Kuga-sensei
Café
-Buenos días a todos, mi nombre es Natsuki Kuga y seré su profesora de ciencias por un tiempo.
Ante la mirada curiosa de un grupo de estudiantes de útlimo año, apareció una mujer joven en el salón de clases escribiendo su nombre en la pizarra y saludando con una voz que parecía un gruñido. Eran la primera hora del día pero la presencia de aquella suplente había despertado infaliblemente a sus estudiantes. "Es la hija de Kuga-sensei", "Está más buena que comer con los dedos", "¿Cuántos años crees que tiene?", "¿Ya viste como se le ve el tra...?
-Tengo entendido que tenían examen el día de hoy así que separen sus asientos y en unos minutos les entregaré las hojas que dejó Kuga-san.
Sin remordimiento alguno y en el uso de su plena madurez, la ojiverde sonrió al callar los molestos comentarios con el sonido de las mesitas moviéndose aquí y allá. Aún no podía creer que estaba metida en eso.
-Debe ser una broma.- En la primavera de sus veintiún años, sentada junto a la mesita de café, con un temblor en la ceja que competía contra la gelatina de la cocina, estaba Natsuki Kuga a punto de enloquecer.
-Solo sería por un tiempo, Nat. Realmente quiero ir a este viaje, hace años que no salgo a investigar.-Saeko Kuga miraba lo que podría ser su reflejo de hacía unos años mientras tomaba un sorbo de su taza.
Era una mujer plena que había gastado sus mejores años recorriendo el mundo como científica hasta que un verano había nacido su princesa llenando su vida de alegrías inmensas y una estabilidad desconocida hasta entonces. Aunque su esposo había continuado con sus investigaciones por el mundo, trataba de pasar el mayor tiempo posible en casa mientras ella se dedicaba a hacer ciencia en los laboatorios de la prestigiosa Academia Fuuka. Aquel lugar le había dado la oportunidad perfecta de trabajar medio tiempo y recibir una gran suma que doblaba fácilmente sus ganancias anteriores. Con el tiempo, llegó a cogerle cariño a la docencia; no solo por los beneficios que le traía sino por aquella sensación de construir mundos vivos en grupo.
-¿Si la academia es privada porque no se encargan ellos mismos de encontrar un suplente?
-Ya te lo dije, la investigación surgió de repente.- La joven suspiraba con la esperanza remota de que su madre entendiera por primera vez en su vida el significado de "vacaciones".-Además, en este momento la Academia no puede permitirse el ingreso de cualquiera. Tú eres mi hija y estudiaste allá, sin contar que estás perfectamente calificada para enseñar ciencias.
-De todos los momentos en los que pudiste volver a tus viajes de ciencia se te ocurrió escoger justo el momento en el que quería vacaciones...
Natsuki había llegado hacía un par de días de Alemania tras haber culminado sus estudios en ingeniería y todo había sido paz y amor hasta aquella mañana. Se sentía como una chiquilla engañada al no haber sospechado ni siquiera de la trampa. Ahora todo tenía sentido, la caja de Xbox ONE adornada con un moñito rosa, la ausencia de regaños por desordenar el cuarto y acabarse el tarro de mayonesa en dos días, incluso la falta de preguntas incómodas sobre su vida personal... Su madre era perversa. Ella había querido creer que todos los detalles eran una manera de felicitarla por su pronta graduación y darle la bienvenida pero qué ingenua había sido. La única manera en la que su madre podría resistirse a la caja de Pandora que era su habitación era que tuviera un caos aún mayor a punto de descargarlo sobre ella. Madres.
-Natsuki, es una gran oportunidad para que aproveches tu tiempo hasta la ceremonia de graduación.- Con una voz indulgente, la mayor le sonreía a su retoño con la calma propia del que tiene una victoria asegurada.-De paso haces experiencia.
-Mamá, soy ingeniera, no niñera.-Aunque Natsuki sentía que se estaba comportando como una niña, realmente no quería ceder. Hacía mucho tiempo se había dado cuenta que las labores que requerían grandes habilidades sociales no eran lo suyo y que a la única niña que podía soportar era a su hermana.
-¿Acaso estás sugiriendo que mi trabajo no tiene valor?- La joven se sintió cacheteada aunque su madre ni había pestañeado.
