Tercera parte de "Nunca mezcles trabajo y amor" donde nos internaremos de cabeza en la maternidad, y en las diferentes maneras de ver un mismo hecho: la convivencia con un hijo nuevo.
Como cambian las cosas que antes eran normales, como comer a su hora, mantener la ropa en su sitio, y esa manía tan rara que tienen los adultos de dormir toda la noche, que los niños no parecen compartir...
Y por si esto no fuera suficiente, Hidan desea un hijo propio y está dispuesto a cualquier cosa para conseguirlo.
Sasuke organiza su boda sin saber si se llegará a celebrar...
Itachi y Naruto se comportan como los padres divorciados perfectos, solo amigos... pero eso delante de todos... por detrás las cosas son muy diferentes...
Deidara y Madara descubren de la voz de su hijo, que no son papá y mamá, por que eso solo pueden ser los que están casados... y ellos no lo están... aún...
Deidara tendrá que pasar una muy dura prueba hasta ser aceptado por el clan Uchiha y alguien de su pasado regresará...
Itachi/Naruto, Kakashi/Iruka, Kakuzu/Hidan, Izuna/Sasuke, Madara/Deidara...
NUNCA MEZCLES TRABAJO Y FAMILIA
Capítulo1: Como la vida misma.
– ¿El blanco o el rosa?. –Pregunta Naruto con una sonrisa radiante, alzando dos vestiditos por delante de su cara esperando una respuesta de su amigo, que mira el vacío entre su persona y la pared desde hace media hora mas o menos, alternando con bostezos aburridos; mirar catálogos no es tan divertido como parece.
– El blanco. –Responde Hidan sentándose a su lado y negando al tiempo que mira a Sasuke. – Deja de ponerle esas chorradas ñoñas y rositas a mi niña. Parece una muñeca cada vez que la vistes así.
– Se queja con una sonrisa mientras acuna a la pequeña en su pecho.
– ¿El lazo o la flor?. – Dice con las dos cosas en la mano. Hidan señala el lazo, mas pequeño y discreto que la enorme flor. Pone unos calcetines blancos y los pequeños zapatos del mismo color en los muslos de Naruto, que comprueba por quinta vez el contenido de la bolsa con las cosas de la niña.
Se asegura que los biberones, llenos hasta la mitad con la leche que se ha sacado un poco antes, están herméticamente cerrados y los mete en la bolsa de frío para que se conserve en perfecto estado hasta que la niña lo necesite también.
– Deja de hacer eso, anda. – Se queja Deidara al pasar a su lado con Tobi sobre su hombro que ríe a carcajadas cada vez que su mami lo sube y baja por encima del hombro. – Está todo, no te olvidas nada. Y si se diera el caso, creo que es mayorcito para resolverlo por si mismo, ¿Vale?
Naruto asiente al rubio y le hace cosquillas al niño que está muy rojo de tanto reírse.
– A ti cual te gusta para la nena, Tobi ¿El blanco o el rosa?. – El niño mira ladeando la cabeza los dos vestidos y abre y cierra la manita apuntando al vestido blanco, sin encajes ni nada brillante como el otro. Un vestido simple de tirantes y un poquito de vuelo.
Naruto despierta a Miku con cuidado y la toma de los brazos del jashinista con delicadeza, llenándole la cara de besitos. La niña bosteza con los ojos cerrados y se estira como un gato a los pocos segundos. La pone sobre el cambiador y le quita el pijama y el pañal, le pone uno limpio y una capita de crema para el sol por toda la piel, muy blanquita y delicada para que le de el sol directamente. Coloca unas braguitas con volantes en el culete encima del pañal para taparlo y el vestido por encima.
La pone boca abajo para abrocharlo y le da la vuelta para poner los calcetines y los zapatitos en sus pequeños pies.
La rocía con cuidado colonia suave por el cuerpecito y desliza el cepillo por su pelo, poniendo el lazo a un lado de la frente, sujetando el flequillo ahí.
– Pero mira que cosita mas guapaaaa. – Canturrea sonriente Naruto. Tobi choca sus manitas y sonríe también. La niña agita sus pies y manos al aire y su mami atrapa una de ellas y le besa la palma y los deditos sin dejar de sonreír. – A ver que cara pone tu sexy papi cuando te veaaaaa...
