Hola! hace unas dos semanas comencé esta fic y la verdad, pensé bastante si hacerlo de un capitulo o varios...Creo que la mejor opción fue dividirlo así que acá les subo el primer capítulo. Dentro de los próximos días colocaré el siguiente :)
Ningún personaje de Inuyasha me pertenece! Son creación de Rumiko Takahashi.
-Será mejor que me apresure, o se preocupará.- Una muchacha de cabello oscuro, ojos castaños y tez blanca se encontraba arrodillada recogiendo hierbas medicinales en el bosque. Aparentaba unos 20 años y su belleza era abrumadora.
- Con estas bastará.- El sol resplandecía en su posición más alta, el calor era abrumador y los animales que normalmente revoloteaban a los alrededores, se encontraban refugiados en las sombras que proyectaban los árboles. La muchacha, que antes se encontraba arrodillada, se levantó tranquilamente procurando no dejar caer el montón de hierbas que tenía depositadas en su regazo. Al estirar su cuerpo, su hermoso kimono se pudo apreciar: de fondo amarillo suave y con bellas aves multicolor estampadas; era como si poseyera un brillo propio. Con la mano que tenía libre, se acomodó su largo cabello liso, el cual estaba adornado simplemente con un moño recogiéndolo un poco a su costado izquierdo. Los demás mechones caían libre por su espalda, hasta llegar casi a sus muslos. Una vez lista, se dispuso emprender el viaje de regreso a la aldea.
La verdad era que el camino de vuelta no era muy largo y además estaba marcado, pero ella siempre se demoraba intencionalmente al recrearse viendo los seres que poblaban su tan conocido bosque. Aprovechaba esos instantes para pensar y hacer volar tranquila su mente. Conocía ese lugar como la palma de su mano. Había hecho ese camino un millar de veces desde el día en que Sesshomaru la dejó a cargo de la anciana Kaede...pero eso había sido hace muchos años, cuando aún era pequeña.
Una sonrisa iluminó su rostro al recordar a su señor. A pesar que no lo viera muy a menudo y por cortos instantes, el cariño que tenía por él cuando pequeña no había aminorado: había crecido.
El Daiyokai siempre estaba atento a ella y, a pesar de que a la muchacha no los pidiese, siempre le traía regalos preciosos. Si alguien externo a la aldea la hubiese visto con los kimonos que constantemente le traía Sesshomaru, sin duda hubiera pensado que se trataba de una princesa.
- Me pregunto cuándo volveré a ver al Señor Sesshomaru.- Pensó el voz alta, mientras retornaba lentamente a la aldea. La última visita del demonio había sido hace aproximadamente un mes y no dejaba de darle vueltas por su cabeza. Si, había sido algo extraña aquella ocasión.
(Flash Back)
-Rin.- Un Daiyokai de pelo plateado, ojos dorados y una luna en la frente apareció frente a la cabaña que compartía la chica con la anciana Kaede. Rin no se había percatado de su presencia ya que se encontraba moliendo hierbas en las afueras de la cabaña.
-¡Señor Sesshomaru!- Exclamó ante esa voz tan conocida y querida, dejando su quehacer tirado.
-¡Hola Rin! Veo que cada vez estas más grande y hermosa.- Un pequeño youkai verde había aparecido tras Sesshomaru y la observaba sonriente.
- ¡Señor Jaken, que gusto verlo!.-
- No tengo mucho tiempo, Rin.- La mirada de Rin se ensombreció un poco al escuchar esto provenir de Sesshomaru. Hace ya tiempo que las visitas del Daiyokai eran mucho más breve que antes, reduciéndose ahora casi a un mero saludo y despedida. Sentía como si su Señor volviese a verla sólo por obligación, y que su compañía ya no era de su agrado. Bueno, realmente, Sesshomaru nunca le expresó con palabras que gustaba la compañía de ella, pero a ella le gustaba pensar que así era debido a las atenciones y preocupación que él mostraba con ella.
