Atlántida

Wammys House: el Reino perdido en el fondo del Océano. En eso pensaba Matt, luego de que las balas lo atravesaron y cayera de rodillas. Me llegó el agua al cuello¿Eh, Linda? Como en el Imperio Perdido.

De nuevo regresa a la casa que ocuparon juntos, a la consola frente al televisor en la sala común y a mirarla de reojo, mientras que dibuja un jarrón y lo ignora. Porque allí todos eran buenos, diferentes, especiales. Como los mismísimos Atlantes: con la misión de restaurar el resto del planeta. Al salvarse, partieron con trozos del hogar para hacer la tierra prometida crecer en su nuevo espacio. Tal vez, Linda se llevó esos bocetos, las hojas en blanco y carbonillas muchas, para ponerse a trabajar de lleno en el desarrollo de su don, una vez en otro sitio. Mello fue un fugitivo que se entregó a los pecados de tritones y sirenas, a fin de encontrar la forma de derrotar a Kira, al traspasar la piel del agua, kilómetros más arriba. Near, el príncipe Atlante, único heredero legítimo al trono dejado por L. (todavía manchado con su sangre), jugando con trozos de coral y soledad.

No fue raro para Matt que poco a poco, sus compañeros de infancia le siguieran. Las personas que se quedan sin continente, son ligeramente inestables. Linda inclusive, pocos años después de que Mello y él fuesen consumidos por la sal del mar, retornó a las profundidades, colocándose una pistola en la boca y desmintiendo la teoría de que las mujeres que se suicidan por amor, lo hacen llevándose balas al pecho.