#La historia es mía, sus protagonistas no.

Resumen del capítulo: SS. Al entrar a Akatsuki, lo que Sasuke menos se esperó encontrar fue a Sakura.


Ni todas las estrellas | Capítulo 1


La noticia había volado con más velocidad de la que Konoha lo hubiera deseado. Por más que la Hokage hubiese puesto todos sus esfuerzos en que permaneciera como un secreto, fue inevitable que el rumor se esparciera no sólo por la aldea, sino que por todo el mundo ninja. Los Kages tendrían una reunión de emergencia agendada para la fecha más próxima posible. Todas aquellas novedades habían llegado incluso a oídos como los suyos, cosa que no provocaba en él más que disgusto por lo descuidados que habían sido los altos mandos de la Hoja con un asunto como aquél —no obstante, casi les debía un agradecimiento por aquello. De no ser por ellos y su pésimo manejo de la situación, él no estaría allí, frente a su meta.

—La guarida de Akatsuki… —musitó y las palabras se mezclaron con el frío aire de Otoño, que sacudía las ramas alrededor, enviando un suave susurro por todo el bosque—. Konoha ha cometido demasiados errores, pero nos ha ayudado.

—Sasuke —informó la kunoichi a su lado, encorvándose un poco para obtener una mejor visibilidad del lugar—, no hay ninja alguno, han desaparecido todos de súbito… —Sasuke abrió los ojos con sorpresa y desvió su mirada hacia Karin—. ¡No sé cómo ha pasado! He escondido bien todos nuestros chakras, pero… quizás alguien les ha informado con antelación.

La chica desvió sus ojos rojizos lejos de los fríos orbes negros de Sasuke, enfocándose con más ímpetu en el supuesto escondite frente a ellos. A los oídos de Taka había llegado también el rumor más caótico de los últimos tiempos: Naruto, el Jinchūriki del Kyūbi, había desaparecido por obra y gracia de Akatsuki. Con ayuda de las habilidades de raestrador que Karin poseía y la información que Juugo y Suigetsu habían recabado, Sasuke había descubierto el escondite de Akatsuki, donde de seguro se encontraba su antiguo compañero. No había ido para salvarlo, claramente, sino porque deseaba el poder del Kyūbi si quería concretar su plan.

—Tch, zanahoria, ¿cómo es posible que falles en lo único que eres buena?

—¡Cállate, Suigetsu! —riñó Karin, aunque pareció que no le prestaba mucha atención al chico, enfocadísima en su labor de escudriñar el escondite—. Hay alguien dentro… —Sasuke nuevamente lució sorprendido—. Es una señal muy débil, pero está ahí. No hay modo alguno de que sea Naruto.

—Si es una señal débil, debe ser algún prisionero —acotó Juugo—. Sasuke, creo que es prudente que vayamos a investigar. Quizás esa persona tenga una idea de dónde se han ido los demás miembros, de dónde se han llevado a nuestro objetivo.

El Uchiha no se lo pensó mucho, puesto que, además de que Juugo fuera el compañero con más juicio que tenía en Taka, él mismo ya había pensado en la posibilidad que se extendía delante de él. Akatsuki había dejado a su prisionero atrás por la sencilla razón de que ya no les era útil y si bien era un poco ingenuo creer que mentes como las que se encontraban en Akatsuki serían tan simplonas como para dejar atrás a alguien que podía revelar dónde se habían dirigido, quizás la persona que estaba allí adentro les sirviera para dar algunas luces sobre el panorama tan negro que se extendía. Después de todo, Naruto…, no, el Kyūbi era todo lo que Sasuke deseaba en esos momentos y lo que conseguiría fuera como fuera.

—Entraremos —decidió Sasuke.


Los pasos en la guarida fueron lo que delató que no estaba inconsciente, sino que en el limbo. Entre qué cosas, era la mayor de sus dudas; ¿entre la vigilia y el sueño o entre la vida y la muerte? Sus últimos recuerdos eran borrosos y confusos, gente con capas de nubes rojas apresurándose a quién sabe qué, alguien cargando a un chico desmayado entre sus brazos, el cual emanaba un chakra tan potente que incluso se podía ver, de bello cabello rubio…

¡Naruto!, calzó de pronto, y ahí fue cuando despertó de verdad.

