Dolor en el Amor
Siempre había sido el demonio de su hermano, ese ser ingrato que arrebató la vida a su madre, que trató de matarlos y que posteriormente asesinó a su tío. Siempre lo había considerado un monstruo, o al menos eso pensaba. Desde que les obligaron a formar equipo con él notó que realmente no lo consideraba un monstruo, que nunca lo había hecho. Él único monstruo ahí había sido su padre, no él, ese niño que necesitaba de su amor, ese niño que siempre había sido su hermano y que la consideraba su hermana mayor aunque lo ocultase con palabras frías y expresiones de muerte.
Había tratado de acercarse a él, sabía que seguramente él no le permitiría acercarse, comportarse como su hermana, y aun así poco a poco fue acercándose a él, con paciencia, tratando de comprenderle, de hacerle saber que podía contar con ella, pero todo esfuerzo por su parte parecía realizado en vano. Cuando Naruto apareció para enfrentarse a Gaara y ella trato de luchar contra Naruto y su hermano le pidió que se marchase de allí pudo sentir una punzada en el pecho, mezcla de alegría y una profunda tristeza.
Cuando Gaara tras la batalla quedó en tal mal estado y lo vio cuando llevaba a Kankurô no pudo evitar ir a su lado y ayudarle, si trataban de volver a atacarlo ella le defendería. No por que fuese su compañero, o que fuese la gran arma de su padre en esa guerra, ese niño herido en el suelo era su hermano pequeño, su querido hermano. Junto a Kankurô lo cargaron y se lo llevaron de allí, sintiendo que quizás las distancias habían empezado a distanciarse entre los tres, que pudiese ser que pronto pudiesen comportarse como una familia. Sus dudas sobre ese futuro incierto se confirmaron más cuando Gaara pronunció sus nombres y un imperceptible "gracias".
