su nombre escrito en mi propio auto…-Lo miro fijamente con la pura intención de intimidarle, cosa que logro, pues Zim se puso nervioso.
"Esto es la guerra Dib gusano…"-Pensó.
Durante el resto de la clase de biología, Zim ya no se presentó de nuevo. Todos comenzaron a murmurar de lo que le pudo haber pasado.
Y mientras tanto, el alma de Dib hipócritamente podía descansar; con el proyecto que le presento al maestro y a la clase minutos atrás, al menos logro obtener un 7 en su calificación. Con eso se conformaba; al igual que se burlaba de Zim cuando en estos momentos seguramente estaría pagando las consecuencias de actos, que en efecto, nunca cometió. "Eso es por lo de la semana pasada Zim, te lo mereces".-Era una de las tantas fechorías que ambos se hacían por ser enemigos y al final el otro terminaba desquitándose de una u otra forma.
El profesor de biología ya se había ido. Ahora la clase que seguía era la de Psicología, pero como el profesor de esta ya estaba viejo, tuvo que retirarse unas semanas antes debido a su jubilación, por lo que siempre que en el horario de clases se marcaba "Psicología" los estudiantes ya sabían de antemano que tendrían la hora libre. Sin embargo se corrieron rumores acerca de que se contrató a un nuevo maestro para ellos que seguramente comenzaría a dar clases ese mismo día.
Mientras esperaban su llegada, algunos se pusieron a platicar; en su mayoría las chicas sacaban el maquillaje de sus mochilas y se pintaban el rostro, otros más hacían garabatos en sus libretas, y Dib…él aprovechaba que se sentaba hasta el último, sacó su MP3 y se puso a escuchar música mientras cerraba los ojos y disfrutaba del sonido.
Apenas termino la primera canción, noto como los demás comenzaban a reacomodar las butacas y sentarse en donde les correspondía; el nuevo maestro ya estaba por llegar.
La puerta se abrió, mostrando así a un hombre de ojos azules, cabello negro, que no sobrepasaba los treinta años de edad y que al parecer, a todas las chicas les pareció atractivo, unas cuantas incluso suspiraron enamoradas, por decirlo así.-Buenos días muchachos.-Les saludo a todos de un muy buen humor y con mucho entusiasmo cuando dejaba sus cosas encima del escritorio.-Me presento, soy el Señor Dwicky y a partir de hoy les daré la clase de psicología. Espero llevarme bien con todos ustedes y llegarlos a conocer mejor, aunque veo unas cuantas caras que no me son desconocidas; ¿Verdad…Dib?-El mencionado no supo cómo responder a esto; los demás lo observaban esperando que respondiera algo, pero no podía, su mente se quedó en blanco desde que vio entrar a Dwicky. "¿Cómo es que él está aquí? ¿No se supone que estaba en…?"-Recordó la vez en la que llego a darle la confianza de que juntos podrían desenmascarar a Zim, claro, cuando Dib aun tenia las ganas de hacerlo, y ese hombre resulto que solo fingió creerle…que decepción. De repente sintió como si el aire le faltara y las piernas le temblaban. Aparte ¿Hacia calor o era su imaginación? Simplemente se sentía desfallecer. Como pudo, se levantó de su lugar y salió corriendo del aula sin decir palabra.
Al estar en frente de los baños de hombres, se metió ahí. Con el agua de los lavaderos se lavó la cara para poder mantener la calma, y se recargo contra la pared para dejarse caer al suelo de sentón. Se aferró fuertemente a ambas piernas flexionadas y hundió su rostro en ellas mientras su mente volvía a pensar. "¿Por qué volvió? ¿Justamente tendría que haberme reencontrado con ese sujeto? No es posible… ¡Mierda!"-Estaba comenzando a llorar, sentía las lágrimas caer por sus mejillas.
-Oh…aquí estas.-Levanto la mirada para ver quien dijo eso. Era Dwicky de nuevo.
-¡No quería que nadie me buscara, por eso me escondí aquí!-Le gritó.
-¿Buscarte? ¿Y quién dijo que yo venía a buscarte? Vine aquí porque tengo necesidades.-Respondió con calma.- Y bueno, si no te gusta la clase de psicología, está bien, nadie te obliga a quedarte para oír lo que digo.-Dwicky se giró hacia una de las letrinas y se dispuso a hacer lo suyo.
-No estoy aquí solo porque la clase no me guste. Es solo que tú…regresaste.-Musitó Dib en voz baja, pero el mayor pudo oírle y le miro de reojo.
