Disclaimer: Kaien kurosaki "humano" de día... vampiro de noche, un día conoce a rukia kuchiki una ojivioleta procedente de otro país, llegando a vivir en la misma mansión por azares del destino, volviendo una semana después su hermano ichigo kurosaki, quien a diferencia de sus familiares no tolera a los humanos, perdiendo el control con su solo aroma.

Konnichiwa :D! otra vez yo haciendo realidad el ichiruki vampirico OwO :3 espero que les guste este primer capitulo, seguiré con los demás pero este no podía esperar *u* sin mas por el momento, los dejo tranquilitos con su lectura *u* :3 los quiero!,

posdata: y la pregunta sera... ¿que les pareció este capitulo?, déjenme sus comentarios, realmente me alegran el día y me inspiran a continuar el fic *u*

Posdata 2: Los personajes que aquí se mencionan son pertenecientes a tite kubo sensei *u*


Capitulo 1: Ojos de fuego, labios de cristal

En una ciudad donde de día los humanos parecían vivir tranquilamente, por las noches se iniciaban... "las cazerias", nadie sospechaba nada sobre los inmortales, seres de vida eterna, belleza inigualable y sobre todo... sedientos de sangre. Nadie! absolutamente nadie sospechaba sobre su existencia, hasta que ellos sorbían la ultima gota de sangre frente a sus ojos.

Dentro de su especie, no existían las razas, simplemente eras o no eras, no existían reyes ni reinas, simplemente existían los vampiros y los neofios aquellos que apenas habían sido convertidos y no tenían control sobre su sed.

Años atrás todos formaban la comunidad de inmortales o "secta de sangre" ellos como los vampiros legendarios crearon su propia secta, no tenían reglas vivían donde y como quisieran, hasta que un día un nuevo inmortal decidió vivir con los humanos y no a costa de los humanos. Viéndolo como vía de escape, muchos comenzaron a adoptar las normas y leyes en las que comenzaba a vivir este inmortal, creando así una nueva alianza entre ellos, reconociendo como su líder a isshin kurosaki, ante este nuevo hecho, surgió también un inmortal queriendo el liderazgo, fue entonces que surgió Aizen sosuke el cual no respetaba leyes ni normas, siendo expulsado de la alianza, reunió a todos los que no estuvieran a favor de las nuevas costumbres del actual líder kurosaki.

Dando origen haci a los dos bandos, "la secta de sangre" dirigida por aizen, los cuales solo querían alimentarse de la sangre de los humanos sin importarles si vivían, morían o eran transformados y la nueva generación de vampiros liderada por isshin kurosaki. Fue así que una guerra infernal comenzó a desatarse por las noches en karakura, bando contra bando, atacando y defendiendo a los humanos sin ceder territorio alguno de los dos.

Isshin kurosaki por su parte, tras vivir mas de 500 años como inmortal, transformado por uno de los primeros ángeles caídos, se unió a una humana llamada masaki, transformándola después de haber nacido sus cuatro hijos kaien, ichigo, karin y yuzu, el primero con una apariencia de veinte años, el segundo de dieciocho, la tercera de diecisiete y la cuarta de dieciséis, pero teniendo cada uno una edad mayor de los cuatrocientos años.

Respetando la vida de los humanos haci fue como todos en la mansión kurosaki vivían, se alimentaban de los animales por las noches cuando iban de cacería y por el día aparentaban ser una familia normal, asistiendo a la escuela, trabajando como dueño de un prestigiado hospital y como enfermera asistente, así vivían ellos, cambiándose de nombre cada cincuenta años, o cambiándose de país. A diferencia de ellos, kurosaki ichigo uno de los cuatro hijos de isshin, de cojos marrones, cabello anaranjado, alto, fuerte y egocéntrico, fue obligado a vivir una temporada a las afueras de la ciudad, acompañado de sus hermanas quienes le ayudarían a contener su sed de sangre o aprender de una vez por todas que se le permitía ir única y exclusivamente en el bosque a dar caza a las bestias, no a los humanos, pues el a menudo solía saciar su sed de mortales, dejándolos anímicos después de tanto tiempo, pues el solía ir por las noches a las casas de sus "compañeras de clase", seducirlas para luego saciarse, sin tener relaciones con ninguna de ellas, pues para el los humanos eran una especie inferior a ellos que no debía de ser tomada en cuenta, lo único que lo hacia no matarlos era su padre, quien lo encerraba en una celda cuando lo descubría en sus andadas nocturnas.

