Vagando por el cibermundo de facebook me encontré con una imagen curiosa, la misma que podrán ver en portada de esta historia, y me sentí inspirado para realizar esto. Espero les guste.


Esos días en tren

-Vamos a dar una vuelta, decía, será divertido, decía… solo seremos nosotros dos, decía. –Meiko vociferaba en voz susurrante estando sobre uno de los vagones del tren que los conducía a casa. Aquellas palabras no eran para nada ajenas al muchacho sentado dos asientos a su izquierda, pero si para la jovencita que recargaba su cabeza en él.

-Meiko, por favor no digas eso. –Respondió en susurros. –Es que ella se coló así no más.

La castaña sencillamente se encogió de hombros y dejó descansar la barbilla sobre su mano derecha. Suspirando resignada trató de recordar en su memoria los momentos que pudo estar a solas con su novio… ah si, no hubo ninguno.

A principios de la cita, desde el momento en que estaban por arrancar, la diva número uno de Cryptón apareció de la nada dentro de la camioneta y desde entonces no se le despegó del muchacho. Pero claro, Kaito tampoco hizo demasiado por alejarla de ella inclusive ante las insistentes y furtivas miradas de su novia.

Fue un horrible día porque llovió, fue un horrible paseo porque se ponchó la llanta y anduvieron a pie hasta el parque de diversiones, su destino inicial; y fue una horrible cita, ni un beso pudo darle a Kaito por temor a lastimar los sentimientos de la pobre Miku.

Si, eso de tener una relación a escondidas de la empresa y sus amigos no era para nada algo fácil.

-Dame un buen motivo para no mandar a la mierda nuestra relación. –Aunque ella sabía que desde que le dio el sí al come helados su convenio con él sería muy difícil, pero no esperaba que tanto.

Kaito no respondió, hubo segundos de tenso silencio. Meiko suspiró con desgano.

-Eso pensé. –Cerró los ojos y se cruzó de piernas, recargando el codo encima de la rodilla con la cabeza aun recargada en la mano. –Está bien, está bien, Miku es una niña dulce y tierna, seguro te gustan así, no que yo soy una amargada alcohólica que gusta de hacerte sentir mal…

Kaito seguía sin decir nada y eso ponía en peor estado a Meiko, para ella era como si no le importase en lo absoluto. Total, tenía a la diva más codiciada en la industria de la música a sus pies, para qué querría a alguien con complejo de abusiva como su pareja.

De un momento a otro, no sabiendo como, la cabeza de la castaña terminó en las piernas del muchacho de cabello azulado.

-¡¿Qué crees que haces?! –Exclamó sonrojada.

Kaito no hizo nada, sencillamente atrajo el rostro de ella hacia él para no incomodar a la otra en su hombro y la besó con suavidad en los labios. Meiko hizo amago de querer resistirse, pero un par de movimientos de la boca del chico sobre ella bastaron para desarmar todos sus intentos de escape, así que correspondió.

-Eres un idiota, ¿lo sabías? –Un insulto con dulzura, clásico en ella.

-Le diremos a todos mañana de nuestra relación, lo prometo.

-Cállate y bésame tonto.

Después de todo, los viajes de regreso no son tan malos, quizás sean rápidos, pero con la compañía adecuada dejarían un suspiro de alegría a cualquiera.


Si les gustó dejen por favor sus comentarios, pongan en favoritos y tal vez me dedique a hacer una colección de esta pareja, serían 13 historias contando esta como la primera, no se, me gustaría saber que opinan... nah, igual la haré.

Espero hayan pasado felices fiestas camaradas.