-Yo no quise de…-Trató inutilmente de disculparse pero fue interrumpida por un reproche casi escupido.
-Te recuerdo que ese trabajo pagó tu universidad.
-Pero…
- Perfectamente podría haberte puesto a trabajar cuando saliste del colegio.
-Mamá…
-¿Es mucho pedir un poco de tiempo para hacer a tu madre feliz?-Derrotada y con la cabeza agachada, Natsuki recordó lo que era vivir bajo el mismo techo de su madre.
-¿A qué hora es que debo ir?
-Les agradezco a todos sus obsequios, espero que tengan un lindo día.- Con una sonrisa de colección, se despedía de sus estudiantes para refugiarse en la comodidad del aula de clases. Apenas llevaba unos meses en la academia y ya era popular con el personal y los estudiantes. Aunque era agobiante, había una parte de ella que disfrutaba aquellos detalles y derroches de interés de parte de los que la rodeaban. ¿Cómo iba a negarse a las inocentes atenciones de un grupo de jovencitas en aquellos uniformes?
En Fuuka, los estudiantes tenían un uniforme que formado por un blazer negro, camisa blanca, corbatín o corbata verde y falda o pantalón negro; todo hecho a la medida. Los docentes y administrativos no tenían una indumentaría tan rigurosa pero debían llevar el blazer negro con el logo de la academia en el bolsillo sobre el corazón a menos que fuera verano. Shizuru que había recibido una educación bastante distinta, no podía evitar encontrar placer en la imagen que daba el uniforme. Incluso si ella misma, estaba acostumbrada a los trajes de sastre y a la gente detrás de ella. Qué lindo era el instituto.
A veces se preguntaba hasta dónde llegarían los estudiantes para llamar su atención ¿Qué haría ella si quisiera expresar sus sentimientos a alguien? Muy probablemente lo dejaría pasar, sí. Ella sabía que no estaba destinada a los dramas amorosos. Después de todo, quizás nunca conocería a alguien que...
-Ara, Ara, una linda flor se ha quedado dormida en mi jardín.-Su mirada escarlata veía a una chica reposando su cabeza sobre su escritorio. Era una imagen espléndida, parecía inocente con su camino de baba llegando a la mesa. Tenía los cabellos revueltos y la cara de perfil apoyada en un brazo sobre la mesa. Los ojos cerrados eran delineados por pestañas largas y su piel parecía fresca, suave y blanca vainilla. Su boca lucía tan pequeña y aún así tan...
-Acá están las fotocopias que me pidió, Midori-sensei.
El sonido la sacó por un momento del balancear de aquel halo majestuoso que desprendía la chica ¿Cómo es que no la había visto antes? No es como si quisiera involucrarse con una estudiante pero no tenía nada de malo deleitarse con el esplendor de jovencitas como aquella. Seguramente, se había trasnochado estudiando para los exámenes. Lo triste es que debía correrla si no quería meterla en problemas ya que los estudiantes no debían irrumpir en la sala de maestros a menos que fueran llamados por algo ¿Cuál sería su nombre?
-Einen Kaffee, bitte...-La chica musitó con una voz gruesa y torpe por el sueño, parecía despertar de a poco ante la mirada vigilante de la castaña.
-El café es malo para la salud, especialmente a tan corta edad...
-Y a mí me decían que cuando creciera podría hacer lo que quisiera sin preocuparme por nada. Mentiras por doquier...
-¿Qué es lo que quieres hacer tras tanto esfuerzo creciendo?- Shizuru no podía callar las pequeñas risillas que le causaba la chica, era toda una ternura. Entre sueños parecía fruncir el ceño tenuemente como si meditara la respuesta. Por un segundo, creyó que estaba despierta pero aquella manera de hablar le decía lo contrario.
-Yo... quiero encontrar mi...lugar
Como si acabara de descubrir el amanecer, Shizuru sintió sus labios dibujar una sonrisa mientras aquella respuesta llenaba de conmoción su alma. Con un aire de algo que no tenía definición, tomó el libro que había ido a buscar y se dirigió a su próxima clase evitando la congestión antes de que sonara el timbre. Cuando el ruido llegó, Natsuki se despertó frente a una gran taza de café humeante con la sensación de que había olvidado algo.