Sigue cantando y Deidara le arrea una colleja desde el sitio, sin soltar al niño de su regazo.
– Su "sexy papi" viene a buscarla a ella, ¿Entendido?. – Naruto hace unos morritos de descontento pero asiente con la cabeza. – Y quita esa palabra de tu vocabulario hasta nueva orden. Piensa en él como algo muy, muy, pero que muy lejano.
– La cosa mas fea y maloliente del mundo. – Apoya Hidan al rubio en su frase. – Naruto, no la jodas. Quedamos que un año, y no ha pasado ni un mes y ya estás en celo detrás suya. – Estrecha la mirada y espera que se atreva a negarlo,pero no dice nada, solo saca un poco mas los morritos para fuera.
– Mirar es gratis y no incumple el trato. – Dice sin quitar los morritos de su sitio. – Un año sin tocarnos, y lo cumpliremos... eso espero. – Las dos últimas palabras las susurra mas para si mismo que para ser oído. – Pero joooooo... es que … tengo mis necesidades ¿Sabes?.- Contraataca el zorrito
– Oe, oe, si quieres descargar. – Sonríe malignamente con los ojos convertidos en una ranura y una mueca diabólica en su boca. – Estoy mas que dispuesto a sacrificarme y darte todo el amor que necesites... y si no tienes suficiente solo conmigo, le diré a Kakuzu que nos eche una mano... o cualquier otra parte del cuerpo que te haga falta.
Naruto niega furiosamente.
– No, gracias... no te lo tomes a mal, pero prefiero aguantar, je je je. – Dobla el brazo por encima de la cabeza y pone la mano en la nuca mientras ríe desquiciado para disimular, muy mal por cierto.
Sasuke se levanta de la mesa, donde ha estado la última hora mirando un montón de catálogos de bodas, marcando las cosas que le gustan o que le podrían agradar a Izuna y va a la cocina por algo fresquito. Se asoma a la cunita donde está durmiendo su bebé tranquilo y le acaricia el pelito con la punta de los dedos. Sonríe y suspira profundamente. Un bostezo abre su boca hasta el límite y se sienta con los ojos vidriosos por el gesto.
Gira la silla y se pone de cara al grupo que sigue discutiendo, bueno mas bien, Hidan y Deidara regañan a Naruto... algo habitual en ellos. Va hasta la puerta y abre a su hermano, que entra directamente al salón, y les mira un rato con la ceja alzada.
Bueno, empezaba el espectáculo.
– Hola. – Saluda al rubio con la mano en alto y pasa por su lado, dedicándole una profunda y sentida mirada que dice mucho, para darle un besito a Taka, que sigue dormido y ajeno a todo. Le revuelve el pelo a Tobi, que salta en el regazo de su madre y balbucea un par de sílabas sueltas a Itachi para saludarle y le da un besito corto también en el pelo. – ¿Qué tal va todo, enano?. – El niño alarga los dos brazos hacia él y el moreno le coge en brazos después de obtener el permiso de Deidara para hacerlo. Lo levanta por encima de la cabeza y le hace una pedorreta en la barriga, que el niño contesta carcajeando sonoramente y sacudiendo las piernecitas como si nadara en el aire.
Tobi le palmea en la cabeza para que juege y cada vez que lo hace se gana una pedorreta mas sonora que la anterior. Todos en el cuarto sonríen a los juegos de los dos.
Naruto sienta a la niña en sus muslos y le mira jugar con Tobi, sin decir nada.
Miku se lleva el dedo a la boca y Naruto le limpia la mano al instante, y coloca en el pechito del vestido el clip del chupete, que pone en su boca inmediatamente. Se levanta del sofá y deja a la niña ahí tumbada, apartándose hasta la mesa, al lado de Sasuke.
Itachi pasa por el lado contrario mirándole de reojo y toma a la bebé para ponerla en su carrito, ya listo y a la espera. Cierra la bolsa con las cosas de la niña, y la pone en su sitio en el asa del carro.
– Que guapa. – Murmura con los labios en el pelito suave y rubito de la pequeña.
