Naruto no me pertenece.
Hola, esta historia transcurre luego de la batalla que se está desarrollando en estos momentos en el manga. Aquí he elegido a mi propio enemigo final, y después de haber visto los últimos dos mangas (685 y 686) me parece que este es un Sasuke mucho más llevadero para contar una historia.
Capítulo I:
¿Qué reflejan tus pasos?
En Konoha, la realidad se había convertido en una pesadilla sin fin. Los shinobi estaban siendo usados como armas de guerra contra su propio pueblo y cualquier ninja que perteneciera a la aldea de la hoja debía asesinar a su propia gente. Era una guerra entre paisanos. Si un aldeano o ninja se atreviese siquiera a murmurar con algún otro algo negativo acerca del actual Hokage, inmediatamente, debía ser reportado y ejecutado.
Si no había conocido lo que era estar sola, lo iba a aprender. No confíes en nadie, no hables con nadie. Era su recordatorio para cada día.
Podía imaginarse que entre los propios shinobi había contrarios al Hokage, ella era uno de esos contrarios, sin embargo, la represión era tal, que el miedo podía más.
—Ya no soporto esto, no puedo más. No es posible que pretendan que mi pequeño hijo se mantenga alimentado durante un mes con tan pocos alimentos. ¿Por qué?...
La mujer solloza lastimeramente, al tiempo que la otra aldeana que esta delante de ella en la fila para recibir la comida la mira horrorizada.
—No hables conmigo, ¡Aléjate!
—No, es la policía de Konoha. —gritó alguien más al darse cuenta de la presencia de ellos. Todos corrieron.
Alaridos, llantos, rostros llenos de maldad y otros de suplicas.
Una espada fue blandida y el sonido de huesos y arterias rompiéndose acalló todo lo demás.
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Si Naruto estuviera aquí…
Si… él…
Limpió sus lágrimas mientras intentaba respirar profundamente para calmar las nauseas. Ella tampoco lo soportaba, había visto más decapitaciones en aquel corto espacio de tiempo que en toda su vida ninja. En las ramas algo se estremeció y un cuervo salió volando. O quizás salió de su mente. Sentía la paranoia apoderarse de ella. Pasaba los días recordándolos, volviéndose loca poco a poco. Era como una especie de ejercicio diario. Una distracción.
Naruto, solía dar pasos rápidos, no era extraño que sus pies chocaran entre sí. Él… era todo lo contrario. Pasos largos, acompasados y firmes, aún no lo olvidaba, podía adivinar cual de los dos se acercaba a varios metros de distancia.
¿Y los suyos? Casi no se escuchaban, y eran poco firmes.
Con la mirada en el vacío permaneció hasta caer la noche. Debía estar perdiendo el poco raciocinio que le quedaba a su cabeza. Sonrió, pues creía haber escuchado pasos en la lejanía.
Los interminables arboles cubrían el cielo, el bosque estaba sumido en un silencio chirriante y ensordecedor, la soledad del mundo se había concentrado en ese único punto, alrededor de ella. Era tan tarde que seguramente comenzarían a buscarla, no podía huir de su vida más de lo que ya lo había hecho esa tarde.
Inesperadamente, descubrió ante sus ojos un rastro de huellas húmedas que se dirigían a un árbol. Huellas que antes no estaban allí.
—¿Quién anda allí? —Intentó gritar, pero lo que salió de su garganta fue su voz quebrada por el llanto reciente. Siempre se había preguntado si en el proceso, cuando la gente se está volviendo loca, saben que es eso lo que les está ocurriendo. Porque ella, en ese instante, sintió que a su cabeza no se le había zafado solo un tornillo.
—¿Por qué llorabas, Sakura? ¿Es que acaso algo anda mal? ¿Hay algo que te disguste?
—Nada… nada anda mal. Solo quería estar sola. —Respondió al instante, aliviada de no haber estado en lo cierto. Los sanguíneos ojos de aquel ninja, al que había visto en tantas ocasiones recorrer la villa, tenían esa extraña mirada.
—Muy sola, ¿No?
