Esta historia fue inspirada por otro fanfic que lei, pero va a ser bastante diferente al que lei.

Bueno, los personajes son todos (bueno, casi todos, a decir verdad) propiedad de J.K Rowling.

Ana saludó a Caryn, su mejor amiga. Viernes a la tarde, por fin. No tendrían clases por dos días. Dos dias que gastaría durmiendo, probablemente.

-Te llamo Car, ¡chau!-saludó a su amiga mientras caminaban hacia lados opuestos. Acababan de terminar la jornada en la escuela y no podían esperar a estar en la comodidad de sus casas.

No vivía muy lejos, en realidad. Si el tráfico no era demasiado, podía llegar en 10 minutos. Pero no es que Ana vaya a su casa en auto. Ella caminaba hasta su casa, y la única razón por la cual el tráfico la demoraba era que tenía que cruzar una avenida bastante transitada a la hora que ella salía del colegio.

Jamás había pasado nada allí de todas maneras. Su mamá simplemente exageraba.

Llegó a la avenida de una vez. Cuando la cruzara, solo serían 3 cuadras más. Sonrió de anticipación. Un hombre y una mujer esperaban para cruzar. Ana se paró a su lado y esperó. De pronto se dió cuenta que los otros dos ya habían empezado a cruzar y lo hizo también.

Luces. Eso no era para nada extraño. Había una ley que decía que aun de día los autos tenían que tener las luces prendidas, y aun así, ¿por qué se sentía con miedo?. Y las luces, ¿no estaban un tanto separadas?

Cuándo el auto que se pasó la luz roja frenó había sido muy tarde. Ana yacía inconsciente en el suelo.

"¿Dónde estoy?"

Ana sentía sabanas suaves todo alrededor. Estaba muy calentita ahi, y la pregunta que acababa de preguntarse mentalmente se borró. Realmente no le importaba.

"¿QUIÉN ES EL DESGRACIADO QUE NO PARA DE GRITAR?"

Ana abrió un ojo, y, al ver la oscuridad casi completa que inundaba el cuarto, no temió en abrir el otro. Se apoyó en uno de sus codos y se movió un poco de manera de quedar sentada.

-¿De dónde sale todo el ruido, y griterío...?-Ana ya estaba demasiado despierta para dormirse, y realmente no le importaba. El griterío sonaba serio, y podrían estar hablandole a ella, por todo lo que sabía. Pero gritaba un hombre, asique no era su madre tratando de levantarla.

"Voy a matar al hombre que acaba de hacer que me tenga que levantar"

Se movió hasta el borde de la cama. Tiró sus piernas hacia afuera y se dió cuenta del frío que hacía afuera, comparándolo con la cama calentita. Estaba completamente vestida, pero con el uniforme, y la pollera escosesa del colegio no era abrigo alguno.

Recordó la cantidad de veces que se había quejado de eso con el director del colegio, pero para nada había funcionado. El pervertido debía disfrutar viendo a colegialas en polleras. Hijo de puta. Ana una vez había sido amonestada por gritarle al director que él debería tener que ir algún dia al trabajo en pollera a ver cuánto le gustaba, y después lo llamó un gran número de insultos. Ana estaba bastante segura que la habían amonestado por los insultos, más que por lo otro.

Sus pies no tocaban el piso mientras estaba sentada en la cama. Se fue caminando hacia la puerta. Ana le agradeció a Dios que tenía zapatos puestos, ya que el piso probablemente estaba frío. Odiaba tener los pies fríos. De hecho, no se sentía de ninguna manera el piso. Ana miró hacia sus pies.

De alguna manera, estaba flotando. La agarró con la guardia baja. Acababa de dormir y no se esperaba algo asi. De hecho, pensó que sería cómo en los dibujos animados. Pensó que ahora caería los pocos centimetros que la separaban del piso, pero no sucedió.