Por otra parte kaien era algo así como el doble de su hermano, a pesar de haber sido el primero en nacer, solo que el era de cabellos negros, ojos verdes y de piel bronceada, en los demás aspectos físicos era simplemente idénticos, el en sus cuatrocientos años de existencia no había tenido una relación fija, sino mas bien una que otra aventura ya que las vampiresas con las que se encontraba eran mas bien, mujerzuelas que querían tener sexo con el para llegar a ser así, algo mas que amantes, sino su hembra y lograr tener un puesto dentro de la alianza donde ellos eran parte importante dentro de esta.

Decidiendo ir al fin a la academia de karakura para seguir aparentando ser una familia normal, donde sus hijos como "normales" que eran, asistían a la escuela. Claro que esto le parecía algo realmente absurdo y aburrido por que el sabia todo lo que debía saber, durante todo ese tiempo se había aplicado en todas las materias que el en su tiempo le costaba aprender, teniendo repetitiva mente los mismos conceptos y conocimientos constantemente, cada año era lo mismo para el y este año seguro estaba que no era la excepción, ninguna chica por la que valiera la pena arriesgar su titulo, ninguna chica por la que el sintiera querer dar la vida, todas eran iguales.

Llegando así el primer día de cursos, tomo su ferrari gris que llegaba a alcanzar los 365 kilómetros por hora, sin duda le daba un aspecto interesante viniendo con un auto como ese, sin embargo no le importaban las miradas fascinadas que las chicas le dedicaban, ni mucho menos como se lo comían con la mirada, lo único que le importaba era que el día llegase a su final para poder llegar a casa o al menos eso pensaba antes de llegar justo a la entrada de la academia. Unos ojos color violeta, cabellos negros arriba del hombro, delgada y de baja estatura, portando un sweter blanco, bufanda del mismo color, botas negras y unos jeans y una mochila negra como cualquier otra, lo miraba rápidamente sonrojándose al notar que el pelinegro también la observaba a la distancia.

Entrando al salón pidiendo poder pasar la pelinegra siente como una mano toca uno de sus hombros, haciéndola estremecer al notar quien era el responsable

—Buenos días, ¿puedo pasar?—

—adelante, señorita kuchiki, señor kurosaki—

Sintiendo como el pelinegro pasaba a su lado dejándola sin aliento, pues el a primera impresión le parecía un ser maravilloso de inigualable porte, llegando a ponerse nerviosa de su sola presencia, era nueva en aquella ciudad, sin embargo el le parecía diferente a todos los demás, no por su porte o por que era tan aclamado en la academia, cosa que se había dado cuenta ese mismo día al ver como las demás chicas lo miraban, no, sino mas bien por que para ella eran algo así como un dios, sin embargo ella sabia que solo era eso, un dios y nada mas pues su dios, jamas se fijaría en ella, así que lo mejor era alabarlo a la distancia.

Entrando sin mas, se sienta en el único asiento disponible de la clase, quedando justo a lado de su dios.

—Hola, mucho gusto mi nombre es kurosaki kaien, al parecer nos a tocado sentarnos juntos por el resto de la clase— sonriendole a la pelinegra todas las chicas de la clase comienzan a mirarla con ojos de muerte, pues ellas jamas habían conseguido tan siquiera un hola de el

—H-hola, soy rukia kuchiki, soy nueva y y-yoo...— asintiendo le toma la mano y la invita a sentarse, sintiendo ahora como las chicas poco le faltaban para que corrieran directo a enterrarle un puñal en la espalda.