Tuvo que parpadear varias veces para enfocar la habitación donde estaba encerrada desde hace una semana. La reconocía: era un lugar que tenía una ventana detrás de ella, paredes grises y unas largas cadenas colgando del techo que la amarraban de las muñecas. Abrió los ojos con sorpresa. Aquella chica pelirroja no estaba antes en el panorama, la cual la miraba con mucho cuidado, analizando sus heridas. La reconoció de inmediato: era Karin, una de las nuevas compañeras de Sasuke, una figura a la que no veía desde hacía años.

—Qué quieres —soltó con la voz tan rasposa que a ella misma le dolía oírse. Estaba tan cansada que no sabía cómo el tono le salió con tanta dureza, pero lo agradecía, porque no era el momento de verse débil y preguntar, sino el de exigir y espetar. Sasuke y sus secuaces bien podrían haber estado trabajando al lado de Akatsuki, y quizás la venían a llevar al nuevo escondite.

—Tranquila —pidió, con las manos al frente en son de paz, como si fuera un animal que calmar. Sakura no la culpó, porque quién sabe qué clase de aspecto tenía en esos momentos—. No estoy aquí para hacerte daño; estamos buscando a Akatsuki. Tú fuiste su prisionera todo este tiempo, ¿no? Si tienes alguna información sobre dónde están… Bueno, te liberaré si me dices algo. —Karin frunció el ceño ante la visión de Sakura haciendo lo mismo—. ¡No puedo llegar y liberarte! Ya sabes…, si resultas ser una enemiga, nos darás bastante problemas y ya tenemos suficiente con encontrar a Naruto…

Karin calló de inmediato y vio el rostro de Sakura, notando en ella una sorpresa que no esperaba encontrar. Karin tenía la clásica expresión de quien ha dicho algo que no debía decir por ningún motivo, pero Sakura no estaba interesada en hacerla sentir mejor, sino que el nombre de su amigo la impulsaba de nuevo. Recordaba —cada detalle con claridad— que Akatsuki la había secuestrado mientras estaba en una misión solitaria, donde Naruto se encontraba haciendo lo mismo en un lugar cercano, y siendo el autoproclamado héroe que era, fue corriendo hacia la trampa que los ninjas le habían preparado.

Ella había sido la carnada para el pez más gordo del mundo ninja.

—¿Para qué buscan a Naruto? —espetó, incorporándose rápidamente y caminando hasta que las cadenas la restringieron de nuevo.

—Lo necesitamos —fue su simple respuesta.

Sakura frunció el ceño para analizar la situación. Varios escenarios pasaron por su mente, pero ninguno era lo suficientemente convincente como para ser calificado como la razón por la que Sasuke, quien siempre había cuidado evitarlos, ahora buscara a su antiguo compañero. Lo que tenía claro era que no era por amistad.

—Nos necesitamos —declaró—. Llévenme con ustedes.

A Karin no le gustó aquel tono autoritario con el que ella había ordenado aquello, como si tuviera algún poder sobre ellos.

—Eso es algo que decidirá nuestro líder. —Chasqueó la lengua, mirándola por el rabillo del ojo con recelo—. Yo que tú, tengo cuidado con mi lengua a su alrededor. Él suele eliminar a aquellos que le molestan.

Sakura soltó una risa seca y sin gracia. Ya lo sé, fue lo que sus pensamientos gritaron, pero su boca no se movió más que eso. Su prioridad era encontrar a Naruto en aquel momento y si Sasuke deseaba lo mismo, creía que podían trazar un buen plan que fuera conveniente para ambos; después de todo, estaba segura de que Tsunade, la Hokage, estaba poniendo todo su esfuerzo para recuperarlos. Sería una alianza momentánea, que se disolvería en el momento en que sus intereses volvieran a chocar.