– Su ropa la ha elegido Tobi. – El niño atiende al escuchar su nombre y el padre de la nena le guiña un ojo. Hidan carraspea sonoramente. – Bueno, Hidan ha comentado algo por encima también... Vaaaleee está bien, él lo eligió, Tobi dio el visto bueno. ¿Así mejor?. – El peliplata asiente contento.
Deja un calendario en la mesa, cuidando si quiera rozar a Naruto, aunque no evita mirarle de ningún modo, sonriendo dulcemente al rubio que le responde con una sonrisa igual de dulce, hasta que el gruñido de Deidara le hace dar un paso atrás y abrir la puerta.
– La semana que viene trabajo dos días mas. – Le dice señalando el calendario. – Te lo dejo apuntado para que veas si te viene bien, ¿Si?. Estaremos en casa de Pain hasta mañana, después vamos a ver a Kisame, por si me necesitas para cualquier cosa.
– No te necesita para nada, Uchiha bastardo. – Gruñe Hidan molesto. – Largo de aquí y no vuelvas en dos días. Ya me cabrea que te lleves a mi niña... no toques los cojones mas y arreando, que es gerundio.
– Vale, me rindo. – Levanta las manos en son de paz y agita una de ellas para decirle adiós a Tobi, que le responde con el mismo gesto. Naruto también levanta la mano y mueve los dedos para despedirse, pero Hidan es quien le arrea esta vez y corta la despedida de golpe.
Sasuke sonríe a su amigo, cómplice y mueve los labios solo para que le vea Naruto. " Te van a pillar" es lo que dibuja el morenito con su boca.
– Bueno yo me voy. – Dice Hidan al resto. – A ver si pillo a Kaku un rato en casa. – Va hasta la puerta. – Nos estamos viendo.
Apenas sale por la puerta, Deidara se levanta también, y recoge las cosas de Tobi para marcharse a su casa.
– Nosotros nos vamos también. – El niño agita su manita despidiéndose de los dos chicos. –Cualquier cosa que necesites, ya sabes donde encontrarme, ¿Bien?. – Besa a Naruto en la mejilla y después a Sasuke.
Cuando los jóvenes se quedan a solas, Naruto va hasta la mesa para coger el calendario que ha dejado Itachi, pero Sasuke se adelanta.
El rubito estrecha la mirada y Sasuke lo aleja de él, desplegando la hoja y mirando acusador a su amigo.
– ¿Haciendo trampas?. – Dice ladino, con una sonrisa de superioridad. – Como se enteren esos dos, suben el castigo un año mas.
– Vamos tío, no seas capullo. – Ataca el rubio. Le mira con prisa y se muerde el labio inferior, nervioso. – ¿Qué pone?.
– Que te invita a cenar el sábado en el Lirio. Tiene un par de horas libres antes de irse. – Sasuke suspira mirándole pensativo. – No creo que pase nada por que te lo pida delante de esos dos. – Se hace un silencio y parece pensarlo mejor. – Si, bueno... seguro que Hidan monta un drama o es capaz de ir con vosotros armado hasta las cejas... para matar a mi hermano como pase mas de dos segundos mirándote. – Se ríe solo de imaginarlo y bosteza de nuevo sin querer.
– ¿Otra noche en vela?. – Se preocupa el rubio por su cuñado.
– No del todo. – responde tras un nuevo bostezo. – He dormido algo, una o dos horas... creo.
– No le dejes dormir de día. – Señala con la cabeza al niño, que descansa profundamente dormido y a gustito a un metro de los chicos. – Luego por la noche no tiene sueño si lo descansa todo por el día. – Naruto le atrae por un hombro y le abraza.
Sasuke no se da cuenta de cuanto necesita ese abrazo hasta que su amigo enrosca los brazos en su cintura.
– ¿Cuando le toca comer?. – Pregunta el rubio.
– Dentro de dos horas mas o menos. – Contesta la madre mirando el reloj
– No tengo nada que hacer ahora... ve a dormir y te aviso cuando se despierte, ¿Qué te parece?
– Pues muy bien, la verdad, me parece genial. – Va arrastrando los pies hasta el sofá y se tumba en él.