—Creo que deberías de dejar de tartamudear y sentarte antes de que alguna de ellas llegue por atrás, te apuñale y yo no te pueda defender—

—eres un idiota!, yo no t-tartamudeo y a-ademas yo no estoy interesada en ti, así que no deben de pensar en mi como una rival para que me apuñalen—

Lo que no sabia la ojivioleta era que el pelinegro no había podido dejar de verla desde que entro al salón, ni mucho menos de querer mirar a otra chica que no fuera ella, pues había algo dentro de ella que lo hacia ponerle toda la atención del mundo, su olor, su voz, sus reacciones, sus gestos, su enigmática mirada, no entendía nada de lo que estaba sintiendo, mas que nada en su interior, el quería... morderla, el quería probarla. Por primera vez en su inmortalidad quería saborear la sangre de una chica mas que a nada en el mundo, pero el sabia ocultarlo demasiado bien, ya que después de tantos años de entrenamiento y abstinencia de los humanos, hizo que ahora mismo no se tumbara arriba de la ojivioleta y bebiera de su sangre hasta saciarse.

—jajajaja solo ve y siéntate, ¿quieres?, o el maestro nos sacara a los dos ahora mismo— Sin haberlo pensado antes pues estaba demasiado ocupada discutiendo con el pelinegro no se había percatado de la situacion en la que se encontraba, pues el maestro los miraba de reojo a la espera de que ella se sentara y dejara de discutir con un chico al que todas las chicas y chicos le tenían respeto.

Sentándose a lado de aquel chico que mas que nada le parecía un dios inalcanzable, abre su libro comenzando a tomar nota en su cuaderno sobre lo que iba explicando su taicho.

—y bien la pagina 121 sera de tarea pero la pagina 201 habla de...— Dándole por debajo de su mesa banco una nota donde decía lo siguiente:

Hey! disculpa que te haya hecho sonrojar hace rato, pero... ¿quisieras almorzar conmigo saliendo de clases?, es algo así como en compensación si te incomode.

Sonronjandose al instante toma una hoja de su cuaderno respondiendole: Ok, pero deja de decir que me sonrojaste, Baka!

Sonriendo por lo bajo, el pelinegro guarda la nota antes de que el taicho los cache.

Después de cuatro intensivas horas, al fin salen todos de clase y ante la impresión y celos de muchas, el pelinegro sale junto a la ojivioleta detrás del estacionamiento donde solo habían unos cuantos arbustos y pasto, dejando a lo lejos solo la entrada al bosque, pues la academia estaba cerca del bosque.

Sentándose uno cerca del otro en el pasto, comienzan a almorzar. Sonrojándose nuevamente la ojivioleta al ver como el pelinegro no le quitaba la vista de encima

—¿p-puedo preguntar que tanto me miras?, ¿y por que no almuerzas tu también?—

—¿puedo preguntar por que siempre te sonrojas o estas a la defensiva conmigo?, ¿que te eh hecho?— responde inocentemente —oh y no tengo hambre—

—¿Queee?, ya te eh dicho que yo no estoy a la defensiva ni mucho men...— acercándose lentamente hasta el cuello de la ojivileta, comienza a olerla y a observar como ella simplemente se pone nerviosa cuando mas esta cerca de ella.

—¿ves que si te pones nerviosa cuando yo me acerco?—

—eres un idiota!— levantándose rápidamente ambos, el la toma de ambos brazos —si no me sueltas ahora mismo, te juro que comenzare a gritar como una loca desquiciada hasta que me sueltes—

—jajajajajaja—

—¿de que te ries?!— sintiéndose avergonzada y enojada opta por darle un pisotón y salir corriendo, solo se oye un pequeño quejido haciendo agacharse para tomar su pie y sobarlo. Fingiendo dolor mientras ve correr a la pelinegra, después de darle tregua unos dos minutos, comienza a correr detrás de ella sonriendo para sus adentros "jajaja te atrapare rukia y cuando lo haga no dejare que te vayas sin probar tus labios, probando mi teoría—

Corriendo, llega sin aliento hasta un salón, dejando la puerta abierta sin percatarse de ello. Entrando cautelosa mente el pelinegro pasa justo a lado de la puerta abierta donde se encontraba la pelinegra, recargándose en un mesa banco. Cerrando la puerta, hace que la ojivioleta voltee sobresaltada —¿que es lo que quieres?—