—Sasuke, he encontrado al prisionero —informó Karin por el micrófono que habían decidido llevar. Miró de reojo a Sakura, casi preguntándole mudamente si creía que aquella era una buena idea—. Es una chica.


Recorrieron el escondite sin demora pero con cautela. Las habilidades de Karin ayudaban a guiarse un poco, pero la señal de chakra era tan débil que incluso ella casi se confundió en el camino. Con un poco de indecisión, les indicó que detrás de aquella puerta se encontraba la prisionera, y cuando Juugo y Suigetsu se adelantaron también al lado de Sasuke, ella les puso el brazo como barrera, negando con suavidad. Sólo después de que Sasuke entró, ella los dejó pasar.

Taka no había visto a Sasuke tan alterado en mucho tiempo. Fue tal la magnitud de su sorpresa que fue incapaz de reprimir el nombre que salió de sus labios; un nombre de un pasado que había dejado atrás y aún lo perseguía, un nombre de un pasado en el que había logrado ser feliz, pero que había decidido desechar. Al ver aquella figura esposada y claramente desgastada, toda la compostura de Sasuke se cayó por un segundo.

—¡Sakura…!

.

.

.

—Kakashi…

El susodicho miró a los ojos de Tsunade, deteniendo su paseo por su oficina. No había notado que había empezado a darse vueltas como un perro buscando su cola hasta que paró, y por un segundo se sintió casi avergonzado por dejar entrever lo quebrado que lo había dejado la situación. Un ninja no teme ni llora, es tan tranquilo como las aguas del mar en la mañana. Pero en aquellos momentos, Kakashi sentía que su temperamento era como un tsunami que arrasa con todo y no puede parar.

—Perdóneme, Hokage-sama —se excusó. Tsunade curvó las cejas; hacía tiempo que no veía al profesor del Equipo 7 tan alterado, ya que, aunque Kakashi se esforzara en ocultarlo, se notaba el nerviosismo en su mirada, el levísimo temblor en sus manos y la alerta en su cuerpo, como si estuviera dispuesto a saltar a cualquier lugar para ir a rescatar a sus alumnos—. Es sólo que… no entiendo. ¿Por qué Akatsuki se iría tan de pronto?

Tsunade negó, sentándose frente a su escritorio con un suspiro. El sensei notó que ella también tenía los nervios hechos añicos y que la única razón por la que no estaba temblando era porque él estaba en la habitación; una mujer como Tsunade era demasiado orgullosa como para permitir que la vieran destrozarse.

—No lo entiendo tampoco, Kakashi. Los demás Kages ya han sido convocados a una reunión de emergencia y todos han reaccionado con el mismo espanto que nosotros. Sobre todo aquel chico, Gaara, que es el Kazekage; él nos ha puesto a disposición a sus mejores ninjas para iniciar la búsqueda. Pero no podemos definir nada de eso sin antes juntarnos y decidir que no hay ningún traidor que se haya aliado con con Akatsuki. —Los ojos de la mujer pasaron por encima de todo el papeleo sin interés, resoplando al final—. No lo creo, tampoco, porque Akatsuki los atacó a todos la última reunión.

—No me parece normal que la noticia de la desaparición de Naruto se haya esparcido con tanta rapidez —arguyó Kakashi—. El Equipo 7 andaba en busca de Sasuke cuando ocurrió todo. Primero se llevaron a Sakura, y cuando Naruto la fue a buscar… —Ni siquiera tenía ánimos para finalizar aquella oración.

Shizune entonces golpeó la puerta con suavidad, pidiendo permiso para pasar. Fue la misma Hokage quien le abrió, quedándose a un lado de la puerta, mientras Kakashi permanecía frente a su escritorio. Tan pronto entró, le dio una mirada a Kakashi que él sintió cargada de lástima, y se dirigió a la Hokage para entregarle un bulto de tela a sus manos. Tsunade miró aquella prenda un par de segundos, sólo pensando en su querida alumna, rogando para que se mantuviera firme. Tenía miedo, porque Sakura había sido sólo un medio para llegar al Kyūbi, y era bien sabido qué hacía Akatsuki con lo que le sobraba.

