Los personajes son creación originales de Yumiko Takahashi, los pido prestados sin fines de lucro.
Ichizoku
(Clan)
Por Tlacuilo
La cordillera montañosa era coronada por las nubes, mas no por eso el clima en el lugar era frio o por lo menos no lo era para el clan de Yôkai perro. Sessōmaru el Dai- Yôkai de este, observaba la planicie acompañado de sus más allegados guerreros y consejeros.
–Mi padre no pudo terminar de hacer las alianzas…
–No mi lord y dejó… –el informante se quedó callado por temor a molestar al Yôkai.
–¿Qué pasa?
El murmullo entre los presentes empezó a molestar al de cabello plata, más a este no se le notaba puesto que su rostro rara vez cambiaba de expresión.
Fue Naraku, su capitán más aguerrido, el que se lanzó a expresar lo que sucedía.
–Mi lord, su padre, dejó… un Hanyō…
–…
Sessōmaru no respondió, más se cruzó de brazos y su hermoso ceño se frunció solo un poco.
–¿Con esa humana?
Preguntó y el despreció que colocó en la palabra humana fue clara. Naraku asintió sintiendo también el desprecio alcanzarlo, pues él era un Hanyō hijo de un Yôkai perro con un humano.
–Si mi lord.
Sessōmaru ignoró la frase y regresó a su salón de audiencias, seguido por su sequito.
–En todo caso, ni ella ni ese hanyō son de mi incumbencia.
El grupo no agregó más de ese tema y optaron por cambiarlo.
–Tenemos que pedir una reunión con el clan de los Ōnoki*, si mi padre no logró hacer esa alianza, me toca a mí realizarla.
–Pero mi lord, no son muchos y son tan… montaraces que… –se oponía uno de los del consejo.
–Nunca desprecies aliados, sean como sean –explicó el de cabello plata.
La reunión continuó, más uno de ellos sintió que no podía guardar silencio. Retomó el tema prohibido…
–Mi lord, el niño del que le hablamos antes… se quedó solo, la madre murió salvándolo ya que por ser hijo de quien es, deseaban matarlo.
–Naraku, ya di por zanjado ese tema.
Terminó el de ojos ambarinos. Sessōmaru avanzó y advirtió:
–Voy a mis habitaciones que nadie me moleste. Saldremos mañana al bosque para hablar con el rīdā** de los lobos.
Los del conejo asintieron y se retiraron. El pelinegro mencionado negó y dejando al grupo se retiró saliendo del castillo. Se dirigió a donde los rumores decían estaba el pequeño de dos años. Naraku no era un guerrero piadoso, sin embargo esta ocasión se identificaba con esa situación y si él tuvo a Inu-no-Taisho que le ayudó cuando quedó huérfano, podía pagar ese favor ahora salvando al bebé.
La distancia era de un día, mas confiaba en que su señor no lo buscase.
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InuYasha se acercó al bosque y trató de no ser encontrado por lo aldeanos furiosos, no era su intención haber tomado es pescado, mas tenía hambre y en su pequeña mente infantil trató de alimentarse a como diera lugar, El pequeño se escondió en el hueco de un árbol y ahí sacó su preciado tesoro empezando a devorarlo, pero evitando ahogarse con las espinas.
Como si el cielo estuviera a su favor una tormenta de desató y sus perseguidores no pudieron seguir en su busca. El niño de cabello plata, refugiado en ese hueco seco, se quedó dormido.
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Sessōmaru notó la tormenta y se acercó a la ventana de su habitación. La chimenea estaba encendida y su tálamo listo, más se preguntaba si debía hacer algo por el bastardo que había dejado su padre, pues en todo caso este no engañó a su madre, ella tenía años de haber muerto y lógico que Inu-no-Taisho no se quedaría solo tanto tiempo, más lo que no entendía el joven lord fue ¿por qué su padre no había hecho las cosas bien? casándose con alguien de su Ichizoku o de otro Ichizoku de Yôkai.
El joven Lord regresó a su cama y se sentó sacándose la armadura y quedándose solo con la ropa puesta.
Jaken tocó y entró a la habitación.
–Mi lord, desea algo de comer.
–No por el momento, retírate Jaken.
–Si mi señor.