—quiero que dejes de evitar mi mirada a toda costa y me digas por que te sonrojas cada vez que te miro y ademas... quisiera comprobar una teoría...— acercándose mas, hace que rukia caiga de espaldas en una silla que había ahí e inclinándose logra casi besar los labios de la ojivioleta, de no ser por que ella se cubrió la cara con sus brazos. —¿que sucede?, ¿acaso tienes miedo de que alguien te bese?—

—yo..., simplemente no...— tapándose nuevamente la boca, pues volvía a ver como el pelinegro se acercaba peligrosamente a sus labios

—Jajajajajajajajajajaja, vamos! ¿es enserio?—

—Si! es enserio! no quiero que un idiota como tu me... me bese!— viendo nuevamente a los ojos de la pelinegra, se sienta en el escritorio para examinarlos

—¿Q-q-que es lo que haces?

—te examino, quiero saber si es verdad que te gusto—

—que tonterías estas diciendo!—

—si fueran tonterías, no te pondrías nerviosa cada vez que me acerco a ti, como lo estoy haciendo ahora mismo— tomándole la cara hace que lo mire a los ojos

—mírame y dime que no te gusto—

—eres un idiota!— zafándose del agarre y tratando de darle otro pisotón, es tomada de la cintura justo cuando el pelinegro quitaba el pie de donde ella iba a destinar su zapato

—no, no, no, eso no va a funcionar de nuevo— robandole un beso que dejaría sin aliento a rukia. Saboreando sus labios y recorriendo su lengua como un experto lo haría.

—bingo! te gusto!— sonriendo triunfante observa una vez mas los ojos de la ojivioleta quien aun no recuperaba del todo su respiración. Mientras tanto dentro del pelinegro comenzaba una lucha interna por controlar sus instintos. Tanta cercanía comenzaba a hacerle estragos en su sed, al principio creyó controlar sus ganas de morderla, pero ahora ya estaba a punto de saltar sobre ella y saborear cada gota de su sangre.

Alzando su mirada, enojada y a punto de comenzar a sollozar —eres un bastardo... lo único que querías era burlarte de mi!—

—rukia, estas equivocada no es..— lanzando le una bofetada con todas sus fuerzas hace que el ojiverde no entienda que pasa

Tomando el autobús llega hasta su casa sin hablar con nadie, se sentía fatal, se sentía usada, a pesar de que solo haya sido un simple beso, ella lo sintió como una burla, se sentía casi peor que cuando la rechazaron en medio de la fiesta de graduación el chico que le gustaba, solo porque ella no era lo que el esperaba en cuestión de atributos, en ese tiempo se quería morir y se prometió que ningún chico le haría daño jamas.

"Jamas dejare que el me haga daño, ahora que se sus intensiones no dejare que se me vuelva a acercar por nada del mundo, el quiere usarme y solo eso"se decía para sus adentros, dejándose caer en su cama, sintiendo como esos ojos aun permanecían impregnados en su memoria, pues antes de salir corriendo había notado por obra de su imaginación lo mas seguro, como los ojos del pelinegro se iban tornando de una especie de color dorado intenso. "Eran como si de pronto se hubiesen tornado de un amarillo fuego... claro! como unos ojos de fuego y sus labios como si fueran... de cristal, pues al sentirlos contra los míos, los sentí fríos como la muerte... no que va, nada de eso pudo haber sido real, los humanos jamas cambiar de color de ojos, ni mucho menos tienen esa temperatura, pero que cosas pienso, creo que lo mejor es dormir un poco antes de que comience a alucinar cosas" quedando completamente dormida en cuestión de minutos, sin saber que estaba siendo vigilada a lo lejos por unos ojos de fuego, con labios de cristal...

CONTINUARA...


Espero que les haya gustado este primer capitulo de este mi nuevo fic3 "Besos de sangre"

les agradecería mucho que dejaran sus comentarios sobre este capitulo n,n, hasta la vista!

Atte: Akari Otonashi