—… voy de regreso a la aldea —tenía tanto tiempo sin tener una conversación normal con otro shinobi… así eran ahora, títeres. Hace tiempo ya había notado que estaban siendo manipulados por esa técnica maldita, hecho que solo aumentaba su desconcierto. ¿Por qué ella no estaba bajo los efectos de esa técnica?
Día tras día era testigo de las atrocidades que cometían los ninja que, una vez, juraron resguardar a los habitantes de Konoha. Los que estaban desamparados y aislados del resto del mundo shinobi, al igual que ella. Había crecido viendo a muchos de ellos ser ninja ejemplares, sirviendo al Hokage, subiendo de rango, teniendo una vida en la aldea como cualquier otro.
¿Era una especie de tortura? La mente retorcida que manejaba todos los hilos realmente quería enloquecerla sin siquiera utilizar una sola técnica sobre ella.
Sus dientes chocaron de la cólera que estaba colmando a su cuerpo. Iba a matarlo… iba a matar a esa desgracia de ser humano que era Orochimaru. No merecía ser llamado Hokage. Aquella silla le quedaba grande.
Escuchó pasos lentos y firmes detrás de sí. El ritmo de su corazón se aceleró. De fondo, sonó el grito estrangulado del ninja que había estado siguiéndola.
Se detuvo, no porque así lo quisiera, simplemente su cuerpo se paralizó, su cabeza era un torbellino.
Las pisadas eran decididas y rítmicas, como ella muy bien sabía que eran. Pero eso no podía ser cierto… estaba tan concentrada, intentado adivinar si era o no realidad, que podía diferenciar el sonido de la tierra húmeda hundiéndose del sonido del pasto siendo aplastado.
—Sakura
—¡Sasuke-kun! —se volteó al instante, observó su atractivo rostro una vez más.
—He entrado, ahora tú sales —aún estaba impresionada, sin embargo el significado de las palabras del Uchiha la hizo reaccionar.
—¿Qué?
—Supongo que no quieres estar aquí, si no, entonces ¿Por que estabas llorando?
La descolocó saber que él había estado observándola, no obstante, se apresuró a seguir el hilo de la conversación.
—Yo… voy a matarlo. No le perdonaré lo que ha hecho de la aldea. —Asumió que él estaba enterado de todo.
—Yo tampoco.
—Entonces, estamos juntos en esto. No me iré. Mis padres están aquí. Además de toda la gente de Konoha que no son más que victimas de ese maldito monstruo.
El moreno le dio una mirada a su expresión, comprobando que iba acorde con la determinación de sus palabras. El brillo mortecino de la luna de esa noche combinaba con la gélida brisa que soplaba a través de los arboles.
Comenzó a caminar.
—No pasará mucho tiempo hasta que nos encuentren.
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No decía una palabra. Solo permanecía con esa cara que no podía descifrar y a Sakura le carcomían las ganas de decirle tantas cosas, durante todo el tiempo que estuvieron peleando en la guerra no hubo oportunidad alguna para algo que se acercara a una conversación. Repentinamente, se detuvo justo antes de que terminase el bosque y quedaran de frente a la aldea.
—Enfrentaré a Orochimaru, mientras tanto, tú sacarás a tus padres de aquí. Luego ve a la aldea de la nube por ayuda, allí están Kakashi y Naruto con los aliados.
—¿Y tú? —pregunto ipso facto.
¿No lo había dicho ya? Seguía manteniendo una actitud impasible, aunque estaba comenzando a impacientarse ante tanta dificultad por parte de Sakura para acatar órdenes.
—… me enfrentaré con Orochimaru.
—Entonces te esperaremos.
—Que no. Sakura. Te irás con tus padres a buscar ayuda para el resto de la gente que está aquí y es inocente, como tú misma dijiste.
Ella entrecerró los ojos, prestando atención a la oscuridad de los de él. Aunque no dijo nada, todo su cuerpo gritaba que no le haría caso.
—Concéntrate en encontrar a tus padres.
Después de decir aquellas palabras con toda la severidad que pudo, se marchó atento a que no lo siguiera.
