Abrió los ojos, luego de removerse y estampar su cara contra la almohada.
"Olía como Arnold"
-Arnold, Arnold, Arnold -musitó en la profundidad del sueño.
Mientras abrazaba la almohada con mucho cariño, besándola y recitándole todo su amor, creyendo que era el chico.
No lo era. Se dio cuenta al escuchar un ruido que la hizo despertar y ver que Arnold, era su almohada.
No, no era su almohada.
Al girar su cuello y observar su alrededor, se percató de que no estaba durmiendo en su habitación como creía sino que estaba en el cuarto del susodicho. ¡Otra vez, caminó dormida!
El mismo que giraba la perilla de la puerta y...
Sin saber como, se escondió en la azotea de Arnold mientras lo observaba detrás de los cristales. Esperando que se quede dormido para escapar de ahí. ¡Hacia frío!
Sin embargo en medio de su misión, Arnold se comienza a desvestir para ponerse su estúpida pijama.
Cierra los ojos y tapó su cara con sus manos, dedos que apartó mientras ojos se abrieron y la chica se le abren mucho mas los ojos al ver que se iba a bajar el pantalón, pegó las palmas contra el cristal y zas.
Se dio vuelta y cayo estrepitosamente al suelo.
Se levantó de repente y limpió el polvo de su ropa, tratando de parecer que nada raro sucedía.
-¡¿Helga?!
-Noo -negó sarcásticamente- Maria Antonieta -Claro que soy Helga -añadió- Helga G. Pataki -se declaró-¿Y que quieres, Cabeza de balón?
-¿Tu que quieres? Estas en mi habitación -refutó- Helga ¿Me estabas espiando?
-¿Yo? -fingiendo gran sorpresa- ¿Que te hace suponer eso, zopenco?
-Caíste del techo.
-Estaba paseando.
-¿Sobre la azotea de mi habitación? ¿Y en pijamas?
Sus ojos estaban entrecerrados.
-Es un país libre Arnoldo. Y si me disculpas debo irme a mi casa -poniéndose en marcha.
El individuo, únicamente suspiró viéndola irse como si nada.
-Lo que tu digas, Helga -repuso Arnold completamente agotado.
Su mente intentaba comprender como se pudo desarrollar esa extraña situación, pero el aludido negaba con la cabeza por cada loca idea que generaba su mente.
Se puso el pijama, dispuesto a dormir. Luego, se acostó, se arropó, cerró los ojos y sus fosas nasales.
Abrió los ojos.
-¿Por que su almohada olía a Helga?
