Hola a tod s, es un gusto saludarl s, espero les guste este Fic y todos los comentarios para mejorar los agradeceré infinitamente.
Capí corregido.
Le mando un saludo y nos leemos.
DESDE EL PRINCIPIO UNIDOS
Una noche de invierno de luna llena se encontraba Xenophilius Loovegood, un hombre atractivo pero de apariencia relajada un tanto despreocupado de su aspecto, con cabello rubio claro, piel muy blanca y ojos gris azulado miraba hacia la ventana, se sentía feliz pero la preocupación que lo invadía nublaba un poco esa felicidad, en la habitación contigua se encontraba el amor de su vida su esposa Pandora a punto de dar a luz, él no podía dejar de pensar en lo que hace un tiempo había presenciado en la orilla del lago junto con su esposa.
Unos minutos más tarde para ser exactos a las 11:00 de la noche nació su primera hija a la que ambos padres orgullosos y felices llamaron Luna, fue una pequeña hermosa de piel blanca como el mármol con leve rosado en las mejillas, ojos gris azulados y rubia como su padre, con labios delgados en forma de corazón sonrosados y una linda y pequeña nariz.
Habían pasado algunas semanas y Narcissa Malfoy la mejor amiga de Pandora Loovegood decidió visitarla no sin antes comprobar que ni su esposo ni el de ella se enteraran, habían decidido mantener su amistad de tantos años un poco en silencio ya que sus respectivos esposos eran no sólo diferentes si no que compartían intereses completamente opuestos, mientras Xenophilius era soñador, leal y bueno, Lucius compartía ideales y actos obscuros, así como la creencia en la continuidad de la sangre limpia y era un ferviente seguidor del señor tenebroso.
Era una mañana fresca el clima seguía un poco frio Narcissa Malfoy había llegado a la puerta de la casa de su amiga Pandora Lovegood acompañada de su hijo Draco un pequeño de un año de edad, era un niño rubio platinado de ojos grises como la plata y de piel blanca, era un pequeño hermoso en realidad que aún mantenía la inocencia y felicidad intacta; al encontrarse dentro de la casa ambas amigas se abrazaron y Narcissa acerco a Draco a la pequeña Luna, este en un acto de cariño deposito un tierno beso los labios de la bebe.
- Pandora, tu hija es preciosa - dijo Narcissa con una ternura infinita en la mirada tomando a la pequeña en brazos.
- Gracias- sonrió Pandora ante el gesto de su amiga - Draco también es un amor… sabes Cissy tengo una angustia desde el acontecimiento del lago y hay ocasiones que no logro conciliar el sueño y no sé qué hacer, al ver a nuestros pequeños tan indefensos mi angustia crece.
- Te pido que no te angusties, te prometo que nada malo le pasará a Luna y yo estaré contigo y también cuidaré de ella - le contesto Cissi con una mirada lo más calmada posible pero en el fondo ella también sufría por su hijo - además tenemos que estar muy unidas ya que tampoco sé qué futuro le espera a mi pequeño lamentablemente uno más obscuro e incierto que a Lunita, considerando las probabilidades es más que delicada y desagradable la situación que le espera a Draco.
- Tienes razón por ahora no debemos preocuparnos ya llegará el momento y trataré de disfrutar a mi hija y tú disfrutarás al tuyo, muchas gracias por esta aquí me ayuda mucho.
Habían pasado un tiempo en el que Draco llegaba a la edad de diez años y Luna nueve ambas amigas se frecuentaban ya sin el desconocimiento de sus esposos, aunque no era muy seguido pero mantenían un fuerte lazo de amistad, los pequeños por su parte se conocían y se recordaban aunque no tenían muy claro lo que los unía, Luna era una linda niña que ante los ojos de la mayoría de las personas era distraída y vivía con la ilusión y esperanza de creer en cosas que no sonaban cuerdas, Draco en cambio con cada año que pasaba perdía su sonrisa, su naturalidad, su ternura y su felicidad, era un niño al que poco se le podía engañar.
Con el paso del tiempo Draco había cambiado, pero al estar con Luna era como si el niño tierno y feliz saliera a luz nuevamente, no era que sus padres lo trataran mal o no lo quisieran, pero Lucius su padre cada día le mostraba y le enseñaba muy a pesar de su madre como debía ser un sangre limpia, educado, serio, culto, rico y superior, en cambio Luna era totalmente libre, por lo que al estar juntos aunque pasaran meses sin verse eran ellos mismos; un día de verano en el lago de la Mansión Malfoy los niños jugaban cerca de un gran árbol, Luna decía ver hadas e insectos desconocidos para Draco eso lo hacía reír sin embargo lo desconcertaba y preocupaba muchas veces ya que no sabía cómo actuaría de un momento a otro, ese día ella subió al árbol y él no pudo detenerla.
- ¡Luna baja ahora mismo! - grito Draco un poco preocupado.
- ¡No! - dijo ella riendo sonoramente.