El rubio ve como su amigo se duerme a los pocos segundos de tumbarse.
Está realmente cansado...
OooOooOooOooOooOooO
Justo delante suyo hay como un centenar de libros, apuntes, carpetas, hojas sueltas y pergaminos de todos los colores.
Todo lo que ha podido encontrar de Iwa y sus instalaciones está ahí, frente a él.
Kakuzu repasa una y otra vez cada hoja, cada dato, cada fecha, todo. Al final ha ordenado todo en montones, cada uno un nombre y cada grupo de hojas, en orden cronológico.
El montón de Deidara es el mas grueso con diferencia, le sigue en volumen el de Hidan.
No ha podido leerlo entero... él, acostumbrado a la maldad del ser humano en su mas cruel expresión, no ha pasado de la tercera hoja... y eso solo es del primer día de Hidan en aquel sitio... y sabe que estuvo ahí mas de ocho años... los que tardó en encontrarlo.
Kakuzu se echa hacia atrás en la silla y descansa la cabeza en el espaldar de la silla, enfocando al techo con los ojos cerrados. Suspira una docena de veces, recordando, muchos años atrás... cuando Hidan ni siquiera estaba pensado; cuando la que sería su madre, apenas era una adolescente, aprendiz de sacerdotisa al servicio del templo de Jashin. Cuando pusieron a su cuidado a esa pequeña y escandalosa mujercita de sonrisa pura.
…
La primera vez que la vio estuvo a punto de pasar de largo.
Decidió desviarse del camino principal hasta una pequeña aldea oculta entre montañas. Necesitaba reponer sus víveres para seguir la misión, y aunque esa aldeita no le gustaba, si tenía agua y comida, era suficiente para él. Le extrañó no escuchar el bullicio típico de cualquier sitio habitado a lo lejos, pero en lugar de dar la vuelta, decidió echar un vistazo.
Según se acercaba, el hedor de la sangre se hacía mas evidente. Apretó el paso, inconscientemente, sin tomar precauciones de ningún tipo.
Nadie en ninguna de las calles, y todas las puertas y ventanas abiertas. Era como si toda la aldea saliera al mismo tiempo despavorida. Se asomó al interior de una de ellas, donde una olla humeante de comida coronaba una mesa con cuatro platos a la espera de ser servidos, sin comensales.
Extrañado siguió hasta el centro de la aldea, frenando sus pasos a medida que sus ojos descifraban la escena ante él.
Toda la aldea estaba ahí.
Todos los hombres y mujeres armados; Todos muertos; excepto ella.
De pie en mitad de un mar de cadáveres sin expresión alguna en el rostro.
Solo miraba al frente, cabeza ladeada, el camisón blanco salpicado de gotitas rojas, negras...
Conecta su mirada violeta con la verde del hombre frente a ella, pero no hace nada mas, solo mirarle. No pensaba en atacarle, no esperaba que él le hiciera daño, solo estaba ahí... nada mas.
Se gira lentamente, y camina sobre los cuerpos, alejándose sin prisa alguna del sitio. Kakuzu la sigue, a una distancia prudencial, estudiando que hacer a cada paso. Se sorprende cuando la chica, apenas una pre-adolescente, entra en una casa cochambrosa. Se desnuda de un tirón y entra en la casa para tomar una prenda limpia, un vestido de una pieza, también blanco.
Camina desnuda fuera de la casa, por las calles silenciosas ateridas por el olor a muerte y se mete en la fuente de la aldea, se sumerge cabeza y todo, en el medio metro de agua que la llena.
Frota sin ganas la piel, blanca, lechosa, casi fantasmal, hasta enrojecerla por la fuerza y sale del agua sin prisa, tranquila. Kakuzu se da cuenta de que está llorando y se acerca, cauteloso, y por que no decirlo, con un deje de temor a ella. Toma el vestido entre sus dedos y lo coloca sobre su brazo para ponerlo en el cuerpo la chica. Se acerca a ella y lo desliza por su cabeza; cae delicado y se ajusta a su pequeño cuerpo.