Después de haber pasado tanto tiempo cuando pequeña junto a aquellos viajeros, había aprendido a comprender a su señor, a pesar de que éste fuera de pocas palabras. Pero ahora...ya no estaba segura. Pasaba tan poco tiempo con él, que sentía que su querido señor Sesshomaru se alejaba cada vez mas de ella.
A pesar de todo, su cariño seguía incrementando, alimentado por sus continuos pensamientos y sueños que tenía con el Daiyokai. Su imaginación hacía crecer ese sentimiento.
- Pero...¿Por qué tan poco?- Le preguntó triste la muchacha, poniéndose de pie, dejando ver su esbelta silueta que, hace ya tiempo, había dejado de ser como la de una niña para convertirse en la silueta de una mujer.
- Sólo vengo a saludarte y a traerte tu regalo de cumpleaños, Rin...- Depositó apresuradamente un paquete en las manos de la mujer y fijó la vista en el horizonte rápidamente debido a que el repentino movimiento de Rin lo había puesto incómodo, por el hecho de fijarse en sus curvas.
- Humm, gracias señor Sesshomaru.- Respondió la muchacha, tomando con cuidado el regalo.
Quizás era su oportunidad, hace tiempo que quería pasar un largo rato junto a ese hombre, lo necesitaba y extrañaba
- ¿Por qué no me deja pasar la tarde con usted? Después de todo, es mi cumpleaños... me haría muy feliz. - No perdía nada con intentarlo.
Los ojos del Daiyokai se abrieron más de lo usual, mirando impresionado a la chica. ¿Qué le estaba pasando últimamente? ¿Por qué rehuía de la compañía de ella?. Cerró los ojos, resignado...algo dentro de sí le decía que no podría rechazar esa petición.
- Esta bien...- Escucho los aplausos y risas de la mujer y Jaken. Sonrió para sus adentros.- Pero sólo por esta vez.-
-¡Sí!- Escuchó que respondía su protegida y, aún con los ojos cerrados, sintió como unas cálidas manos lo tomaban de las suyas y lo impulsaban dentro de la cabaña, haciéndolo temblar.
Rin se esmeraba preparando la comida. No sabía para qué, si él no se servía de la comida de humanos...pero sabía, en el fondo de su alma, que con tal de no herir los sentimientos de aquella mujer comería lo que fuera. Además, veía a Jaken saborearse feliz mientras ayudaba a Rin en los preparativos. La anciana Kaede no se encontraba. Estaba en la aldea, atendiendo una extraña peste que estaba afectando a los aldeanos y Kagome, la esposa de Inuyasha, la había acompañado. Esta vez la anciana no solicitó la ayuda de Rin y la dejó en la cabaña, preparando más medicina para los aldeanos.
Sesshomaru había ido al lugar con un solo propósito. Lo había planeado durante mucho tiempo y el cumpleaños número 20 de Rin había llegado. Pero...al llegar al lugar no se sintió preparado ¡No podía decirlo! ¡Lo había planeado durante tanto tiempo y ahora, que estaba frente a ella, no se atrevía! ¡Qué demonios le pasaba, si sólo era consultarle si quería volver a viajar con ellos! Bueno..."...volver a viajar conmigo."
Ésa había sido la promesa que le había hecho cuando ella aún era pequeña y tenía claro que Rin no la había olvidado. En el momento preciso, ella podría elegir si quedarse con los humanos o volver con él. Más, sin embargo, la mujer nunca tocaba el tema.
Era el momento...¡Para eso había venido! "Tonto" se repetía una y otra vez a sí mismo. ¿Acaso tenía miedo que la respuesta fuera que se quedaría en la aldea?. Ante semejante idea, su cara se tensó...Ese temor significaba que...¿Era posible? "Estas pensando estupideces, Sesshomaru. No es posible que tu estés...¿De una humana? No, definitivamente no". Y acto siguiente, intentó alejar esos pensamientos de su mente.
