Disclaimer: Nada de la franquicia de Madagascar o sus derivados me pertenece & todo va sin fines de lucro uwur.

Hey! Nunca me avergüenzo lo suficiente a mí misma o hago suficientes fics fantasmas~; lo gracioso fue que esto nació de —y como— una broma que terminó gustando, así que no hay marcha atrás (?).

»Aclaración&Advertencia: Humanizado/College-AU; conjunto de drabbles algo slash, con crack (duh) & mortaaaal OoC :'D.

Sin nada más con que retrasarlos... ¡A Leer!


#01. Súbito.

Todo había comenzado por culpa de Skipper; si él no te hubiera insistido tanto aquella noche, de seguro no habrías actuado de forma tan impulsiva la mañana siguiente, ignorando la resaca y disimulando cualquier estrago de la fiesta pasada con lentes oscuros y algo de gel extra sobre tu grisáceo cabello.

Una apuesta era una apuesta, la estabas cumpliendo.

—Tenemos que hablar.

No fuiste muy sutil ni nada por el estilo cuando te lo encontraste a media calle, pero cumpliste tu objetivo: el sujeto con quien tenías que pasar la tarde te estaba prestando atención.

Le sonreíste, aliviado, y él hizo lo mismo antes de hablar.

—Creo que nadie me había pedido un autógrafo de esta forma tan inusualmente… pasivo-agresiva.

¿Eh?

#02. Violeta.

Cada vez que caminabas a su lado rodabas los ojos, suspirabas o evitabas el impulso de golpearte la frente para no parecer tan evidente.

Podrías no ver a Skipper en la cercanía, pero no tenías duda de que ese molesto pingüino debía estar escondido en alguna parte (con su grupo de amigos, no cabía duda de eso) riéndose de ti, aún si…

—Esto no es una cita —pensaste en voz alta y no reaccionaste hasta que notaste aquellos ojos azules puestos sobre ti.

— ¿Disculpa?

Quedaste en blanco.

Por lo general, improvisar se te daba bien —gracias a ser un líder nato— aunque, en esos momentos, tu aptitud era demasiado cuestionable.

Miraste a un lado y, después, al otro.

—Me gusta tu camisa violeta.

No había sido lo más inteligente que pudiste soltar para distraer la atención del otro, pero te diste por satisfecho una vez notaste que sirvió y que Alex te siguió la corriente, agradeciendo el cumplido (no podía tomarlo de otra forma) y relatándote cómo había decidido combinar esa prenda con su chaqueta marrón, esos pantalones y el calzado del día.

#03. Pretexto.

El pretexto que tenías para salir con él era buscar un «hobbie» que te hiciera salir más y pasar menos tiempo en el mundo virtual (aparte del hecho de haber caído en una treta, uh) mientras que el de Alakay era… bueno…

Golpeaste la punta de tu bolígrafo azul varias veces contra la hoja.

¿Al menos sabías cuánto llevaban juntos?

—Tómatelo con calma, Clasificado. La mesa tampoco te hizo nada.

Aquella voz burlona te exasperaba más que el mismo apodo otorgado por ese enano. Sin embargo, dadas las circunstancias, te ayudó a liberar un cansino suspiro que llevabas reprimiendo todo ese tiempo.

Lo único que recordabas con claridad eran las secuencias de eventos desafortunados que te llevaron a coincidir con el aspirante a actor de Broadway. Entre risas provocadas por el júbilo mezclado con el alcohol, uno de tus amigos había terminado volcándole el Mojito encima a tu —actual— novio y, por ser tu deber, decidiste hacerte cargo de hacer las paces para que nada pasara a mayores. Luego…

¿Qué había pasado luego?

Querías y no preguntárselo a Skipper, por eso te limitabas a fulminarlo con la mirada mientras éste seguía más entretenido con sus botanas que completando su parte del proyecto asignado en la clase pasada.

#04. Interruptor.

—Luces fuera —dictaste y, como de costumbre, obtuviste el efecto contrario.

Rebufaste y alejaste la mano de la lámpara; sabías lo que seguiría en cuanto el castaño a tu lado se dio la vuelta, envolviéndose con frazada.

—Amanecerá dentro de unas horas, puedes apagar las luces entonces —apeló Alex, sonando más caprichoso que somnoliento… y ese era muy buen referente de su estado: tras haber pasado toda la tarde ensayando su nueva rutina de baile, nadie dudaba de que debía estar exhausto al grado de ser capaz de dormir como un león.