Comparado con ella, el hombre es enorme. Tiene miedo de él, de su mirada insensible, de su tamaño, de sus armas, que asoman por encima del hombro, de sus cicatrices cosidas que puede ver a simple vista, de las lineas tatuadas en sus brazos... pero no parece ser hostil y decide fiarse de él, a si que, en un movimiento lento y calculado, alza los brazos y le agarra por el cuello. Espera, conteniendo el aliento... hasta que él pasa un brazo por debajo de sus piernas y la carga en brazos, sin preguntas, sin mentiras, sin razones.
Solo se la lleva de ese sitio sin mas. Ya habrá tiempo para las explicaciones.
Sigue con su misión sin comida ni agua, pero al menos tiene compañía, silenciosa y asustada compañía.
Su objetivo, el templo de Jashin, apartado de todo núcleo habitado. Debe informar al dios de sus avances, de las visitas que ha hecho a templos de otros países y su situación. Descansará un par de días y volverá a su misión. Muy bien pagada, el dinero siempre lo mas importante, por supuesto.
En cuanto entró en el templo se dio cuenta de que él la había elegido. Solo se miraron unos pocos segundos, y no hizo falta nada mas. La acogió bajo su cuidado de forma inmediata.
Y ella aceptó no solo sus cuidados, alimentos y ropa, también su credo de forma entusiasta y aceptó de buen grado, convertirse en una de las aprendices de sacerdotisa que poblaban el gran templo principal.
* Un año después:
– ¡ Oh, vamos! No necesito un guardián. – Se queja sin mucho éxito la chica.
– Mi señora, por favor. Sabemos que no necesita escolta, pero Jashin estará mas tranquilo sabiendo que se encuentra a salvo en todo momento. – Se queja el pequeño subordinado, que lleva batallando ahí demasiado tiempo, para su gusto.
– Soy inmortal. – Puntualiza solemne.
– Pero no inmune al dolor. – Responde Kakuzu desde las sombras. – ¿O me equivoco, mi señora?. – La chica compone una mueca de fastidio en su cara pero le da la razón al moreno con la cabeza. – Permítame cuidar de usted, no se arrepentirá.
– Está bien. Toleraré tu presencia siempre que me entretengas. – Kakuzu sonríe haciendo que las costuras en la comisura de sus labios se tensen en el gesto. La chica le devuelve la sonrisa divertida acariciando su abultado vientre de embarazada con la mano abierta sobre las ropas ceremoniales que la cubren por completo. – ¡Hale!, ya puedes ir al templo principal y decirle a mi marido que has entregado su perrito y que estoy satisfecha con su regalo.
El mensajero se inclina en una profunda reverencia y abandona el templo de mármol blanco a pequeños pasos, pero con prisa. Esta harto de esa panda de locos peligrosos.
– ¿Y bien?, Ya te saliste con la tuya, ya has conseguido que Jashin te mande conmigo, ¿No?. – Pregunta al tiempo que se sienta con dificultad en el mullido mueble que corona el templo de culto a Jashin del que ella se ocupa, obligada por su esposo.
Kakuzu niega apenado.
– Jashin está reuniendo a todos los seguidores en el templo principal para darles la noticia. – Kakuzu levanta la vista desde su posición, rodilla en el suelo, pero sin alzar nada mas que la cabeza. – Cuando todos hayan llegado comenzará el ritual. La ayudaré a prepararse, no se preocupe por nada.
– ...ya. – Le mira con un deje de burla en sus violetas ojos. Pasa una mano por la nuca, haciendo que su largo cabello blanco oscile antes de caer a su espalda y enroscarse en el suelo. – No me preocupa en absoluto tener que dar a luz delante de unos cuantos desconocidos...
– Cuidaré de usted, para eso estoy aquí.
– Si bueno, no te ofendas, pero eres peor que todos ellos.
– No me diga eso,mi señora, o hará que me enfade en serio. – Estrecha la mirada molesto. – Considérese afortunada, va a alumbrar al heredero directo de nuestro dios, es un honor que muy pocas personas pueden disfrutar.
– Y me siento agradecida, en serio. Pero no tiene por que gustarme hacerlo delante de todo el mundo como si fuera un espectáculo. ¿No?.