- He dicho que bajes o te lastimarás y no iré en tu rescate ¡te lo advierto! no tengo mi escoba y no pienso subir – le gritó desde abajo y con un tono muy rojo en el rostro.
- Y yo he dicho que no bajaré… si quieres ven por mí y ayúdame quiero atrapar a esa hada azul, me gusta su canto - Luna dijo con la voz más tierna que Draco ha escuchado.
Luna cada vez estaba más arriba y se acercaba a una rama que estaba en dirección al lago diciendo que un hada era lo que ella seguía, mientras Draco estaba muy preocupado caminando de un lado a otro mirando a Luna… todo sucedió muy rápido la niña se paró en esa rama con sus manos estiradas tratando de tocar algo que sólo ella podía ver y sin darse cuenta calló al lago dando un fuerte golpe sobre el agua.
Draco no lo pensó dos veces y aunque la diferencia de edad no era mucha si lo era la estatura y la fuerza ya que la niña era muy pequeña y delgada en comparación con él, saltó al lago un poco molesto pero su preocupación era más grande, con toda la fuerza reunida logró sacar a Luna y para su fortuna ella no había perdido el conocimiento por lo que la ayudó a impulsarse por el agua, la colocó en el pasto y la miró muy angustiado con lágrimas derramándose sobre su rostro para su propia sorpresa, Luna estiró su mano al rostro de su amigo con un mirada de angustia lo acarició y comenzó a llorar de manera inconsolable, algunas veces ella tocaba la mano de Draco pero él siempre lo evitaba y la evadía lo más que podía siempre luchando en contra de sus sensaciones.
- Draquito perdóname no quise acerté sentir triste y que lloraras, por favor perdóname - dijo Luna entre sollozos y muchas lágrimas cayendo.
- ¿COOMOOO PUDISTE HACER ESO? - grito con todas sus fuerzas Draco - ¡NO PUEDO CREER QUE LO HAYAS HECHO, QUE ME HAYAS HECHO ESTO!
Luna comenzó a llorar más fuerte pero Draco no soportó ese llanto y la abrazó con mucha fuerza, fue algo que a ella le sorprendió mucho ya casi no le demostraba cariño incluso había dejado de decirle Lunita y quería que ella le llamara Draco no Draquito.
- No llores más Lunita, por favor no llores más, me preocupé mucho creí que morirías - le dijo Draco entre sollozos.
- Draquito ¿Aún me quieres? - le pregunto Luna con una gran ilusión en sus ojos que seguían derramando lágrimas.
Draco por un momento se quedó sin habla ¿por qué le preguntaba eso? Era muy incómodo para él pero Luna lloraba más aunque se encontrara en sus brazos y sus ojos se veían tan tristes que decidió ser sincero.
- Si - le dijo en tono parco y sereno - pero ya no llores.
- No… no Draquito dímelo… dímelo tú, porque yo te quiero mucho mucho y siempre te voy a querer, quiero que me quieras como yo a ti - le dijo ella con la voz más dulce y triste al mismo tiempo.
- ¡Ashhh Luuna! Está bien - se quejó Draco un poco molesto y con un gesto bastante marcado - Si Lunita te quiero mucho igual que tú a mí y también te voy a querer siempre, lo prometo.
En ese momento Draco no pudo evitar sonreír ante la cara atónita y feliz de Luna y más aún por el sorpresivo abrazo que ella le dio, al separase Draco la tomo de las manos y mirándola a los ojos se acercó a su rostro dándole un tierno beso en el que simplemente se quedaron con los labios unidos por unos segundos que les parecieron los mejores de su vida.
Al separase Draco le dijo que debían entrar para que secara su ropa y evitara un resfriado, Luna estaba más que feliz al igual que él pero ninguno dijo nada de lo sucedido, unas semanas después sucedió la peor tragedia para Luna, su madre había fallecido; Draco se enteró al escucharlo a través de la puerta del despacho de su padre cuando Narcissa se lo comentaba a Lucius, no sabía que hacer se sentía muy triste por Luna.
Los meses pasaron y Narcissa había acudido algunas ocasiones al cementerio donde yacían los restos de su amiga, pero desde lo ocurrido Draco y Luna no volvieron a verse.
Tiempo después…
Empezaba un nuevo curso en Hogwarts y Draco que ya tenía once años estaba por empezar su primer año en el colegio, en ocasiones pensaba en Luna en sus ojos, en su ternura, su lindo cabello rubio, pero poco tiempo después de dejar de verla y de la muerte de su madre, Lucius se dio cuenta del sufrimiento de Draco y decidió adelantar más las enseñanzas de un buen Malfoy en no mostrarse débil jamás, además de muchos hechizos y maleficios, él entendió y creyó que Luna lo hacía débil, por lo que decidió olvidarse de ella y sus sentimientos o por lo menos lo intentó.
De alguna manera sabía que debía obedecer y realizar todo lo que su padre le pedía y entre esas cosas no cabía Luna y tampoco quería que su padre pensara mucho en ella y los sentimientos que los unía, consideró la mejor opción la separación y el olvido.
