EL PRINCIPITO
Disclaimer: Invasor Zim es propiedad de Jhonen Vasquez y Viacom. El Principito fue escrito por Antoine de Saint-Exúpery. Ninguno de los dos me pertenece.
…Cuando tenía seis años, uno de mis más grandes sueños era ser un investigador paranormal. Mi pasatiempo incluía dibujar a los posibles habitantes de otros planetas. Una vez hice un dibujo de lo que sería un marciano. Era una estructura parecida a la humana, pero con el torso recortado y los brazos más largos, sin mencionar una enorme masa por cabeza. Entusiasmado, fui a mostrar el dibujo a mi padre, un profesor de ciencias muy afamado. Cuando pregunté si no le daba miedo, él simplemente contestó:
—Dib, ¿Por qué habría de darme miedo un sujeto con sombrero?
Intenté explicarle que no era un hombre con sombrero, sino un ser del espacio. Entonces hice otro dibujo del mismo ser montado en su nave espacial, a fin de que papá pudiera comprender. Fue cuando mi papá me dijo que no perdiera el tiempo en fantasías de seres del espacio, y me dedicara a cosas más serias como la Ciencia Real. Fue así como a la edad de seis años, abandoné una carrera como investigador paranormal.
Entonces tuve que pensar en dedicarme a otra cosa. Y lo que resultó fue que encontraba fascinante el mundo del cielo, por lo que decidí en convertirme en aviador. Aprendí todo lo que pude sobre aeronáutica, geografía, entre otras materias que me sirvieron a la perfección en mi profesión. Incluso las que parecían inútiles como Idiomas, me fueron de gran ayuda al momento de viajar a la India, a América del Sur, a China, entre otros tantos países maravillosos y fantásticos.
Sin embargo, la "sombra" del dibujo de alienígena ha seguido conmigo, por lo que me resuelvo a encontrar a alguien que sea lo suficientemente inteligente, y cuando parece que lo he hallado, le muestro el dibujo esperando que me dé la respuesta que busco. Pero me decepciono más cuando recibo la misma respuesta de "Es un sujeto con sombrero", y simplemente para evitar todo el enojo del asunto, me abstenía de comentarles de las teorías de extraterrestres y otros mundos.
Así fue que me acostumbré a estar solo, sin nadie que me hiciera compañía o entendiera la diferencia entre un hombre del espacio y un sujeto con sombrero. Fue cuando, estimada mente hace seis años, tuve un choque en pleno desierto del Sahara, y me encontraba yo solo. Viajé sin acompañante alguno, por lo que me encontraba solo en mitad del desierto. Comprendía que debía reparar por mí mismo mi avión, y empecé la ardua labor, escatimando los recursos que necesitaba antes de morir de hambre y sed. A la mañana del primer día, una vocecilla me despertó.
—Por favor, dibújame un Meekrob.
— ¿Eh?
—Que me dibujes un Meekrob.