Comprobó algo. Podía flotar hacia arriba si lo deseaba. No requería mucho esfuerzo mental o físico, realmente. Enseguida empezó a disfrutar de eso, y flotaba justo debajo del techo. Mientras lo hacía, se decidió en algo.

"Estoy soñando"

Tenía que ser un sueño. ¿De qué otra manera estaría flotando? De pronto, se dió cuenta de otra cosa.

"Si esto es un sueño, entonces puedo hacer lo que yo quiera"

Según todos los expertos psicólogos, de todas maneras. Ana sabía de lo que hablaba. Ella quería ser una psicóloga. Quería estudiar reacciones del subconsciente del ser humano, y cosas locas como esas.

Amaba leer revistas de psicología. Era una lástima que no tuviera con quién compartir lo que aprendía de ellas. No había ningún psicólogo en su familia, y ninguna de sus amigas quería ser una psicologa. Lo más cercano que conocía era la consejera del colegio, y ella no se acercaba a la rama de psicología que interesaba a ella.

-Veamos qué tan acertada está la psicología moderna...-Ana flotó hasta la pared mas cercana y pasó su mano através de esta. Después se animó a pasar entera.

Podía ver desde dónde estaba que era de noche a través de una ventana. Por suerte, no había salido por dónde estaba el hombre gritando. Eso hubiera sido muy incómodo, sueño o no. Quería divertirse un poco sola antes de tener que enfrentarse con cualquier personaje de su mente.

Bajó al piso. Pasó por algunos pasillos caminando tranquilamente. Podía atravesar las paredes y flotar, pero no le interesaba hacerlo ahora mismo. Unas puertas grandes apelaron a la curiosidad de Ana. No se escuchaba ningún sonido del otro lado de la puerta, pero, extrañamente, le parecía muy conocido a Ana.

"Bueno, no debería ser tan extraño. Después de todo, ésta ES mi mente"

-¡Usted!-una voz masculina bastante grave gritó detrás de ella. Ana se dió vuelta y caminó hacia atrás instintivamente.

Mala idea. Detrás de Ana había una armadura, y al chocarla, la armadura le mordió la mano. Y no paró de morderle la mano.

-¡MIERDA!-gritó Ana. Aunque realmente no le dolía tanto. El hombre que le acababa de gritar se acercó, casi corriendo.

La armadura seguía sin soltar la mano de Ana. Ana sentía cómo si su mano le picara un poco. Y después la sentía como si agujas le fueran clavadas, pero no duró mucho. El hombre no tardó en hacer a la armadura dejar de moderla. El hombre le empezó a examinar la mano.

-¿Qué hace fuera de su Sala Común?-el hombre le preguntó-¡¿Y QUÉ EN EL NOMBRE DE DIOS ES LO QUE ESTÁ USANDO?!

Los ojos de Ana se agrandaron. Ya sabía de dónde conocía a ese hombre. ¡EN SU SUEÑO ESTABA EN HOGWARTS!

-¡Sevvie!-Severus Snape la miró a los ojos. Los ojos azules medio turquesas de Ana moviendose como si estuvieran cargados con electricidad miraban a los ojos negros de Snape.

-¿Qué me acaba de llamar...?-Snape no lo podía creer.

-Sevvie, no me digas que no reconoces tu apodo-Snape sacó su varita. Su cara demostrando odio completo y supremo-¿no te gusta que te digan así?-le preguntó con toda la inocencia del mundo Ana.

-Stupe...-pero Snape no llegó a terminar su hechizo.

-¡No hace falta que nos pongamos violentos, Sevvie!-Ana pegó un salto y empezó a flotar por encima del profesor. Ana atravesó algunas paredes para poner distancia entre ella y el profesor. No le gustaba nada cómo estaba maldiciendo.

"Idiota" Ana pensó.

-Bueno, puedo hacer montones de cosas-se dijo, felizmente, una vez que estaba lo suficientemente lejos.

Ana se divirtió de lo lindo. Flotó por el Comedor, y después, fue a flotar por los terrenos. El problema fue que todo se volvió borroso de pronto