Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto
Capítulo 1. El trauma es como una cicatriz abierta en la mente.
¿Veterano de guerra? ¿Un niño ya se puede considerar veterano, en su primer combate?
Sobrevivir. ¿Qué era sobrevivir? No era vivir. No como se suponía que la vida debía ser. ¿Supervivencia? No era como la vida debía ser. Él no vivía.
La guerra no le había dejado nada. Lo único que era su vida era un resumen: de él y de una roca. Ignoraba quién lo había hecho. Se lo preguntó, pero el odio por la muerte de Rin le hizo olvidar pronto. Que, quizás, debería haber conocido a esa persona. Que, quizás, alguna vez podría haber algo más en su vida que la repetición eterna, como en una película, de una roca sobre su cuerpo inutilizado, desechado, incapacitado, discapacitado. Vulnerable. Esa marca horrenda que era la de su rostro. Que le definía quién era todas las mañanas en esos surcos horrendos y secos, grisáceos y sin vida que veía en su reflejo, que sentía en su mano, que se repetía como filme. Ese contraste en su cara que se esforzaba en ocultar. Porque no quería que lo vieran.
No quería que nade lo viera.
¿Qué habría hecho Rin? La pregunta ya no tenía más sentido. Su vida empezó de nuevo cuando esa roca le mató. Y se terminó finalmente, con la muerte de su compañera, una historia escrita a sangre, de la que prefirió que Kakashi sea el único sobreviviente. Que se pudriera en sí mismo al tener que contar esa historia, al tener que recordar cómo no pudo proteger a Rin.
"Cuéntame acerca de ella", le dirían muy pronto. Y Obito, mejor, 'Nadie', no sabría cómo hablar con otro ser humano.
Estaba totalmente anulado.
No era persona, pero no era herramienta.
Era el "humano" que había quedado. El despojo. Obito Uchiha siempre fue, pensaba, los despojos.
¿Qué tan malo sería lo que hizo en su vida pasada? Si no sentía su ser. La frialdad congeló hasta la raíz a su corazón bondadoso. El día que el niño murió, también murió la posibilidad de convertirse en un buen hombre como soñaba. Un buen hombre como su maestro. A quien entregó a la muerte.
Porque en vidas arrebatadas, Obito sacó la peor suerte. O al menos, eso es lo que pensaba él. Hubiese preferido ocupar el lugar de Rin. Entonces, su vida entera habría tenido un sentido diferente al que tenía ahora: el día que una roca paralizó la mitad de su cuerpo.
Maldita sea esa roca. Maldita era La Roca.
Todos los días, usar máscara para fines tácticos. Todos los días, mentirle a una planta que en el fondo la cicatriz le hería y no quería que nadie viera su rostro maltrecho. ¿Qué se hizo de su buena voluntad de entrenar para salvar a sus amigos, para cuidar de Rin? Cuando la vio atravesada por Kakashi, todo retrocedió. Su vida volvió atrás, y se quedó permanentemente en un hueco oscuro con una Roca que aprisionaba sus pulmones. Él, cargando un cadáver, el de su amada. Y una roca aprisionándolo a él y al río de sangre.
Apenas desarrolló su mangekyo, este eran puras rocas que tomaron forma cúbica cuando lo visitó por primera vez. Entonces supo, que su vida sería árida como una roca. Porque su mente, también lo era.
He vuelto, en un arrebato que me dio ver un documental sobre la guerra y el ser humano. Me pregunté cómo no se me había ocurrido antes tratarlo, como pueda, desde la perspectiva de que Obito es un "veterano de guerra". Espero al menos poder transmitir sus sentimientos, vivencias y lo que no se puede transmitir, que al menos les toque. Creo que es un aspecto del personaje, ya que Kishimoto al final de la obra se obsesiona con el tema de la guerra y sus consecuencias. Y aunque a Obito lo pongan sólo como "Rin, Rin", el personaje no es para nada plano, pero su prematura muerte creo que impidió profundizar en su psicología, que de por sí ya es muy particular en el poco tiempo (para mi gusto) que pudo aparecer en la historia. Y sí, Deidara aparece en el segundo capítulo, que ya está escrito pero tendrá que esperar hasta ver adónde este pairing me lleva, una vez más sin pedirme permiso.
¡Cambio y fuera!