– Todos tienen que ser testigos de que el hijo de Jashin sale de vuestras entrañas, si lo hiciera en privado, alguien podría pensar que es un engaño. De este modo no habrá lugar a ninguna duda. – Recita solemne como si lo llevara ensayando varios días.
– Uff, está bien. – Se rinde al fin. ¿Qué tal tu viaje?. – Pregunta para matar el tiempo.
– Agradable, gracias por preguntar. – Hace una reverencia leve y la mira de nuevo. – ¿Habéis pensado un nombre para el pequeño?. – Comenta, intrigado.
– Hidan. – Levanta la frente orgullosa. – Me gusta como suena, fuerte, contundente. Un nombre de líder. Jashin estará orgulloso de su hijo, al igual que yo ya lo estoy de él. – Mira hacia abajo y no puede evitar sonreír dulcemente.
Kakuzu la contempla un rato, pensando que aún es demasiado niña para eso, pero no puede decirlo en voz alta, es un pensamiento que se queda para sí mismo. Aún se pregunta en que estaba pensando Jashin cuando tomó a esa pequeña y menuda chiquilla... le parecía tan poquita cosa, tan frágil... lo único que tenía era su orgullo, su ciega devoción en el hombre que, convertido en dios por sus seguidores, había hecho de su cuerpo el alojamiento para su heredero y una belleza exótica que rozaba lo divino.
Para alguien que no la hubiese visto nunca, era imposible contemplarla sin quedarse con la boca abierta unos segundos.
Pequeña y delgadita. Piel lechosa, blanquecina, de labios y pezones sonrosados y pequeños. Cabellos plateados, rozando el blanco, largo, lacio y brillante; incluso sus cejas y pestañas eran de ese color inusual para alguien tan joven, en apariencia.
Sus ojos, de un violeta vibrante, habían visto muchos años pasar ante ella, pero el don de la inmortalidad, también la dotaba de un aspecto juvenil y lozano.
Digna de un dios.
…
Hidan asoma por la ranura que deja la puerta abierta y sonríe sacando la lengua.
– ¿Te has divertido?. – Pregunta el mayor con tono gracioso.
– No tanto como me gustaría, no te creas. – Responde medio molesto. – Naruto es un blandito de cojones, si no estuviéramos en medio, se lo estaría follando como una perra en celo; me pone enfermo, de verdad. Si no fuera por la nena le habría dado una paliza y el Uchiha bastardo ni se corta, el muy... arghhh, me dan ganas de darles una patada en el culo a los dos... – Gruñe molesto y se gira para marcharse. – me voy a dormir un rato.
Kakuzu asiente con una sonrisa. Sabe que está preocupado por Naruto y por eso se enfada, es tan adorable.
Pasa unos minutos mas repasando los documentos y al final sale del cuarto para comer algo. Se asegura de cerrar bien la puerta, y al pasar por el cuarto se aventura a meter la nariz a mirar.
La cama sigue perfectamente hecha, como la dejó él mismo por la mañana temprano. Rodea la cama y ahí está, tendido en el suelo, con la frente apoyada en la pared y las rodillas a la altura del pecho, agarradas con los brazos tensos, ateridos.
Está profundamente dormido.
Kakuzu niega con la cabeza y sale sin hacer ruido, tiene hambre.
Piensa en Hidan y en que se tiene que terminar ya. Esa situación ha llegado demasiado lejos.
Hasta ahora no ha intervenido, solo le ha servido de hombro cuando el peliplata lo ha necesitado, eso se acabó.
Va a tomar cartas en el asunto de inmediato.
¿Qué tal gentecilla?
Buenooo pues aquí estamos de nuevo, ¿Nee? Por fin tengo lo suficiente para ir subiendo jejeje
Gracias de antemano por vuestro apoyo y quien esperaba esto, adelante, pasa hasta la cocina.
Para las que empezáis a leer, ánimo: antes de este episodio hay 37... 7 de la primera temporada y 30 de la segunda. Que nos eche para atrás el volumen, hay de todo en ellos. Romance, drama, lemon, mpreg, de todo...
Feliz lectura.
Besitos y mordiskitos
Shiga san.