Intentaba negar, hace mucho tiempo, unos sentimientos que habían aflorado en su interior al ver a Rin convertirse en una mujer. Su orgullo era el responsable de negarlos, pero le estaba costando un enorme esfuerzo...Esa muchacha lo cautivaba de manera especial.
Tendría que esperar un tiempo más para aclarar su cabeza, poner sus ¿sentimientos, pensamientos? en orden y volver para cumplir su promesa en otra ocasión, ya que ahora no se atrevía preguntarle a la pequeña...no, a la mujer, si quería volver con él...o sea, ellos. "Sesshomaru, que te está pasando".
Era, justamente debido a estos confusos pensamientos que cruzaban su mente cuando se encontraba junto a Rin, que había acortado el tiempo de sus visitas creyendo que así se olvidaría de esas cosas, volviendo a ser el indiferente, frío e implacable Sesshomaru. ¡Graso error! Eso, definitivamente, no estaba funcionando.
-¡La comida está lista!.- Sin darse cuenta, debido a su batalla interior, Rin le había servido un plato de comida que de buena gana deglutió, sólo para ver la sonrisa de aquella mujer.
Sesshomaru el resto de la tarde no pudo quitarle los ojos de encima a Rin...y la muchacha, obviamente, no dejó pasar este detalle; dando paso a una serie de posibles explicaciones. ¿Estaría enojado con ella? ¿Planearía llevarla a otro sitio, con otras personas? ¿Quería decirle algo? ¿Tenía algo pintado en la cara? ¿Estaba él enamo...? No, imposible. "Jaja jaja, No seas tonta Rin. Es el gran Sesshomaru y nunca se fijaría en una chica como tú. Confórmate con que aún te viene a ver..."
...
- ¡Visíteme pronto, Señor Sesshomaru!.- Le gritaba la pequeña, agitando la mano, cuando el Daiyokai se alejaba de la aldea junto con Jaken.
- Amo bonito...-
- Que quieres, Jaken.-
- ¿No cree que la pequeña Rin está cada día más bonita?.- El pequeño youkai preguntó esto con cierto deje de malicia, al percatarse al igual que Rin, que su amo no despegó ojo de la mujer en toda la tarde. El Daiyokai le dirigió una mirada penetrante a Jaken, el cual se arrepintió de inmediato de haber hecho semejante pregunta.
- Jaken.-
-¡Ay! Discúlpeme amo bonito...-
- No sé de qué me hablas.- Y sin más palabras sobre aquella tarde, los demonios continuaron su caminata, sin saber el día en que volverían a ver a la pequeña Rin.
(Fin FlashBack)
Rin sonrió recordando aquella visita. Que Sesshomaru no le quitara la vista de encima había hecho nacer en ella cierta esperanza. Había llegado a pensar que su señor se había olvidado de la promesa que le hizo cuando pequeña y, por temor a hacerlo enfadar, nunca le había tocado el tema. Pero la última visita, su esperanza renació. Había notado que Sesshomaru quería decirle algo, pero no se atrevió. ¿Por qué? No lo sabía, pero el hecho de que no le quitara la vista de encima y se mostrase tan...distinto...la había puesto feliz. Estaba segura que su señor no se había olvidado de la promesa, y había despertado en ella la ilusión de que pronto la cumpliría.
Obviamente, no pensaría dos veces la respuesta.
- Que sea pronto, por favor.- Pensó en voz alta, siguiendo su camino. Su mayor deseo era estar junto a Sesshomaru. Ahora, que había crecido, ya no lo veía como su protector. Un nuevo sentimiento había nacido en ella y lo mantenía en secreto. Sabía que, probablemente, estaba loca al sentir algo así por él. "...jamás serás correspondida." pensaba para sus adentros. Pero se conformaría sólo con acompañarlo y estar a su lado, guardando fielmente sus sentimientos. Sería la mujer más feliz de la tierra si su señor le permitía volver a su lado. Con tal de ver ese rostro todos los días, haría cualquier cosa.