El Yôkai se recostó y tardó de descansar, sintiéndose algo inquieto como si presintiera algo.
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La tormenta arreció, los truenos y viento asustaban al pequeño, sin embargo no se decidía a dejar su inseguro refugio. Se apretujó en su hitoe*** y se dispuso a descansar…
Estaba quedándose dormido cuando sintió que lo sacaban de su refugio violentamente, sintiéndose jalado, se aferró a las raíces del árbol y pataleó con fuerza logrando derribar a varios de sus agresores.
–¡Maldito yôkai te mataremos por ladrón!
Sintió como los golpes empezaban y solo atinó a cubrirse como podía con sus manos. Concibió como su furia se incrementaba, sus colmillos asomaron y sus ojos se pusieron rojos, más los atacantes eran muchos y el solo un bebé de dos años. Y lo aldeanos llevaban hasta perros de caza. InuYasha consideró que sus fuerzas lo abandonaban y creyó que se reuniría con su madre…
Naraku llegó en ese instante y lanzó a varios hombres contra los árboles, sus colmillo asomaron amenazadores.
–¡Aléjense de él!
Gruñó. Los aldeanos se retiraron temerosos y Naraku fue hasta el niño, que se hizo bolita tratando de cubrirse.
–Tranquilo no temas…
El de coleta se inclinó y movió al niño, este lo vio por entre sus ojos hinchados.
–Oh…
Naraku negó. El niño cayó desmayado y lo cargó iniciando su vuelo de regreso al palacio del Dai-Yōkai.
El hanyō pelinegro miró al pequeño en sus brazos y sonrió.
–No, no eres de facciones finas como tu hermano, pero si te pareces a Inu-no-Taisho. Si no te aceptan no podré hacer mucho…
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Era medio día cuando Sessōmaru escuchó las exclamaciones y salió al pasillo.
–¡Lord Sessōmaru!
–¿Qué sucede Jaken? deja de gritar.
–¡Lord… ese hanyō lo hizo...!
Sessōmaru ignoró al yôkai sapo y caminó hasta donde los murmullos se escuchaban. Naraku se hincó y en sus brazos llevaba a InuYasha. El Dai-Yōkai miró a su súbdito y a lo que parecía un infante llevado por este.
–Naraku…
–Mi lord. Perdóneme, pero no pude dejarlo a su suerte… yo se lo debía a su padre…
–Cállate –ordenó el yôkai de cabello plateado.
Los presentes se removieron temeroso y temblaron, pues si bien la furia de su señor era tan fría como el mismo invierno era muy peligrosa y asesina.
–Me desobedeciste.
El castigo fue tajante y Naraku cayó herido por un golpe de las garras de su Lord, más a pesar de eso, el niño –como todos creyeron que sucedería– no salió herido.
Naraku se incorporó un poco, sintiendo el veneno de Sessōmaru ingresando en su cuerpo, más aun rogó…
–Mi Lord… por favor… permítale quedarse…
–¿Por qué te interesa? Es mejor dejarle a su suerte y que muera si no se sabe valer por sí mismo.
–Podría… podría ser un buen soldado…
–Como tú, que solo para eso sirves siendo un hanyō. Míralo herido por simples humanos…
Sessōmaru salió del lugar.
–Ambos solo son cosas para reemplazarse, por ese motivo… se quedaran.
Ambos mestizos se quedaron solos sin que nadie le ayudara y Naraku se levantó con mucho trabajo. Cargó de nuevo al pequeño niño y murmuró.
–Creo que lo logramos.
…
*Ōnoki: Demonio lobo.
**Rīdā: Líder. (Fuente, traductor Google)
*Hitoe: El Hitoe es una toga desalineada, tradicionalmente esta tampoco es un kurenai (naranja-rojo) o rara vez un color verde pálido. Los tejidos de los lados no son cerrados, y las mangas particularmente están tejidas al cuerpo.
Su Hakama y su Hitoe están hechos de la Tela de la Rata de Fuego. Estos son el tipo de hakama llamados Sashinuki en donde las piernas son divididas como esos pantalones y reunidos en los tobillos.
Mi primer fic en este fandom, espero que les guste.
Gracias a mi beta Pithizz Potter Malfoy.
