Este fic participa en el "Mini-Reto del mes de Marzo: Drabbles" del foro de InuYasha: Hazme El Amor.
Personaje: Izayoi
Cantidad de palabras (según word): 499
Oh Dios! si que es difícil escribir un drabble! Poner tantas emociones en tan pocas palabras es mas complicado de lo que pensé! Ni se imaginan la cantidad de veces que tuve que borrar, corregir y volver a escribir algunas cosas xD
Hice lo mejor que pude, así que sean buenos conmigo! Espero con ansias sus reviews :D
Y sin mas preámbulos... disfruten de la lectura!
Solo tú...
Ha pasado un tiempo, pero aún recuerdo nuestro extraño encuentro. Ese día me había escapado de casa para dar un paseo por el bosque, harta de estar encerrada entre cuatro paredes todo el tiempo –algo con lo que tenía que lidiar al ser la única hija de un gran terrateniente– y fue allí donde te encontré… herido gravemente, descansando entre las raíces de un gran árbol a orillas de un arroyo.
Primero me sorprendí, nunca había visto a alguien como tú, y aunque de inmediato supe que eras un demonio y que no debía acercarme, un impulso extraño me obligó a ofrecerte ayuda. Me dirigiste una mirada fría, entre horrorizado y molesto por mi presencia.
—Aléjate de mí —gruñiste cuando me acerqué con un pañuelo húmedo a limpiar la herida en tu hombro.
Te ignoré.
—No necesito tu ayuda —susurraste resignado— se curará por sí mismo en unos días.
Creo que estabas demasiado cansado para discutir con alguien que no escuchaba.
—No podemos arriesgarnos a que se infecte —respondí preocupada.
Me diste esa sonrisa cínica tuya que siempre me molestó, pero cuando me miraste con esos brillantes ojos color sol sentí una calidez que me inundó completamente, y fue en ese preciso instante en el que caí irremediablemente enamorada de ti.
Me tuve que ir antes de lo que habría deseado. Te prometí volver al día siguiente, pero cuando lo hice no te encontré, y aunque me sentía dolida y decepcionada seguí visitando el lugar donde te conocí. El día que me atreví a adentrarme en el bosque en tu búsqueda, y sin importarme si me perdía, fue el día en el que te vi de nuevo… cuando me rescataste de ser devorada por un monstruo.
A pesar de que me regañaste por ser tan descuidada nunca había estado más feliz y aliviada, porque al fin te había encontrado. Te obligué a mantenerte cerca siendo imprudente, para que así tuvieras que mantener un ojo encima mío. Increíblemente funcionó.
Poco a poco nos fuimos acercando, hasta que sucedió lo inevitable.
Estaba tan feliz de tener un hijo contigo. Sin embargo el día en el que nuestro pequeño nació, mientras escapaba del lugar que había sido mi hogar –y que desaparecía bajo las llamas que lo consumían– supe que te había perdido para siempre. Ya nunca más irías por mí, y aunque deseé morir en ese mismo instante, el llanto del pequeño en mis brazos me volvió a la realidad.
La vida fue difícil sin ti aquí para cuidarnos, pero hice lo mejor que pude. Dime cariño, ¿cuidé bien de nuestro niño?
El cuerpo me pesa y apenas puedo mantener los ojos abiertos, nuestro pequeño Inuyasha llora en mi regazo, pidiéndome que no lo deje solo. Quisiera quedarme, juro que quiero hacerlo, pero esta terrible enfermedad me está consumiendo.
—Recuerda que siempre te amaré —alcancé a susurrarle con mi último aliento.
Me dejé ir, sabiendo que estarías esperando por mí. Mi último deseo fue que nuestro pequeño Inuyasha encontrara la felicidad.