-Oh sí. Es bueno volver, ya extrañaba a mi planeta.
-¿Pero…cómo?-Se llevó una mano a los ojos para limpiárselos.
-Pues…el paseo termino.-Respondió con simpleza.
-¿Paseo?
-Si Dib. ¿Recuerdas que esos plookesianos me invitaron a pasear en su nave por todo el espacio? Pa-se-o.-Remarco cada silaba.-Y ahora que ya termino, me trajeron de vuelta hasta aquí. Son unos extraterrestres muy agradables. Me hubiera gustado quedarme más tiempo con ellos, pero pasarse toda la vida dentro de una nave no es divertido.-Ahora volvía a encarar al chico ya que había terminado.-Hablando de extraterrestres…-Continuo diciendo.-En mi lista de asistencia vi que aparecía el nombre de Zim. ¿Por qué sigue aquí? Más bien debió haberse regresado a su propio planeta ¿No?
-¿Qué importa eso? Él no causa problemas para la humanidad, es demasiado estúpido. Mejor dicho, yo soy el que causa problemas ahora.-Dib desvió la mirada. Se avergonzaba de lo que acababa de decir.
-¿Qué no importa?-Repitió Dwicky sorprendido. El chico amante de lo paranormal seguía sin mirarlo fijamente, por lo que volvió a decir.-Dib…dime que te ocurre. Ahora soy tu maestro de psicología y creo que tengo derecho a saber de tus inquietudes. Puedes confiar en mí.
-¡¿Confiar en ti?! ¡¿Cómo puede decirme algo así?! ¡La primera vez que confié en ti me defraudaste!
-Tienes razón. En verdad lo lamento.-Se disculpó y bajo la mirada.-Aquella vez me emocione mucho por finalmente ver aliens de verdad, y me olvide de todo lo demás.
-Eso quedo en el pasado, y no te culpo Dwicky, también yo me emocione por ver a los plookesianos.-En lo que decía esto se reincorporo del suelo para volverse a parar.
-E-entonces… ¿Puedes perdonarme?
-No puedo estar enojado contigo por siempre.-Sonrió.
-Yo…yo me preocupo por ti Dib.-El muchacho abrió los ojos sorprendido, no esperaba que le fueran a decir algo así.
-¿Por qué lo dices?
-En primer lugar, siempre que estuve con los plookesianos no dejaba de pensar en otra persona que no fueras tú. Me preguntaba todo el tiempo que estarías haciendo y como estarías. En segundo lugar, revisando mi lista me di cuenta también de que ya estás reprobado en psicología. ¿Cómo es eso? Es de las materias más fáciles. En verdad estas teniendo problemas y me gustaría saber la causa.
-Simplemente ya no me interesa la escuela como antes; he cambiado. Pero piénsalo así, esa calificación que viste le pertenece al maestro anterior a ti. Si me consideraras desde cero, tal vez podrías tener otra opinión al respecto.
-No puedo hacer eso Dib; se me pide respetar las calificaciones que dejo tu otro maestro. Además, este viernes se entregan las calificaciones definitivas; y no creo que puedas hacer mucho en esta semana que te ayude a obtener un diez al final. Con tu grupo solo tienes dos horas de psicología lunes y martes, eso sigue sin beneficiarte en nada.
-Debe haber algo que pueda hacer…por favor.-Suplicó.
Ese gesto por parte del joven le causo ternura.-Bien, déjame pensarlo. Solo porque se trata de ti.-Accedió al fin.
Después de eso volvieron al salón y Dwicky continuo dando su clase, mientras que Dib pensaba que podría hacer para subir su calificación aunque sea un poco.
Entonces se le ocurrió una idea sumamente loca. Seducción. Tal vez algo más. ¿Tendría algún resultado favorecedor? ¡Por Júpiter! De solo pensar en algo así, Dib se dio cuenta de que tal vez los demás tenían razón y él estaba loco por formularse tan siquiera esa idea. Además, los dos eran hombres. Dwicky ahora era su maestro, su superior, alguien a quien mostrarle el debido respeto que se merecía, y él solo era un alumno más a quien el otro debía enseñarle. Ese tipo de relaciones no eran bien vistas por la sociedad. Homosexualidad, pedofilia, una relación entre maestro y alumno, simplemente estaba mal.
Si no se le ocurría alguna otra manera, esta idea antes pensada terminaría por ser la única opción, pero obviamente era algo arriesgado y descabellado.