—La reunión de los Kages será lo más pronto posible, ya te lo había dicho —respondió la duda muda del hombre ante la llegada de Shizune con la capa de Hokage—. Saldré apenas termine esta conversación. —Su mirada vaciló un poco antes de agregar algo más, y luego se desvió a la otra mujer en la habitación—. Shizune, ¿podrías ir a buscar los papeles que dejé en la oficina general?

Shizune asintió y sin demora partió a cumplir su cometido, pero Kakashi sabía que Tsunade deseaba decirle algo más. No creía que fuera alguna pista de todo el caso, porque Shizune era la mano derecha de la Hokage y por tanto era de fiar, sino algo que le interesaría a él mismo y que, quizás, la líder consideraba que le afectaría, por lo que era mejor decírselo sólo a él. Demostrándole que estaba en lo correcto, Tsunade volvió la cabeza con suavidad, sin despegar la mano del marco de la puerta.

—Sasuke ha estado muy tranquilo —dijo ella al aire, aunque en cuanto las palabras dejaron su boca, Kakashi escuchó sólo una sentencia más a nombre de Sasuke—. Han pasado años desde su último movimiento notable. Ya todos tienen diecinueve y su última actividad fue cuando tenía dieciséis.

—¿Cree que puede haber ayudado a Akatsuki a hacerse con Naruto y Sakura?

Tsunade cerró la mandíbula con fuerza, queriendo morderse la lengua. Pero no podía, porque incluso si el pensamiento era doloroso, había que tener en cuenta la posibilidad de que aquello fuese así. En la última reunión de los Kages, según los reportes le habían contado, Sasuke estaba aliado con Madara, aquel tipo de Akatsuki. No había ninguna razón para que aquello hubiese cambiado, ni tampoco alguna información parecida había llegado a sus oídos. Era totalmente posible.

No deseaba dañar a Kakashi. De verdad que no.

—¿Tú no? —Vio con pena el rostro del hombre llenarse de sorpresa y luego cómo la duda se instalaba en lo más profundo de su ser. Kakashi bajó el rostro, llevando los ojos a sus pies, pensativo y herido. Sus tres queridos alumnos estaban perdidos y él parecía ser incapaz de hacer algo. Tsunade suspiró—. Es hora de irme. No hagas ninguna locura en mi ausencia, Kakashi.

Él sólo se inclinó como despedida.

—Mucha suerte en su viaje, Hokage-sama.


Bipo hαblα:
¡Hola! Hace bastante que no escribo sobre Naruto, pero esta cortita historia la tenía ahí hace tiempo. Ni todas las estrellas es una historia de seis capítulos que será actualizada cada dos semanas como mínimo; como es un fic corto, se centrará sólo en Sasuke y Sakura, y en la relación explosiva, que crece sin control, que nace entre ambos sin poder evitarlo. Haré énfasis al rating, que no lo puse porque sí, porque el lemon ocurrirá en algún momento (no diré cuándo, evidentemente).

Así que las cosas están así: Sasuke desapareció del mundo ninja por cuatro años, ha mantenido un perfil bajo y no se ha tenido noticias de él ni de Taka en todo ese tiempo, por lo que ahora tiene diecinueve años, al igual que el resto de sus amigos (están en el año en que cumplen 20). Entonces, de pronto, Sasuke vuelve a la luz y se encuentra con nada más y nada menos que Sakura en el escondite de Akatsuki. Así es como parten las cosas. Y, bueno, las ropas son las que tienen todos en el animé de Naruto en el período en blanco (pocos capítulos antes del último cap), porque son muy lindas. (L)

Por último: ¡No se olviden de comentar qué les pareció! Recuerden: agregar a favoritos y no dejar un comentario, es como manosearme la teta y salir corriendo. Ustedes únanse también a la campaña Con Voz y Voto. :)

¡Para saber cuándo actualizaré, vayan a mi página de fb cuyo link está en mi perfil! La empezaré a ocupar ahora jajaj así que unánse si lo desean (L).