—Usas un antifaz para dormir, ¿y no me dejas apagar las luces? —dijiste aunque, igualmente, no había caso discutir, ni siquiera cuando él castaño se abrazaba a ti, como si fueras esa manta que perdió cuando niño.

En el fondo, no era tan molesto como decías. Cada vez que sus cuerpos se tocaban, se sentía muy bien esa calidez contra tu baja temperatura corporal… a menos de que fuera verano, en ese entonces se tornaba ideal para Alex pero un agobio para ti.

#05. Lágrimas.

Mantuviste los brazos cruzados, sin inmutarte. Con suerte, llegabas a alzar una ceja de vez en cuando, pero solía ser cada cierto tiempo y porque el rostro suplicante de tu novio te rogaba una simple expresión que juzgara su resultado.

—No, no te creo —confesaste, sincero—. Tendrás que mejorar.

— ¿Y no puedes ayudarme a ensayar? —te pidió, notoriamente agobiado. Llevaban horas con todo ese teatro y Alex apenas había conseguido avanzar (si se le podía llamar de esa manera) en esa última media hora—. Sé que el arte de la actuación es complejo y no todos tienen el don…

— ¿De llorar? —Interrumpiste de forma intencional y, como querías, diste en el blanco cuando el ceño del otro se frunció—. Lo imaginé. Leí el libreto y, por lo que comprendí, el papel que buscas representar es el de un huérfano con una terrible suerte en todos los sentidos. Lo único que debes hacer es enfocarte en ese lado malo y… ¿las lágrimas ya saldrán?

Después de cruzar el dormitorio para acercarte, palmeaste su hombro, aunque su mohín se mantuvo. ¿Qué? No tenías la culpa de haber sonado tan burlón al final.

— ¿Esa es tu mejor forma de ayudar?

Fingiste pensarlo un poco.

—Quizá patearte habría sido más eficaz.

#06. Mañana.

Hablar o pasar la tarde con «tus suegros» no era tan malo como juzgaste en un principio; sí, el padre de Alakay se comportaba bastante incómodo —aunque se esforzaba en tomar todo lo más natural posible— mientras su madre compensaba el trato, pero lo de ellos no se comparaba al nivel de estrés que sufrías estando con los amigos de tu novio.

— ¿Así que te crees una especie de súper-espía o algo? —Ése era Marty, interrogándote. Había invadido tu espacio personal y te miraba de manera analítica hasta que volvió a girarse hacia Alex, asintiendo de pronto—. Este tipo me agrada.

No pudiste disimular el hecho de que eso te tomó desprevenido. Ni tu actitud ni tu postura eran precisamente muy sociables, no buscabas agradarle a nadie en especial.

— ¿Y tus amigos también juegan a eso de ser "Ráfaga Polar"? —fue el turno de Melman, curioso—. Creí que ya estaban algo grandes para seguir con esos juegos en línea…

En vez de comentar algo o darte tiempo a responderle al estudiante de medicina, Gloria soltó una de sus características y estruendosas risas luego de escuchar lo último susurrado.

— ¿Debo preocuparme por ellos? —decidiste preguntarle por lo bajo a Alex, tomándolo del brazo para apartarlo un poco de aquel trío.

—Se irán mañana —contestó el neoyorkino, sonriéndote con calma—, lo prometo.

— ¡Si necesitan el cuarto pronto, sólo avísenos para ir por unos batidos y dejarlos solos!

Apenas Marty soltó eso, tanto Alex como tú quisieron fulminarlo con la mirada.

—Pensándolo bien, podrían irse ahora…

—Vamos, Al —trató de remediarlo el de ojos verdes—, ¿no se supone que cambiaron de dormitorios por una obvia razón? ¿Eh? ¿Eh?

Quizá fuera cierto, pero lo único que hiciste fue abrir la puerta e indicarla con un movimiento de cabeza. Ya tendrías tiempo de burlarte de la memorable reacción inicial de tu novio cuando fue su turno de ser tomado con la guardia baja.


Hey de vuelta, si por casualidad hay alguien leyendo esto~! Este tipo de cosas es, por lejos, no mi tipo :'D, pero debía hacerlo... y probablemente lo siga haciendo con las demás palabras que faltan en la lista uwur lo que me da margen para seguir arruinando a estos dos por un par de días más, a menos de que entre en razón (?).

Si alguien buscaba Clasificado x Alex, espero que gustara una parte de lo que me divirtió escribirlo uwor.

Y, sin nada más pertinente para decir... ¡Ciao-Ciao nvn7! & Grazie por leer~.