"Hay que probar, no suena tan terrible…"-Una parte del subconsciente de Dib, aquella vocecilla casi audible y perceptible que le hablaba desde el interior de su cabeza decía que si no se aventuraba a intentarlo nunca sabría si funcionaria o no.
De repente se le antojo saber y averiguar cómo sería si mirara el cuerpo de Dwicky totalmente desnudo. Y claro que siendo un hombre joven seria agradable a la vista…
¡No! ¡No, no, no! Debía sacudirse esos pensamientos tan absurdos y pervertidos. ¡Él ni siquiera era gay! Y Dwicky tampoco…o al menos de eso estaba seguro. Pero uno de los principales problemas de ser adolescente es que la hormonas se te alborotan muy fácilmente; tan solo piensas en algo lascivo y ya no lo sacas de tu mente; eso era lo que le pasaba a Dib en eso momentos.
Observo a Dwicky despedirse de todos. ¿Ya tan rápido se había pasado la clase? Ni siquiera lo noto. Ni siquiera escucho nada de lo que el mayor dijo.
Tan solo lo vio desaparecer tras cruzar el umbral de la puerta.
"Si, intentémoslo ¿Por qué no?"-Sonrió.
El día se le había hecho eterno, pensó que las clases jamás acabarían; de hecho la única que se le fue bastante rápido fue la de psicología, en ella se pasó todo el tiempo meditando la situación y al final ya había tomado su decisión.
Ahora buscaba a su profesor con mucha desesperación para poder encontrarlo. Tuvo que preguntarles a varias personas para dar con su paradero y lo encontró en el salón que quedaba más alejado de todos los demás.
Asomo su cabeza a través de la puerta y lo vio recogiendo sus cosas del escritorio, sus alumnos en ese entonces ya se habían ido y dejaron un gran desastre con todas las butacas desacomodadas en donde fuera. Hasta ahora Dwicky no noto su presencia, por lo que el chico le llamo la atención diciendo su nombre.-Dwicky…
-Oh, hola Dib ¿Qué ocurre? ¿Puedo ayudarte en algo?
-Yo…yo…vine para decirte algo…-Se notaba nervioso.
-¿Sí? Pues dilo, te escucho.-Se recargo en el escritorio y se cruzó de brazos para oírle.
-Es que yo…tú…-Las palabras se atoraron en su boca y se negaban a salir, y eso que ya se había mentalizado bien para encarar a Dwicky y sin chistar, pero en esos momentos su nerviosismo le ganó.
-No tengas miedo,-Le animó.-habla Dib.
-¡Te amo!-Cerro los ojos cuando lo dijo. Lo dijo, y ya no había marcha atrás. Sus mejillas se enrojecieron y apretó fuertemente los puños.
-¿Q-que?-El maestro frente a él se quedó atónito por la declaración.
Dib suspiro.-Yo te amo.-Dijo una vez más y ahora con calma.
-P-pero… ¿Cómo puedes amarme?-Preguntó.-Yo…acabo de volver de un viaje espacial ¿Y tú me llegas con esto? No puedo creerlo. N-nos conocimos muy poco Dib. Tú no puedes enamorarte de alguien así porque sí.
-Dame una oportunidad…
-Yo siempre pensé que mi primer romance seria con una chica. N-no quiero hacerte ilusiones Dib, pero tampoco quiero que te decepciones por esto…
-Está bien Dwicky,-Interrumpió.-yo comprendo.-Y soltó un suspiro.-Solo espero que esto no afecte nuestra relación maestro-alumno. Dejémoslo así.-Salió por donde había entrado.
Dwicky lo vio irse. Aunque el muchacho acababa de asegurar que no habría problemas, lo noto algo triste al marcharse, algo cabizbajo.
Se sintió mal por él.-Pobrecito.-Exclamo con remordimiento.
Ahora recordaba la vez en la que él y Dib se conocieron. El jovencito en aquel entonces llego a su oficina y no paraba de charlar acerca de que Zim era un alíen. Claro, le pareció algo paranoico, pero al final de cuentas no estaba tan equivocado acerca de la existencia de los aliens.
Ahora ese jovencito había cambiado, se transformó en todo un adolescente. ¿Enserio se pasó más tiempo de lo imaginado fuera de la tierra? Estaba consciente de que el tiempo ahí y en el espacio eran totalmente diferentes, pero de verdad que Dib ya no era el mismo tanto física como mentalmente.
-¡Eso es!-Dijo para sí.-¡Ya sé que lo animara!- A Dwicky se le ocurrió una idea. Rápidamente recogió los papeles que le faltaban y salió del aula.