Se sonrojó ante estos pensamientos y sacudió su cabeza, apresurando el paso hacia la aldea.
- La señora Kaede debe estar esperando estas hierbas...-
Avanzó unos minutos más hasta que divisó el poblado, ya estaba cerca. Pero había algo extraño, muchos hombres armados y a caballo se encontraban en las afueras de la aldea, al parecer descansando. Pensó que se trataba de un batallón que se encontraba de viaje, ya que no había ambiente hostil. Divisó a Inuyasha conversando con los hombres así que decidió acercarse.
Al hacerlo, los hombres desconocidos le hicieron una reverencia. "Aquí qué está pasando...?"
- Señor Inuyasha...¿Qué está sucediendo?-
- Nada importante Rin.- Le dirigió una mirada preocupada a la muchacha, como si supiese algo que ella no.- Un terrateniente está de visita en la aldea, esto es todo.-
- Oh, ya veo...entonces si no hay de qué preocuparse, volveré con la señora Kaede.-
- Rin...- La llamó el hanyou.-
-¿Si?.-
- Em...no, nada.- Qué extraño. ¿Qué le había querido decir? Sin más preámbulos, se dio media vuelta y caminó directo a la cabaña.
Cuando llegó, pudo apreciar un bello caballo reposando fuera de su hogar. O lo que había sido su hogar estos últimos años. El animal estaba muy bien cuidado, su montura se notaba de gran calidad y denotaba un cuidado especial. "De quién será..."
Llegó frente al lienzo de entrada y se acomodó su kimono antes de entrar. Luego de sacudir sus pies, ingresó. Se sorprendió al ver acompañada a la anciana. Un joven que aparentaba su edad estaba sentado junto a Kaede alrededor del fogón. Por sus ostentosas vestimentas era lógico que era dueño de aquel caballo. El chico vestía una resplandeciente armadura, recubriendo su cuerpo con exquisitas telas. Su cabello era castaño, y le bajaba hasta los hombros. Su piel era tersa, perfecta. Y sus ojos...eran de un extraño color esmeralda. A Rin le llamó mucho la atención. El muchacho no dejaba de ser atractivo..."pero nadie le gana al Señor Sesshomaru." Fue lo que cruzó su mente.
Dejó las hierbas en un rincón de la habitación y se sentó junto a la anciana.
- Rin, por fin has llegado.- La mujer se mostraba seria, como si estuviese pensando mucho.-
- Espero no haber demorado mucho señora Kaede...-
Miró a aquel joven, el cual le devolvía una mirada profunda, adornando su cara con una suave sonrisa. ¿Quién sería? Y lo más importante...¿Porqué estaría aquí?.
-Rin, déjame presentarte a...- Pero Kaede no pudo terminar la frase, el muchacho se adelantó.
- No se moleste, señora Kaede. Señorita Rin, mi nombre es Ryuji Mitsuharu. Terrateniente en las tierras del norte. He venido, especialmente, para pedir su mano en matrimonio.- El joven se inclinó, haciendo una reverencia, tomando la mano de la muchacha. Le dedicó una seductora sonrisa y luego agregó- No me iré con una respuesta negativa. La señora Kaede me insistió mucho en que mi petición sería rechazada pero no me daré por vencido.-
¿Que había dicho? ¿Qué quería pedir su mano? ¡No se casaría! Eso jamás sucedería, sólo había un hombre al que sería capaz de entregarle su vida y su corazón; y no era ese tal Ryuji. De hecho, aquel ser que estaba en su mente no era ni siquiera un humano.
"NI EN SUEÑOS" Este chico estaba loco...¡Loco!
¿Qué hará Rin? ¿Qué pasará con Sesshomaru? ¿Hasta dónde puede llegar este tal Ryuji con tal de tener a Rin? Todo en el próximo capitulo!