Afortunadamente, le hizo caso y no fue tras él. El plan no iría bien si ella estaba allí durante más tiempo. La terquedad que siempre había caracterizado a su personalidad solo había logrado aumentar con los años, igual que la idiotez de Naruto. Los dos eran demasiado obstinados. Pensó, sin fijarse en su propia obstinación.
Como lo esperaba, cuando llegó a la que solía ser la oficina de Tsunade, ninguno de los ninja intentó atacarlo o interponerse en su camino. Estaban esperándolo.
—Sasuke… ¡Bienvenido! —le pareció la cosa más inédita verlo sentado allí, a sus anchas, en la silla del líder de la aldea.
—Tomarás mi cuerpo como una vez te prometí, pero esta vez será a cambio de que dejes a la aldea de la hoja en paz. —fue al grano y sin protocolos.
Orochimaru sonrió con satisfacción. —Vaya, ¿Y ese repentino cambio de opinión, Sasuke?
—Mi única meta aquí es proteger la villa a la que una vez los Uchiha pertenecimos. —Sabía que el Sannin conocía mejor que nadie que uno de sus deseos era reafirmar su clan, así que para él era entendible un sacrificio.
—Perfecto, —los ojos del ninja brillaban con una trastocada maldad. —pero no será tan fácil, Sasuke. Es un proceso que lleva su preparación, proceso que solo podía comenzar cuando decidieras venir a entregarme tu cuerpo. La cantidad de poder que posees es tal que amerita un procedimiento muy bien ejecutado para que todo salga bien. Tu resistente anatomía me permitirá realizar tantas técnicas como…
—Ya sé todo eso. ¿Cuándo dejarás la villa?—lo apresuró para que dejara de hablar acerca de tanta mierda codiciosa.
—Bien… —sonrió placenteramente, la hostilidad del moreno no podía arruinarle su regocijo, era como un pequeño niño malvado con un juguete nuevo, porque sabía muy bien que Sasuke tenía algún plan para intentar acabar con él, pero al haber entrado a Konoha mientras ésta estaba bajo su poder, había comenzado mal—. Por supuesto que lo antes posible, Sasuke, sin embargo necesito terminar algunos experimentos relacionados con nuestro trato y que es imposible que interrumpa ahora, se llevará un poco más de tiempo, creeme que si dependiese de mí me iría hoy mismo para finiquitar nuestro acuerdo. —Los ojos serprentinos se agrandaron al terminar de pronunciar las últimas palabras.
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Así que allí estaba, nuevamente en un calabozo subterráneo, no tan espacioso como el antiguo y al parecer con menos habitaciones, pero con el mismo ambiente pesado y frío. Orochimaru se había encargado de remodelar la aldea a sus gustos. Solo esperaba que Sakura hubiera hecho caso a sus órdenes, ya había sido demasiado que la dejara quedarse por más tiempo en la aldea, pero al tratarse de su familia él no iba a contrariarla.
A esas alturas seguramente ya iba en camino al país del Rayo. Probablemente estaría acampando con sus padres en algún bosque. Era media noche y…
Los pensamientos del Uchiha fueron interrumpidos por el sonido de pisadas acercándose. Luego, al fondo del pasillo se escuchaban voces discutiendo. Seguramente algún detenido u otra presa experimental de Orochimaru. Dudaba que hubiera dejado las antiguas mañas.
La puerta de su habitación se abrió, había estado durante todo ese tiempo con los ojos cerrados. Cuando escuchó claramente la voz que había estado discutiendo en la lejanía, su sangre hirvió.
Sakura acababa de entrar a la habitación entre empujones y forcejones, para encontrarse con la mirada seria y el seño fruncido del Uchiha.
—¿Qué demonios haces aquí?
Pues sí, que Sakura es una cabezona y no le hizo caso. ¡A ver cómo se la llevan estos dos ahora!
Bueno, como he dicho, esto ocurre después de la guerra que estamos viendo ahora en manga y que solo sabe Kishimoto cómo acabará. Para los próximos capítulos desarrollaré mucho más de eso. En fin, espero que les guste. ¡Abrazos!
